domingo, 26 de abril de 2015

Capítulo 50. Llamadas.

Narra Niall.
--¿No te parece increíble que Ale haya vuelto así de repente?-me pregunta Ane nada más ponemos un pie en casa-Es que...ha sido como...de repente ha aparecido y...¿De dónde ha salido? ¿Dónde estaba? ¿Y por qué estaba hablando satánico con Josh?
--Pues no tengo ni idea a ninguna de esas preguntas-contesto divertido, tratando de frenar un bostezo que acaba por salir-Pero lo que sí sé es que estoy muriendo de sueño en todos los grados posibles.
--¿Cuánto tiempo se supone que hemos dormido?-pregunta ella, apartando por completo el tema de la misteriosa Ale, para pasar a uno del que sí tenemos respuestas. Más o menos.
--Creo que entre...una y media hora-contesto sonriente, abrazándola de la cintura con un gesto rápido y levantándola por sorpresa.

Ella suelta un pequeña risa escandalosa, pero no se queja, ya que hago que se acomode a mi pecho y subo con ella las escaleras de esta manera.
Veo por el rabillo del ojo, como ella pone la mirada en algún lugar de mi interesante vestido de niña pequeña azul, mientras siento que está acariciando mi pecho con su dedo índice.
Sé que está a punto de dormirse, y también sé que eso no será bueno si no se quita toda esa cantidad de maquillaje de la cara, pero vamos, no es una niña pequeña, y en cuanto llego con ella hasta la habitación, se baja de un salto, besa mi mejilla con cariño y se mueve hasta coger algo de ropa. De mi ropa, para ser más exactos, ya que todavía no hemos pasado por su casa, aunque tampoco sé cuánto vamos a tardar en hacerlo o si finalmente lo haremos.
Una parte de mí sabe que lo correcto es ir a hablar con Anne, ahora que está más tranquila, que ya ha pasado un tiempo y no querrá quitarme la piel a tiras hasta mi muerte. Otra, increíblemente egoísta y antinatural en mí, pretende no tener que ir allí en cierto tiempo, unos...seis meses, más o menos, por el simple hecho, de que quiero que ella se quede aquí conmigo, y, si vuelve a hablarse con su madre, no sé cuántas posibilidades hay de que ella no vuelva a vivir conmigo hasta que nuestra boda sea próxima, o incluso hasta después de esa fecha.
Y sin embargo, ese no es el pensamiento que más predomina en mi cabeza, sino otro en el que no había pensado nunca. Bueno no, en algún momento de la vida lo había pensado, pero como un sueño despierto, un pensamiento utópico, algo que no tendría que pensar en mucho tiempo, y sin embargo, la llegada de Ale ha hecho que mi cabeza vuelva a pensar en ello. Aunque, no ha sido Ale como tal lo que me ha hecho pensar, sino Matt.
Y tal vez, no me haya hecho pensar en tener un hijo con Ane, no ahora mismo, no en este instante, pero sí me ha hecho pensar en cuánto tiempo queda. En cuánto faltará para la boda, en cuánto para pasarnos las horas muertas el uno junto al otro, viendo películas en el salón de casa, haciendo el tonto en el jardín, vivir en otra casa, una más grande, una más grande para nuestros...no sé...¿dos hijos? sí, dos hijos están bien, al menos para mí, ¿pero para ella?
La prometí que todo estaría como antes, que sería como si nunca hubiéramos llegado a romper, que todo el dolor se habrá esfumado en un plazo de tiempo no muy grande, pero ¿ella lo sentirá así? porque realmente no lo pienso.
Siento como si para ella todo esto fuera empezar de cero; una primera cita, un primer beso, una primera discusión, una primera noche juntos, una primera vez para todo, y eso me asusta un poco, tanto como la primera vez que nos conocimos.
Aunque claro, como no estar nervioso en aquellos momentos; ella iba vestida como una princesa de cuento, estaba tan tranquila, bailando con Harry, y luego estaba yo, luchando contra mi vergüenza...y contra los chicos para no acercarme a ella, aunque llevase un traje decente para un baile, aunque estuviera bien peinado, incluso aunque tuviera mis dientes recién "arreglados" se puede decir, yo no estaba preparado mentalmente para estar frente a ella y hablarla, no después de haber estado preguntando a Harry cual poseso desesperado para que me dijera cosas de ella.
Pero después de todo, no fue una mala idea que lo hicieran ¿verdad?
Una sonrisa se ha instalado en mi cara de manera involuntaria solo por el simple recuerdo de la primera vez que nos vimos, porque, como tantas otras primeras veces, fue extraño y original.
Me acerco hasta la puerta del baño con intenciones de entrar sin más, puesto que la confianza antes estaba en ese nivel como para que nadie se sintiera avergonzado ni escandalizado si ocurría, pero claro, eso era antes.
Decido llamar a la puerta con el puño cerrado, escuchando como al otro lado suena la ducha y algo de música, así que no sé si me escuchará.

--¿Si?-pregunta ella de inmediato.
--¿Puedo pasar a lavarme los dientes?-es mi genial pregunta y mi increíble necesidad de pasar al baño.

Escucho una risita divertida que no sé como catalogar, pero de igual manera ella me responde.

--¿Me preguntas porque piensas que me voy a poner echa una furia si lo haces sin avisar?-pregunta aún con ese tono divertido.
--Básicamente-admito mordiendo no labio inferior tratando de controlar una risa parecida a la suya.
--Ni que no me tuvieras vista-es lo único que responde ella sin apartarse de la línea de diversión.

Y eso es todo lo que necesito para dejar de preocuparme acerca de si ella ha olvidado todo, sobre si tuviéramos que empezar de nuevo todo, sobre si tuviera que esperar unos diez años hasta casarnos, y por supuesto, también es lo único que necesito para pasar al baño.
Todo está lleno de vapor procedente de la ducha, ahora apagada mientras Lego house de nuestro amigo pelirrojo suena y escucho a Ane tararear aún dentro de la ducha.
Río débilmente mientras me acerco al lavabo para lavarme los dientes mientras escucho como ella continúa la conversación.

--Te das cuenta de que es tu casa y puedes hacer lo que quieras ¿verdad?

Hago un sonido que quiere decir un "Ajá" pero queriendo decir al mismo tiempo "No tienes razón", solo que cepillándome los dientes es un poco difícil de expresar.
Aunque para mi sorpresa, ella entiende el tono de mi sonido incomprensible.

--Es tu casa. No tienes que cambiar nada solo porque yo esté aquí de okupa. Tú sigue con tu vida, con tus manías, con tus labores, tal y como hacías antes.

Ruedo los ojos exageradamente pese a que sé que ella no me está viendo, antes de escupir en el lavabo y así poder responder.

--Ahora también es tu casa.
--No lo es-me contradice mientras yo bebo agua para enjuagarme la boca.
--Eres incorregible, lo sabes ¿no?-pregunto con cierta diversión antes de volver a llenar mi boca de agua.
--Lo sé, pero eso si que no se puede cambiar contesta con diversión antes de abrir el grifo de la ducha de nuevo.

Yo solo asiento con la cabeza, más para mí mismo que para ella, con una sonrisa en la cara mientras dejo el cepillo en su sitio, en ese vaso que es más de adorno que otra cosa, junto al suyo. Color verde y azul unidos, e irónicamente, el mío es el verde y el suyo el azul.
Ni siquiera me inmuto cuando escucho la cortina de la ducha abrirse, ya que al fin y al cabo es obvio que a ella no le avergüenza, aunque lo que sí me sobresalta es su voz de niña.

--No llego...-murmura haciendo que me dé media vuelta para ver como estira su brazo hacia la toalla, con un ligero puchero en sus labios.
--Sí, es un problema que tengo que afrontar todos los días y que aún no sé como solucionar-confirmo acercándome hacia la toalla grande, colgada en efecto demasiado lejos de la ducha como para que alguien normal pueda llegar desde la bañera.

