sábado, 14 de febrero de 2015

Capítulo 40. Hablando con mamá.

Narra Louis.
Otro sollozo sale de él mientras se agarra a mi camiseta y yo acaricio sus rizos con tranquilidad, susurrándole cosas tranquilizadoras que no hacen realmente efecto en él, por lo que sigue llorando acurrucado junto a mí en mi estrecha cama.

--Vamos Harry, tranquilo-hablo con voz suave antes de besar su frente-Tenías que hacerlo. Es lo mejor para ella.
--P-Pero...e-ella y-y-y-y Mar-Marta y-y-y-y-su intento de hablar entre balbuceos se ve interrumpido por el llanto de nuevo.
--Ya está, Harold, ya está...-confirmo antes de pasar mi mano por su espalda para reconfortarlo.

En continúa llorando, solo porque una segunda chica a la que quiere le ha dejado, le ha 'abandonado', aunque lo cierto es que esta segunda no se ha ido por voluntad propia, sino porque era lo necesario, pero eso, a su soledad, no le importa una mierda.
Hago círculos sobre su camiseta con las yemas de mis dedos, mientras que la otra mano se mantiene en la parte alta de su espalda, casi en su cuello, al tiempo que continúo susurrándole cosas dulce que lo calmen.
Sus ojos encuentran los míos entre todo ese mar de lágrimas, y se acerca a mí aún más, manteniendo el contacto visual, y por un momento pienso que va a buscar sentirse menos solo conmigo, y de hecho lo hace, pero tan solo escondiendo su cabeza en el hueco donde mi hombro y mi cuello se encuentran, haciendo así que pueda notar cómo sus cálidas lágrimas caen sobre mi piel, en lo que él continúa gimoteando hasta que finalmente el cansancio de la noche le vence y acaba por quedarse dormido sobre mí, soltando jadeos y alguna que otra lágrima aún en sueños, pero poco a poco se tranquiliza hasta simplemente dormir.
Dejo salir un largo suspiro, permitiéndome el lujo de apoyar mi cabeza en la almohada, cerrando los ojos algo cansado mientras mis manos siguen acariciando su espalda, pero ya que veo que le agrada y le tranquiliza, no veo inconveniente en seguir haciéndolo.
La verdad es que estos últimos meses no han sido los mejores de boda su vida, pero eso no significa que se tenga que dar por vencido...o que no deba llorar, porque cada uno llora lo que siente justo y necesario, pero de igual manera, pienso en lo que le ha derrumbado, que no ha sido otra cosa que ese sentimiento de abandono y en que debe de ser solucionado de alguna manera, pero Marta ya no va a volver, no se sabe nada de ella desde hace casi un mes que se fue, y creo que Ane va a necesitar un largo tiempo antes de que pueda volver a ser persona, por lo que debe de haber alguna manera de hacer que se sienta querido, y querido por una mujer, que es lo que le quitará esa pena de que dos mujeres se le hayan ido de las manos en un mes, por lo que solo me queda hablar con Anne, explicándola lo que pasa con sus dos hijos.
Me levanto de la cama lentamente, tratando que Harry no se despierte, fallando estrepitosamente, ya que abre los ojos como platos al notar que me he ido, al tiempo que estos se ven asustados y aún llorosos.

--Solo voy abajo-le aseguro pasando mi mano por sus rizos enredados-¿Quieres que le diga a Liam que se quede contigo mientras?-le propongo, haciendo que él niegue la cabeza antes de volver a cerrar los ojos, parece que para descansar el resto de la noche.

Resoplo antes de dejar un beso en su frente y salir de la habitación para dejarle dormir.
Bajo al piso de abajo, encontrándome con la mirada preocupada de Liam y de Lucía, pero yo tan solo esbozo una sonrisa para tranquilizarles.

--¿C-cómo está?-balbucea nervioso mi amigo castaño, con los ojos llorosos, a punto de derramar lágrimas.
--Se ha dormido-contesto sin más, encogiéndome de hombros para quitarle importancia.
--¿Está muy mal?-pregunta mi chica, apretando de un brazo a Liam, tratando de reconfontarlo 
--Bueno, su hermana está en un hospital psiquiátrico...para una fiesta no está-admito tratando de bromear, pero eso solo hace que Liam agache la cabeza, soltando un suspiro entrecortado, y Lucía me sonría mínimamente antes de acariciar el hombro del castaño.
--Si yo no hubiera abierto mi enorme boca-se lamenta él con voz rota-si sólo me hubiera callado.
--Liam-digo en voz baja con gesto afligido, colocando mi mano sobre su hombro-no es tu culpa...
--Lo es-dice muy seguro, llevando una de sus manos a la mejilla derecha, parece que apartándose las lágrimas que ya comienzan a caer-si yo no le hubiera dicho eso a Niall, él no habría roto con ella, ella no habría quedado tan mal, y Harry no habría tenido que dejarla allí, entonces él no estaría ahí arriba llorando...

Me callo al ver la relación tan clara que ha hecho, y tal vez un poco cierta, pero no voy a dejar que piense algo así, porque no necesitamos más gente triste, definitivamente no lo necesitamos, por lo que me acerco a él y le envuelvo en un abrazo, sintiendo como ese chico que es más alto y grande que yo en general, se acurruca contra mí, gimoteando en voz baja, haciendo que acaricie su espalda con una mano.

--Soy tan horrible...-musita contra mi camiseta.
--No eres horrible, eres una gran persona y un buen amigo, pero a veces las cosas pasan y...bueno, Harry últimamente no tiene mucha suerte, pero no es tu culpa...
--Si pudiera cambiar lo que hice...-murmura agarrándose a mi camiseta con fuerza y entre temblores.

Trato de pensar en lo positivo de esta situación, aunque la verdad es que dado como estamos...no puedo ver nada más que la desgracia rodeándonos.
Pasados unos minutos, Liam parece tranquilizarse y se aleja de mí, con los ojos rojizos y las mejillas húmedas, mostrándose algo sonrojado, tal vez piensa que es humillante el que le veamos llorar, porque él no suele hacerlo, no suele mostrarse débil, simplemente es nuestro chaleco salvavidas, y si él se hunde el resto lo hace, pero no, en realidad no es así, todos nos sacamos a flote entre todos, así que mientras uno de nosotros siga bien, el resto lo estará, por lo que me toca ser a mí el que saque a Harry de su soledad, a Liam de su culpabilidad, a Zayn de su miedo a perder a Malcom y a Niall de su cabezonería. 
Palmeo el hombro del castaño para darle ánimos, haciendo que él sonría débilmente.

