martes, 28 de junio de 2016

Capítulo 78. Mapas, guías de teléfono y pañuelos.

Narra Mary
--Entonces tu madre sigue sin querer ver a mi hermano ni en pintura-le comento a Lucía. Caminamos fuera de clase, rodeadas de gente que casi sale disparada, deseosos de volver a casa después de un largo y duro día de clases.

Su respuesta es una negativa con la cabeza, acompañada de un suspiro. Agarra con algo más de fuerza la mochila, como si así aliviara la tensión, o quizás los nervios. No añade nada más. Decido que no merece la pena insistir en decirla que mi hermano la ama con locura, a ella y solo a ella, y que por ninguna razón del mundo se le ocurriría engañarla con otra mientras está de gira, porque eso ella ya lo sabe. Tampoco pierdo el tiempo en decirla que puede llamarle desde mi móvil cuando quiera, que puede venir a mi casa con Zayn y llamarle desde ahí, o incluso quedar con él allí, y así tener una excusa si su madre pregunta, porque eso ella también lo sabe. Ni que decir tiene que no le comento la posibilidad de pasarse las órdenes de su madre por el Arco de Triunfo, ya que al fin y al cabo, le ha impuesto una prohibición estúpida y sin fundamento, de eso ella está más que segura. Pero por alguna razón, no quiere intentarlo, no quiere desobedecer a su madre, pese a que yo ya esté al tanto de los encuentros en el jardín.

--Hoy no ha venido-murmura una vez hemos traspasado las puertas del instituto.

Me giro para mirarla algo confusa, pero ella mantiene la cabeza gacha, como si siguiera sin querer hablar del tema. Decido no preguntar, ya que tanto su tono de voz como su aspecto me indican una clara derrota.
Se está rindiendo. Se está dejando llevar por su madre, y ésta, va a acabar por conseguir lo que quiere: que rompa con Louis. Ni siquiera han roto y ya se encuentra desganada, más pálida que de costumbre, casi podría decir que más delgada. Hay una oscura sombra bajo sus ojos que me indica que no ha dormido bien en bastante tiempo, y por la rojez de sus ojos (en el escaso momento que he podido verlos) diría que lo que hace es llorar en vez de dormir. Y si tanto la duele, si tanto teme perder a Louis, si tanto le quiere...¿por qué no es capaz de hacer algo? ¿Por qué no se va ahora mismo a verle? Es muy fácil inventarse excusas: "Me han dejado castigada", "Nos han puesto un examen a última hora y era larguísimo", "No-sé-quién me ha invitado a comer a su casa", "Me he torcido un tobillo de vuelta a casa y no pasaba ningún autobús", "A una señora le ha dado un paro cardíaco en medio de la calle y le he salvado la vida" ¡Hay muchas excusas! ¡Hay un mundo entero de excusas! Pero teme demasiado a su madre. La respeta tanto que le da miedo mentirla, desobedecerla, por mucho que la pobre esté sufriendo, por mucho que la vaya a doler tener que romper con Louis en cualquier momento.

--Ayer me dijo que volvería por la mañana, pero...hoy no estaba-continúa en su murmullo.

Por alguna razón, eso de verse a escondidas no cuenta como engañar ni mentir a su madre. Que nadie me pregunte cómo o por qué, porque ni siquiera yo lo entiendo. Hace tiempo que he dejado de entender a esta pareja de locos.

--Tal vez se haya quedado dormido-le quito importancia, encogiéndome de hombros.
--Ya.

Ninguna de las dos dice nada el resto del camino. Cuando llegamos al punto en el que tenemos que separarnos para ir cada una a su casa, ella susurra un "Hasta mañana" al que yo le respondo con un "Si le quieres, no te rindas", pero Lucía ni siquiera se gira al escuchar esas palabras. Continúa su camino como si no me hubiera escuchado, con la cabeza gacha y una mano apretando la correa de su mochila. Por mi parte, bufo de frustración antes de darme media vuelta y continuar con mi camino de vuelta a casa.
No me gusta meterme donde no me llaman, mucho menos en una pareja, y menos aún si la mitad de esa pareja es mi hermano, pero es que me repateaesa estúpida prohibición no hace más que distanciarles y que hacer daño a Lucía.
Cuando cenamos con mis padres y el resto de mis hermanas, Louis no parecía ni mínimamente afectado: estaba tan sonriente como de costumbre, con sus bromas estúpida que te hacen reír, jugando con las niñas, hablando con mis padres... Parece que él no se da cuenta de lo cercana que hay una ruptura de él, pero está claro que no voy a ser yo la que se lo diga. No soy yo la que tiene que decírselo, por mucho que sea mi hermano mayor y no quiera que nadie le haga daño, y todas esas cosas que no se suelen decir los hermanos porque sería extraño, como que le quiero y que no me gusta verle mal. De todas manera, hablaré con él, le daré a entender que Lucía está un poco desanimada, que deben de encontrar una solución, hablar con su madre como personas civilizadas o algo así, no sé...
Por otro lado y volviendo a la cena, está el tema de Malcom. Hasta el día de hoy no he tenido una explicación clara de lo que le pasa a M. Cuando Liam se fue, fui capaz de escuchar cosas como que podía saber lo que iba a ocurrir en un fufuto, cosas que no le pasarían a Liam ni a Matt, porque...bueno...aparentemente ya no tienen futuro. Pero está claro que eso no me preocupa (no lo de Liam, eso sí que me preocupa, lo que no me preocupa tanto es eso de no haber tenido una explicación) , sino que de repente, Malcom entrara en uno de esos trances, shocks, como se quieran llamar, y para cuando volviera de él, dijera que Liam volvía a tener futuro...pero que Matt no.
De primeras no pareció afectarles mucho; es más, pensé que se armaría un gran revuelo justo antes de la cena, pero no. Ambos se mantuvieron con aspecto tranquilo, aunque callados, hasta que toda la familia se fue. Incluso después, lo único que hicieron fue dormir, y casi me sentí estúpida por ser yo la que no podía pegar ojo, por no poder saber dónde o cómo estarán Liam y su hijo, por ser yo la que le diera vueltas una y otra vez...a todo, mientras ellos parecían dormir a pierna suelta. Aunque sé que no fuera así. Cuando me levanté (me debí de dormir a las cinco o cosa así), Zayn ya estaba en pie, haciéndome el desayuno, con una cara de cansancio terrible, como si efectivamente no hubiera dormido nada. Quise preguntar, pero no parecía con ánimos de darme una clase magistral acerca de sus teorías o de lo que sabe de M que yo no sé, por lo que simplemente le agradecí que me hiciera el desayuno, desayuné, me arreglé, le di un último beso corto en los labios y salí disparada a clase, con la idea de despejar un poco mi cabeza con clases estúpidas que no me van a servir para nada.
Ahora que me encuentro en la puerta de casa otra vez, no sé con lo que me voy a encontrar al otro lado: o bien puede haber ocurrido un cataclismo dentro en mi ausencia, o bien han seguido con sus vidas como si nada hubiera pasado. Al abrir la puerta no parece haber señales de que haya pasado un tornado por aquí, aunque tampoco se escucha una televisión encendida ni una conversación entre ellos. Confundida, dejo la mochila en el suelo de la entrada y me muevo con lentitud hasta el salón, donde me encuentro...con prácticamente una escena de cualquier serie de televisión policíaca.
Hay una gran pizarra (que yo estoy segura, segurísima de que no estaba antes) con un mapa de Europa pegado en la mitad izquierda; uno más ampliado de la zona norte: se ve un pico de Inglaterra, lo que creo que es Dinamarca, esos pequeños países que debería saber sus nombres, pero que no tengo ni idea y Noruega, Suecia y Finlandia. Han puesto chinchetas sobre él, un montón de ellas. También hay un par de dibujos en la parte derecha, hechos a lapicero y posiblemente hechos por Malcom. Aún sin entrar al salón, desde la puerta, veo como padre e hijo están rodeados por más mapas, guías telefónicas, papeles y más papeles que no sé ni de dónde han salido, y pañuelos de papel, arrugados y más que seguro que usados, por todas partes. Hay más papel en esta sala que en la biblioteca de mi instituto.
Ninguno de los dos levanta la cabeza de su tarea. El mayor buscando en una guía de teléfono y el pequeño mirando un gran mapa (también de Europa) en el suelo.

--Eh...¿hola?-pregunto algo confundida, ganándome de inmediato la atención de ambos.

Es entonces cuando me doy cuenta de que los pañuelos de papel han sido usados para secar lágrimas. Los dos están pálidos, ojerosos y con un aspecto de cansancio increíble, no tanto como el de Lucía, que eso es más que preocupante, pero sí que se nota como lo de Liam les ha afectado más de lo que parecía ayer. Por un momento me planteo que debería llamar a Louis, ya no solo para preguntarle que cómo está, ni para hablar con él del tema de Lucía, sino para que esté al tanto de que...bueno, no sabemos si Liam sigue vivo o qué.

--Hola, cariño.
--Hola, mami.

Los dos me responden, antes de volver a su tarea...sea cual sea. Camino lentamente, entre papeles, sin querer pisar ni estropear nada.

--¿Estáis...jugando a algo nuevo?-de nuevo pregunto confusa y de nuevo ellos salen de su trabajo para mirarme a mí, sin expresión alguna.

Me miran. Se miran entre ellos. Parece que se dicen algo y Malcom continúa mirando en el mapa, contando con sus pequeños deditos algo. Zayn se levanta del sofá, dejando la guía telefónica a un lado, y se acerca a mí. Veo como hace un intento de sonreír cuando me abraza con cuidado, rodeándome por completo. Le devuelvo el abrazo todavía confundida.

--¿Estáis bien?-le pregunto en medio del abrazo.

Zayn suspira mientras se separa lentamente, manteniendo sus manos en mi cintura. Por un momento aparta la mirada de mí y ya no sé si es vergüenza, costumbre o que realmente pasa algo.

--Zayn...
--M...ha visto algo-admite en voz baja, mordiendo su labio. Veo como éste está ya casi despellejado, debe de haberse estado mordiendo el labio desde hace horas. Lo paso por alto para centrarme en su respuesta.
--¿Qué ha visto?
---Liam-responde sin más. De nuevo deja salir un suspiro. No añade más información.
--Liam...¿Liam qué? ¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde estaba? ¿Estaba con Matt?

Niega de manera casi imperceptible la cabeza, mirando al suelo. En ese mismo momento se escucha un pequeño sollozo, que de inmediato sé que viene de Malcom, pero éste no se mueve de su posición, todavía intentando...encontrar algo en ese mapa. De inmediato me separo del moreno para acercarme hasta el pequeño.

--Zayn, ¿qué coño está pasando?-siseo mientras cargo a M en sus brazos. El niño se abraza a mí de inmediato, con fuerza, escondiendo su cara en mi cuello.

Su padre no dice palabra, solo se mantiene con la mirada en el suelo, mordiendo su labio. Se rodea el cuerpo con los brazos, y puedo apreciar como las lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas. ¿Qué mierdas está pasando aquí? Pienso en pedirle a Zayn de nuevo una explicación, pero de repente llega a mí una especie de explosión de información. Ante mis ojos puedo ver imágenes a cámara algo rápida, pero a la velocidad suficiente como para que pueda entender lo que ha pasado. Dibujos. Liam en los dibujos. Dificultad para realizarlos. Liam frente a Alejandra. Frío. Nada de Matt. Y de nuevo, sin previo aviso, vuelvo a la normalidad. Tengo que agarrarme al borde del sofá y acto seguido sentarme, para no caerme.

--¿Qué...? ¿Cómo...?-balbuceo perdida-¿Qué ha sido eso?
--Es lo que ha pasado-susurra con voz entrecortada M. Llevo mis ojos a él, sintiéndome algo mareada.
--¿Has...has sido tú? ¿Lo has hecho...tú?-pregunto con una mezcla de asombro, miedo y duda. Él asiente con la cabeza, con su rostro aún bañado en lágrimas. Se las aparta con las manos y acto seguido se levanta de mis piernas para caminar hasta esa pizarra. Me señala los dibujos, supongo que para que me fije en ellos.

Por mi cabeza solo pasan una y otra vez las imágenes, tan vívidas, como si yo hubiera estado en ese momento con ellos... Ve el futuro, escucha la mente, es capaz de ver lo que pasa en otro lado del mundo, es capaz de mostrarme imágenes de lo que ha ocurrido hace horas...Cada vez me creo menos que M sea humano.
Escucho cómo él ríe bajito, entre dientes, todavía de pie frente a los dibujos, esperando a que vaya a verlos. Tal vez debería de tener más cuidado con lo que pienso, porque a la vista está que cualquier cosa que piense, él puede saberlo... Ay Dios, ¿nos habrá visto a su padre y a mí en pleno...en fin...acto se amor?
Veo cómo las mejillas del niño se llenan de color y cómo niega con la cabeza, con el ceño fruncido.

No hace falta que escuche ni vea lo que pasa. No tengo un sueño tan pesado...

Pego un chillido, mirando a mis espaldas al escuchar su voz tan cerca de mí. El niño se mantiene en su sitio, mientras explota en carcajadas.

--Malcom Malik...¿qué trastada le estás haciendo a tu madre?-escucho una voz rasgada y algo divertida a mis espaldas.

Me giro para ver a su padre y percatarme de que, en efecto, está sonriendo aunque sus mejillas brillen débilmente por las anteriores lágrimas y su rostro esté pálido y cansado.

--¿Tú sabes...sabes lo que acaba de hacer?
--Casi puedo imaginármelo-responde con cierta diversión mientras se acerca a mí de nuevo, sentándose a mi lado en el sofá.
--Zayn...él...él puede...
--Hablar sin hablar, lo sé-responde sonriente-Creo que se le llama telepatía.
--¿Lo sabías?-le pregunto totalmente alucinada. Él solo se encoge de hombros, con las mejillas algo coloradas mientras ríe entre dientes.
--Lo ha hecho conmigo...
--¿Y lo de...enseñarme lo que ha pasado?