Me muevo hasta la bañera para ver como no hay ya ni rastro de todo su escalofriante maquillaje, ni de ese pelo naranja conseguido gracias a un tinte que se va fácilmente con agua y jabón.

--¿Qué miras?-pregunta con una sonrisa divertida.
--A ti-contesto sin más, devolviéndole la sonrisa, mientras coloco una toalla para envolverla por completo.
--¿Y algo más particular?-pregunta ella de nuevo, cogiendo la toalla con sus manos para que no se caiga.
--Tu cara-respondo divertido, sin moverme de mi posición frente a ella.

A esta distancia ella se encuentra bastante más alta que yo, ya que la bañera está un buen trozo elevada, así que tengo que subir un poco mi mirada para ver como sus rizos caen húmedos a ambos lados de su rostro, y como una sonrisa se extiende de manera brillante, como una estrella, o como millones de ellas juntas, no lo sé, pero tampoco me importa, no cuando está empezando a sonar Just The way you are de Bruno Mars.

--No estoy muy guapa ahora como para que me mires tanto-habla con una mezcla de diversión y vergüenza.
--Oh, her eyes, her eyes, make the stars look like they're not shining-canto sin pensarlo mientras la cojo en brazos con rapidez, lo cual hace que ella ría con diversión-her hair, her hair, falls perfectly without her trying-continúo mientras la dejo en el suelo y ella, al hacerlo se intenta ordenar su lioso y mojado pelo sin ningún resultado. Aparto sus manos de su pelo para que deje de preocuparse por eso mientras sigo cantando para ella, algo que en su momento me dio una vergüenza insoportable, pero que ahora lo hago tan natural que es imposible no hacerlo y mucho menos con esta canción sonando-She's so beautiful, and I tell her everyday...-confirmo en voz algo más baja antes de besar sus labios de manera dulce.

La canción se queda olvidada mientras nuestros labios están unidos y siento una sonrisa en los suyos que hace que lleve mis manos a sus caderas, aún cubiertas solo por esa toalla que la cubre completamente mientras ella alza sus brazos hasta que quedan detrás de mi cuello.

--When I see your face there is not a thing that I would change...-murmuro contra sus labios aún con esa sonrisa que es imposible que no tenga.

¿Cómo no sonreír en este momento? Tenemos todo para que sea un momento especial, de esos que para cualquiera podrían parecer insignificantes, sin importancia, fáciles de olvidar, excepto para nosotros. Nos tenemos el uno al otro, tenemos la felicidad de estar el uno junto al otro, la despreocupación de que nada va mal y no hay motivo para estar triste o abrumado, tenemos las sonrisas del otro, los labios del otro, tenemos un baño con buena acústica, y por supuesto, tenemos a Bruno Mars cantándonos a través de un móvil una de tantas canciones que son, justamente, esa clase de canciones que se necesitan para crear momentos como estos.

--Cause you're amazing-me quita ella el verso, cantando en voz baja-just the way you are...-finaliza antes de besar mis labios con cuidado.

La canción definitivamente se queda en el aire, perdida en el lugar físico en el que nos encontramos, pero no en el mental, que es un extraño oasis que se forma entre nuestros ojos cuando se encuentra y al que somos enviados con el roce de nuestros labios, con una sonrisa que nos salga simultanea, o con el solo hecho de que nuestras manos se toquen. Y ya, no hay nada más importante ni increíble que esto, que el uno junto al otro, que este momento.

--Te quiero-murmuro bajando mis labios a su mejilla izquierda para dejar un inocente beso.
--Te quiero-contesta ella, mientras siento como sus labios de nuevo se curvan en una sonrisa, eso si es que en algún momento dejaron de hacerlo-No sabes cuanto te quiero Niall James Horan...
--Supongo que lo suficiente como para quererme con mi nombre completo, Ane Elizabeth Horan-contesto con una sonrisa aún mayor, solo por el cosquilleo que siento recorrerme al escuchar como sonará su nombre cuando nos casemos.
--Ane Elizabeth Horan-Cox, no lo olvides-me recuerda sin eliminar su fantástico humor.
--¿También llamaremos a nuestros hijos con ese súper apellido?-pregunto alzando ambas cejas.
--¿Hijos?-es lo único que dice ella, mirándome sorprendida, aunque aún divertida.
--Te veías muy cómoda con Matt...-dejo caer como el que no quiere la cosa.
--Me gustan los niños-contesta sin más.
--¿Te gustaría que tuviéramos niños?-la pregunta sale de mí sin que pueda evitarlo, por lo cual muerdo mis labios según lo he dicho, como si eso fuera a arreglar algo, pero ella no se molesta, ni parece tan siquiera afectarla de manera negativa la pregunta, ya que se ríe de manera baja.
--No te aceleres tanto-contesta mientras siento como acaricia mi nuca de manera tranquila, con las yemas de sus dedos-aún hay que casarse...dentro de un tiempo, y después...-resopla interrumpiéndose a sí misma-No sé...aún somos jóvenes-continúa mientras apoya su cara en mi hombro.

El silencio se hace en la sala, excepto por el sonido de la música que sigue sonando, de fondo, y entonces entiendo que a ella solo le gustan los niños para un rato, no para criarlos, y debo admitir, que eso me entristece un poco, ya que yo sí que planeaba un futuro con pequeños Horan-Cox correteando por la casa.

--Tal vez dos...o...¿tres?-oigo que dice en voz baja.
--¿Qué?-pregunto algo perdido.
--Me gustaría tener tres niños...-me explica con voz tranquila-Dos niñas y un niño.
--¿Quieres tres?-pregunto ahora sorprendido, pero es obvio que feliz al ver que ella también quiere pequeños.
--¿Te parecen muchos?-pregunta ella con cierta diversión.
--Un poco-confieso sin poder evitar estrecharla entre mis brazos-pero está bien. Tres niños está bien.

Dejo un beso en su cuello de manera delicada que hace que su piel se ponga de gallina, y no sé si es por el frío de estar aún mojada de la ducha o por el roce de mi piel contra la suya, pero decido no correr el riesgo.
La cojo en brazos sin previo aviso, aunque ella no se sorprende, solo se acomoda con la cara contra mi pecho mientras la llevo la corta distancia que hay hasta la habitación -unos cinco pasos-y la dejo de pie frente a la cama para que pueda ponerse la ropa que había sacado anteriormente.
Mientras, yo aprovecho para darme una ducha rápida ahora que el baño está libre, teniendo que frotar un poco bastante para quitar todos los potingues con los que ella ha estado jugando a las Barbies en mi cara. 
Su móvil aún suena por todo el baño, esta vez con Thrift shop de Macklemore, haciendo que sonría al ver todo el barrillo de música mezclada que debe de tener en su móvil.

--¿Cuándo crees que nos casaremos?-es la pregunta que me golpea nada más pongo un pie en la habitación, aún con el pelo mojado y solo una toalla a la cintura.
--Um...no sé-contesto aún confuso por la repentina pregunta-¿Por qué?
--No lo sé, solo quería saberlo-habla ella encogiéndose de hombros mientras trata de colocar su pelo en una sola coleta.

Ya está vestida con unos pantalones de chándal que se le escurren por la cadera izquierda, y una camiseta blanca que lleva arremangada por el lado que los pantalones se le caen.
Desde aquí puedo ver como en sus pies descalzos resalta un color azul oscuro pero brillante procedente de sus uñas.
Y aún así, aún con la manera que va vestida, no hay otra cosa más bonita que ella en todo el mundo.

--¿Tienes prisa porque nos casemos?-pregunto mientras me visto, con la mirada puesta en ella y en su reacción.
--Solo quería saber si tú ya tenías algo pensado-responde mientras sigue luchando contra su pelo.
--Bueno, ¿tú cuándo querrías que nos casáramos?-pregunto secando mi pelo con la toalla una vez estoy vestido-¿un año? ¿dos? ¿cinco?

Trato de tantear, solo por saber cuánto tiempo quiere esperar hasta que nos casemos, que espero que no sean cinco años, porque me gustaría que fuera un poco antes, aunque si ella lo decidiera así yo tampoco podría obligarla a lo contrario.