--Yo voy a hablar con Anne-comento con tranquilidad, haciendo que él asienta con la cabeza-¿Te importa quedarte mientras?
--No, no, claro. Ya me iba a quedar de igual manera-dice con seguridad y un asentimiento de cabeza.
--No tardaré-le prometo-Lulu-la llamo haciendo que ella ponga la mirada en mí de inmediato, seria y preocupada. Supongo que por todo en general-¿Quieres quedarte aquí, que te lleve a casa o...?-propongo no muy seguro de lo que debería hacer, ya que esta no es su guerra, no tiene por qué quedarse aquí o mucho menos venir conmigo a hablar con Ane, ella tiene su vida y sus cosas.
--Me quedo aquí-contesta colocándose junto a Liam.
--No hace falta que lo hagas.
--Quiero quedarme aquí-contesta con el ceño algo fruncido-¿Es que quieres que me vaya?-pregunta dudosa.
--No, no, claro que no-digo con los ojos abiertos como platos por la sorpresa de su pregunta-Es simplemente...que tal vez no quieras estar aquí porque tienes algo que hacer o...no sé...
--Una de mis mejores amigas está en Estados Unidos, otra en un psiquiátrico, mi prima desaparecida y con un niño, dos de mis amigos luchando por quedarse con un niño, un rubio cabezón que anda que como las lía, y eso que parecía tonto, Harry echo polvo y Liam sintiéndose culpable de todo. No pienses ni por un momento que no me quedaré con vosotros, porque no me pienso ir a ningún lado hasta que alguien se ponga bien.

Juro que es la primera vez que veo esa seriedad y seguridad en esos ojos negros que se clavan en los míos como dagas, haciendo que me quede estático por un momento, pero que al segundo sonría al ver que lo único que pasa es que está preocupada y quiere que todo el mundo esté bien.
Coge de la mano a Liam con fuerza, como si tratara de sacarlo a flote o llevarlo hasta la orilla, ya que está a medio camino de hundirse, lo cual agradezco.
Dejo un beso en su frente, otro en la de Liam y diciendo un último "No tardo" salgo de casa camino a la de mi vecina, la madre desaparecida por muchos años de mi prácticamente hermano, me dispongo a ver a Ane y tratar de explicarle qué es lo que ha pasado con su hija, pues que que Harry sería el que se lo contara en cuanto volviéramos, pero está claro que no se encuentra lo suficientemente bien como para ello.
Pienso en las palabras exactas que decirle para que no le dé un infarto o algo parecido, aunque por la cara que pude ver desde el coche cuando nos estábamos yendo, ella ya sabe que no va a ver a su hija en mucho tiempo, y sin embargo no insistió en ello, no insistió en saberlo, solo por el simple hecho de que Harry era quien la llevaba, ella confía en que sus hijos se protegen entre ellos, y que por supuesto, nunca ni en un millón de años, se dañarían el uno al otro.
Me detengo frente a la puerta. Cojo aire. Pienso una última vez en lo que tengo que decirle y llamo a la puerta con el puño cerrado.
En menos de treinta segundos me abre esa mujer de ojos verdes tan familiares en los dos hermanos, éstos llenos de entusiasmo y felicidad que se esfuman en cuanto me ven a mí y no a ninguno de sus hijos, pero aún así mantiene esa sonrisa dulce y amable, aunque se ve a la legua que está claramente llena de histeria.

--Oh, Louis-me saluda dulce y tranquila, mirando tras de mí rápidamente, como si alguno de los dos hermanos fueran lo suficientemente pequeños como para poder esconderse del pequeño hobbit que soy-¿D-Dónde están los chicos?-me pregunta con una risita nerviosa.
--Sí...de eso quería hablarte-murmuro acariciando mi nuca sin atreverme a mirarle a los ojos-de tus chicos...
--¿Q-qué les pasa?-pregunta con voz temblorosa-¿Dónde están? ¿Están bien?-me acribilla a preguntas nerviosa y parece que al borde de un ataque de pánico.
--Creo que deberís sentarte para esto...-admito en voz baja, aún mi vista puesta en el suelo.

Sin decir nada más se adentra en la casa, dejando la puerta abierta para que yo entre tras ella, cosa que hago de inmediato, caminando con pasos indecisos, sintiendo mis rodillas temblar, pero no temblar como cuando veo a Lucía, que es un temblor nervioso pero agradable que hace que sonría de manera amplia y provocando que sienta como mi corazón late acelerado y feliz, no, este temblor hace que sienta como si la respiración se me dificultara, y como si tuviera un nudo en el esófago, porque al fin y al cabo, tengo que decirle a una madre lo mal que se encuentran sus dos hijos, y eso no es ni mucho menos fácil.
Me invita a sentarme en el sofá mientras ella va a por algo de comer, dejándome así un par de segundos en los que puedo respirar profundamente, pero la respiración me tiembla un poco y no me resulta ni mucho menos tranquilizador.

--¿De q-qué quieres que h-hablemos?-tartamudea, parece que tratando de ocultar su nerviosismo...y el ua saber que sus hijos no están ni mucho menos bien.
--Anne-murmuro cogiendo su mano con fuerza, haciendo que ella me mire a los ojos, sintiéndolos temblar, como todo el resto de su cuerpo-Sé que esto no va a ser fácil para ti-la aseguro, acariciando su mano con cuidado-pero supongo que debes de saberlo...
--Me estás asustando, Louis-dice con voz rota-¿Dónde están?
--Anne...-trato de razonar con ella para que se tranquilice, pero no funciona ni mucho menos.
--Louis, dime dónde están y por qué no están aquí.

La miro a los ojos, sintiendo como está al borde de su capacidad, por lo que está a punto de echarse a llorar, pero yo no he sido el que ha causado todo esto, sino al que le toca contarlo, al que le toca hablar con una madre que no es suya, pero casi, porque es la de mi medio hermano, así que es como si fuera mi medio madre, además, siempre me trata con mucha amabilidad y dulzura, aunque no hayamos hablado mucho, pero siempre es muy buena conmigo.

--Ane está en una clínica psiquiátrica y Harry en casa lamentándose y llorando-suelto de un golpe, que parece darle en todo el pecho, ya que se encoge dolorida, como ya me suponía.