Ante esa pregunta frunce débilmente el ceño, mirándome confuso antes de dirigirse a nuestro hijo, quien parece estar pasándoselo bomba con nosotros, ya que se limita a evitar soltar una carcajada más.

--M...-le dice con una mezcla de extrañeza y duda, incluso de advertencia-¿A que se está refiriendo Mary?

El pequeño pone cara inocente, todavía con una sonrisa divertida, como si no supiera nada.
Mi cabeza solo da una y otra vuelta sin ser capaz de ordenar mis pensamientos (que ya no son seguros) y entender lo que está pasando. Definitivamente Malcom se sale fuera de lo habitual y de la vida real. Este niño ha salido de un cómic o de una historia de ciencia ficción.
Me giro para ver a Zayn y así me percato de cómo él también tiene una cara de sorpresa, de alucinación, mientras boquea como un pez fuera del agua.

--¿Desde cuándo...desde cuándo puedes hacer eso?-le pregunta, todavía con cara de alucinado completo.
--Desde siempre-el niño se encoge de hombros como si tal cosa.
--Increíble...
--¿Increíble?-pregunto sin poder ocultar el asombro de mi voz-¿Solo te parece increíble? Yo...¡lo estoy flipando!-no puedo evitar exclamar. Tanto padre como hijo guardan silencio por un momento antes de romper a reír de nuevo-¡No le veo la gracia!
--Eso es porque no te estás viendo la cara, cielo-Zayn contesta divertido, negando con la cabeza.
--Dios. Vale. Dejad de reíros de mí y explicadme lo que estáis haciendo y lo que tiene que ver con Liam.

De inmediato la risa desaparece de la sala y es sustituida por la seriedad. De nuevo padre e hijo intercambian miradas antes de volver a dirigirlas a mí.

--Malcom tiene...un punto ciego ¿vale?-Zayn empieza a hablar con tono tranquilo, aunque en su rostro hay un ceño fruncido-No sabemos cómo, por qué o hasta donde llega, pero por alguna razón no le deja ver lo que está pasando con Liam.
--La mayoría del tiempo-comenta el pequeño.
--Exacto, la mayoría del tiempo.
--¿Y eso qué significa? ¿Hasta dónde se supone que puede...ver?-pregunto confundida.
--En teoría...podía ver...cosas que ni te imaginas, bastante más lejos de nuestro sistema solar, y no solo en tiempo presente...sino pasado y futuro. Pero ese no es el tema, el tema es que el único punto ciego que hay está sobre Liam, Matt y Cassandra y no sabemos hasta cuándo va a durar, ni cómo de grande es, ni mucho menos como evitarlo o eliminarlo.
--¿Q-que ese no es el tema?-pregunto en un hilo de voz, sin ser capaz de ordenar toda la puñetera información que me está llegando de golpe-Espera que me estoy mareando...-admito llevando una mano a mi frente.
--Está bien, no te preocupes-habla todavía con voz suave Zayn-olvida eso de momento, ya te lo explicaremos con tranquilidad ¿vale?-agarra mi mano con cariño, antes de dejar un beso en el dorso y acto seguido colocarla sobre su pierna-De alguna forma, el punto ciego se ha movido esta mañana, apenas unos segundos y...M ha podido ver eso-añade señalando los dibujos que están pegados en la pizarra. Desde aquí puedo diferenciar una figura masculina y otra femenina, una enfrente de la otra. La del hombre está de espaldas-Son Liam y Alejandra, pero...-su voz se quiebra y se detiene.
--¿Y Matt?-susurro.

Ninguno de los dos me responde, por no decir que ni siquiera me miran. Entonces comprendo lo que ocurrió ayer con mis padres, lo que significaban las palabras de M, sus lágrimas...y las de Zayn. En efecto, el que parece haber desaparecido del mapa es el bebé...
Clavo mi mirada en el dibujo, fijándome en cada detalles, en cada parte del dibujo, en lo que sea que pueda aclararnos algo más. Dónde están. Cómo están. Por qué están allí. Si...en efecto Matt....bueno, ya no está, por la razón que sea. Miro a mi alrededor: las guías de teléfono, los mapas...

--¿Estáis...intentando localizarles?

El pequeño asiente con la cabeza, restregando sus ojos con los puños, supongo que tratando de no ponerse a  llorar otra vez.

--M no sabe si...es un hecho pasado, presente o...futuro, así que...queremos hablar con ellos. Ya no solo para...saber si están bien, sino para prevenirles en caso de que sea un hecho...futuro-Zayn explica con rapidez.

De nuevo ninguno de los tres decimos nada. Ya doy por perdida la posibilidad de entender todo en apenas segundos, por lo que solo dejo que las palabras y las ideas, los conceptos, vuelen por mi cabeza hasta que se asienten en algún sitio y entonces pueda pararme a razonar y entender de qué va todo eso que M puede hacer. Por otro lado, pienso en las probabilidades que tienen de encontrarles.
¿Cómo se puede encontrar a una persona que está perdida voluntariamente, que está...escondida? ¿Cómo saber el lugar exacto en el que se encuentra una persona, con lo grande que es este mundo? ¿Cómo tan siquiera han llegado a la conclusión de que están en Europa? ¿Porque llevan abrigos enormes? También podrían estar en Rusia, en Estados Unidos o en cualquiera de los dos polos, total, ya puestos a pensar en cosas imposibles... Esto no es una cosa que una familia pueda hacer, por muy listo que sea M. Nos faltan medios, nos faltan...rastreadores gps, un montón de cosas que solo podríamos encontrar robando una tienda de espionaje...
Espionaje...
Llevo mi mirada a Malcom, y él de repente abre los ojos como platos, parece que entendiendo de inmediato a lo que me estoy refiriendo. Él me devuelve la mirada, y esta vez es Zayn el que está observado por dos personas, y el que también nos mira confuso, sin saber qué es lo que ha pasado mientras él también estaba pensando a su rollo.

--¿Qué?-pregunta, con el ceño fruncido, pasando su mirada de M a mí y de mí a M.
--Tenemos que ir al hospital-respondo de inmediato.
--¿Por qué? ¿Para qué?-tanto su tono de voz como su rostro cambian de la confusión al miedo-¿Qué ha pasado?
--Hay que hablar con los de MI6.


Narra Ane
Suspiro con la mano en el pomo de la puerta. Rezo todo lo que me sé, hasta el Jesusuito de mi vida. Todo. Todo lo que se me ocurra, para que sea lo que sea que hay al otro lado de la puerta, se reduzca a que Harry no ha empeorado. Ya no pido que haya mejorado, sino...que no tengamos que volver al hospital. No pido más.

Jesusito de mi vida eres niño como yo...

Giro el pomo de la puerta.

Por eso te quiero tanto y te doy mi corazón...

Apenas empujo la puerta, que se abre con facilidad, sin emitir ni siquiera un chirrido.

Tómalo tuyo es, mío...

Interrumpo mi rezo infantil en cuanto veo la situación que se encuentra ante mis ojos. Es...casi imposible.
Mi hermano pequeño llora, cosa que ya he asumido que es normal a estas alturas, pero no es eso lo que me asombra; desde que está así...sus lloros se han reducido a lágrimas silenciosas de las que nadie se percata (ni siquiera él) hasta pasado un buen rato. Y sin embargo...ya no hay nada de silencioso: solloza, respira con dificultad, murmura algo por lo bajo. Y por si eso no fuera poco, se restriega los ojos casi con brusquedad...con un ceño fruncido en su rostro.
En cuanto se percata de mi presencia, gira el rostro hacia mí. De verdad que lo hace. Reacciona a mí y a mi presencia. Continúa quitándose las lágrimas y agarra un pañuelo para sonarse la nariz.
Es...como si hubiera vuelto a ser él de un solo golpe.
Parpadeo confusa, sin poder apartar mis ojos de él. Cierro la puerta silenciosamente tras de mí, como si cualquier sonido fuera a causar que volviera a su triste estado anterior. Pero no, nada de eso, se mantiene llorando aunque baja el volumen de sus sollozos.

--¿Harry?-pregunto dudosa, con una mezcla de esperanza, dolor y preocupación anidar en mi pecho, alimentándose del nudo que me dificulta la respiración.
--Estoy bien. Estoy bien-responde negando con la cabeza-Ya...ya se me pasa. Es solo que...mierda-dice con tono...cabreado, agarrando un pañuelo para secarse las lágrimas-¿Tenía que ser tan brusco conmigo? Es decir, es él el que se mete en mi cama y el que se pone celoso, ¡fue él el que propuso que lo hiciéramos aquella vez! ¿Por qué se cabrea conmigo por preocuparme por él?

Algo tira de mí, y esta vez la que se pone a llorar soy yo. Es...está como siempre. Se está quejando, está reaccionando, está...cabreado con Louis... Está bien... ¿Es posible que lo que sea que le ha pasado realmente con Louis le haya sacado del trance? Tiene sentido ¿no? Es decir...estaba así por Marta y...ahora está preocupado por Louis, y posiblemente por lo que sienta por él. Un clavo saca a otro clavo. O al menos...una preocupación saca otra preocupación.

--Harry...-le llamo de nuevo, apenas susurrando con voz temblorosa.
--Estaba chillando mi nombre entre lágrimas mientras soñaba, ¿acaso no es normal que me preocupe?-tira el pañuelo que tenía en la mano al suelo, con cabreo-¿Y encima estoy confundido? ¿Yo? Colega, háztelo mirar porque al menos yo ya te he dejado claro que me atraes, eres tú el puto raro de mierda que primero me mete la lengua hasta la garganta y luego cuando quiero abrazarte me alejas y das a entender que doy asco. Mira tío, vete a la mierda. Aquí el único confundido eres tú, y no tienes ni el más mínimo derecho...

Antes de que acabe la frase (y antes de que me dé cuenta) me he tirado encima de él, rodeando su cuello con mis brazos y besando todo su rostro, sin poder evitar reír, sonreír y continuar llorando.

--Dios. Dios. Mis pelotas, me las has roto con la rodilla-es lo único que él dice, sin hacer el más mínimo intento de alejarme. Puedo sentir cómo hace una mueca de dolor mientras yo solo sigo riendo bajo en lo que le beso.
--Cállate. Has vuelto idiota, tus pelotas nunca se fueron y puedes sobrevivir sin ellas. Yo sin ti no-muerdo su mejilla.

Harry no dice nada. Se queda completamente callado mientras rodea mi cintura con sus brazos. Me tengo que apartar de él ligeramente, preocupada de que de nuevo y sin razón aparente, se haya vuelto a su estado de indiferencia y apatía. Pero no, en su rostro solo hay una mueca de sorpresa, mientras parpadea repetidas veces. Tarda unos segundos en posar su mirada en mí, todavía sorprendido.

--¿He vuelto?
--Sí, idiota-río en bajo antes de besar su mejilla sonoramente, haciendo que él me acompañe en la risa.

Reír. Está riendo de verdad. Está riendo después de tanto tiempo. Y ya casi se me había olvidado lo increíble que era escucharle reír. Sentir su sonrisa, y sus brazos rodearme, y la luz de sus ojos, y sus hoyuelos y su...todo...

--No...no me había dado cuenta-admite, con tono divertido, sin dejar de abrazarme. Aprovecho para colocar mi rostro en su cuello, y me permito llorar en silencio de pura alegría. Eso que dicen que no existe, que es solo una manera de aliviar tensión, de sacar los miedos gracias a una buena noticia. Bueno, pues para mí es llorar de felicidad, porque hacía que no me sentía así...desde que Niall me pidió matrimonio, desde que el mismo chico que ahora está sosteniéndome me miró por primera vez con ojos de hermano después de tanto tiempo.
--¿Cómo no puedes darte cuenta de eso?-pregunto contra él, sin querer apartarme lo más mínimo. No es que antes él no quisiera que le abrazara, es más, no sabía tan siquiera si quería que lo hiciera, por eso es por lo que no lo había hecho. Solo por si acaso, por no molestarle.
--Pues...porque supuse que tenía un momento de claridad y por ello podía pensar con más rapidez de la habitual. No me había dado cuenta de que realmente estaba hablando, como antes intentaba hacerlo y no salía nada...Pensaba que estaba pensado...
--Eso suena como un trabalenguas cutre-no puedo evitar sonar divertida, y él se une a mí, de nuevo riendo bajo-Te he echado de menos...
--Y yo a ti. No te haces una idea de cuánto te he echado de menos, a ti y a todos, y a...todo-responde sin dudar, estrechándome un poco más en sus brazos-¿Puedes hacerme un resumen de...lo que ha pasado en mi ausencia? No recuerdo muchas cosas...

Me separo un poco de él para mirarle a los ojos, y ver cómo éstos están llenos de vergüenza. Como si él hubiera podido hacer algo por evitarlo, como si él mismo lo hubiera causado... Llevo una mano a su mejilla, acariciando con suavidad, antes de besar su frente.
Le cuento con rapidez las pocas cosas que han pasado, ya que la verdad es que tampoco estoy muy al tanto del resto. Me he estado limitando a preocuparme por él, así que lo único que puedo contarle es que Andrew ha aparecido y desaparecido (otra vez), que Taylor y Ed se fueron y no han vuelto, al igual que Liam con su bebé y Cassandra, quien solo actúa como guardaespaldas. Trato de explicarle lo que sea que le pasó a Malcom, lo cual hace que él frunza el ceño, confuso, pero tampoco puedo explicarle más, ya que todos estamos así en cuanto a ese tema.

--Pues...habrá que llamar a Liam para ver dónde está y a Zayn para que me cuente eso de M-es su única respuesta en cuanto al resumen, encogiéndose de hombros-Por cierto, ¿cómo es que te has librado de Niall para venir?-su tono es divertido, pero rápidamente cambia.