--Bueno-habla ella, una vez ha vencido la lucha contra su pelo, sentándose en la cama con las piernas cruzadas-se tarda más o menos un año en organizar una boda en condiciones.
--Podríamos buscar organizadores de boda si lo que te preocupa es eso-contesto dejando la toalla en cualquier lugar para sentarme junto a ella de la misma manera.
--Creo que eso estaría genial-confirma en voz baja y con la mirada en el edredón y no en mí.
--¿Por qué no parece que esté tan genial como debería?-pregunto cogiendo una de sus manos con la mía, para acariciar su dorso con mi pulgar.

Ella solo resopla, con la mirada aún sobre la cama, y la mía puesta en ella con cierta preocupación.
Sin decir nada más ella se levanta un poco y se sienta sobre mis piernas, colocando su cara en el hueco entre mi hombro y mi cuello.
De nuevo un resoplo.

--Me da miedo-admite en un susurro.

Su aliento choca contra mi cuello a cada palabra que sale de sus labios, por lo que mi piel se eriza cada poco tiempo.

--¿El qué te da miedo?-pregunto llevando mi mano izquierda a su espalda, acariciándola con lentitud.
--No sé...casarme, madurar, tener una familia, responsabilidades... Dejar de hacer lo que hago ahora... No quiero que todo esto acabe.
--¿Y por qué tendría que cambiar?-pregunto ciertamente extrañado.
--Porque sí. Las cosas cambian después del matrimonio.
--¿Como cuales?
--Pues...la relación es más seria y acaba por ser monótona y aburrida...
--No tiene por qué.
--Pero así será-dice muy segura, así que decido intentarlo por otro lado.
--Nosotros vamos a ser los mismos. Vamos a hacer las mismas cosas. Vamos a seguir divirtiéndonos. Nada va a cambiar.
--¿Y eso como lo sabes?-pregunta de nuevo en un murmullo inseguro.
--Porque yo me quiero casar contigo porque te quiero, no porque quiera madurar ni pretenda volverme aburrido. Lo único que quiero es estar contigo para siempre.
--Para siempre es mucho tiempo-confirma antes de dejar un suave beso en mi mentón-¿De verdad quieres que yo sea la única que esté contigo?

Bajo mi mirada hasta encontrarme con la suya, viendo así una sonrisa débil pero dulce, que casi me obliga a tener que dejar un beso en sus labios de manera corta.

--Tú y solo tú.

Su sonrisa se ensancha antes de devolverme el beso corto, que pronto se ve interrumpido por aquello que ha dado banda sonora a todo este tiempo: su móvil.
La música no deja de sonar, pero algo hace que ella se levante de manera perezosa cuando suena American Idiot de Green Day.

--¿Si?-pregunta con el móvil pegado a la oreja.

Y en tan solo un segundo, la calidez de la sala, el buen humor, la felicidad, el cariño, el amor, las palabras bonitas, las promesas llenas de sentimientos, todo, absolutamente todo, se esfuma, junto con su aspecto radiante.
Su piel se torna de un color pálido escalofriante, sus ojos cambian ese brillo de ilusión por el brillo que provocan las lágrimas que inundan sus ojos, su labio mordido con fuerza, parece temblar, al igual que sus brazos.
De inmediato me pongo en pie y camino hasta quedar junto a ella, mirando cada milímetro de su rostro, esperando que con ello entienda qué es lo que la ocurre, pero ella tan solo me devuelve la mirada de manera rota antes de colocarse entre mis brazos, aún parece que escuchando hablar a alguien al otro lado de la línea.

--¿Ane?-pregunto asustado, colocando mis brazos alrededor de su cuerpo-Ane, cariño, ¿qué ocurre?
--N-no tardaremos...-es lo único que dice, pero no a mí, sino a aquel o aquella con quien habla.

La llamada parece cortarse. Ella deja caer el brazo que sostenía el móvil en su oído para colocarlo tras mi espalda, abrazándole con fuerza, casi con agresividad, con necesidad.
Siento su corazón palpitar con fuerza contra su pecho, y por lo tanto, contra el mío.
Sin hacer ni decir nada más, rompe en un sonoro y lastimero llanto contra mi camiseta.
Siento la angustia recorrerme solo por saber que algo malo ha pasado, que a ella le duele y que yo no puedo hacer nada para evitarlo, mucho menos si no sé lo que es.
Beso su frente tratando de mantener la tranquilidad.

--¿Qué ha pasado?-me atrevo a preguntar, intentando que mi voz no salga ansiosa ni asustada por la respuesta.

Y con tan solo una frase, entiendo el porqué de que ella se encuentre de esta manera, porque de inmediato, yo también siento las ganas de llorar asustado, pero decido evitarlas solo para que ella no se desespere y se agobie más.

--Harry ha vuelto a hacerlo.

Narra María.
-¡Diez segundos, artistas!-exclama Zayn con voz de presentador de concurso.

Miro hacia todas partes, buscando ese color azul celeste que es lo que puede darme el premio absoluto, aunque para mi mala suerte, mi contrincante también lo está usando, y por tanto, no puedo acabar mi obra maestra a tiempo.

--¡Cinco! ¡Cuatro!-Zayn hace la cuenta atrás con toda profesionalidad mientras yo trato de salvar con cualquier otro color parecido mi dibujo, aunque no queda ni la mitad de bien de lo que quedaría con ese azul que tanto necesito-¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡TIEMPO! ¡MANOS ARRIBA!

Bufo soltando el color azul marino que me he visto obligada a coger y dejo mis manos en el aire, mirando al guapo presentador/juez/árbitro del concurso, que me mira con una sonrisa ladeada llena de diversión 

--Los dibujos, por favor-nos pide tendiendo su mano para que lleguen a él las maravillas que tendrá que puntuar.

Se lleva una mano a su mentón, acariciándolo mientras observa nuestros dibujos sin apartar su sonrisa de la cara, llevando su mirada de uno a otro.
Miro a mi digno adversario, que le observa con los ojos bien abiertos. Los nervios haciendo estragos por todo su cuerpo, ya que no puede parar de morder la uña del dedo pulgar de su mano derecha.
Sí, Malcom y yo estamos compitiendo por bien quien es el que mejor dibuje, y esta es la ronda final, y, aunque él dibuje mucho mejor que yo, he de admitir que no se me está dando tan mal como cualquiera pensaría. Creo que me está dejando ganar un poco.
Sé que Zayn solo quiere preguntarme acerca de lo que ocurrió tres días antes del juicio, pero yo no quiero contestar, no quiero hablar de ello, no quiero recordar nada que tenga que ver, porque ya ha pasado, porque ya están encerrados los culpables, porque ya no se puede hacer más por cambiarlo y mucho menos por evitarlo. Ya todo ha pasado, y no importa lo que me hicieron en ese lugar, no merece que se reviva el recuerdo, puesto que ya está prácticamente olvidado, y lo único que queda de ello son unos cuantos cardenales que en poco tiempo desaparecerán.
Y en el fondo, agradezco que no vaya a intentar preguntarme nada más, ya que lo único importante es que estamos bien y sobretodo, que Malcom está con nosotros, sano, salvo y feliz.

--Creo que el ganador es...-Zayn habla lentamente, con un tono que incita a más emoción aún-¡los dos!-exclama con una sonrisa triunfante.

En el fondo sabía que ese sería el resultado, por lo cual me pongo de pie de un salto y suelto un sonido de felicidad vencedora mientras alzo a Malcom en mis brazos. Él también ríe de manera ruidosa y divertida, celebrando alegre nuestra victoria.

--¡Hemos ganado! ¡Hemos ganado-coreamos ambos dos.

Pero entonces la duda nos surge tanto al pequeño como a mí, ya que nos callamos al mismo tiempo. Nos miramos sabiendo que estamos pensando lo mismo y nos giramos para mirar Zayn, quien nos mira con cierta diversión.