Siento su mano agarrase a la mía con fuerza, pero no dice nada, tan solo suspira de manera entrecortada, cada vez más y más, hasta que simplemente se echa a llorar, abrazándose a mis brazos con fuerza, llorando contra mi pecho y haciendo que yo muerda mi labio no muy seguro de cómo consolarla, por lo que solo acaricio su espalda y le ha aseguro que todo va a ir bien.

--¿P-por qué...p-por qué ella?-murmura contra mi pecho.
--Niall...-digo no muy seguro de que sea lo correcto, pero ya no hay vuelta atrás-Él...la ha dejado.

Eso hace que ella se separe de mí lentamente, mirándome con expresión sorprendida, las lágrimas aún sobre sus mejillas.

--¿Cómo?-pregunta sin dudar, parece que con un tono duro.
--Niall la ha dejado-repito sintiéndome menos seguro aún-y ella... pues ha entrado en un shock y... eso-añado nervioso.

Ella no dice nada por un largo minuto en el que solo me mira. Acto seguido aparta las lágrimas de sus mejillas, se incorpora en el sofá hasta quedar sentada, frente a mí, mirándome con esos ojos duros y parece que cabreados.
¿Por qué me da que Niall va a ir a por Ane a patadas?

--¿Me estás diciendo-pregunta en tono pausado, más amenazante aún si puede-que mi pequeña está en un loquero...?
--Psiquiátrico-me atrevo a corregirla, pero ella no me hace caso.
--¿...porque ese elfo a medio teñir la ha dejado?-termina la pregunta, sin inmutarse.
--Sí-consigo decir, sintiéndome aún más pequeño de lo que soy bajo esa mirada llena de furia retenida.
--¿Y con qué derecho o por qué motivo?-pregunta de nuevo, frenando su enfado.
--Pues... el derecho...supongo que es el de ser humano...y libre-digo en voz baja, sintiendo los ojos de Anne llameantes y a punto de explotar como una bomba atómica, aniquilando a todo aquel que esté a su alrededor; o sea sé, a mí-y el motivo...p-pues...
--¿Pues...qué?-pregunta seca, dura, borde, haciéndome ver de dónde ha sacado Ane su mal genio y bordería.
--Niall se sintió engañado...
--¿Engañado por qué?
--Pues...porque...se enteró..de que...em...bueno...-balbuceo sabiendo que esto definitivamente no va a ser nada bueno, y mucho menos algo que quiera escuchar.
--Louis...-me advierte.
--Se enteró de que Ane y Harry se acostaron-digo cerrando los ojos para evitar que la explosión llegue a mí (como si eso realmente fuera a funcionar)

Pero no, no pasa nada, todo se mantiene en silencio, haciendo así que entreabra los ojos poco a poco algo asustado, dando así con que ella está con la boca abierta, sin poder creerlo.

--¿Ellos...ellos dos...?-pregunta aún sin poder reaccionar.
--Pero fue cuando Harry aún no lo sabía-trato de defenderles.
--Pero Ane sí que lo sabía-habla en voz baja llevándose las manos a la cara, escondiéndola en ellas-Esta chica...yo no sé dónde va a acabar-es lo único que murmura, negando con la cabeza.
--Anne...estaban borrachos-sigo con mi intento de defensa hacia los hermanos-y...eh...creo que...fumaron...algo...
--Eso no me deja más tranquila-habla con un nudo en la garganta-Creo que deberías volver con Harry-dice sin más, con la mirada puesta al frente, muy lejos de llegar a mí.
--Pero...-digo confuso, esperando aún que quiera saber más del estado de su familia, pero no me deja seguir.
--En un rato iré a verle, no te preocupes-dice sin más-ahora solo necesito...aclarar mi cabeza...y saber qué he hecho mal.
--No has hecho nada mal-digo muy seguro-es solo que...
--Realmente deberías volver a casa-me interrumpe de nuevo-a menos que quieras que todo caiga sobre ti-admite mirándome con un intento de sonrisa.

Y sin más, salgo de casa, para volver a la mía, encontrándome con el comedor vacío, haciendo así que busque confundido por toda la planta de abajo, quedando de igual manera, ya que no hay nadie y no se oye ni una mosca.
Supongo que Lucía habrá vuelto a casa pienso con un suspiro antes de subir a la planta de arriba, dirigiéndome a la habitación de Harry, para ver si está bien y si Liam sigue con él, encontrando así el motivo por el que no hubiera nadie abajo: los tres se encuentran en la estrecha cama, Harry entre medias de Lucía y Liam, ambos dos abrazándole, y éste con aspecto sereno y acurrucado contra Liam. Los tres dormidos y parece que tranquilos, ajenos a todo lo que aún queda por resolver, a todos los problemas que tenemos y a todos los que nos podrían surgir, aunque la verdad, creo que ya nada puede irnos peor, por lo que sonrío negando con la cabeza, pensando en que si ya hemos tocado fondo, ya nada puede ir peor, por lo que solo me acerco a la cama y me hago un hueco prácticamente inexistente antes de ponerme a dormir con el resto.

Narra Zayn.
Mi pequeño trata de sonreír, pero aún se ve demasiado temeroso, por lo que solo se acurruca con su cabeza en mi cuello, por lo que beso su pelo con cariño, acariciando con mi pulgar su pierna.
Y entonces mi familia entra en pánico.

--¡OH DIOS MÍO!-chilla Waliyha-¡ES ADORABLE!
--¿¡PUEDO JUGAR CON ÉL?!-Safaa me pregunta con ojos chispeantes de emoción mientras tironea de mi camiseta para llamar mi atención.
--Zayn...¿cuántos años tiene?-pregunta mi madre con el ceño fruncido-Yaser...-esta vez la advertencia va hacia mi padre-Pensé que tú te ocuparías del tema del sexo precavido con él.
--¡Y lo hice!-se defiende él.
--¡ZAYN! ¡ZAYN! ¡QUIERO VERLE MÁS DE CERCA!-insiste la pequeña, aún tirando de no camiseta.
Y aún así, con todo el ruido propio de mi familia, al cual ya estoy acostumbrado, con todas las preguntas que hay a mi alrededor, solo soy capaz de reaccionar a una única voz.
--Papi...-susurra con voz quebrada, su manita agarrándose al borde del cuello de mi camiseta.
--¡YA!-alzo la voz por primera vez en mucho tiempo, por lo cual todo el mundo se queda en silencio y claramente asombrado. Incluso Malcom se ha sobresaltado, pero sus dedos aún se aferran a la tela que me cubre-No más gritos, no más preguntas todos a la vez. Tranquilidad y sosiego, por favor-pido acercando Mary hasta mi lado, que se ha mantenido callada en todo momento y que ahora solo se apoya en mí antes de llevar mi mano a su hombro-Ahora voy a terminar de hacer la cena y vosotros vais a esperar en el salón, ¿entendido?
--Per...-dicen todos casi al unísono.
--Al salón-insisto en ello con voz firme.