Entonces soy yo la que vuelve a la realidad de un solo golpe. A la realidad de Louis completamente ido. Al tema que ha hecho que se encuentre así...y que Harry se cure, al parecer. Al lío de la cocina. A Niall intentado calmarle. Al miedo de Louis porque habláramos con él.
Al ver su cara, ahora seria y preocupada, doy por hecho que la mía propia ha sido demasiado obvia reflejando mis pensamientos.

--¿Qué pasa? ¿Ha pasado algo con Niall? ¿Habéis...discutido de nuevo?-pregunta con tono calmo, dulce. Pasa un mechón de pelo por detrás de mi oreja, y tengo que reunir toda mi fuerza de voluntad para no dejarme llevar y sonreír como una tonta ante su caricia, ya que el tema no es como para reírse.
--No-niego con la cabeza ligeramente-Ha...ha venido conmigo, está abajo-explico en voz baja.
--¿Entonces por qué esa cara pálida de repente?-frunce una ceja, sin llegar a comprender toda la situación.

Aparto mis ojos de los suyos dejando salir un resoplo, antes de volver a hablar, en voz baja.

--Necesito que me cuentes...lo que te ha pasado con Louis.

Su respuesta no verbal es ponerse algo tenso. Puedo sentirlo bajo mis manos, que están colocadas en sus hombros. En sus mejillas aparece un ligero rubor, supongo que producto de la vergüenza.

--¿Cuánto has escuchado cuando has entrado?-pregunta sin mirarme a la cara, abochornado.
--Harry-respondo con tono contundente, aunque trato de suavizarlo-No me importa lo que hagas con Louis en la intimidad, ni en la calle, ni en ningún sitio. Me da igual, eso no cambia...nada ¿vale?-sus mejillas cogen más y más color a cada palabra que digo. Él asiente con la cabeza gacha-No te avergüences, tonto-añado mientras beso su mejilla, más que caliente por el enrojecimiento.
--Lo sé, pero...es...esto...un poco...complicado-balbucea todavía con la mirada lejos de mí.
--No quiero quitarte reconocimiento a tu valentía por admitir algo que te da tanta vergüenza, pero...de verdad que necesito que me cuentes lo que ha pasado con él...
--¿Por qué?-puedo ver que frunce el ceño de nuevo, confuso.

No me da tiempo a pensar demasiado en mis palabras. Toda mi mente es un barullo de felicidad por Harry y preocupación hacia Louis, incluso hacia Niall, ya que está ahí solo con él y...bueno...hay cuchillos y cosas punzantes en esta casa, y ni yo, ni nadie, sabemos hasta donde es capaz de llegar el castaño ojiazul.

--Verás...a Louis...se le ha ido un poco la cabeza-comienzo a decir, tratando de mantener un tono calmado-y creemos que es porque...bueno...por algo que habéis hecho.

El ceño de mi hermano se frunce aún más y de nuevo me mira a los ojos, más que extrañado. Todavía hay vergüenza pintada en su cara, pero la preocupación de sus ojos está muy por encima a su salida improvisada del armario.

--¿Cómo que se le ha ido la cabeza?
--Parece el conejo chiflado de Alicia en el País de las Maravillas-suelto sin pensar-Y la cocina...pues casi la misma que en la versión de Tim Burton, ya sabes, cuando está en el palacio de la Reina Blanca.
--¿Qué?-apenas susurra-¿Por qué?
--Ya te lo he dicho...no lo sabemos. Él solo...se ha puesto a decir que no habláramos contigo, porque...te ibas a inventar tu versión, que la suya es la real y que...bueno, casi te ha acusado de acoso y de besarle a la fuerza. Así resumiendo...

Abre los ojos de par en par, mirándome con total asombro. Ya sabía yo que Louis estaba exagerando las cosas, que Harry no sería capaz de hacerle algo así a nadie, mucho menos a Louis.

--Yo...yo no le he besado a la fuerza-es lo único que responde, todavía estupefacto-No pasó así. ¿Cómo voy...a besarle contra su voluntad?
--Eso pensaba yo...-admito en voz baja.

Me cuenta con rapidez y con todo lujo de detalles (cosa que Louis no ha hecho) lo que realmente pasó. Desde que Louis admitiera que estaba celoso hasta el beso de la cocina, que ni de lejos fue obligado, sino mutuo...más que mutuo, el más mayor fue el que le echó verdaderas ganas al asunto, ya que Harry todavía estaba débil y atolondrado por su situación. También aprovecha para contarme, con menos valentía y más vergüenza, lo que hicieron hace años, también propuesto por Louis. Y acaba por narrarme lo acontecido esta mañana en la cocina, antes de que a Louis se le fuera la cabeza por completo, mucho antes de que nosotros llegáramos.

--Louis siempre ha sido muy...cariñoso conmigo. Nunca le ha molestado-comenta con un tono bajo, nuevamente dolido-Pero esta mañana...ha sido como si le quemara mi simple roce. Solo quería asegurarme de que..estaba bien. Le iba a dar un abrazo, eso es todo. Y huyó de mí. Empezó a decirme que él no era como yo, que él era "normal"-hace las comillas con los dedos.
--Sí, eso también nos lo ha dicho a nosotros...-confirmo con un asentimiento de cabeza débil.

Ambos dos nos quedamos en silencio por un momento. Yo suspiro apoyando mi frente de nuevo en su hombro y él apoya su barbilla encima de mi cabeza, todavía rodeándome con sus brazos.
No se oye ni un ruido en toda la casa: ni los cacharros en la cocina, ni las voces de Niall o de Louis. Absolutamente nada. Es casi más escalofriante que el escuchar una discusión con cubiertos caer al suelo.
Para cuando voy a proponerle que bajemos a ver qué pasa, cómo están, a comprobar que Louis está más calmado y, con un poco de suerte, hablar con él como personas civilizadas, el timbre de la casa suena.
El nudo que ya había desaparecido por completo, vuelve a mí, y sé que no va a haber nada bueno tras esa puerta. Pueden ser malas noticias de cualquiera: de Lucía, de María, de Zayn, de Liam, incluso de Ed... No quiero ni pensar qué es lo que ha pasado ahora.

--Yo abro-escucho la profunda voz de Harry resonar en mi propio pecho.
--No, no te preocupes. Tú quédate aquí-beso su mejilla y me separo de él con cuidado-Descansa.
--Llevo en esta cama y descansando casi dos semanas-responde algo divertido, sin tener ese mismo mal presentimiento que yo, aunque es obvio que está preocupado por Louis y lo que se pueda encontrar en el piso de abajo.

Se levanta de la cama casi de un salto, cosa que todavía me parece chocante si se tiene en cuenta que la última vez que le vi apenas me miró y solo me dedicó un par de palabras seguidas.
Niego débilmente con la cabeza, sabiendo que ya no va a haber quien lo pare, otra vez. No puedo evitar sonreír pese a todo, contenta de verle de nuevo así. Se pone una camiseta cualquiera y me coge en brazos de improviso, haciendo que pegue un chillido divertido, ya que para nada me lo esperaba. De esta manera salimos de la habitación, pero el ambiente de tensión se siente desde aquí, por lo que él me baja al suelo y decidimos guardar sin silencio. Sin risas, sin bromas y sin discusiones tontas sobre que me baje al suelo.
Le miro algo preocupada, por el silencio, por Louis, por Niall, por el sonido del timbre que de nuevo se repite. Mi hermano comparte la preocupación conmigo. No dice nada, tan solo aprieta con cuidado mi mano antes de bajar las escaleras.
En cuanto llegamos al piso del abajo, decido asomarme a la cocina, viendo cómo está casi impecable de nuevo. Sacudo la cabeza confusa para asegurarme de que no estoy flipando, pero no...está limpia de nuevo. Harry ahora mismo debe de pensar que la paranoica chiflada soy yo. Antes de girarme hacia él y explicarle que eso antes estaba todo revuelto, aparece El chico de las apariciones, como no. Me llevo una mano a la boca para no gritar del susto.

--Soy todo un máquina limpiando ¿eh?-mueve sus cejas de arriba a bajo, sonriente-Y hola Harry, veo que te encuentras mejor.
--Un día me vas a matar del susto-es lo único que respondo, tratando de calmar mi corazón acelerado-Pensé que te habías ido...
--Hola Andy. Sigues siendo todo un caso, al parecer-mi hermano responde tratando de sonar divertido, pero sé que sospecha de este chico, no tanto como yo, pero sí bastante.
--Estaba buscando las cosas para limpiar-se encoge de hombros.

El timbre suena una tercera vez y decido que no merece la pena perder más el tiempo con esto. Paso de él y de su explicación y me dirijo hacia la puerta, con Harry detrás de mí, por supuesto. Abro la puerta de un golpe, antes de que vuelvan a llamar y eso cause que Louis aparezca (de donde sea que esté con Niall. Supongo que el rubio habrá conseguido que se duerma) montando otro escándalo que no entendemos.
Aunque al ver quien está detrás de la puerta, doy por hecho que el escándalo se va a armar de todas formas. El nudo de preocupación de mi estómago es sustituido por uno de rabia que hace que apriete mis manos en puños a ambos lados de mi cuerpo. Me quiero girar para ver a Harry, para ver su reacción, si está bien, si de nuevo...va a hacer alguna locura. Para saber si todo el esfuerzo por hacer que se encuentre bien, se ha ido al traste de nuevo por ella. Pero ese nudo de rabia, de enfado, de...ni siquiera puedo describir la impotencia que me causa, no me deja, y solo mantengo la mirada fija en ella.

--Justo ahora tenías que aparecer-siseo entre dientes apretados.
--Ane, no quiero discutir. Enserio. No es bueno para el bebé-su tono es calmado mientras pasa una mano con suavidad por su pequeña barriga. Las ganas de vomitar que me entran son reales.
--Tener una madre tan hija de puta tampoco debe serlo.
--Ane, basta-la voz de Harry suena a mis espaldas. No hay alegría, ni tristeza en su tono, tampoco enfado o molestia: es un tono completamente neutral, y ni siquiera quiero saber lo que eso significa-¿Qué quieres ahora, Marta?


martes, 14 de junio de 2016

Capítulo 77. Dibujo.

Narra Ane
Las palabras vuelan hasta impactar contra mi estómago, y ahora al que olvido por completo es a Andrew, centrándome de nuevo en el tema principal que era mi hermano. 
Paso por un lado de Niall para entrar en la casa, sintiendo como éste se aparta de inmediato. Doy por hecho que el otro castaño viene detrás, y si no lo hace, tampoco es mi problema.
La casa aparentemente está normal. No veo ningún revuelo, cosas tiradas, ni...ensangrentadas. Solo de pensarlo el nudo de mi estómago, ya casi aliviado y olvidado, vuelve a agarrarse con fuerza a mí.

--¿Dónde está?-pregunto de inmediato, buscando la mirada de Niall.

Entonces me fijo en su ropa y pienso en lo arreglado que había salido, no arreglado como para irse de gala, pero al menos...estaba limpio. Ahora más bien parece que su camiseta está toda manchada de...algo, y su pelo revuelto. Sus ojos están bien abiertos, preocupados, casi llegando al miedo. El nudo casi me corta la respiración. El rubio no parece saber qué responder.

--Niall...-intenta ser una súplica.

Una súplica porque me diga dónde y cómo está mi hermano, si es necesaria una ambulancia de nuevo, si solo necesita un abrazo, si de nuevo ha vuelto a la primera fase del shock. Algo. Pero sin embargo, mi voz sale casi en un gruñido, en un tono demandante, que hace que Niall parpadeé y de golpe encuentre las palabras para explicármelo todo.

--El problema no es Harry-suelta con rapidez-Él...él creo que está bien...
--¿Crees?-de nuevo la voz dura, a punto de convertirse en grito. No me gusta no saber las cosas. Me gusta mucho menos no saber como está mi hermanito pequeño.
--Ane, ¿puedes...tranquilizarte un momento?-pregunta con tono calmo, pero todavía sumiso, como si diera por hecho que la respuesta a su pregunta podría ser un "no" rotundo.

Yo llevo una mano a mi cara. Acaricio mi tabique nasal y acto seguido mis ojos cerrados. Suspiro y pienso que el que me ponga histérica no va a ayudar a la situación, sea cual sea. De nuevo llevo mis ojos a esos azules, todavía llenos de preocupación.

--Dime qué es lo que ha pasado, por favor...-le pido con el tono más suave que consigo.

Un estruendo, que para nada me esperaba, sale de la cocina, haciendo que dé un pequeño bote por el susto y que, sin esperar una respuesta de mi prometido, me dirija para allá.
De todas las cosas que esperaba encontrarme, de las más suaves e inocentes a las más macabras y preocupantes, no me encuentro nada de lo que me esperaba. Y con nada, me refiero a nada.
Harry no está allí, solo está Louis...o el que en algún momento fue Louis. De repente entiendo la ropa manchada de Niall, su pelo revuelto y por descontado, sus ojos preocupados. El más bajo se encuentra pringado de arriba a bajo de vete-tú-a-saber-qué, "cocinando" algo en un bol, con toda la energía del mundo. Nos da la espalda, lo cual me da un par de segundos para inspeccionar la cocina, y entender ese "No está bien" que el rubio me dio por teléfono.
Normalmente no es la cocina más limpia y ordenada del mundo, pero ahora mismo parece como si hubiera pasado un huracán: todos los cubiertos fuera, algunos manchados, otros simplemente haciendo compañía al suelo y a los muebles; los vasos se encuentran en las mismas condiciones; platos con comida diversa, aunque dudo bastante del estado en el que se encuentra, ya que no tienen un aspecto muy apetecible; manchas de comida por todos los muebles, como si hubiera estado peleándose con ella. Sé que Louis no es el mejor cocinero del mundo, pero no me esperaba que armara este follón.
Siento la presencia de alguien a ambos lados de mí, pero no soy capaz de mirarles. Mis ojos únicamente están puestos en todo este desastre sin sentido que de primeras, podría no ser realmente preocupante, ya que un desorden en la cocina no es algo por lo que llamar a la policía, pero en cuanto Louis se da media vuelta, en cuanto soy capaz de mirarle a la cara, puedo asegurar que de nuevo la preocupación por mi hermano se evapora por completo. Y no me siento ni medio culpable por ello.