--¿Qué hemos ganado exactamente, Zayn?

Él ríe suavemente antes de poner cara de estar pensando, que se resume en : ojos a medio cerrar, nariz algo arrugada y un dedo sobre sus rosados labios.
Qué haría yo sin poder ver esa mueca en su rostro.
Sin poder ver su brillante sonrisa.
Sin poder admirar sus increíbles ojos dorados, respaldados por esas largas, espesas y negras pestañas que posee.
Qué haría sin poder besar esos labios que cualquier escultor griego querría plasmar en mármol.
Qué haría yo sin Zayn.
Sin mi Superman.
Sin mi chico malo por fuera y dulce por dentro.
Sin el causante de mis sonrisas.
Sin el cual provocó que volviera a creer en el amor.
No lo sé. No sé lo que haría. No sé qué sería de mí sin él, y espero no tener que descubrirlo nunca.

--Yo creo...que os habéis ganado...¡cenar pizza!

Y eso es todo lo que Malcom y yo necesitamos para volver a celebrar nuestro gran triunfo.
Tal y como promete Zayn, él mismo llama para pedir pizzas, con nosotros coreando a su alrededor mientras tanto, lo cual le dificulta el hecho de hablar sin reírse, pero que al fin consigue pedir la cena, que es lo importante.
Pero Zayn no llega a cenar, no con nosotros al menos, ya que su teléfono móvil suena y de inmediato, sé que acaba de pasar algo grave. Su rostro lo dice todo. La manera en la que frunce las cejas por la preocupación, la forma en la que sus labios se aprietan hasta formar una sola línea, y por supuesto, la manera en la que se levanta del sofá como un rayo tras haber contestado con un simple "¿Si?"

--Zayn, ¿qué pasa?-pregunto en cuanto cuelga.

Su aspecto denota la completa derrota y preocupación, al tiempo que un absoluto destrozo y un atormentando miedo.
Sus ojos, normalmente de un dorado que parece líquido, ahora son más oscuros gracias a la iluminación, pero que sin ella, se verían igual de fríos bajo sus cejas aún fruncidas.
Su rostro parece contraído de dolor, como si le acaban de pegar un patada en el estómago.
Toda su anterior alegría por nuestro concurso se ha ido en un suspiro.
Y lo peor, es que Malcom se da cuenta de ello, como no.

--¿Qué ha pasado, papi?-pregunta con voz temblorosa por el miedo-¿E-estás enfadado?-pregunta titubeante, su voz algo más aguda por el nudo que debe de estar formándose en su garganta, solo por el hecho de no ver a Zayn tranquilo y alegre como siempre, sino en una pose que podría confundirse con imponente y tal vez enfadada, aunque yo sé que es puro miedo y preocupación.

Al ver que M se está asustando por la manera en la que se comporta, relaja su cejo y fuerza un pequeña sonrisa para él antes de agacharse y besar su cabeza con cuidado.

--No estoy enfadado cariño, no te asustes. Papá nunca se enfadaría y mucho menos contigo-le asegura con un tono dulce mientras se pone de pie de nuevo.

Malcom asiente con la cabeza mientras se abraza a mí con fuerza, retirando la mirada hacia cualquier parte, sabiendo que su padre me tiene que decir algo que él no debe saber. El que sea un niño prodigioso es un alivio para muchas cosas.
Zayn vuelve a su posición de preocupación, solo que algo más suave y mirándome fijamente, mientras yo espero a que me diga algo que me indique lo que le ocurre, por qué está así, o directamente qué es lo que va mal.
Simplemente me hace un gesto con la cabeza que me indica un "Mejor en otro sitio donde no esté Malcom", por lo que me levanto con cuidado del sofá y dejo al niño ahí, haciendo que él me mire con esos grandes ojos llenos de tristeza y miedo por alguna razón. Quizás tenga un sexto sentido que hace que ya sepa lo que ocurre y por eso ya se encuentra triste, pero para desgracia mía yo no lo tengo, así que necesito saber qué es lo que pasa.

--Ahora volvemos, pequeño-le prometo antes de dejar un beso en su frente.

Él solo asiente con la cabeza de nuevo, sin oponerse ni preguntar, puesto que ya sabe que Zayn y yo tenemos que hablar.
Me muevo hasta mi moreno preferido, intentando buscar su mirada, que se encuentra afligida, pero que aún así, él hace lo posible por sonreír. Coge mi mano con cuidado y de esa manera llegamos a la cocina, a la parte más alejada y con la puerta cerrada, solo para evitar que Malcom se entere de lo que tanto asusta y preocupa a su padre, a ese al que él tiene como un superhéroe que nada ni a nadie teme, y con en cierta manera tiene razón, porque Zayn sí que es un superhéroe fuerte y valiente, pero como todos, a veces siente miedo, como es el caso ahora mismo.

--¿Qué ha pasado, Z? ¿Quién ha llamado?-pregunto asustada-¿Ha pasado algo malo?
--Sí, ha pasado-confirma en tono bajo y serio-pero ahora todo está bien y...bueno, solo tengo que ir al hospital.
--¿Al hospital?-pregunto con la voz temblorosa.

Él asiente con la cabeza lentamente, mordiendo su labio inferior con cuidado.
Y sin decir nada más, me atrae hacia él con uno de sus brazos y me deja contra su pecho para poder abrazarme con fuerza, pillándome de completo desprovisto, pero tampoco me alejo, ni mucho menos.

--¿Puedes quedarte aquí con M hasta que vuelva?-me pregunta con voz pausada.
--Claro que sí, Zayn...¿pero quién está en el hospital?-insisto en la pregunta.
--Es Harry...-es su única respuesta, parece que sin querer darme más detalles, aunque para mi sorpresa, sí que añade algo a su frase, pero la verdad, hubiera preferido que no lo hubiera hecho-se ha intentado suicidar...-su voz sale en un hilo de voz, tensa y quebrada.

Su abrazo se hace más fuerte entorno a mí, y yo solo puedo devolvérselo con tanto cariño como me hes posible.
Siento como sus brazos tiemblan, como todo su cuerpo tiembla. Un ligero y apenas audible sollozo sale de él, pero parece que lo frena rápidamente, no sé por qué motivo, pero supongo que no quiere que Malcom note que ha llorado, porque entonces el pequeño se asustará y todo será mucho más difícil, pero yo no quiero que se guarde para sí mismo el llanto, no quiero que se guarde su dolor, porque eso solo hará que crezca dentro de él cada vez más y más y que finalmente un día explote.

--Zayn...-murmuro contra su hombro-Llora si es lo que necesitas...-le aseguro.
--No quiero llorar-admite sin separarse ni un milímetro-Malcom se asustaría...
--Lo sé, pero...no puedes guardártelo...
--Sí puedo. Lo haré si es por él-me responde muy seguro, apartándose del abrazo un poco, lo suficiente como para que pueda ver su rostro, pero lo suficiente cerca como para que sus brazos sigan en mi espalda y los míos en la suya.

Puedo ver la necesidad que hay en sus ojos de soltar tantas lágrimas. Tanta, que se ven rojizos, como si hubiera estado llorando durante horas, pero solo se pueden ver un par de lágrimas manchar sus mejillas y una leve sonrisa en sus labios.
Se acerca de nuevo a mí, pero esta vez es para darme un beso en la frente que dura más de lo usual.

--Tú solo intenta que se mantenga tranquilo, por favor. No quiero que nada más le altere-me pide casi con desesperación pese a que su voz suene lenta y concisa.

Le respondo con un leve asentimiento de cabeza que hace que su sonrisa se ensanche un poco. Deja otro beso, esta vez un corto sobre mis labios, y de nuevo me da un abrazo, solo que este menos intenso y duradero, aunque igual de asustado y dolido.

-Momets-

M y yo cenamos en silencio, sin decir palabra, igual que desde que Zayn se ha marchado. Éste le ha dicho a Malcom que se iba a visitar a tío Harry, y como es obvio, el pequeño no se lo ha creído, no del todo al menos, pero ha decidido no ponérselo más difícil a su padre y simplemente lo ha aceptado sin oponerse a ello.