De inmediato mis padres y mis hermanas se van a salón con rapidez, quedándonos solamente en la entrada Malcom, Mary y yo.
Suspiro relajando mi postura tensa, necesaria para que me hicieran caso, y vuelvo la mirada a mi pequeño, que esconde la cabeza en mi cuello, temblando ligeramente y parece que empezando a llorar, porque claramente de ha asustado. Estar rodeado de tanta gente gritona hace guardar su parte de madurez y alto nivel intelectual, para sacar a relucir al niño de cuatro años traumatizado que es.

--Tranquilo, cariño-susurro mientras me balanceo como si fuera un bebé, con mi mano en su nuca-No te van a hacer daño, solo están muy contentos de que estés aquí y quieren verte, pero nunca te dañarían-le aseguro antes de dejar mis labios sobre su cabeza con ternura-Ahora vamos a terminar la pasta con salchichas tan rica que queríais y vamos a cenar todos juntos ¿vale?
--La pequeña me da miedo-murmura en voz apenas audible, haciendo que sonría de medio lado al ver que mi hermanita Safaa asusta a M-¿Por qué quiere verme de cerca?
--Porque quiere jugar contigo-le aseguro mientras camino junto a Mary hasta la cocina, para proseguir con nuestra cena, solo que poniendo más pasta, mucha más.
--¿Y por qué tu mamá le dijo a tu papá que si había hablado de sexo precavido? ¿No quiere que esté aquí? ¿Piensa que no debería estar vivo? ¿Me pegará?-pregunta clavando sus ojos acuosos y derramando lágrimas, con la respiración entrecortada y parece que un comienzo de ataque de ansiedad que habría que tener vigilado.
--¡No!-exclamo horrorizado, pegándole más a mí, estrechándole entre mis brazos con fuerza y a la vez cariño-Ellos nunca te harían algo así, ellos te quieren, estoy seguro, pero mi mamá solo se sorprendió un poco porque ella no pensaba que fueras tan mayor, pero ella nunca desearía que no estuvieras.

Él asiente con la cabeza, colocándose de nuevo con la cara apoyada en mi hombro y parece que sin muchas intenciones de querer soltarse por un buen rato, por lo que hecho una mirada rápida a Mary, preguntándole si le importa mucho hacer ella la cena hoy, a lo que ella me responde con un ligero asentimiento de cabeza antes de dejar un beso en la cabeza de Malcom y una caricia en su espalda, antes de darse media vuelta y seguir con la cena.
Me siento en una silla, con Malcom aún en mi pecho mientras le hago caricias en la espalda para que se calme. Nunca dejaría que nadie le hiciera daño, nunca, y eso es algo en lo que él no parece confiar demasiado, o tal vez solo el miedo le haga perder la confianza en todo y en todos, pero por lo menos de mí nunca se ha asustado.

--Vamos a ir a cenar con ellos ¿vale?-pregunto en un susurro bajo, cuando veo que Mary está terminando la cena.

Él alza sus ojitos aún asustados hasta que llegan a los míos y, con un puchero en los labios que trata de ocultar, asiente con la cabeza, colocándose de nuevo con la cara en mi pecho y sus manitas enganchadas a mi camiseta.
Veo como María se gira para mirar con algo de lástima al pequeño, antes de mirarme a mí con una pequeña sonrisa de esas suyas que dicen "Todo va a salir bien", y que quiere darme a entender que todo, absolutamente todo, va a ir bien, desde esta cena hasta el futuro juicio al que me tengo que enfrentar. Todo irá bien.
Dejo a Malcom en la silla de la cocina por un momento, solo para poner la mesa, pasando así por el salón para avisar a mi familia de que pueden sentarse.

--Ya está hecha la cena-admito con una pequeña sonrisa.

La mirada de mi madre se clava con la mía, preguntándome tantas y tantas cosas acerca del pequeño niño al que llamo hijo. Dejo un beso en la frente de la mujer que me dio la vida y simplemente susurro un "Después" para hacerle saber que después de que todo el mundo esté dormido, ella y yo hablaremos de todo lo que sea necesario, y que por supuesto le explicaré acerca de Malcom y como ha llegado a mí.
Para cuando vuelvo a la cocina estoy siendo presente de una pequeña pero extraña confusión.

--¡Te he dicho que no, mocosa!-exclama María más que cabreada, cogiendo a Malcom en sus brazos y alejándolo de mi hermanita más pequeña.
--¡No soy una mocosa! ¡Tengo diez años!-replica ella sacándole la lengua-¡Solo déjame jugar con él!
--¿¡Es que no escuchas?! ¡Te he dicho que no! ¡Vete a la mesa!
--¡Eres una idiota! ¡Fea! ¡Gorda!-comienza a insultar mi hermana con todo lo que puede mientras trata de alcanzar al pequeño niño que, para mi sorpresa, no llora, sino que simplemente está atento, observando a la discusión.
--¡Mira niña, no empieces una pelea de insultos que no puedes ganar! ¡Mojacamas!
--¡Hace  mucho tiempo que no mojo la cama!-la indignación clara en la voz de Safaa-¿¡Y tú qué vieja?! ¿¡Tú si las mojas?!
--¡Hey! ¡Hey! ¡Hey!-digo en voz lo suficientemente alta como para que ambas dos se callen y me miren con el ceño fruncido-¿Qué está pasando aquí?

Ambas dos empiezan a replicar y replicar, tan alto y tan rápido que no soy capaz de captar ninguna palabra salvo "Mocosa", "Vieja", "Malcom" y "Jugar".

--¡Stop!-de nuevo me veo obligado a alzar la voz para que detengan su ridícula pelea-Safaa, dime qué ha pasado-digo mirando con el ceño fruncido a mi hermanita, ya que sé que es muy cabezona y con la lengua muy larga para la mayoría de las cosas, por lo que me supongo que ella ha empezado todo esto.

Ella me mira con un puchero en los labios y agacha la cabeza, como si yo la estuviera regañando, cuando solo la he pedido una explicación, por lo que me veo obligado a relajar mi ceño y agacharme un poco para hablar con ella.