--¡Hola!-exclama con alegría, sin dejar de remover algo en un bol-No os esperaba, ¿tenéis hambre?

Ninguno de los tres somos capaces de responder. Escucho un jadeo de sorpresa, que doy por supuesto que es de Andrew, mientras que el suspiro de frustración debe de ser de Niall. Yo solo mantengo mis ojos en esa pequeña figura que hay a un par de metros de mí.
Al igual que su espalda, su delantera está manchada de mil y una cosas, cosas que ni siquiera sé si sabría reconocer. Su pelo sigue siendo un completo desastre. En su cara puedo ver cómo hay algo que nunca había visto. Está completamente pálido, y eso que Louis no es precisamente de ese blanco británico, sino más bien es tirando a moreno. Sus pequeños ojos azules parecen haber creado en apenas...¿hace cuánto tiempo que no le veo? cuatro días, tal vez; en cuatro días parece haber desarrollado unas ojeras casi violáceas que dan auténtico miedo. Y sin embargo, pese a todo, pese al jaleo que ha montado, al estropicio que ha causado, a su aspecto cansado, hay una sonrisa de lado a lado de su cara. Lo peor de todo, es que no es su sonrisa amigable, ni siquiera es su sonrisa forzada ni cansada, es una sonrisa que, como fan de Alicia en el país de las Maravillas que me considero, puedo asegurar que se parece demasiado a la del gato de Chesire.
¿Quién coño es este y qué ha hecho con Louis?

--Louis...-susurro sin darme cuenta.
--¿Si? ¿Pasa algo?-mantiene esa sonrisa que parece que va a partirle la cara en cualquier momento. Suelta el bol para coger un plato de...algo extraño de color morado ¿Cómo se consigue hacer comida morada? Si es que eso es comida, claro...-No sabía que tú también vendrías-parece que se dirige al otro castaño, quien no se ha atrevido a decir palabra.
--¿Harry está bien?-pregunto sin más, tratando de evitar toda la explicación que nos ha llevado a estar aquí.
--Ajá-dice sin tan siquiera pestañear-Está en su cuarto, tranquilamente. Durmiendo, posiblemente. ¿Por qué lo preguntas?-su voz se vuelve visiblemente más aguda, y, como si el resto de evidencias no fueran poco, me corrobora que hay algo que no va bien.
--¿Te encuentras bien, Louis?-Andrew parece encontrar el valor para hablar-Pareces un flan. Estás temblando.
--Me ha llamado y me ha pedido que venga-interrumpo, solo por descartar la posibilidad de que Louis esté así por mi hermano o su estado.

El castaño tarda un segundo en contestar, lo mismo que su sonrisa en evaporarse y su piel quedarse más pálida de lo que ya estaba. Las manchas oscuras bajo sus ojos crecen por segundos. Rápidamente parece que se recompone, o al menos lo intenta.

--Ah. Pues...pues yo no sé nada-responde finalmente. Y aunque intenta parecer sonriente de nuevo, no lo consigue.
--¿Louis?-de nuevo Andy pregunta, con tono confuso.

Avanza un par de pasos, como si fuera a acercarse a Louis, cosa que yo no haría, por no decir que ni pensaría. Sea lo que sea lo que le ha pasado, no me da la sensación de que se vaya a arreglar con un montón de gente rodeándole, agobiándole. Niall también parece haberse dado cuenta, y a pesar de ello, ninguno de los dos le decimos al castaño que no es buena idea. ¿La razón? Miedo, o quizás esperanza de estar equivocados, de que Andrew cerca de él, consolándole o lo que sea que necesite Louis, es la solución.
El más bajo no responde a la llamada. Ha apartado la mirada de nosotros, y da la sensación de que ha escogido ignorarnos por el momento, ya que de nuevo se da la vuelta. Andrew coloca una de sus manos en su hombro, como gesto de compañerismo o cariño, o tan solo de apoyo, y éste, se aleja, como si le diera calambre, como si el solo roce de un amigo (conocido) que intenta ayudar le causara dolor.

--No me has dicho qué te apetecía comer. Bueno, os apetecía comer-contesta el ojiazul, pero está claro que no a las preguntas, por no decir que ni siquiera se esfuerza en buscar una excusa que explique...algo.

Me atrevo a girarme para mirar a Niall. En su cara hay la misma confusión y extrañeza que debe de haber en la mía, y por descontado en la de Andrew, quien retrocede lentamente hasta llegar junto a nosotros. También pongo mi mirada en la de éste, siendo así tres caras preocupadas, confundidas y puede que algo asustadas.

--Estaba ya así cuando he llegado-susurra el rubio. Y aunque es obvio que estemos hablando de él, el aludido no parece hacer ni un gesto de molestia por estar cotilleando a sus espaldas a menos de dos metros. Se mantiene "cocinando" o como se le quiera llamar a todo lo que está armando, tarareando algo por lo bajo.
--¿Te ha dicho algo? Lo que le ha pasado o...-niega con la cabeza, sin dejarme terminar la frase.
--Tal cual le veis, así lleva desde que he tocado el timbre. De todas formas, solo he llegado diez minutos antes que vosotros, sé básicamente lo mismo.
--¿Has hablado con Harry o...le has visto?-de nuevo niega con la cabeza.

Se escucha un golpe contra la encimera que hace que nosotros tres, quienes nos habíamos colocado en corrillo sin darnos cuenta, nos separemos y pongamos nuestra atención en él. Nada indica que su estado de ánimo haya variado mientras hablamos. Sigue sonriente y con aspecto de estar derrumbándose por dentro de todas las formas posibles, antes de dirigirse a otro lado de la cocina, dejando lo que estaba haciendo apartado.
Miro de reojo a los otros dos chicos, esperando a que ellos digan algo, a que se les ocurra qué hacer, pero al ver sus caras de pasmados, decido tomar las riendas del asunto.

--¿Qué ha pasado aquí?-pregunto tratando de no sonar tan intranquila como me encuentro.
--H-he intentado hacer la comida-responde sin girarse, sin mirarnos al conmtestar, todavía dándonos la espalda. Desde aquí se puede apreciar cómo revuelve algo en otro cuenco. Su voz esta vez ha temblado y estoy segura de que no se trata de una buena noticia.
--Ya, ¿y lo que ha pasado de verdad?
--Nada, no ha pasado nada ¿por qué?
--¿Cómo que por...-Andrew es el que se atreve a hablar esta vez, pero parece que Louis ha dejado de escuchar de nuevo.
--Todo va bien, bien, bien-repite la palabra "bien" varias veces más en voz baja, todavía sin girarse hacia nosotros.

Trago saliva, pensando en lo desquiciado que suena todo esto. De nuevo miro de reojo a mis dos acompañantes. Niall no parece con intenciones de decir nada, es como si simplemente se hubiera quedado sin palabras. Por otro lado, Andrew frunce el ceño. También parece haberse dado cuenta de que se le acaba de ir la pinza al que una vez fue nuestro amigo, nuestro Louis.

--Louis, enserio, ¿qué ha pasado?-insisto en ello, y a pesar de que sé que es una mala idea, me atrevo a caminar un par de pasos hacia él, esquivando comida y cubiertos por el suelo-¿Te ha pasado algo con Harry?
--No-su respuesta es cortante y directa, como si estuviera esperando esa pregunta-Todo va genial. Maravilloso. Se está recuperando y va a estar bien, muy bien. Como si nada hubiera pasado nunca.
--¿Maravilloso?-pregunta Niall, sobresaltándome al escuchar su voz, ya que para nada me esperaba que interviniera-Estás histérico perdido y has puesto la cocina patas arriba. Cuando algo va bien, la gente normal no hace esto.

Entonces Louis se gira, en apenas un segundo, y siento como si no conociera a la persona que hay delante de mí. Sus manos tiemblan y sin pestañear, deja caer el bol que tenía en sus manos al suelo, dejando que éste se haga añicos. Se lleva una mano a la cabeza, como si le acabaran de dar un golpe, y sus ojos, cansados, se abren. Juro que parece un dibujo animado, y no precisamente uno dulce y bonito, sino más bien un familiar cercano a un villano de cómic.

--La gente normal hace lo que yo hago ¿vale? Porque soy normal. Yo soy normal. Él no es normal-responde de manera atropellada, casi mezclando letras-Él no es normal-repite-No lo es. Yo sí, hago cosas normales, como cocinar ¿veis?-su sonrisa de nuevo se ensancha, temblorosa, como si le estuvieran apuntado con un arma para que lo hiciera. Puedo asegurar que ya no guarda únicamente semejanza con un villano de cómic, sino que es definitivamente un sucesor de Jóker, uno aún más desquiciado que el original. Juro que si se le ocurre preguntar que por qué estamos tan serios, huyo de esta casa.

Me quedo callada, sin atreverme a abrir la boca. La antigua preocupación por Harry se mantiene a un lado, dejando paso a la de Louis, quien parece que ha sufrido un cortocircuito en alguna parte de su cabeza. Está eufórico, histérico, tembloroso y todo ello sin una razón aparente. ¿Es por esto por lo que Harry me ha llamado? ¿Le preocupa como Louis esté reaccionando a todo esto? Hay gente que cuando no puede dormir, cuando está preocupado incluso asustado, se vuelve irritable, otra se ríe por todo, fuma, bebe, come...quizás la manera de Louis sea la histeria. Tampoco me sorprendería, al fin y al cabo es el que está más cerca de Harry, el que menos duerme, el que más aguanta pese a que el resto intentemos ayudar.

--¿Por qué no es normal Harry?-Niall pregunta con voz calma pasados unos segundos.

Suelta una risa histriónica y aguda que me sobresalta, ya que definitivamente no me la esperaba. Coge cualquier otro plato, sin mirar si quiera lo que hay dentro, o mirándolo pero ignorándolo y se pone a batir. A batir espaguetis. Ni siquiera parece caer en los trozos de cristal rotos a su alrededor. Me alivia ver que tiene los zapatos puestos.

--Porque la gente normal no hace eso. La gente normal no es así.

No puedo evitar molestarme ante sus palabras. Todos estamos cansados y preocupados, pero no es motivo para tachar de raro a Harry. Es su amigo, y está claro que aquí lo único que no es normal es su repentina actitud.

--¿Y la gente normal destroza y ensucia cocinas enteras?-no puedo controlar la ligera ironía que sale de mí, pese a la bizarra situación.
--Ajá. Porque yo soy normal y hago cosas normales.

Ni siquiera reacciona a mi ironía, y él es el que primero salta cuando estoy siendo irónica o sarcástica, aunque solo sea para reírse. Parece que lo único que le interesa ahora es lo normal que es.
Me giro para ver a Niall y descubro que él también está perdido, sorprendido, sin saber qué tuerca se le ha movido a Louis ahora. Andrew mantiene el ceño fruncido, como si estuviera intentando llegar a alguna conclusión.

--Tal vez solo esté cansado-apenas susurra el rubio. Louis de nuevo no parece darse cuenta de que estamos hablando sobre él, ya que continúa con su labor de hacer puré de pasta, con total concentración. Sí, completamente normal, vamos.
--Esto no lo provoca el cansancio-interviene Andrew, con tono firme, con uno con el que nunca le había visto hablar. Insisto en que casi da más miedo cuando está serio que cuando está con la risa boba. Al parecer no está tan zumbado como parece, sabe cuándo tiene que estar serio.
--Tú no sabes lo que son tantas horas sin dormir-Niall responde con el mismo tono serio-Hay gente que llega a tener alucinaciones, y no me extrañaría que Louis fuera de esos.
--¿Tanto tiempo crees que lleva sin dormir?-esta vez soy yo la que pregunta-Le vimos hace unos días, y sí, estaba cansado, pero...pero no tanto como esto. Es imposible que eso sea por no dormir-me sorprendo a mí misma poniéndome de parte de Andrew.
--¿Y qué otra cosa puede ser?

Tanto el castaño como yo nos quedamos callados, sin saber qué responder a eso. Claro, si no es cansancio acumulado, ¿qué puede haberle causado esto? Que yo sepa no ha estado haciendo mucho. Juraría que Niall mencionó que había venido su familia, y por mucho que una familia pueda llegar a ser estresante, no causa estas cosas, no al menos una familia normal y corriente.

--¿No crees que deberíamos llamar a un médico?-de nuevo yo pregunto, dudando de todas a todas que esto sea por falta de sueño.
--No, seguro que está bien. Voy a intentar que se eche un rato-el rubio habla con tono tranquilo pese a la seriedad.
--Está bien. Yo voy a hablar con Harry, a ver si se encuentra bien y...-un grito interrumpe mi oración. Un grito que de nuevo hace que nos separemos y miramos al que lo ha emitido.
--¡NO!-chilla, dejando el bol esta vez en una encimera.

Se acerca a mí con pasos rápidos, haciendo así que se escuche cómo las esquirlas del bol roto rechinan contra el mármol. Ante el tono de desesperación de su grito, ni siquiera hago un sonido de queja por el sonido que tanta dentera me da del cristal chirriando. Los tres nos quedamos quietos, mientras su tono pasa del pálido preocupante, al fantasmal enfermizo.