--Mamá...-me llama en voz baja, haciendo que le mire de inmediato-¿Dónde es a donde se ha ido realmente papá?

Y cómo podría yo mentirle cuando me llama mamá, cómo hacerlo cuando me pregunta con esa vocecita dulce y aguda, algo asustada, por su padre, cómo hacerlo si me mira con esos grandes ojos iguales a los de su padre, fijamente.

--De verdad que se ha ido a ver a tío Harry-le respondo, puesto que eso no es del todo mentira.
--¿Y qué le ha pasado a tío Harry como para que papá se haya ido tan tarde?

La pregunta adecuada en el tono adecuado y en el momento adecuado, como no.
Dejo el trozo de pizza que llevo mordisqueando cinco minutos largos para poder explicárselo al niño de manera que no suene brusca, aunque de la manera que sea, él lo comprenderá, pero igualmente me veo obligada a contárselo, porque al fin y al cabo se va a acabar enterando.
Pienso muy detenidamente las palabras que debo usar, sin poder dejar de pensar un segundo el porqué de que nos rodeen las desgracias a cada paso que damos. Sin poder dejar de pensar que todo esto tiene que ser un mal sueño. Que no es posible que tanto mal nos llegue de una forma tan constante. Es como si alguien estuviera escribiendo nuestros pasos, y por alguna razón, quiere hacernos sufrir, quiere hacer que todo esto ocurra, y de verdad, de verdad que no puedo comprender el porqué de que lo haga, ¿tal vez diversión? ¿nuestras vidas las escribe una persona sádica que ama nuestro sufrimiento? No, no lo creo, no creo que haya un persona tan horrible en el mundo para hacernos todo esto sin un motivo aparente. ¿Quizás lo haga por entretenimiento? O puede...que sea una manera de desahogo. Tal vez sea una manera de hacer ver al mundo cómo piensa que son nuestras vidas. No lo sé. Realmente no lo sé. Pero solo espero, que todo esto acabe en algún momento y nos pague estos meses de dolor por todo lo que nos queda de vida felices y satisfechos.

--Tío Harry está en el hospital-le confieso de manera pausada.
--¿Por qué?-me pregunta con vos temblorosa-¿Está enfermo? ¿Ha tenido una accidente?
--Ha tenido un pequeño problema, M, pero ya se encuentra bien-le aseguro tratando de sonar convincente-Seguro que mañana ya está en casa-añado con una pequeña sonrisa.

Sé que él no se cree ni media palabra de lo que digo, pero de nuevo, se queda callado y asiente con la cabeza, sin querer saber el verdadero motivo.
Se acerca a mí el pequeño espacio que nos separaba y estira sus brazos hacia mí con un puchero en sus labios. De inmediato le cojo y le pongo contra mi pecho, y de esa manera, deja salir un pequeño sollozo mientras me abraza tan fuerte como puede.
Nunca en mi vida había conocido a una persona tan compleja como mi pequeño; tan sensible, tan dulce, tan preocupado por los demás, tan asustadizo, tan bondadoso, pero sobretodo, con esa capacidad para poder ser y hablar como un adulto, y al mismo tiempo como un niño de cuatro años. Realmente no sé cómo funciona su mente, pero creo que es algo extraordinario.

--No llores, cariño-le susurro mientras acaricio su espalda con lentitud-No pasa nada...
--No quiero que le pase nada a tío Harry-gimotea asustado-No quiero que se vaya... No puede irse...
--No se va a ir-le prometo-Si quieres podemos ir mañana a visitarle para que veas que está bien-le propongo, sin saber si Zayn estará de acuerdo, pero creo que no pasará nada porque M se quede tranquilo y Harry reciba una visita de alguien que no sea un adulto, al menos no físicamente.
--Sí...-susurra algo más calmado, aunque su cuerpo aún tiemble por la llantina y el miedo.
--Pero eso ya será mañana-confirmo mientras me levanto con él entre mis brazos-ahora hay que irse a dormir.
--Vale...

La mitad de nuestra cena se queda intacta, pero es obvio que es demasiada comida para dos personas, por lo que la dejo en la cocina por si es que a Zayn le apetece comer algo cuando llegue.
Me muevo con M hasta llegar a su cuarto, pero él no se sube a su cama como suele hacer cuando sabe que es hora de dormir, sino que se abraza a mí con más fuerza, como si no quisiera soltarse de mí.

--¿Qué ocurre, M?-pregunto mientras camino lentamente hasta quedarme frente a la cama.
--¿Puedo dormir contigo?-me pregunta en un susurro apenas audible-Solo hoy...por favor-casi me suplica desesperado.
--Claro que sí, cariño-contesto sin dudarlo.

De esa manera, su habitación queda vacía. La cama matrimonial se ve quizás demasiado grande para mí sola, y por ese motivo, agradezco que M haya querido dormir conmigo, porque creo que tampoco me sentiría bien durmiendo sola, pensando en Harry y su estado.
Malcom se acurruca contra mi pecho, como un bebé, todavía asustado y preocupado por su tío.
Él se queda dormido al poco tiempo, mientras que mi cabeza no puede dejar de dar una y otra vuelta acerca del motivo por el que Harry haya querido irse, por el que haya hecho algo así, y mucho más cuando pensé que ya había dejado de hacerlo, o al menos eso fue lo que me comentó Zayn, pero algo tiene que haberle ocurrido, algo muy grave, algo horrible ha tenido que pasarle como para que quiera matarse, algo que le cause un dolor tan insufrible que quiera abandonarnos.
Con esos pensamientos son con los que me quedo dormida, y, por algún motivo, a mi mente en sueños, llega aquella que sería capaz de destruir a Harry a miles de kilómetros de distancia, aquella que fue mi amiga, no por mucho tiempo, pero aquella en la que confié y que confiaba en mí; Marta.


---------------------------------------------
Holiwis cositas bonitas :'3
En el anterior capítulo se me olvidó poner una nota al final, y me di cuenta cuando ya había pasado tiempo que quedaba como un poco borde no decir nada, no sé, esas cosas que me dan a mí por pensar.

Solo deciros que estoy haciendo mucho esfuerzo para poder escribir y subir, y la verdad es que creo que me están quedando unos capítulos bastante decentes, aunque eso tendríais que decírmelo vosotros ¿no? hahahaha.

Bueno, la cosa también es que estoy subiendo sin que haya los OCHO hermosos y sensuales comentarios que tanto me motivan para subir, y aunque entiendo que también estáis de estudios y trabajos, creo que os podéis permitir el lujo de regalarme cinco minutos de vuestro tiempo para comentarme como creéis que está yendo la fic o hacia donde se dirige la trama (porque sí, aunque no lo parezca, todo esto tiene una trama y ya sé cómo y dónde acaba) y me gustaría saber vuestra opinión, porque la verdad es que hay muchas cosas que comentar, tales como Alejandra con Josh y ese idioma en el que hablan, o dónde se quedaron o si volverán Andrew, Marta, Cassandra, Bella, Lida o Taylor, si aparecerán de nuevo en la historia o fueron simples personajes secundarios, no sé, hay muchas cosas  que podríais preguntar (que yo os las responda es otra cosa, porque sabéis que AMO la intriga ¬¬)

That's all xoxo.






lunes, 20 de abril de 2015

Capítulo 49. Idioma extranjero.

Narra Liam.
Indicando a Cassandra que el cuarto de invitados -en el que ha estado durante este tiempo- sigue siendo suyo y bajo la mirada penetrante y dura -por algún motivo- de Alejandra, la ojiazul queda fuera de escena, metiéndose en su habitación, parece que sin querer tener nada que ver con Ale, o al menos protegiéndose de esa parte dura y dominante que no he tenido el placer de conocer durante mucho tiempo.
Mi pequeña y frágil princesa deja a un lado su posición de jefa de barrio marginal, para ser eso: mi pequeña y dulce princesa. Abrazada a un costado de mí, dejando pequeños besos sobre mi cuello y sobre mis labios como puede, lo cual hace que ría por lo bajo, aún en el pasillo de casa, con un hambriento Matt que se queja de vez en cuando al no obtener lo que quiere, que es algo que llevarse a la boca.