--Vamos pequeña, dime qué ha ocurrido-la pido con más dulzura, solo para que no se ponga a llorar y entonces, ya sí que montemos un gran espectáculo, porque claramente, si Safaa empieza a llorar, yo como su hermano mayor, tendré la culpa, y creerme que no debe de ser divertido que tu madre te regañe con diecinueve años delante de su novia y tu hijo.
--Que es una mocosa cabezona que no atiende a razones-contesta María con un bufido detrás de mí, que hace que Safaa alce la cabeza para mirarla con claro enfado.
--Tú cállate-replica la pequeña-Seguro que esa te pone los cuernos en cuanto te des la vuelta-me susurra con claro odio hacia mi novia, haciendo que frunza el ceño descontento ante esas palabras.
--¿Y tú cuándo has aprendido a pensar en algo que no sea en volar con unicornios?-María de nuevo mete baza, claramente burlándose de mi hermana, y eso tampoco me sienta realmente bien, por mucho que quiera a María.

Me levanto para quedar junto a María y ver como tiene una sonrisa triunfal en la cara, pero que al ver mi ceño fruncido molesto se le borra y es sustituida por una mueca de confusión y extrañeza, puede que incluso de asco hacia mi hermana, y si no fuera una situación tan delicada, me reiría al ver que es la misma cara de asco que pone Louis a todo el mundo en sus malos días del mes.

--Vete arriba con Malcom, por favor-la pido lo más suavemente que puedo.
--¿Por qué?-se defiende ella, un ceño fruncido comienza a verse en su cara-¿Te vas a poner de su parte, Zayn?
--Eres tú la que se está rebajando a su nivel. Solo tiene diez años María, demuestra un poco que tienes diecisiete y deja de comportarte como una cría.
--No me estoy comportando como una cría-en su voz se ve con claridad como el enfado empieza a agravarse en ella, y tampoco quiero eso, solo que se vaya un momento para que pueda hablar con mi hermana y acto seguido pueda hacerlo con ella. Solo quiero saber los dos puntos de vista, ¿acaso es algo tan malo?
--Lo estás haciendo, María, lo estás haciendo otra vez-me defiendo-Solo te falta inflar las mejillas y cruzarte de brazos. Deja de comportarte como una niña.

Ella me mira perpleja por un segundo antes de tornar su mirada a una de enfado.
No se puede enfadar, no le he dicho nada, y mucho menos nada que no sea verdad. No es una discusión, no estamos discutiendo, simplemente porque si lo estuviéramos haciendo significaría que todo, absolutamente todo, me estaría yendo mal, y no puede ser, no me pueden ir más cosas mal, simplemente no sería justo.

--Tal vez me esté comportando como una niña porque lo soy-dice mientras me da a Malcom en brazos con algo de fuerza.

Y sin decir nada más se da media vuelta, sale de la cocina conmigo tras ella y Safaa tras de mí y sube al piso de arriba, haciendo que resoplé y acto seguido frunza el ceño al oír como cierra la puerta de un golpe.
Perfecto.

--¿Os habéis enfadado por mi culpa?-pregunta mi hermanita, haciendo que agache la mirada para ver como tiene una mueca preocupada.
--No pequeña, no nos hemos enfadado-la digo aunque ni siquiera yo estoy seguro de ello, pero simplemente hablo con tranquilidad acariciando su pelo negro azabache-Venga, ve con papá y mamá y diles que ahora vamos ¿vale?

Ella me mira con algo de arrepentimientos antes de asentir con la cabeza y salir corriendo hacia el salón.
Miro hacia la escalera para ver que María no viene, por lo menos ya sé que María no está muy enfadada, porque si lo estuviera simplemente hubiera cogido el abrigo y se habría ido a casa de Louis, pero solo se ha ido al piso de arriba y eso quiere decir que solo tengo que esperar un poco e ir a hablar con ella, entonces todo estará b...
Dejo mis pensamientos tranquilizadores al ver como ella baja de nuevo, en efecto con un buen abrigo puesto y un pequeño bolso colgado de su hombro, parece que mirando dentro de éste, supongo que revisando si lleva el móvil, las llaves de casa, el monedero...
Pero no puedo dejar que se vaya, no puedo simplemente perderla, y mucho menos sabiendo que podría perder a Malcom, quien está agarrado a mí con fuerza, parece que asustado por lo que acaba de pasar, pero yo solo miro hacia mi novia, no encontrando su mirada, ni mucho menos.

--María-susurro cogiendo su brazo con cuidado para detenerla.

Ella aparta su brazo con brusquedad, muy segura a salir, ir a casa de su hermano, gritarle que soy gilipollas y volver mañana por la mañana. Sé que lo va a hacer porque es lo que pasa siempre, pero ahora realmente no quiero que lo haga, necesito estar con ella.

--Por favor-simplemente la pido, haciendo que ella se detenga justo cuando abre la puerta, quedándose parada, de espaldas a mí.

Oigo como suelta un largo suspiro que hace que mi corazón vuelva a latir de nuevo, sabiendo que un resoplo significa que se quedará.
Al menos así había sido hasta ahora.

--Solo voy a dar una vuelta-dice sin más en voz baja, aún sin mirarme-No estoy enfadada-me asegura dándose media vuelta para mirarme, en efecto sin enfado-Solo...no puedo con esto-admite cerrando la puerta para darse media vuelta por completo, para mirarme de frente y quedar con la espalda contra la puerta-Conocer a tu familia...así-dice llevando sus manos a la cara-Son quienes más influyen en tus decisiones, son los que han estado junto a ti toda la vida y...me siento un poco fuera de lugar. Siento como si...fueran a alejarte de mí solo porque no soy como a ellos les gustaría y no me digas que simplemente les caeré bien porque soy perfecta, porque no lo soy y...necesito respirar después de la discusión con la mocosa porque sé que ya no me voy a llegar bien con ella-asegura llevándose las manos al pelo, peinándoselo hacia atrás-Solo voy a despejarme y tranquilizarme. No tardaré-dice con un intento de sonrisa antes de girarse para abrir la puerta.

Y sin decir ni hacer nada más, ella sale de la casa, haciendo que de mí salga un suspiro entrecortado, pero que al menos quede tranquilo, ya que sólo está saturada. Solo eso. No está enfadada. En un momento volverá.