--No. No. No. Deja a Harry. Harry está en la cama, tranquilo. Con sus cosas, sin molestar a nadie.
--Louis, estás cansado-mi prometido habla con tono de negociador, como si así fuera a convencerle-Ven, vamos al sofá o a tu cuarto, a dormir.
--No estoy cansado. Estoy bien, bien, bien...
--No, Louis, estás flipando en colores porque no has dormido del tirón en mucho tiempo y necesitas descansar.
--No estoy flipando en colores, no, no. Estoy bien. Deja a Harry.

Me quedo quieta, sin saber cómo puede reaccionar si insisto en ir a hablar con Harry. Apenas me giro para mirar a Niall, aunque éste solo mira con cierta pena al castaño, quien todavía tiembla como un chihuahua.

--Solo quiero ver que está bien-digo con voz sosegada, con la mirada puesta en Louis.
--No-de nuevo el tono cortante. Su mirada va de Niall a mí, de mí a Andrew y de Andrew a Niall, como si vigilara que ninguno de los tres nos movemos.
--Louis...-el rubio de nuevo lo intenta.
--He dicho que no.
--Bueno, es mi hermano, así que tengo derecho a verlo-respondo con franqueza.

Me echo un paso hacia atrás, con la intención de ir a ver a Harry quiera el castaño o no. Sus ojos se abren de par en par, llenos de pánico y veo cómo hace un intento de venir hacia mí, supongo que con la intención de retenerme, pero Niall, siendo algo (no muchísimo más) grande que él, lo frena, cogiéndole por los hombros. Para mi sorpresa, Andrew también se interpone, sin llegar a tocar al más bajo, solo haciendo de tapón para que no avance aunque se escape de los brazos de Niall, cosa que no hace.
Miro tanto a mi prometido como al chico extraño (no a Louis, al otro extraño) agradecida y decido darme media vuelta, murmurando un "No tardo", para ir cuanto antes con Harry y asegurarme de que a Louis, en un arrebato de locura, no le ha hecho daño.

--¡No!-de nuevo chilla Louis, y puedo ver cómo intenta zafarse de los brazos de Niall, sin mucho éxito, cabe decir. Le miro a los ojos, viendo como el pánico ya rebosa de esos orbes azules, incluso puedo ver lágrimas asomarse.

¿Qué se supone que está pasando aquí? ¿Por qué esto tiene aún menos sentido que mis pensamientos iniciales? ¿Qué ha ocurrido con Harry para que Louis se niegue en rotundo a que le veamos?
Me detengo antes de subir el primer escalón, dudosa, preocupada, ya sin saber si es realmente adecuado ver a Harry.

--No. Vale, vale, espera, espera-el castaño continúa, algo más tranquilo al ver que no me muevo. Todavía tiembla de una manera inhumana-Vale, habla con él, pero...pero primero escucha m-mi versión ¿vale?-su voz temblorosa se rompe-Escúchame y hazme caso ¿está bien? Yo...yo soy el que tiene la versión válida, te lo prometo-sus ojos se ven ahora más vidriosos que histéricos.

Me mantengo frente a las escaleras, mirándole, viendo cómo el pobre chico (ya prácticamente confirmado que desquiciado) ni siquiera hace un intento de escapar de los brazos de Niall, quien se gira apenas para mirarme. En los ojos de mi prometido puedo ver verdadera pena y preocupación , todavía sin soltar a su amigo en extrañas circunstancias. Aparto la mirada, llevándola al piso de arriba, con la duda y algo de miedo por lo que se esconde tras la puerta de Harry que puede alterar tanto a Louis. De nuevo la llevo al ojiazul, y siento como tiembla aún más, como un niño asustado, balbuceando un "por favor". Por un momento también llevo mis ojos a Andrew, viendo cómo él hace una mueca que ni me anima a subir ni a quedarme aquí abajo. Y sé que me voy a arrepentir de esto, porque Louis no ha dejado de decir cosas extraña y sin sentido desde que hemos llegamos, pero suspiro y me giro hacia él, esperando su explicación acerca de lo que realmente ha pasado, de lo que le ha alterado tanto, y de lo que puede haberle pasado a Harry. El más bajo parece comprender que le estoy dando la oportunidad de explicarse.

--Y-yo estaba en la cocina ¿vale? Ahí-sale de los brazos de Niall, no sé si ha sido un gesto permitido por éste último, ya que se ha movido increíblemente rápido-Ahí exactamente-desde aquí puedo ver cómo señala el fregadero-Había tomado café y estaba un poco...alterado-dice como si ahora mismo no lo estuviera-y-y-y él, se despertó y vino a ver lo que me pasaba-su voz se acelera y agudiza con cada palabra que pronuncia, sus ojos casi parece que vibran de lo rápido que van de Niall a mí y de mí a Andrew-se puso muy cerca de mí, pero yo no quería, no quería, no, no, pero a él le daba igual, y-y yo quería ofrecerle pues...el desayuno, porque es lo que hacen los compañeros de piso ¿verdad? Eso...eso hace la gente normal ¿cierto?-no nos deja tiempo para responder a ello, ya que continúa hablando, totalmente histérico de nuevo-Entonces...entonces...-su respiración se dificulta y de nuevo se lleva la mano derecha a la cabeza, acariciando una zona en particular con insistencia. Su piel da a entender que toda la sangre ha huido de su cuerpo, y si antes ya pensaba que estaba temblando, me veo obligada a retirarlo, ya que el estado en el que ahora se encuentra de verdad que es de temblor absoluto.
--¿Entonces?-pregunto con voz tranquila, esperando a que prosiga.

Él solo da vueltas alrededor de la cocina, murmurando cosas y acariciando su cabeza. De nuevo llevo la mirada a los otros dos chicos que se encuentran conmigo en la sala, esperando que alguno de ellos haya llegado a una conclusión con lo poco que Louis nos ha explicado. Las dejas del castaño están alzadas, esperando a que continúe, al menos él está tan perdido como yo. Por otro lado, Niall frunce el ceño y me da la sensación de que él tiene una mínima idea de lo que puede haber pasado, pero no dice nada.
El rubio decide coger a Louis de los hombros de nuevo, y los dos pares de ojos azules parecen encontrarse. Unos temblorosos y asustados, otros preocupados y confusos.

--Me besó-susurra-Me besó y eso está mal, mal, mal, pero mal. Eso está muy mal-de nuevo se aparta de Niall, esta vez para dirigirse a mí-Está mal ¿cierto?

Carraspeo, algo incómoda con la situación. No me importa el beso, eso es definitivamente lo de menos, al fin y al cabo casi fui testigo de como mi hermano casi se lo montaba con Liam, pero la reacción de Louis, su histeria, su preocupación, la reacción...es preocupante.

--Bueno...es...es solo un beso ¿no?-tanteo el terreno, sin querer que Louis enloquezca aún más (si es que eso es posible)-No tiene...nada de malo.
--¡NO!-chilla, a poca distancia de mí, haciendo que me sobresalte ligeramente. Niall observa la escena, sin variar la expresión de su cara, cerca de Louis. Andrew tampoco parece inmutarse-¡Eso está mal! ¡Está muy mal! No es normal. Él no es normal. Eso no es normal. No, no lo es.
--¿Por...por qué no?-me atrevo a preguntar.

Él se detiene un momento antes de responder, como si realmente estuviera pensando en por qué lo que dice no tiene sentido. Por un segundo casi puedo ver cómo él mismo entra en razón, cómo vuelve a ser el Louis de siempre. Pero, no, no dura.Ya casi revuelve su pelo con las manos, insistiendo en una única zona todavía.

--Es un chico-jadea-Es un chico.
--Lo sé-respondo con tono calmo.
--Yo soy un chico.
--También lo sé.
--Mal, mal, mal. Eso está mal-responde mientras se da la vuelta alejándose de mí de nuevo-Los chicos con las chicas, las chicas con los chicos, los chicos con las chicas...-oigo que murmura por lo bajo.

Abro los ojos algo sorprendida. Nunca me habría imaginado que Louis es homófobo, ni mucho menos, es más, siempre...no sé, pensé que casi le gustaba más mi hermano que Lucía, pero supongo que eso no es lo importante ahora, sino el hecho de que un beso le ha trastornado. De nuevo mi mente viaja hasta Harry, ¿y si es por eso por lo que quería que viniera, porque le ha dolido que Louis piense así? ¿Porque realmente le gusta Louis y ahora no solo se ve rechazado, sino insultado?
Mis pies casi se mueven de manera inconsciente, subiendo un escalón, y de inmediato la atención de Louis está puesta en mí de nuevo.

--Yo tengo razón-dice de inmediato-Yo no quería hacerlo, ha sido él, yo no quería...no quería...-murmura, dejando salir un par de lágrimas, que ruedan rápidamente por sus mejillas. No tardan en multiplicarse y convertirse en verdaderos ríos-Si él te dice...te dice otra cosa, no le creas ¿vale? Él...él no está bien...

Aprieto mis labios y me trago las ganas de decir que el único que no está bien aquí con este tema es él, pero decido no hacerlo más difícil. Asiento con la cabeza, haciendo que él imite mi gesto, todavía con las mejillas bañadas en lágrimas y se da media vuelta, parece que dispuesto a volver a la cocina. Niall me mira por un momento, indicándome que se queda con él, cosa que agradezco, ya que no sé hasta qué punto la reacción desmesurada de Louis puede llegar. Andrew  ha vuelto a desaparecer sin hacer ni un ruido, mucho menos sin dar una explicación. Por un momento me quiero sorprender, ya que casi me había creído que le importaba Louis y su estado, pero parece que es más fácil alejarse de los problemas y hacer como si nunca hubieran existido.
Yo me limito a subir las escaleras, sin saber cuál va a ser el estado de Harry, si estará más aquí o más en su mundo, si me hará caso, si me explicará su versión (que apuesto lo que sea a que es un poco más realista que la de el ojiazul, ya que dudo bastante que Harry le haya besado sin su consentimiento), si se limitará a quedarse con la mirada perdida en cualquier lugar, llorando en silencio.


Narra Zayn.
Mi pequeño no ha dicho palabra desde entonces. Sí, en su momento continuó jugando con mis hermanas. Respondió con cuidado y educación a las preguntas de mi madre, quien trataba de aligerar todo el ambiente. Incluso si yo ahora mismo le pregunto qué es lo que va a querer para cerrar, seguro que me responde, y no es que piense que me vaya a mentir, al contrario; sé que me responderá con franqueza, pero no es eso lo que me preocupa.
Lleva sentado en la mesa del comedor más de dos horas. Normalmente antes de la hora ya se ha cansado y ha hecho dibujos de lo más impresionantes. Ahora lo único que hay a su alrededor es una montaña de folios arrugados, hechos pelotas, como si no le convencieran. Mira la hoja con total concentración, como si esperara que así le saliera con más facilidad lo que sea que quiere dibujar. Coge el lapicero, empieza a dibujar algo...que acaba en un rayajo frustrado antes de convertirse en otra bola de papel.
Él suspira, yo suspiro y vuelta a empezar. Está tan concentrado en ese dibujo en especial, que ni siquiera reacciona a mis pensamientos, ni siquiera se percata de que le esté vigilando, y si lo hace, decide ignorarlo.
Mary está en el instituto, así que esto tengo que arreglarlo yo de alguna forma o al menos saber por qué tanta frustración por un dibujo.
Me acerco con cuidado hasta la mesa donde se encuentra mi pequeño, y me siento a su lado, sin querer interrumpirle demasiado. Frunce el ceño mientras mordisquea el extremo del lápiz.

--Malcom, no...

Y se saca el lápiz de la boca, sabiendo que le iba a decir que no mordiera el lápiz. Bueno, al menos sí que me oye y sí que sabe lo que pienso, aunque no me responda a nada de las preguntas que no dejo de hacerme.
Ninguno de los dos dice nada. Él continúa concentrado, y yo observándole. Decido coger uno de los papeles arrugados, a ver si al menos consigo diferenciar algo entre los tachones frustrados. Al abrir el que más cerca tengo, veo que apenas hay unas cuantas líneas dibujadas. No me sorprende saber que con un par de líneas, ya sabe que no le va a salir el dibujo como quiere, aunque claro, siempre podría borrarlo que es más eficaz...  Otro papel arrugado llega a la mesa. Estiro la mano para cogerlo, mirándole a él, como si fuera a decirme que no lo hiciera, que no quiere que cotillee sus borradores, pero ni siquiera me mira, por lo que lo tomo como que le da igual. Al desenvolverlo, puedo diferenciar el torso de un hombre, y nada más que eso, ni cara, ni fondo, aunque casi podría saber de quien se trata.

--M...-le llamo con voz suave.
--Sí-responde en un murmullo sin separar la mirada de un nuevo folio.
--¿Es...?
--Sí-me interrumpe, como si le molestara que estuviera hablando con él.

Aprieto los labios, sin saber si debería seguir preguntando, porque está claro que no le hace gracia que le hable en estos momentos. Quizás cualquier otro padre se habría planteado regañar a su hijo por esa contestación, por este comportamiento, pero yo sé perfectamente que Malcom, pese a todo, no es un niño maleducado, y que si está actuando así, es por algo importante.
Voy cogiendo los distintos folios arrugados, estirándolos, tratando de comprender la escena en conjunto, ya que en algunos se muestra una figura humana, en otros parece que es la fachada de una casa, y en otros solo hay lo que supongo que son árboles, por lo que supongo que es todo una escena en conjunto, una en la que por alguna razón, aparece Liam.
Sé que es Liam, estoy seguro de que es él, no solo porque Malcom me lo haya confirmado, sino porque su talento con la pintura es asombroso, y con tan solo unas cuantas líneas, se ve claramente la espalda de Liam. El porqué de que sepa que es la de Liam y no la de otro, no lo sé, pero es así.
Quizás M esté dibujando lo último que vio de Liam, que era cómo éste se daba media vuelta en la puerta de nuestra casa para dirigirse al coche. Quizás solo sea que así podrá comprender mejor por qué solo le ve en ocasiones y a duras penas, mientras que puede saber con facilidad cosas que ocurren al otro lado del mundo con total nitidez. Puede que solo quiera recordarle, ayudarme a mí a que lo haga, a que no pierda la esperanza de que va a volver, sano y salvo, con Matt, y pronto.
Apenas me he dado cuenta de cómo los borrados han dejado de llegar, y no es precisamente porque por fin le haya salido lo que fuera que quería dibujar, sino más bien lo contrario. Mi niño se encuentra llorando en silencio, con los ojos puestos en el papel en blanco, y ya ni siquiera coge el lápiz, esperando a que de repente se le vaya a ocurrir cómo hacer lo que sea que quiere hacer, como él quiere hacerlo.