--¿Necesitas que prepare un biberón?-pregunto al ver los pucheros de mi angelito.
--¿Qué?-pregunta ella con gesto confuso.
--Sí, un...bueno, un biberón, para que coma, creo que tiene hambre-me explico no muy seguro de si lo que estoy diciendo es algo inteligente o una estupidez absoluta.

Ella me mira aún algo sorprendida antes de reír por lo bajo, negando con la cabeza.

--Con que pueda sentarme me conformo-contesta ella con una sonrisa divertida.
--Está bien-contesto. Esta vez el confuso soy yo.

Con el pequeño aún en mis brazos nos encaminamos hacia el salón, donde siguen durmiendo Lucía, Ane y Niall, como si nada hubiera pasado a su alrededor.
Por el contrario, Louis, quien ya parece reaccionar ante la situación, da un fuerte abrazo a Alejandra, el cual es correspondido con algo de sorpresa, pero acto seguido con cariño, ya que de primeras Ale no se esperaba un abrazo así de sopetón, no cuando Louis se la había quedado mirando como si fuera un fantasma, aunque no le culpo; yo tampoco me creía que ella estuviera aquí, pero sí, lo está, y me provoca aún ganas de llorar de felicidad, pero que decido evitar, al menos de momento

--Te hemos echado de menos-admite Louis aún en el abrazo.
--Nunca pensé que fueras tan emocional, Tomlinson-contesta ella con cierta diversión, pero si querer separarse tampoco del abrazo.
--Claro, como todos piensan que soy tonto no tengo sentimientos-habla él, con fingido tono de enfado mientras se separa de ella y se va, también con fingida indignación.

Ella ríe por lo bajo, negando con la cabeza mientras se deja caer en el sofá con aspecto de cansada, aunque es normal, si te paras a pensar que ha llegado a las siete de la mañana, lo más probable es que haya viajado de noche...desde donde sea que ha estado este tiempo.
Se quita el gran abrigo que lleva y lo deja a un lado del sofá en el que se encuentra, junto a la pareja salida del terrorífico cuento de Lewis Carroll, quienes aún se encuentran completamente dormidos y sin enterarse de nada, por lo cual Ale de nuevo ríe por lo bajo, solo que esta vez alzando los brazos en mi dirección, supongo que para que le devuelva a mi pequeño.
Pero es que...es tan bonito, y tan pequeño, y tan tierno, y achuchable y suave, y...se parece tanto a ella...

--Ahora te lo devuelvo-me dice con cierta diversión aún en su voz-Solo quiere comer, y se pondrá a llorar como no le dé lo que quiere.

Le miro una última vez, viendo como está poniendo la boca de una extraña manera que creo que quiere decir que quiere comer, así que con todo el dolor de mi corazón, se lo devuelvo con cuidado, haciendo que ella sonría más ampliamente, no sé si por volver a tener a su hijo en brazos, porque haya vuelto por fin junto a mí, porque yo no pueda dejar de sonreír un segundo o por todo un conjunto de esas cosas, pero de igual manera lo hace, y eso provoca que me quede aún más atontado, ya que su sonrisa es y será lo más bonito que hay en este mundo...quizás digo que hay demasiadas cosas que son "lo más bonito del mundo" pero solo si se refiere a ella o a mi bebé.
Ale lo acomoda en uno de sus brazos, conmigo mirando muy de cerca, curioso por cualquier movimiento que haga, ya que yo tengo que ayudarla a todo lo que pueda y tengo que aprender rápido, aunque...si tengo que imitar lo que ella está haciendo ahora mismo, mi hijo moriría de hambre, ya que le está dando el pecho.
Una parte de mí quiere apartar la mirada, ya que no veo del todo correcto estar ahí, mirando sus pechos después de tanto tiempo como si nada, pero por otra parte, tampoco es nada del otro mundo, solo una madre alimentando a su pequeño, con una sonrisa en la cara mientras no deja de mirar la manera en la que Matt come, colocando una de sus manitas apoyada en el pecho de su madre, quien le coge y acaricia esa pequeña mano con todo el amor y cariño del mundo.

--Bueno, creo que voy a llevar a Lucía a su casa y a buscar a Harry y...¡guau!-habla Louis, con tranquilidad, hasta que ve parte de la anatomía de Alejandra y por ello se tapa los ojos con ambas manos-Lo siento, lo siento, no quería interrumpir nada...podíais avisar de eso-se queja divertido, caminando a tientas hasta llegar al sofá en el que se encuentra Lucía, chocándose con absolutamente todo lo que hay en su camino, tirando así una botella de cristal que acaba por caer al suelo, haciendo un gran ruido que despierta a una Ane malhumorada y resacosa.

--Iros todos a la mierda-masculla encogiéndose más sobre el pecho de Niall, lo cual hace que éste también despierte de un golpe, y nunca mejor dicho.
--Cariño...controla tus rodillas...por favor-le pide con voz llena de dolor-que tal vez no hoy ni mañana ni dentro de dos años, pero en algún momento quiero tener hijos...
--La culpa es del imbécil que haya tirado la botella-se queja ella, todavía pegada al cuerpo del rubio, ambos dos con los ojos cerrados y sin enterarse de lo que ocurre a su alrededor.
--Estos dos siguen como siempre-murmura Ale aún con esa sonrisa divertida en su rostro.
--Más o menos-contesto mordiendo mi labio inferior.

Ella me mira con el ceño fruncido por la incomprensión, lo cual hace que yo la indique un "Luego te cuento", haciéndola saber que más tarde la explicaré todo lo que se ha perdido mientras estaba fuera, incluida la increíble pelea de esos dos, el hijo de Zayn, y ahora también de Mary, que realmente no sé dónde están, pero que ya habrá tiempo de buscarles, la ruptura de Harry y Marta y el hecho de que ella se haya ido a otro país, y por supuesto, la noticia de que los hermanos mellizos saben que son hermanos mellizos, aunque no sé si ella lo sospechaba tanto como yo, pero el caso es que la tengo que poner de muchas cosas al día...y ella a mí también.

--Ya me habéis quitado el sueño-la morena de ojos verdes de nuevo se queja, levantándose hasta quedar sentada, sobre Niall, claramente, el cual no hace ni intento de quejarse, ya que en ningún momento debió de perder las costumbres de su novia y...¿aún prometida? porque eso no es algo que yo tenga realmente seguro...-¿Quién ha sido el idiota que ha dejado caer una botella?-pregunta tratando de colocar su pelo, todavía de color naranja y enredado, solo que ahora no está enredado aposta, sino que es el resultado de una noche de fiesta. Mira con los ojos a medio abrir y el ceño fruncido, a todos los que nos encontramos aquí, incluida Ale, por lo que ella abre los ojos como platos-¿Ale?-pregunta sin poder creerlo.
--Sí, cariño, Ale va a volver de donde sea que esté solo para despertarte a ti de mal humor-murmura Niall, más dormido que despierto, todavía tumbado en el sofá.
--Volvería por muchas cosas, pero no precisamente para despertar a nadie y mucho menos de una manera que le moleste-responde la aludida con cierta diversión.

Eso hace que Niall se levante de un golpe, quedándose sentado al igual que su novia, con ella entre los brazos, y ambos dos con una "o" perfecta en sus labios. Niall de inmediato lleva la mirada a mí, que hace que yo solo sonría encogiéndome ligeramente de hombros al no saber qué decir exactamente, ya que yo estoy tan sorprendido como ellos.