--Papi-susurra el pequeño entre mis brazos, haciendo que lo mire-¿Va a volver?-pregunta con voz rota y un puchero tembloroso en los labios.
--Claro que sí, cariño-confirmo con una débil sonrisa antes de dejar un beso sobre su pelo rebelde.

La comida queda servida en la mesa en poco tiempo, haciendo que toda mi familia me observe a cada movimiento, supongo que están al tanto de lo ocurrido entre María y yo gracias a Safaa, pero no se lo todo en cuenta y tampoco me molesta, porque al fin y al cabo solo ha ido a dar un paseo, así que va a volver de un momento a otro, incluso pongo su plato para que en cuanto vuelva no sienta como que la he olvidado.
Sonrío en cuanto pongo el último plato sobre la mesa y les pido que aguarden una última vez para poder ir a por Malcom, quien ha esperado paciente y sin hacer ni un ruido en la encimera de la cocina, parece que su sitio favorito para sentarse de la sala.
Me quedo de pie frente a él, mirándole con una sonrisa que él sobreentiende que significa que ya es momento de afrontar el miedo que le da mi familia, por lo que se baja con cuidado y delicadeza y camina lentamente hasta quedar a mi lado, agarrándose de mi mano con fuerza y algo de temor.

--Te adoran-le aseguro antes de ponerme a caminar con lentitud, ya que el pobre se coloca tras de mis piernas para andar y así no avanzamos mucho, pero tampoco se lo tomo en cuenta.

Finalmente llegamos al comedor, donde la charla que estaban manteniendo queda suspendida, siendo sustituida por miradas de curiosidad mientras se mantienen callados, observándome y buscando con la mirada al pequeño que está totalmente escondido tras de mí, por lo que cojo su mano como puedo y hago que se mueva delante de mí, lo cual hace con pasos torpes, quedándose delante de mí, agarrando mi mano con fuerza mientras me mira a mi familia, la cual le observa con ojos llenos de amor y dulzura.
Creo que todo el mundo en este universo adora a mi pequeño, pero es solo mío. Lo siento.
Aprieto su mano con cariño, haciendo que él me mire, a lo que yo le respondo con un movimiento de cabeza para que hable por primera vez ante ellos. Él asiente con la cabeza antes de llevar su mirada a ellos, sintiendo sus nervios desde aquí, hasta que habla.

--Hola-murmura en un hilo de voz, claramente tímido e inseguro.

Toda mi familia trata de evitar o disimular un "Aw" colectivo que acaba por salir y provocar que las mejillas de mi niño se pongan coloradas de golpe, pegándose a mi pierna, lo cual provoca más "Aw" que finalmente yo rompo con una pequeña risa mientras camino hacia la mesa, haciendo que Malcom se encarame en ella con facilidad antes de que yo le acerque la silla a la mesa con cuidado.
La estancia se mantiene en silencio mientras sirvo la comida. Supongo que se debe al porqué de que no esté María o tal vez a que Malcom está aquí y no saben qué hacer ni decir frente a él.
Me siento al lado del pequeño, indicándole que puede empezar a comer, cosa que hace sin dudarlo, con total educación y elegancia, sin ni siquiera mancharse de tomate, y mira que es difícil no mancharse de tomate comiendo espaguetis con tomate. Por experiencia lo digo. Pero él no, simplemente come con la mirada puesta en el plato.
Por el contrario Safaa ya tiene una mejilla manchada, lo cual hace que sonría negando con la cabeza mientras torno la mirada al plato para comer.

--Bueeeeno-comienza a hablar la pequeña parlanchina-No es que me esté aburriendo... bueno sí, es eso-dice con franqueza-Cenar sin hablar es un rollazo, ¿a que sí, Malcom?

Miro algo sorprendido a Saffa antes de girar mi mirada hacia el aludido, quien me mira como si me pidiera opinión acerca de si responder o no, a lo que le sonrío con calidez para que responda si es eso lo que desea.

--U-un poco...-musita.
--Ya lo sé-responde ella antes de resoplar-Entonces hablemos tú y yo-propone entusiasmada, haciendo que Malcom sonría levemente antes de asentir con la cabeza-¡Genial! ¿Cuántos años tienes?
--Cuatro.
--Guau-admite sorprendida-Pensé que eras mayor-añade con un asentimiento de cabeza-¿Qué es lo que más te gusta hacer?
--Pues...pintar-responde él, con una sonrisa cada vez mayor en su cara.

Parece que Safaa con su lengua parlanchina y su terquedad consigue que Malcom hable cada vez más y durante toda la cena, hasta que finalmente el resto nos unimos a ellos, pero eso solo intimida al niño al principio, ya que acaba por acostumbrarse a ellos y darse cuenta de que son buenos y de que nunca le harían daño.
Para cuando decidimos levantarnos de la mesa es ya media noche, lo cual me hace mirar al reloj extrañado, ya que en efecto marca esa hora, pero no me parece normal que haya pasado tan rápido el tiempo...ni que María no haya vuelto, pero tampoco me preocupo, ya que seguramente haya decidido quedarse a dormir en casa de Louis, por lo que solo recojo la mesa y acompaño a Safaa y Walyiha hasta una habitación de invitados para que duerman, antes de que Safaa dé un fuerte abrazo a mi pequeño que hace que por poco le dé un desmayo de vergüenza, mientras que dejo una a mi hermana mayor para ella sola, ya que sé cuan importante para ella es la intimidad, y si no que se lo pregunten al yo de hace diez años, que se me ocurrió meterme en su cuarto y por poco no me tira por la ventana...o al menos esa fue la sensación que me dio en aquel momento, aunque tal vez solo fuera mi punto de vista a esa corta edad frente a mi hermana mayor solo por un año.
Finalmente dejo a mis dos padres en otra, recibiendo de nuevo esa mirada de mi madre de "tenemos que hablar", a lo que asiento con la cabeza de nuevo antes de señalar a Malcom sin que él se dé cuenta para hacerle saber que primero él debe de estar dormido, a lo que asiente con pesadumbre antes de darme un fuerte abrazo, seguido de mi padre.
Finalmente, llegamos a la habitación de Malcom. Se sube a la cama con el pijama en la mano y se sienta en medio de la cama, quitándose la ropa él solo sin necesitar mi ayuda, la deja colocada a un lado con cuidado y asegurándose de que no queda arrugada, pese a que la voy a echar a lavar y él lo sabe, pero le gusta dejarlo todo ordenado, y simplemente se pone el pijama y pega un salto para ir a lavarse los dientes. Todo ello sin que yo le diga nada.
Es increíble como es capaz de hacer todo sin olvidarse de nada y a la perfección...