--Oye, oye, cariño-me levanto de mi silla para acercarme a él. De inmediato le cargo en mis brazos y él tan solo se abraza a mí con fuerza, dando volumen a su llanto-No pasa nada, mi amor. Solo es un dibujo...ya te saldrá...-susurro con tono suave, acariciando su espalda con cuidado.

No puedo evitar que una sonrisa entre tierna y lastimera se instale en mi cara, ya que él está realmente frustrado con su dibujo, con un dibujo en especial, pese a que siempre le salgan perfectos, tal y como él quiere. Doy por hecho que también está disgustado porque es uno de Liam, y sabe que es importante para mí, para él y para todos, ya que cualquier imagen de Liam es mejor que no tener ninguna.

--No...-responde él con voz gangosa-No....no es solo un dibujo, no es...no es por eso...
--Entonces qué pasa, pequeño-mantengo la voz calma, mientras me muevo con él a pasos lentos, como si eso le tranquilizara. Siempre lo hago y la verdad es que no sé si realmente funciona, pero él no se queja y normalmente deja de llorar con rapidez, así que supongo que será de utilidad de alguna forma.
--Es que...-su vocecita está entrecortada por las lágrimas y le cuesta hablar-a veces...a veces veo a Liam-admite en un susurro.

Yo no respondo nada, ya que no sé si eso es una noticia buena o una mala. Me limito a agacharme hasta la mesita de café del salón para agarrar un pañuelo y llevarlo a su nariz. Y aunque él sabe perfectamente sonarse la nariz, se comporta con un niño de su edad y se suena como cualquier otro niño pequeño haría. Acto seguido limpio las lágrimas de sus mejillas con cuidado, todavía sin decir palabra. Él tampoco continúa con la explicación. Suspiro y continúo caminando por la sala, tratando de descubrir si realmente quiero saber lo que ve y no ve M de Liam. El pequeño apoya su mejilla en mi hombro, esperando paciente a que me decida.
Si lo que ve fuera algo malo me lo habría dicho, sin dudarlo, solo para intentar ir a por él, buscarle, llamar a la policía, avisar a la gente del MI6, que para eso nos dieron el susto que nos dieron y quieren estudiar a Malcom como si fuera una rana en un laboratorio de ciencias de secundaria, decírselo a alguien que pueda ayudarle. Así que no, no le ha pasado nada malo, o al menos no está seguro, o no ha logrado verlo.
Tampoco puede tratarse de algo bueno, ya que si así fuera, M no estaría tan frustrado, no intentaría ahogar todo ello en dibujos que no le salen por culpa de la desesperación.

--Intento dibujar lo que veo de él en los segundos que le veo-explica en apenas un hilo de voz-Por eso...por eso no me sale...

Aprieto mis labios ante esa respuesta. Así que la frustración no solo es porque el dibujo no le sale, sino porque sabe que eso podría ayudarnos a saber dónde o cómo está. Al menos sabemos que de momento está vivo, lo cual es un alivio, qué duda cabe...

--No te presiones-respondo finalmente-No podemos hacer nada por ellos de momento ¿vale?-le miro tratando de mantener mi postura de ternura y calma-Sé que no te gusta no saber dónde o como están...
--No me gusta ese punto ciego-confirma con el ceño levemente fruncido y un pequeño puchero en sus labios-Nunca antes lo había tenido, no sé por qué ha tenido que aparecer justo ahora...y justo con Liam. Es totalmente injusto.
--Lo sé, pequeño-sonrío apenas al ver su mueca infantil-Pero no te preocupes, seguro que se pasa y puedes volver a saber todo, todo, todo-digo todavía con esa pequeña sonrisa antes de dejar un beso en su frente.

Malcom por un momento sonríe, satisfecho ante la idea de descubrir dónde, cómo o por qué está ese punto ciego que no le deja ver más allá de Liam o de Matt. Supongo que esa ceguera también abarca hasta Cassandra, ya que ella se fue con ellos, y si no fuera así, habría sido muy fácil saber dónde están.

--Demasiado fácil...-oigo que susurra M, respondiendo a mis pensamientos.

Me sorprendo al ver que ya no hay ninguna sonrisa en su cara, sino más bien un nuevo ceño fruncido.

--¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien?-me apresuro a preguntar.
--Hace frío-murmura él con el ceño fruncido.

Le miro algo confuso, ya que ambos llevamos un pijama de invierno, con calcetines y todo, y está la calefacción puesta. No hay ninguna ventana o puerta abierta. Sí que hace frío en Inglaterra, obviamente hace mucho en invierno, pero él no debería sentirlo, no estando dentro de casa.
Llevo una mano a su frente para comprobar que no se ha acatarrado y que por eso está destemplado, pero parece que su temperatura es normal.

--Aquí no. Alllí-susurra-Llevan...mucha ropa...-añade, moviendo su mano en el aire, como si...lo estuviera dibujando.

Le siento en su silla de nuevo, rápidamente, y coloco un lápiz en su mano, esperando que funcione. M no tiene la mirada puesta en el papel, pero sin embargo su mano se mueve con rapidez, con trazos seguros.
De nuevo comienza a aparecer la espalda de Liam, solo su espalda, mucho más grande de lo que me imaginaba, pero está claro que lleva varias capas de ropa, ya que si no fuera así, M dibujaría hasta los músculos que se le marcan. No por nada, sino porque siempre lo hace y a Liam siempre se le notan los músculos así.
El dibujo es muy oscuro, pero por alguna razón es más completo que los otros. Tal vez el punto ciego se haya movido por un momento. Parece que solo hay un único foco de luz en la estancia, que no tardo en identificar como una chimenea. Comienza a hacer detalles como el aspecto del suelo y de las paredes que le rodean, que se ve claramente cómo son de madera.
No hay pista ninguna de que Cassandra o Matt se encuentren con él, ya que solo se le ve a él, con mucha ropa y...¿en una casa de campo? Tiene toda la pinta de ser una de esas casas de madera que se hacen en los bosques para los leñadores... No tiene un mínimo sentido que Liam se encuentre ahí solo.
Escucho como mi pequeño murmura cosas, todavía dibujando sin mirar al papel, si pudiera entender lo más mínimo lo que está diciendo...
Y para cuando pienso que el dibujo está terminado, que mi amigo está en alguna montaña con un frío de cojones, solo, sin su hijo y sin la chica que no se separa ni un segundo de él, veo que M empieza a dibujar otra figura. No demasiado alta, con curvas, claramente femenina y sin tantas capas como el chico que está frente a ella. Ésta, parece que...está gritando a Liam, está enfadada, o cuando menos molesta, y entonces comprendo el motivo por el que Liam se encuentre cabizbajo. Parece arrepentido por algo, algo que ha hecho... Casi entro en pánico cuando reconozco a la figura femenina, y me encuentro con que se trata ni más ni menos de Alejandra.
Solo están ellos dos, en donde sea que estén, en esa cabaña, juntos para mi sorpresa., discutiendo. Él con mucha más ropa que ella. Sin su hijo. Sin Cassandra.
El lápiz deja de moverse en la mano de mi hijo, y simplemente lo deja caer contra el folio. Le miro, él me mira, y pese a que ninguno de los dos diga nada, ni siquiera piense nada, comprendemos lo que ha pasado: pese a que Liam era el que no tenía un futuro aparente, al igual que su hijo, ahora es Cassandra la que no lo tiene. Cassandra ha hecho lo posible por salvar a Liam y a Matt de lo que fuera que les atacara, y aunque haya conseguido poner a mi amigo a salvo, ni ella ni el el bebé han corrido la misma suerte...

miércoles, 1 de junio de 2016

Capítulo 76. She

Narra Ane
Miro confusa a Niall, pero él solo se encoge de hombros, respondiendo así a mi pregunta.

--Pero...¿Louis? Me refiero...¿a comer solos? ¿...él y tú?
--Eso parece-responde con cierta diversión mientras se enfunda en unos vaqueros, que en otras circunstancias, habría comentado.
--¿Y eso te parece...normal?
--¿Por qué no iba a ser normal?

Hago una mueca que él no parece llegar a ver, ya que mete la cabeza en el armario, en busca de una camiseta que ponerse. Está claro que él no parece darle la más mínima importancia, al fin y al cabo, solo se va a comer con un amigo suyo. Con Louis ni más ni menos, es decir, con uno de sus mejores amigos, con uno de los chicos con los que convive la mayor parte del año. Algo...tan simple, tan sencillo... Pero no, yo sé que hay algo detrás de esto, y es un algo que Niall sabe. Él mismo ha hecho un gesto de confusión en cuanto ha visto que era Louis el que le llamaba, gesto que se ha profundizado en cuanto ha respondido, y ya ni hablar cuando ha preguntado que qué es lo que pasaba, y todo ello, ha causado un mal escalofrío recorrer mi espalda. No es que Louis no pueda invitar a Niall a comer, es solo...que no es lo habitual. Sé quedan entre ellos, salen a cenar, van a comprar o a ver algo. Cosa normales. Pero no es Louis el que propone esas cosas. Louis no llama a la gente para que vayan a su casa a comer, no únicamente a una persona: o llama a todos, o no llama a ninguno. Y el hecho de que solo haya llamado a Niall, me crea un nudo en el estómago que no puedo quitarme ni aunque lo quiera, ni aunque me esté tratando de convencer de que todo va bien,de que es algo normal. Sé perfectamente que no lo es.

--¿Quieres venirte a comer con nosotros?-me pregunta de repente, haciendo que dirija mi mirada de nuevo a él para ver cómo ya está completamente vestido. En su cara se refleja una ligera preocupación-¿Es eso por lo que no te parece bien?
--No, no-me apresuro a responde, con un movimiento de mano-No...hace falta que estemos siempre juntos. No te preocupes. Puedes...irte con Louis a comer o a donde quieras.

Él atraviesa los pocos pasos que nos separaban, todavía con expresión dudosa, aunque una suave sonrisa se mantiene en su rostro. Siempre hay una sonrisa en su cara, no sé ni cómo no me he acostumbrado a ello todavía. Siento como coloca sus manos en mis caderas, acariciando con cariño mientras sus labios se acercan a los míos, sin llegar a tocarse.

--¿Estás segura? Sabes que a Louis no le va a molestar-habla con voz calma, apoyando su frente contra la mía.
--Sí, sí, claro. Estoy bien. No me importa-respondo con seguridad, devolviendo su sonrisa de forma vaga, mientras mis brazos llegan a su cuello, todavía con un mal presentimiento-Estaré aquí cuando vuelvas.
--Parece que te tengo retenida-su sonrisa se amplia y roza sus labios con cuidado contra los míos.
--Uy sí, Niall Horan el secuestrador-respondo algo divertida, en voz baja, ya que no es necesario alzar más la voz. Cierro las distancias entre nosotros, besándole con dulzura, sintiendo su sonrisa bajo mis labios-Anda, vete antes de que te dé la hora de la cena.
--A sus órdenes, mi sargenta-dice todavía con diversión. Besa mi frente con cariño antes de separarse de mí y así salir de la habitación.

Me quedo allí, rodeando mi cuerpo con mis brazos, tratando de encontrar una razón perfectamente lógica y normal a una situación que no es tan extraña, pero que a mí no me da buena espina. Pienso en que tal vez le haya ocurrido algo a Harry, pero no tendría el menor sentido: si le hubiera pasado algo, Louis me habría llamado a mí de inmediato, no habría invitado a Niall a comer. Quizás le haya pasado algo más con Lucía y quiera tener con Niall una "conversación de chicos" (o algo parecido). Un débil mareo hace que me dé cuenta de que estoy andando en círculos, por lo que me detengo, sin encontrar todavía algo con lo que quedarme tranquila. Me siento en la cama, dándome por vencida y asumiendo, que quizás Louis solo necesita charlar con alguien, con Niall, al fin y al cabo, entiendo que Harry en estos momentos no sea la persona más elocuente, ni mucho menos alguien con quien divertirse un rato, mientras que Niall siempre llena cualquier espacio de risas y voces, de vida. Sí, es solo eso, necesita un amigo, no a todos a la vez, ya que eso sería montar demasiado alboroto para Harry, incluso para él mismo. Eso es todo.
Me convezco a mí misma de que eso es lo único que pasa, sintiendo como el nudo de preocupación se afloja apenas, todavía algo apretado, solo por si acaso, manteniéndome alerta. Decido que mientras el rubio está fuera, yo me voy a asentar en un nido de mantas y cojines en la habitación de al lado, leyendo, tratando de mantenerme caliente, ya que sin Niall, resulta sorprendentemente difícil. Me levanto de la cama para comenzar a preparar mi perfecta tarde y cuando apenas he conseguido llevar un par de almohadones, escucho como suena Wake me up de Avicci en la habitación. Doy por hecho que es mi tono de llamada (ya que no puede ser otra cosa, y sinceramente, no recuerdo cual tenía puesto) y camino rápido hasta que llego a él. Ese nudo que no había terminado de irse, vuelve a su posición de estar prieto y, como si eso no fuera suficiente, siento cómo mi corazón se acelera de nuevo: es Harry el que me llama.

--¿Harry?-pregunto de inmediato.