--¡Oh Dios! ¡Alejandra!-chilla Ane, casi saltando encima de ella, pero se detiene al ver que Matt sigue tranquilo, a su rollo, sin prisa y sin nada que lo altere, enganchado a su madre todavía-Me muero. Me muero. Me muero-comienza a decir a una velocidad sobrehumana, casi metiéndose en el pecho a Ale, pero dado que a esta solo le hace gracia, yo no soy quien para decirle que se aparte de las tetas de mi...bueno, de mi novia.

Me dejó plantado en el altar, ¿eso cuenta como que el compromiso se rompió? Aunque...si el compromiso estuviera roto...¿por qué ella seguiría llevando su precioso anillo de compromiso? Entonces entiendo, que ella en ningún momento se olvidó de mí, y que hubo algún motivo aparte del que ella me dio como para irse sin más y justamente el día de nuestra boda. Algo importante, algo que superara a nuestro compromiso con creces, algo...peligroso, de lo que protegerme, tal y como me dijo Cassie.
Matt se despega de su madre al ver que tanta gente le observa -o puede que porque ya esté saciado-, lo cual hace que Ane mire a mi princesa con ojitos tiernos y un puchero de cachorrito abandonado, como si estuviera pidiéndole permiso para algo, y ese algo es concedido de inmediato por Ale, quien se coloca la ropa y acto seguido se coloca a Matt en el hombro para que suelte los gases.
Ale le tiende con cuidado al niño y la ojiverde no tarda ni dos segundos en cogerlo y colocárselo contra su pecho como si fuera algo que hiciera todos los días.
No sabía que alguien que tiene tan mal humor, tan malas contestaciones y que a veces parece tan infeliz con todo ser humano, pudiera ser calmado y sosegado, pudiera ser un completo experto y amante de los bebés, que es lo que parece que es ella, ya que le acuna con cuidado, pero eso no me deja a mí más tranquilo, ya que me da la sensación de que le van a dejar caer.
Quizás sea un instinto paternal, tal vez sea solo miedo por una vida como me pasaría si la vida de cualquier otro estuviera en peligro, puede que sea el hecho de que Ane a veces puede parece muy poco cuidadosa y bestia como para estar cogiendo a un ser vivo indefenso e increíblemente delicado.
En cuanto doy un paso casi de manera inconsciente hacia ella para poner cualquier excusa y coger yo a mi pequeño, un brazo tira de mí y hace que me caiga en el sofá junto a mi castaña favorita, que me sonríe de manera amplia antes de dejar un corto beso en mis labios.

--Si no confiara en ella y en que no le va a hacer daño, nunca se lo habría dejado-me informa muy segura antes de volver a besarme con cariño.

Yo asiento con la cabeza, sabiendo que si ella dice que estará bien, debo creerla, porque su instinto maternal está ahí desde hace nueve meses, o tal vez más, y yo tan solo tengo una leve idea de lo que le conviene y no le conviene a mi pequeño. 
Por otra parte, siento una cierta molestia, ya que me gustaría que estuviéramos solo los tres, después de tanto tiempo separados, y no mi bebé de brazo en brazo. Aunque ¿cómo enfadarme con mis amigos? ellos son los que han estado conmigo cuando todo se hundía, cuando todo se destrozaba y cuando más la echaba de menos, así que no, no puedo sentirme molesto por no estar con mi pequeño, ya que ellos se irán dentro de un rato a sus casas, a descansar, y yo me quedaré con él todo el día de hoy, mañana, pasado, la semana que viene, el mes que viene y hasta que mi corazón deje de latir.
La fina mano de Ale se une a la mía, agarrándola con fuerza. Se acurruca mi lado, como si solo hubiera salido un momento de casa y ya me echara de menos, aunque en realidad hayan sido varios meses interminables.

--Te quiero-me susurra con los labios contra mi cuello.
--Y yo a ti también-contesto con una sonrisa, girándome para quedar cara a cara con ella.

Entonces me doy cuenta de que está completamente cambiaba, y al mismo tiempo, sigue como siempre. Sí, tiene los mismos ojos castaños, ahora delineados con delicadeza y mucha fineza. Su pequeña nariz sigue ahí, recta e intacta, sus labios rosados, brillantes, con una capa de gloss, todo su rostro, de normalmente de un bronceado natural, a esta distancia puedo ver que lleva una ligera capa de alguna clase de polvo que debe ser el colorete. Su pelo, normalmente liso de plancha, ahora está en un alocado ondulado natural que le queda increíblemente bien. Pero sobre todo, lo que ha cambiado es su mirada: dentro de esos ojos ya no puedo ver el temor, ya no puedo ver la inseguridad, no puedo apenas ver su pasado, aunque por otra parte se vea la dureza, la valentía, la fortaleza y su poder dominante, todos propios de ese horrible lugar que llenan sus recuerdos y que nunca podrán dejarla en paz.Ya no se ve como una pequeña y dulce niña de dieciséis años, y ya, ya sé que ahora solo tiene diecisiete, un año más, nada de importancia, pero...supongo que la maternidad ha hecho que madure aunque no se haya dado cuenta.

--¿Qué miras?-me susurra con una sonrisa ladeada.
--Lo preciosa que eres-contesto de la misma manera. Otro beso, esta vez algo más largo, une nuestros labios.

La manera en la que nuestros labios se unen. Esa sensacion de corriente eléctrica que hace que sienta el vello de mi nuca erizarse y que hace que mi corazón se pierda entre latidos rápidos.
Sé que todo el mundo describe así los besos en los libros "Una unión que hace que tu cuerpo se descontrole" ¿Y a mí que me importa que no tenga una manera más original de referirme a lo que siento cuando sus labios acarician los míos? No es mi culpa que la gente se enamore y todos sintamos lo mismo con un toque que parece tan simple, pero que es tan importante. Y sin embargo, no puedo evitar sentirme como si fuera el.primer hombre en la tierra que siente algo así, y la verdad, me encanta este sentimiento. Este sentimiendo de ser único, de que no haya nadie más, de que sea ella la que me descontrole y la que provoca que me quede sin aire, la que hace que mi corazón se dispare y la que obliga a mi piel a ponerse de gallina.
Es mi Ale. Es mi beso. Son mía sentimientos. Y para mí, son únicos.
Lamentablemente no dura mucho, ya que se nos interrumpe de manera indirecta al escuchar ese ruido generalizado de personas hablando. Seguro está entre nosotros desde hace tiempo, desde qye se despertaron, pero que nosotros no nos hemos dado cuenta hasta ahora.
Louis trata de despertar a una muy dormida Lucía, que solo gruñe y gruñe sin hacer caso de las palabras de su novio acerca de que su prima está de vuelta. Y a ella no le importa que su novio le esté diciendo que la tan esperada Ale esté de vuelta, ella solo quiere dormir, no quiere hacer caso a Louis, y éste, en vez de molestarse por ello, se ríe e insiste en sus cariñosas palabras con dulces caricias y pequeñas cosquillas que no afectan a la morena.
Ellos son iguales, son prácticamente iguales, t pese a todo lo que se diga de que loa opuestos son los que se atraen y que loa iguales se repelen, ellos no han tenido ni una pelea grave hasta el momento, y creo que en parte se debe a que se comprenden.
Ane hace dulces y cariñosos arrumacos a mi pequeño, que para mi sorpresa, no se ha asustado de las pintas que lleva. Tampoco soy muy consciente de si el niño se da cuenta de que ella ahora mismo da verdaderamente miedo, aunque le esté arrullando y dando cariño, pero supongo, que eso es lo que debe sentir y le debe importar, ya que no emite ningún sonido de disgusto.
Niall se mantiene callado, a la derecha de la morena, observándola como si no hubiera otra cosa en el mundo. Tal vez mirando a mi hijo, que oye, es digno de admirar, y no solo porque sea su padre, ni mucho menos. Quizás y solo quizás, esté mirando cómo sería que ese niño fuera suyo, de ambos, y que ella le cogiera y le mimara. Que ellos hubieran creado algo tan bonito y tan especial en un gesto de amor. Que al llegar a casa estuvieran el uno junto al otro, cuidando de un pequeño ser que es obra de ambos dos y que, obviamente, no siempre sería fácil cuidarlo, pero que eso sería lo de menos. Doy por hecho que así es cuando veo los grandes ojos azules de Niall brillar con fuerza, con una que no había visto antes y mucho en las últimas semanas. Una mirada que ilumina toda la sala, solo con mirar a la mujer que ama. Con un gesto rápido, le roba un tierno beso a la chica que él considera la más hermosa de este mundo, vaya vestida como vaya vestida, maquillada como sea, después de las peleas que sufran y de lo dificil que pueda parecer su relacion. 
Ella solo le mira confusa, sin saber a qué se debe todo esto, pero que no rechaza el beso, ni mucho menos. Le devuelve el beso con el misml amor, con esa mirada tan llena de ilusión, pero una ilusión diferente: no es una ilusión de una vida futura con una boda y niños, sino una ilusión por el presente, por lo que están viviendo ahora, por lo que sienten ahora y porque se quieran justo ahora.
Son distintos. Piensan de manera distinta. Ven todo a su alrededor desde perspectivas opuestas, pero lo único que importa es que lo que sienten el uno por el otro es amor. Y nada más importa.
Ane le dedica una amplia sonrisa sin mostrar sus dientes antes de volver la mirada a Matt.
Por otro lado, siento como alguien se tira a los brazos de Ale, haciendo que nos separemos de nuestra bonita posición, para ver como María -aún disfrazada de Cat Woman- está abrazando con fuerza a su amiga, y como Zayn -todavía con su increíble traje de Superman- de inmediato hace lo mismo conmigo. Ni que decir que Flash, o bueno, un pequeño Malcom con su disfraz de Flash todavía puesto, está algo perdido, pero que no borra su sonrisa, esa sonrisa tan pura y que tanto le ha costado conseguir, pero que finalmente tiene, y espero que nada vuelva a quitársela. Como tierno niño que es, se sube al sofá con toda la habilidad que un niño de cuatro años tiene y llega a mi regazo para abrazarme.