--Papi, no llego al grifo.

O todo lo que su estatura le permite.
Camino hasta el baño con una sonrisa para ver como trata de llegar al grifo, tratando de alcanzarlo con el cepillo de dientes, pero no llega y parece frustarle, ya que oigo como bufa molesto antes de estirarse aún más en un nuevo invento de abrir el grifo, siendo en vano, por lo que voy a abrirlo, pero él se queja.

--¡No! ¡Yo quiero!-dice subiendo sus brazos para que le coja y le aúpe, cosa que hago con una sonrisa divertida en mis labios, haciendo así que pueda abrir el grifo sin problema y por lo tanto, él sonríe victorioso antes de poder dar comienzo a su cepillado de dientes.

Le cojo en uno de mis brazos, manteniéndolo cerca del lavabo, mientras que con el otro libre cojo mi móvil del bolsillo delantero de mis vaqueros, viendo como aún no tengo noticias de Mary, por lo que suspiro mirando la pantalla, antes de alzar la mirada para ver como M me observa a través del espejo, con ojitos tristes y preocupados, ya que sabe perfectamente lo que miro y el porqué de que haya estado tan callado en la tarde.
Sé que necesita aire y tiempo, que conocer a mis padres así ha sido muy fuerte y no se haya sentido incómoda, pero dijo que volvería enseguida y debería de haberme llamado, o al menos enviado un mensaje, pero no dejo que eso me perturbe más y simplemente dedico una sonrisa a mi hijo que no sabe si creerse o no, por lo que decido poner algo de música en mi móvil, dando así con una buena canción al instante.

--Here's a little song I wrote-canto con la música moviéndome con M en brazo, haciendo que él ría con el cepillo aún en su boca-you might want to sing it note for note-canto mirándole moviendo mis cejas de arriba abajo, haciendo que de nuevo él ría antes de asentir con la cabeza e inclinarse en mis brazos para escupir al lavabo.
--Don't worry-canta él con voz melodiosa y aguda.
--Be happy...

Después de más tiempo de lo que normalmente uno tarda en lavarse los dientes, acabamos por volver a la cama, donde él se mete entre las mantas y se acurruca, mirándome con ojos ya cansados y una sonrisa.
Acaricio su mejilla con el dorso de la mano mientras estoy sentado en el borde de la cama, devolviéndole esa pequeña sonrisa.

--¿Crees que Mary estará bien?-me pregunta de repente, haciendo que abra los ojos sorprendido, y al mismo tiempo haciendo que trate de aparentar estar tranquilo para que él no se altere.
--Claro que sí-contesto antes de llevar mi mano a su pelo para apartar el flequillo de sus ojos-Estará con Louis y Harry. Mañana por la mañana cuando despiertes estará aquí-le prometo antes de besar su frente y levantarme de la cama.
--Vale..-susurra con el edredón por la nariz-Buenas noches, papi. Te quiero-dice antes de cerrar los ojos dispuesto a dormir.
--Buenas noches, cariño-respondo en un susurro desde la puerta-Yo también te quiero-confirmo antes de apagar la luz y salir, dejando entrecerrada la puerta.

Cuatro días y será definitivo el si me quedo con él o no. Solo cuatro días. Realmente está a punto de darme algo, pese a que Mark asegure que todo está listo para llegar y ganar el juicio, pero no puedo evitar plantearme lo peor.
Ni siquiera he vuelto a ver a Kate, o a saber algo de ella, pese a que su advertencia de que me quería ver llorar y sufrir sigue en pie, pero parece que se debe de guardar todas esas cosas para cuando haya perdido el juicio y quiera hacerme algo, o a Malcom, pero no lo permitiré, no le quitaré el ojo de encima ni un segundo y cuando esté plenamente recuperado y tenga que ir a clase -o lo que sea que vayamos a hacer para poder cuidarle y seguir de giras y conciertos- le pondré un séquito de guardias de seguridad o algo por el estilo.
No dejaré que nada ni nadie le haga daño.
Me doy media vuelta en medio del pasillo, dispuesto a irme hablar con mi madre, cuando doy con la aludida por sorpresa, haciendo que reprima un grito de susto por muy poco, llevándome una mano al pecho antes de cerrar los ojos con pesadumbre.

--Sé que no soy una modelo de Victoria Secret, pero creo que no doy tanto miedo-bromea, haciendo que yo sonría.
--Sabes que eres preciosa, mamá-la aseguro sintiendo como mi corazón sigue yendo al límite, pero esbozo una sonrisa para ella-Pero no esperaba encontrarte así.
--Es que si no vengo yo a por ti, no me cuentas nada-dice muy segura, no solo refiriéndose a este momento, sino a que hayan tenido que venir desde Bradford por mí.
--He estado ocupado-me excuso no muy seguro de que vaya a colar, aunque la verdad es que sí que he estado ocupado.
--Ya, ya lo sé-contesta ahora más seria-y es del motivo de que hayas estado tan ocupado que quiero que hablemos-dice mirando hacia la puerta de Malcom.

Asiento con la cabeza algo gacha, como si volviera a tener dieciséis años y ella me fuera a regañar por esa pillada fumando en las puertas de X Factor.
Caminamos en silencio hasta llegar al salón, donde ambos nos sentamos en el mismo sofá, uno junto al otro, y yo tan solo puedo suspirar con la cabeza gacha antes de empezar a contarle cómo ha llegado Malcom a mi vida, sintiendo como de vez en cuando la voz se me va por el nudo en la garganta que siento cada vez que recuerdo aquel momento en el que le encontré, al tiempo que la mano de mi madre apretar mi antebrazo en un intento de consuelo silencioso sin querer interrumpir mi historia, hasta que llega el final.
Para entonces ya estoy llorando de nuevo como un imbécil y hasta yo me río de mí mismo por dejarme llevar tan rápido por las emociones, pero es simplemente este tema lo que me hace ser así, porque en el resto de casos siempre suelo callarme y aguantar a que pase todo, porque es lo que llevo haciendo toda mi vida, pero no, esto me hace sentir tan estúpidamente débil que ni siquiera sé cómo no he entrado en una depresión ante la idea de poder perderlo, cosa que también le cuento a mi madre y con la que ella parece quedar desconforme.