Al otro lado de la línea puedo escuchar su respiración, fuerte y entrecortada, casi llegando al jadeo. No dice palabra, y en el fondo, me esperaba que al menos pudiera decirme algo, una palabra, solo mi nombre, para hacerme saber que de verdad está avanzando, pero no, solo escucho cómo respira con dificultad.
Que Louis llame a Niall para que vayan a comer: raro
Que Harry me llame: preocupante.
Que Harry me llame y solo se escuche como trata de mantenerse respirando: mi corazón lucha por no pararse de puro miedo.

--Harry, cariño, ¿qué pasa?-pregunto sin poder evitar la preocupación en mi voz. Aprieto los ojos y rezo para mis adentros para que me diga algo, para que me diga que está bien, para que Louis agarre el teléfono y me diga que no ocurre nada fuera de lo normal.
--Nada-apenas responde en un susurro trémulo. No añade más y el nudo en medio de mi pecho se aprieta en el mismo momento en el que mi corazón lo hace.
--¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Dónde...dónde está Louis?

De nuevo silencio, aunque todavía escucho su respiración, ahora más temblorosa aún si cabe. Empiezo a sentir los latidos de mi corazón subir de manera lenta hasta mi cuello, dificultándome a mí también la respiración. Agarro el móvil con algo más de fuerza, de manera involuntaria y, al mismo tiempo que le pido a Dios porque no le pase nada, pienso en la posibilidad de llamar a una ambulancia, ya no sé si para él o para mí. Exageración o preocupación de una chica con un hermano suicida y prácticamente en depresión, depende del punto de vista que cada uno lo vea.

--¿Puedes...puedes pasarme con Louis, Hazz?-pregunto tratando de mantener el tono calmo, sabiendo que el hecho de que él sepa que estoy nerviosa no va a hacer más que empeorar las cosas. Él ignora mi pregunta.
--¿P-podrías venir?

Y no sé si siento alivio o ansiedad ante esa pregunta, primero porque ya no es solo una petición, una palabra o un nombre, sino que me está preguntando, en su voz hay tono de pregunta, y casi suena como el mismo de siempre; por otro lado, me está pidiendo que vaya con él, y eso solo me hace pensar de nuevo en que algo tiene que estar pasaándole también a Louis, algo que hace que mi hermano pequeño me llame para estar con él. De cualquier forma, está claro que la pregunta me golpea y me deja sin aire por un segundo. Tardo en responder ese mismo tiempo.

--Claro que sí-respondo en cuanto puedo. Decido ignorar que ahora sea más obvio que está llorando, o que al menos se aguanta las ganas-¿Estás en casa?
--Sí-apenas consigo distinguir en un murmullo.
--Está bien. Voy para allá ¿vale?-respondo sin dudar, quitándome el pijama de un tirón-No tardo.

Lo último que escucho es un "Gracias" quebrado. Tiro el móvil a la cama y me pongo cualquier cosa, sin pararme a pensar si quiera en si me estoy poniendo unos pantalones de chándal con una camisa, o unos vaqueros cortos para salir al frío londinense de Noviembre, o si tan siquiera me he puesto sujetador.
Doy por hecho que Niall ya ha salido, aunque sinceramente, no recuerdo haber escuchado la puerta de la entrada cerrarse, por lo que mantengo la esperanza de que no encontrase las llaves o el móvil o cualquier mínima cosa y siga aquí, para que me lleve, para llegar junto a Harry cuanto antes.

--¡Niall!-chillo, de nuevo rezando para mis adentros, esta vez no solo porque Harry esté bien, sino porque mi prometido no haya salido.

Nada. Silencio. Joder. Ya no rezo, sino que maldigo y perjuro, pensando en que me va a tocar correr, y si bien la situación lo merece, no creo que vaya a llegar ni la mitad de rápido de lo que haría si fuera en coche. Me hago una coleta rápida y mal hecha que trate de disimular el hecho de que no me ha dado tiempo a ducharme, y que por tanto, llevo el pelo sucio, y salgo disparada de la habitación. Compruebo que llevo el móvil y las llaves de casa, agarro la primera chaqueta que veo en el perchero y salgo de casa. Entre el frío y los nervios se me hace difícil cerrar la puerta y paso completamente de dejar la llave sin echar y de que encima roben a Niall por mi culpa. Todavía intentando cerrar, echo un vistazo a mi izquierda, pata ver cómo efectivamente el coche de Niall no está.
Está claro que no puedo echarle la culpa, ya que le había dicho que no iba a ir, tampoco le había dicho que fuera a necesitar que me llevara a ningún lado (porque eso de conducir, no va demasiado conmigo) y obviamente, tampoco se me ha ocurrido llamarle para decirle que sí que iba al final.

--Joder. Joder. Joder. Puta puerta. Putas llaves. Puto todo.
--¿Desde cuando los objetos pueden ser prostituidos?

Pego un chillido que se debe de haber escuchado en todo el barrio y me doy media vuelta de un golpe, pegando mi espalda a ésta tan fuerte que se escucha como si acabara de darle un puñetazo. Y solo sonríe, como siempre, ni siquiera un hola, solo un comentario que pretende ser chistoso... a medio metro de mí y sin saber de dónde ha salido.

--¿Qué haces tú aquí?-sueno más enfadada que asustada, pero a él no parece afectarle.
--Pasaba por aquí-responde mientras se encoge de hombros, sin borrar esa sonrisa que casi provoca escalofríos.

Lo primero que se me pasa por la cabeza son cosas como "¿De dónde coño vienes como para tener que pasarte por mi casa?" o "¿A ti no te han enseñado a no entrar en jardines ajenos?" o "¿No puedes aparecerte como una persona normal en vez de matarme del susto?", pero la verdad es que no tengo tiempo para este chico extraño, así que me doy media vuelta de nuevo, todavía tratando de cerrar la puerta. Debe ser que el susto me ha espabilado lo suficiente como para ayudarme a dejar de hacer el ridículo y poder cerrar la puerta. Para cuando me doy la vuelta, una vez más, él sigue aquí, sonriente, con las manos en los bolsillos, un gorro que cubre la mayor parte de su pelo y una cámara de fotos colgada de su cuello.

--Mira Andrew, no tengo tiempo para tus rarezas y tus apariciones ¿vale?-digo mientras paso de largo, sin poder evitar pensar en que se va a colar en casa por alguna razón tan inexplicable como él.
--Está bien-responde a mis espaldas, sin el menor atisbo de molestia ante mi tono.

Atravieso el jardín y me paro en la calle, pensando en la manera más rápida de llegar, que sea cual sea, va a ser corriendo.

--¿Esperas a alguien?-de nuevo pregunta casi en mi oído, y realmente me tengo que frenar para no darle un puñetazo.
--No.
--Entonces...
--Te he dicho que no tengo tiempo para tus rarezas-le corto, sintiéndome un poco maleducada y hasta desagradable, pero realmente no tengo cuerpo como para estar hablando con él.
--¿Quieres que te lleve a algún sitio?

Y de primeras piendo un "Vete a tomar por el culo, tío", pero entonces analizo sus palabras, su significado, y me doy media vuelta con tal rapidez, que ahora es él el que parece asustado.

--¿Tienes coche?
--Ajá-responde, volviendo a su sonrisa habitual.
--¿Puedes llevarme a casa de Harry?
--Claro-de nuevo se encoge de hombros.

Y con toda la tranquilidad del mundo, camina en dirección contraria a la casa de Harry. Suspiro y me lleno de paciencia, sabiendo que ahora mismo, Andrew, por muy raro que sea, es mi única opción de transporte medianamente rápido.

--¿Estás como para conducir?-no puedo evitar preguntar, siguiéndole, tratando de mantener la calma.
--Yo siempre, ¿por qué lo dices?-se detiene, pero yo solo puedo mirarle, buscando su mirada y tratando de saber si va a ser peligroso el viaje.
--No has...bebido ni...fumado nada ¿verdad?
--Creo que debería sentirme ofendido-responde con cierta gracia-Es la una de la tarde ¿por quien me tomas?-añade, todavía divertido, mientras me abre la puerta-Mademoiselle-dice haciendo una reverencia, invitándome a pasar al coche.

Es entonces cuando me fijo en el vehículo y...joder. Esperaba encontrarme una caravana hippie del año de la pera, sin puertas, con cojines y manchas de origen desconocido en la parte de atrás, o un tartana con las ventanas rotas, los retrovisores pegados con cinta aislante, con el capó y las puertas de distintos colores y un olor a maría que tirase para atrás...no un bmw negro que cualquiera diría que acaba de salir del concesionario.
Me tengo que callar la respuesta a ese "¿Por quién me tomas?", ya que la alucinación no me deja decir nada y me limito a meterme en el coche, viendo como en efecto todo parece brillar de limpio que está, ni una mota de polvo, ni una miga de pan, ni...nada.
Mientras me abrocho el cinturón, todavía tratando de mantener la boca cerrada y no dejar que se abra por la sorpresa, veo como en el asiento de atrás hay una sillita de niño, con un par de cochecitos y alguna muñeca. Entonces llego a la conclusión de que este coche, no es suyo.

--¿Lo has robado?-pregunto en cuanto él entra.
--¿Perdona?-me mira algo confuso mientras se pone su cinturón.
--El coche, ¿lo has robado?
--De verdad que tienes una muy mala imagen de mí-responde casi riendo-¿Acaso no puede uno tener un coche bonito?
--Pues...teniendo en cuenta que eres estudiante, bastante raro, que parece que vas todo el día fumado y que hay una silla para niños detrás...permíteme dudarlo...

Él solo niega con la cabeza, manteniendo la sonrisa divertida mientras arranca el coche. Por un momento la preocupación por Harry se había ido, pero vuelve en cuanto yo lo hago a la realidad.
Miro la pantalla de mi móvil cada poco tiempo, esperando una llamada, un mensaje, algo, de él, de Louis, de Niall, de quien sea.

--¿Ha empeorado?-pregunta de repente, sobresaltándome, ya que está claro que su voz siempre me causa eso, sobretodo cuando no me espero que hable.
--No lo sé...no lo creo.
--¿Entonces...por qué estás tan nerviosa?
--¿Aparte de por el susto que me has dado?-trato de bromear, aunque no sé si lo consigo. Puedo ver cómo su sonrisa se amplía, y doy por hecho que ha captado mi intento de broma.
--Vamos, no soy tan feo...
--De verdad que eres un caso aparte del mundo-niego con la cabeza, con una débil sonrisa.
--Voy a decir que gracias, aunque creo que no ha sido un alago.

Y por un momento, agradezco que esté aquí, que yo esté aquí, ya que aunque sea por unos minutos, me siento algo más relajada, sin pensar apenas en lo que me voy a encontrar cuando llegue a casa de Harry.

--¿Tienes hermanos?-pregunto al recordar la silla de niño.

Veo como hace un movimiento de cabeza, moviendo su boca de un lado a otro, todo ello sin apartar la vista de la carretera.

--Síp-algo me dice que no me está diciendo la verdad, pero decido no indagar en ello.
--¿Cuántos años tiene?
--Cumplió cuatro en Julio-responde con tono solemne-Es todo un hombrecito ya.
--No pensé que te gustaran los niños-admito, todavía tratando de entender...algo, algo de este chico.
--Me. Encantan-dice con tono rotundo-Y si es mío, créeme que mucho más.

Decido no comentar nada acerca de ese "mío" que ha dicho sin darse cuenta y me centro en otros aspectos que podrían darme pistas acerca de él.

--¿Entonces el coche es tuyo?
--Completamente.
--¿Y como...me refiero...eres estudiante, como...te lo puedes permitir?
--Es un secreto-responde divertido. Ante su respuesta, yo frunzo levemente el ceño.
--¿Secreto?
--Ajá.
--¿Y puedo saberlo?

El coche se para en un semáforo y él se gira hacia mí. Por una vez no está sonriendo, y debo admitir que me preocupa menos cuando lo hace. Me indica con un dedo que me acerque a él, y yo sin dudar lo hago, dejándome llevar por la curiosidad. Siento como sus labios se acercan a mi oreja, pero no llegan a tocarse.

--Si te lo dijera, dejaría de ser un secreto.

Y dicho eso, suelta una carcajada mientras se coloca de nuevo en su asiento, antes de reanudar el camino. Ruedo los ojos, cruzándome de brazos algo molesta, más conmigo misma que con él, ya que no sé cómo he podido confiar en que me diría algo así, mucho menos que se lo tomaría enserio. Al menos he llegado a una conclusión, aparte de ser raro y aparecer de la nada, de ser lo suficientemente oportuno y amable como para llevarme a casa de Harry, tiene un "hermano" pequeño que tiene cuatro años y una vida secreta (o no tan secreta) con la que consigue dinero suficiente como para comprarse un cochazo de este calibre.
Antes de que me dé cuenta, estamos estacionados delante de la casa de Harry. Me dispongo a agradecerle que me haya traído, cuando resulta que él ya está afuera. Doy por hecho que ya que está, quiere saludar a Harry.
Salgo del coche tras él, viendo el de Niall a un lado, y la casa de mi madre al lado opuesto. Todavía tenemos que arreglar un par de detalles...y hacerla ver que no actuó como debía y que, por supuesto, le debe una disculpa enorme a Niall, pero eso, ya será otro día.
Ambos dos nos acercamos a la puerta, y antes de llamar, siento cómo mi móvil vibra en el bolsillo. Lo cojo de inmediato, viendo que es el rubio el que me llama, y la verdad es que no sé si eso me tranquiliza o me preocupa más. Respondo sin dudarlo.

--Niall, estoy en la puerta, al final he decidido venir, me he encontrado a Andrew y me ha...-antes de que acabe la frase, la puerta ya está abierta y aparece ante nosotros un irlandés más pálido que de costumbre.
--Tenías razón-es lo único que dice, casi jadeando por alguna razón-Louis me llamaba por algo-me mira con esos ojos azules suyos, ahora teñidos de miedo, sin reparar lo más mínimo en Andrew-No sé lo que le ha pasado, pero no está bien.


Narra Ed
Miro nervioso la puerta del jardín, como si al otro lado estuviera mi muerte segura. Suspiro una vez más, intentando hacer otro intento de salir, pero no me veo capaz, simplemente me detengo.

--Ed...-oigo que Taylor dice a mis espaldas, ya algo cansada de llevar cerca de una hora viéndome moverme hacia delante y hacia atrás delante de la puerta-¿Por qué no te presentas directamente en su casa? James te invitó, quería que fueras.
--No puedo-admito una vez más, de nuevo retrocediendo.

Siento como mis manos están sudando a pesar de la baja temperatura fuera de casa. El corazón me palpita en los dedos de las manos y no hago otra cosa que no sea abrir y cerrar las palmas, esperando que así se calme esa sensación que solo me pone más nervioso y que por tanto, causa que cada vez sienta más los latidos, por lo que está claro que no funciona una mierda mi intento de tranquilizarme.

--Sí que puedes.
--No, no puedo. Ella no sabe que soy yo, ella no sabe que soy su cantante favorito, va a pensar que la he estado mintiendo, porque la he estado mintiendo-respondo sin girarme, mirando hacia la cristalera del jardín.
--Lo sé-ella responde, y aunque no esté en mi punto de visión, sé que se mantiene sentada en el sofá, con una manta echada sobre las piernas, parece que dispuesta a esperar otra hora o dos o tres o las que sean necesarias, hasta que me decida a salir, a escucharla de nuevo.
--Lo único que puedo hacer es volver a hablar con ella a través de la valla.
--Lo sé-de nuevo responde.
--Y esperar a que algún día pueda volver a verla, y ella me vea y no se vuelva loca.
--Está bien.
--Porque, imagínate que en cuanto sabe que soy Ed Sheeran se la va la pinza y solo quiere que la cante y que la toque la guitarra y que la lleve a mis conciertos, lo cual haría encantado, pero me sentiría un poco objeto, ¿tú no?
--Posiblemente.
--Pero estar aquí al otro lado...sin vernos...es un poco frustrante ¿sabes?
--Ajá.

Me giro para mirarla, ya asumiendo que no me está haciendo el mínimo caso y solo me responde cualquier cosa para que finalmente salga. Su mirada está puesta en la televisión, sin interés alguno en mi problema.

--Vaya, gracias por ignorarme. ¿Para esto se tienen amigos?-no puedo evitar sonar un poco molesto.

Ella retira la mirada de la televisión y mi mira con una ceja alzada.

--Es la tercera vez que me cuentas esto...en esta mañana. La primera y la segunda vez te he escuchado, ya hasta me sé el orden de las preguntas-rueda los ojos, sin importarle demasiado mi molestia. Molestia que, tan rápido como vino se va, siendo sustituida por la vergüenza, ya que no me había dado cuenta de que me estaba repitiendo-Solo ve a su casa, dile hola, si se le va la olla y te intenta usar, pasa de ella, múdate de casa, múdate del país si quieres, y sino, si resulta ser una chica normal y corriente...bueno-hace una pequeña mueca-normal y corriente con problemas, pues ya está, te quedas, charlas con ella, os dais el lote, no sé, como surja el asunto, o sino, vale, sal al jardín, habla con ella de nuevo así si eso te resulta suficiente, pero por Dios, no vas a arreglar nada quedándote en la puerta y preguntándote qué podría haber sido sin intentarlo.

Aprieto los labios, sin saber cómo responder a las palabras de mi mejor amiga, que sin duda, tiene toda la razón del mundo. Ésta me mira con una ceja alzada, esperando a mi respuesta, a mi reacción, a que haga...algo. Yo solo me limito a suspirar, relajando mi posición tensa.

--No puedo-insisto en ello-No quiero...perderla.

Taylor se levanta del sofá y se acerca a mí, con el rostro completamente serio. Coloca sus manos en mis hombros con facilidad, ya que es bastante más alta que yo, y por lo tanto, tengo que alzar un poco la cabeza para mirarla.

--Eres Ed Sheeran. Te has hecho famoso gracias a una canción sobre una prostituta que se muere. Eres bajito, regordete y pelirrojo. Nadie apostaba nadie por ti salvo tus padres y yo. Nadie se esperara que llegaras a ser cantantes y lo eres. No me digas que no puedes hacerlo, porque has conseguido cosas más difíciles. Así que ahora te vas a poner tus pantalones de niño grande y vas a tomar una decisión, una decisión que te haga arreglar las cosas con ella, ahora mismo.

Parpadeo un par de veces, de nuevo sin saber qué decir. Ella mantiene sus ojos azules puestos en mí, mirándome con contundencia, y puedo admitir que nunca había visto a Taylor mirarme con tanta seriedad, ni siquiera cuando rompí sin querer una de las páginas de ese cuaderno suyo que tanto le gustaba.

--Entonces...entonces salgo al jardín...
--Ese es mi chico-palmea mis hombros y se aparta, colocándose detrás de mí, ahora ambos dos frente a la puerta-A por ella tigre, confío en ti. Mami Taylor necesita sobrinos pelirrojos, y con una rubia hay muchas posibilidades de que los consiga, así que vamos.

Cojo aire y trato de mantener toda la (poca) valentía que Taylor ha metido en mí casi a presión. Abro la puerta del jardín y salgo, sintiéndome invencible, sintiéndome que en efecto, puedo conseguir todo. Soy Ed Sheeran y nadie pensó que iba a ser cantante, pero lo deseaba y lo he conseguido. Ahora deseo con todas mis ganas no perder a Bella, y lo voy a conseguir. Lo voy a conseguir.
Me repito una y otra vez lo mismo, tratando de mantener el coraje tanto tiempo como me es posible. Para cuando me quiero dar cuenta, estoy frente a la valla, con un frío de cojones. No ha sido muy buena idea salir sin una chaqueta, no estando a una semana de que empiece Diciembre, en pleno Halifax, debe de haber poco más que un par de grados. La respiración sale de mí en forma de vaho y con el simple hecho de coger aire, tanto la valentía como mi calor interno, parecen congelarse. Me giro para mirar a Taylor, en la cristalera, mirándome todavía con seriedad, pero no como si me regañase, sino más bien como si estuviera animándome, como si desde la distancia, pudiera transmitirme la misma valentía que hace apenas un minuto.
Es demasiado tarde como para darme cuenta de que es una estupidez, de que hace demasiado frío, de que no va a estar al otro lado, sino en casa, calentita, recuperándose...tal vez donde debería estar yo, apoyándola, asegurándome de que está bien, pero no, aquí estoy, en medio de mi jardín pensando en el resfriado que me voy a pillar. Carraspeo un poco, sintiendo como el frío baja por mi garganta, cierro los ojos y pienso en la primera canción que se me ocurre

--I paid all my dues-mi voz es baja, y algo dudosa. Me detengo al no escuchar aún nada al otro lado, sabiendo que puede que no vaya a escucharlo ni aunque cante mil canciones, y me giro para mirar a Taylor de nuevo, puedo ver cómo susurra un "Sigue", por lo que cojo aire de nuevo y prosigo-and she wanted to know, that I’d never leave her, now I’m ready to go...-todavía nada. Suspiro, cada vez menos seguro de que esto vaya a funcionar, y ya no me refiero únicamente a cantar en el jardín con un frío que pela, sino a cualquier cosa que tenga que ver con ella-And strange as it seems she’s endless to me, she’s just like paperwork, but harder to read...-me detengo de nuevo, apoyando las manos en la cerca de madera que nos separa. Vamos, sé que estás ahí, en algún lugar del otro lado pienso sin apartar las manos Vamos...

Una vez más, me giro para mirar a mi mejor amiga, pero ella ya no está. Niego ligeramente con la cabeza, dando por hecho que también ella lo ve difícil, al menos lo suficiente como para no quedarse helada esperando a que algo pase.
¿Y ya está? ¿Eso ha sido todo? ¿Ella no quiere tener nada que ver conmigo? ¿O es solo que no se encuentra bien como para salir? Sé que hace demasiado frío, pero...también hacía frío la primera vez que la escuché, aunque claro, que no había sufrido una sobredosis días antes. Suspiro por enésima vez, apoyando mi frente contra la fría madera. Tal vez sí que debería ir a su casa, al fin y al cabo, antes o después tenía que pasar, y en el peor de los casos, dejará de verme como un amigo (aunque en el mejor de ellos, estará dormida y podré escapar una vez más de la situación). Sí, no me queda otra.
Me separo lentamente, pensando en ponerme algo más de ropa aunque esté aquí al lado, pensando ya en las palabras que voy a decirle. Podría hacer como si no fuera gran cosa, algo así como "Hola, ¿qué tal? Ah, ¿que no te había dicho que soy Ed Sheeran? Vaya cabeza la mía" puede que con eso piense que soy un idiota, pero dado que lo va a pensar de todas formas... Quizás un "Sorpresa, sí que soy pelirrojo y también cantante, aunque eso es secundario" Dios, no solo va a pensar que soy idiota, sino que soy gilipollas perdido. Tal vez lo suyo sería simplemente ir y preguntarle como está, si ella me pregunta algo, ya se lo responderé, pero sino, hacer como si nada pasara, como si fuera perfectamente normal... Sí, eso está bien, tiene menos pinta de que vaya a resultar patético.
Me muevo hacia casa, sin separar mis ojos de la vaya, cuando siento una manta ponerse sobre mis hombros y algo más pesado en mis brazos.

--Vamos. Vamos. No te rindas, un intento más-Taylor me anima, completamente convencida, mientras me empuja, de nuevo hacia la valla.

Algo confuso, miro hacia mis manos para ver cómo ha colocado mi guitarra en ellas. Así que no se había rendido, sino que había ido en busca de una ayuda. No puedo evitar sonreír mientras me coloco la guitarra, cosa difícil dada la manta en la que me ha enrollado en un segundo, y la cual agradezco, ya que al menos mantiene el poco calor que todavía tengo.

--Patience, my enemy and loving’s my friend. It’s harder to leave with my heart on my sleeve than to stay and just pretend...

Puedo segurar que ni siquiera sé cómo me responden los dedos, pero al menos no suena tan mal como me esperaba, ya que estoy un poco agarrotado por el frío. Ya no me giro para mirar a Taylor, porque sé que está ahí, y porque si lo hago posiblemente me mate con la mirada.

--Oh, she knows me so well. Oh, she knows me like I know myself...

Y otra vez me callo, esperando, tiritando, con el corazón a mil por hora. Tratando de convencerme de que si esto no funciona, es porque no está, porque no me escucha, y porque voy a tener que ir a afrontar mis miedos, a verla.

--I made all my plans-se escucha con voz débil, apenas audible. Y eso es suficiente como para que sonría con amplitud, y como para que la parte menos racional de mí quiera saltar la valla y abrazarla como nunca antes-and as she has made hers. She kept me in mind, but I wasn’t sure..

Ante la última nota alta tose y yo me muevo inconscientemente hacia la valla, pensando en que de nuevo voy a tener que echar a correr y llamar a una ambulancia, pero eso no pasa, ya que ella misma se calma. 
Ninguno de los dos dice nada. Lo único que yo escucho es mi corazón palpitar en los oídos.
No sé si me alegro de que esté bien, de que haya cantado, de que esté al otro lado, o de no tener que afrontar mis miedos aún, lo cual es bastante cobarde, qué duda cabe.


--Hola-me atrevo a decir.
--Hola.
--Me...me he enterado de que has estado enferma-comento algo dudoso de que haya sonado convincente. En el fondo tampoco es ninguna mentira.
--Ya sé que lo sabes-es lo único que responde ella, algo cortante para mi gusto-Mi...mi tío me lo ha dicho...
--¿Qué es lo que sabes que sé?-pregunto confuso, algo asustado, y realmente dudando de si he dicho algo con sentido o me he liado con las palabras.
--El porqué de que haya estado en el hospital.
--Oh.
--Sí, oh.

De nuevo silencio, uno que no dura mucho, ya que de nuevo tomo la iniciativa. Total, de perdidos al río.

--¿Te encuentras mejor?
--No quiero que me tengas lástima-ella responde, aunque no a mi pregunta-Si solo...vas a seguir hablándome por pena o por miedo a que me ponga hasta arriba de todo, mejor no lo hagas.
--No, no-digo rápidamente-Eso...no tiene nada que ver con que seamos...amigos ¿sabes? Me da igual.
--Pero a mí no.
--¿Qué?-pregunto confuso de nuevo.
--Todos mis amigos se alejaron de mí por esto. No voy a esperar a que tú también lo hagas. Lo siento.
--Pero yo no me voy a alejar. De verdad que no me importa. Se...se puede salir de todo eso, ya verás, yo...yo te ayudaré con lo que pueda y...

Escucho la puerta de una casa al otro lado cerrarse, y pienso que es James, que ha salido para comprobar que ella está bien.

--Bella, de verdad que quiero estar contigo.

Silencio.

--¿Bella?

Y la puerta no ha querido decir que alguien haya salido, sino que alguien ha entrado. Ella ha entrado. Se ha ido.


---------------------------------

Si aún queda alguien por ahí que lea esto...holi de nuevo :3
No voy a poner excusas por no haber subido nada en cien mil años, que oye, tenerlas las tengo, pero me parece que dan un poquiiiito igual después de todo.
Así que bueno, he aquí un capítulo por fin, que no voy a negar que no me ha costado lo suyo, porque hacía mucho que no escribía nada en condiciones (tampoco esto es que sea como para llevarse el Nobel de literatura, pero bueno)
Y eso, que si hay alguien que lo disfrute y sino...pues nada, hablar sola está muy bien y es muy entretenido xD.