--Creo que apenas hay una probabilidad entre no sé cuántos cientos de miles de millones de posibilidades de que te lo quiten-afirma muy segura-Mírate, pequeño mío-añade apartando un par de lágrimas de mis mejillas-se puede ver desde kilómetros y desde cualquier ángulo de este universo que él es lo más importante para ti y que nunca le harías daño, mucho menos que tú se lo quitarías a esa pequeña zorra pérfida de Kate-suelta en un bufido que me hace abrir los ojos ante sus palabras.
--¿Mamá?-pregunto con una mezcla de sorpresa y diversión-pensé que la señora Thomson y tú erais amigas.
--Eso era antes de saber que su hija era una el mal encarnado en choni-dice muy segura levantándose del sofá con otro bufido-En serio, no sé qué la viste-no sé si me informa o me regaña, pero yo tan solo la miro divertido aún sentado en el sofá-Bueno, sí que lo sé, y también el porqué de que te la tiraras.
--¡Mamá!-exclamo poniendo mis manos en la cara por la vergüenza de que mi madre me esté diciendo esas cosas.
--Ay Dios mío-dice ella con pesadumbre-cariño, soy tu madre, tengo derecho a poder decir esas cosas.
--Tienes derecho-la aseguro-pero también puedes no hacerlo. No es cómodo para mí-murmuro apartando las manos de mi cara, sintiendo como deben de estar rojísimas.
--Ni que no supiera lo que haces-dice rodando los ojos con diversión.

Mis mejillas ya deben de estar de color "Niall" que eso ya es el tope de las mejillas ruborizadas, pero no puedo evitar reír ante ello, ya que es obvio que lo sabe, todo el mundo lo sabe, o lo da por supuesto, pero eso no evita que yo no sienta vergüenza, porque es mi madre la que me está diciendo que está al tanto de ello.
Ella ríe también, debo suponer que por el sonrojo de mis mejillas o porque simplemente la he contagiado la risa floja que acaba siendo una gran carcajada por alguna razón que desconocemos, pero no es realmente importante, porque lo único que realmente importa es que estoy con mi madre y que me apoya, que va a estar a mi lado antes, durante y después del juicio, pase lo que pase, para animarme o felicitarme, para todo lo que sea necesario, porque es mi madre, porque me dio la vida, porque me ha visto crecer y porque me quiere, como todas las mayorías hacen... salvando casos extraños y escalofriantes.
Nuestras risas se ven interrumpidas por una voz dulce y avergonzada que proviene del niñito escondido a medias tras la puerta de este comedor.

--Papi.

Y con ello yo me levanto del sofá rápidamente, asustado porque algo o alguien le haya asustado o causado daño, pero no, no se ve asustado, solo curioso, con la mirada fija en mi madre, que está situada tras de mí, ya que me acerco a él rápidamente.

--¿Qué pasa, cariño?-pregunto agachándome para cogerle en un movimiento rápido, haciendo que se coloque en mi costado sin problemas, ya ambos sabiendo de qué manera le gusta colocarse y los dos nos encontramos cómodos.
--No puedo dormir sabiendo que Mary no está-musita con un pequeño puchero-Puede que le haya ocurrido algo malo.
--Que va-contesto con una sonrisa-Ella estará bien, durmiendo como deberías de estar haciendo tú-añado antes de darle un beso de esquimal.
--Vale...-murmura completamente a desacuerdo de que tenga que volver a la cama, pero parece que es salvado por la campana que es mi madre, es decir, la abuela más guapa y joven de todo el mundo.
--Espera-habla acercándose a nosotros-no he podido presentarme oficialmente-dice mirando a M de cerca con una sonrisa que se le contagia con rapidez-Soy Trisha, soy tu...-se muerde el labio no muy segura.
--No la llames abuela-le digo a Malcom, haciendo que él ría por lo bajo y que mi madre me lance una mirada fulminante que me hace reír.
--Me puede llamar abuela si quiere-responde ella en un resoplido-El que no puede llamármelo eres tú, señorito-dice dándome con el dedo índice en el pecho.

Y entonces escucho ese angelical sonido que tan poco he tenido el placer de escuchar, por lo que hace que mi corazón se infle de pura felicidad: una potente carcajada proveniente de Malcom.
Sin poder evitarlo, me le quedo mirando, admirando ese sonido tan bello al tiempo que esa gran sonrisa que hace que sus ojos se estrechen y se le formen pequeñas arrugas a ambos lados de sus ojos, de la misma manera que me ocurre a mí, exactamente de la misma manera.
Y de esa manera, me doy cuenta de que no puedo hacer que esa alegría se vaya, no puedo permitir que le arrebaten esa alegría, y si la manera que tengo por evitarlo es enfrentarme a Kate, que así sea, pero no pienso perder ese juicio.


-----------------------------------

No, no he muerto, sigo aquí, escribiendo esos capítulos insulsos y sin sentido que a veces os gustan tanto y que otras veces me mandáis a la mierda, por ellos, pero... aquí está al fin y al cabo xD.

El caso es que estuve ocho días en Londres (wiiii *-*) y no pude escribir, porque fueron los días más estresantes y a la vez increíbles de toda mi existencia, pero bueno, eso no os importa y no me vale de excusa porque he tenido días antes y después de ello para poder escribir, pero la cosa es que sigo sin ordenador y con el móvil me da mucha, pero que mucha pereza, pero bueno, aquí estoy, tratando de escribir algo decente (y de no mandar a la mierda a mi hermano porque es un cansino, pero tampoco os importa).

Tengo los dos siguientes capítulos ya pensados, pero NO escritos, así que tampoco sé cuánto tardaré en subir, porque las tres próximas semanas van a ser mi tope como persona humana, y si las supero sin que me dé un ataque pues me pasaré las horas necesarias, escribiendo para daros algo decente y más de un capítulo.

A los que sigáis leyendo, pues se os quiere y eso por seguir aquí leyendo, y a los que no siguen leyendo...pues lo siento, pero mi vida es así y no siempre tengo suerte como para poder escribir cuanto quisiera.

Feliz San Valentín *-*
(no, no creo que haya maratón por San Valentín, porque no tengo nada escrito y además, los capítulos que tengo preparados para cuando llegue San Valentín a la fic tardarán mucho en llegar, porque como me supongo no tenéis ni idea del momento en el que están viviendo, pero están como a finales de Octubre de 2012, por si a alguien le interesa y eso)

¿Alguien -que se haya molestado en leer todo esto- ha ido a ver 50 Sombras de Grey *-*? Yo fui ayer y...no es ni de lejos tan buena como los libros, pero no está mal :3

Love you all xoxo.