--¿Ese es tu bebé, tío Liam?-me pregunta con inocencia, echando una mirada al montón de mantas azuladas que hay en brazos de Ane.
--Así es M-contesto colocando su pelo revoltoso que escapa de su máscara roja de superhéroe.
--¿Tío Liam?-la voz confundida de Alejandra suena a mi izquierda, haciendo que me gire hacia ella para ver como alza una ceja sin tener idea de lo que va esto.
--También tengo que explicarte acerca de todo esto-confirmo con cierta diversión al ver su confusión-Pero es hijo de Zayn.
--¿Hijo?-ahora la sorpresa sí que es clara en su voz-¿De Zayn? ...¿Biológico?-pregunta con esos grandes ojos castaños directos a M, quien se encoge avergonzado porque alguien nuevo le esté observando.
--Mi papá biológico es Zayn y mi mamá biológica está en la cárcel porque es mala, me pegaba, me dejaba solo y me hacía mucho daño, así que mi mamá ahora es Mary porque ella no es mala, me cuida mucho, me da besos antes de irme a la cama y me quiere mucho-explica en voz algo baja, mirándose las manos algo nervioso, eliminando cualquier rastro de ese niño con inteligencia superior para dejar salir al niño asustado que realmente es.
--¿Qué?-esta vez la pregunta de Ale sale en un susurro horrorizado.
--Ven M, vamos a ver su tu primo Matt-habla Zayn, quien ha estado observando toda la conversación a una cierta distacia, solo para sacar a su hijo de conversaciomes como esta.

Le coge en brazos, pegándolo a su pecho, protegiéndole como hace siempre, acariciando su espalda y besando su cabeza.
Me lanza una mirada de pena que yo entiendo a la perfección, ya que el recuerdo aún está muy reciente en esa increíble mente que seguro recordará para toda su vida, mientras que, un niño normal, tal vez sintiera dolor, sientiera un miedo irracional hacia cierta clase de personas, pero nunca sabría el porqué, ya que su mente se encargaría de eliminar tales recuerdos, pero dudo mucho que el pobre M pueda olvidar algo tan horrible.

--Liam...¿eso es cierto?-pregunta Ale aún con ese tono lleno de horror.

La miro fijamente para ver el miedo, un miedo que casi parece irreal, no sé si es por el hecho de las palabras de Malcom, o la simple idea de que nuestro niño pueda sufrir algo tan horrible. Pero no, eso no pasará. Yo no lo permitiré.

--Ya hablaremos de todo lo que te has perdido-es lo único que contesto con un intento de sonrisa en mis labios-Ahora...tal vez deberías ayudar a Louis a despertar a tu prima ¿no crees?-pregunto algo divertido.

Ella esboza una pequeña sonrisa, deja un beso en mi mejilla y se levanta del sofá de un salto para lanzarse sobre Lucía para despertarla de manera algo bestia, pero llena de felicidad.
Entonces siento una mirada puesta en mí, que hace que gire mi rostro para encontrarme con un par de ojos azules de ese color característico Tomlinson, llenos de alegría y brillantes de ilusión.

--No dejes de sonreír así, Payne-me dice María con una sonrisa ladeada-Esta sonrisa es mucho más bonita que la de semanas atrás-añade antes de ser la segunda en darme un beso en la mejilla e irse con el resto.

¿Mi sonrisa ha cambiado tanto? ¿Enserio? Porque está claro que yo me siento infinitamente más feliz ahora, pero ¿mi exterior también ha cambiado? 
¿Quien sabe? Tal vez María nunca me hubiera mirado con tanto detalle como para fijarse en mi sonrisa.
Se oye un chillido lleno de emoción debido a, la ya no tan dormida, Lucía, mientras se abraza a Alejandra, y entonces me doy cuenta que quien es el que falta aquí. Alguien que ha sufrido todo esto tanto como yo, y que por eso no ha estado con nosotros, ni siquiera vino a la fiesta de Halloween, tan solo ha estado total y completamente roto, y creo que ya ha sufrido bastante. Así que es hora de llamar a Josh.
Cojo mi teléfono móvil y llamo al moreno de inmediato, quien lo coge tras unos toques, con ese tono apagado y roto.

--¿Si?
--Josh, soy Liam-contesto sin poder evitar una sonrisa en mi rostro-Tienes que venir a mi casa, con urgencia.
--¿Qué?-pregunta confuso-¿Por qué? Tu te das cuenta de que son las siete de la mañana ¿verdad?

O tal vez el tono que emplea es de sueño y no de dolor, al menos ahora mismo.

--Tú solo ven, Josh, por favor, es muy importante.

Oigo como bufa mientras se debe de estar levantando de la cama, ya que oigo un edredón moverse y una fina voz -doy por hecho que de Paula- preguntar un "¿Qué ocurre?" medio dormida o dormida entera, y yo no puedo evitar sonreír de manera más amplia, porque sé que en cuanto vea a Ale, me va a agradecer que le haya despertado temprano.

--Ya puede ser importante, ya-oigo que sisea molesto.
--Lo es-confirmo viendo a su hermana reír entre los brazos de su prima-Ven cuanto antes-le pido antes de dejar mi móvil en cualquier lugar.

Decido secuestrar un poco a mi hijo de los Horan, haciendo que tanto ella como él me miren haciendo pucheros.

--Tened uno vosotros y será vuestro todo el rato-les digo con diversión mientras acomodo a Matt en mis brazos.

Y bajo el maquillaje de ambos, puedo ver como se ponen rojos hasta niveles imposibles. Se dirigen una mirada casi de reojo, pero no se dicen nada, tan solo entrelazan sus dedos como si ambos pensaran lo mismo, y se quedan así unidos, sin decir ni hacer nada, mientras parecen hablarse con el solo toque de sus manos.
Porque sí, hay gente que se habla con la mirada, que se enamora de una mirada, que transmite con la mirada, que vive por una mirada, y otros, usan la unión de sus manos para comunicarse, enamorarse, transmitirse todo lo que las palabras no pueden.
Río por lo bajo al ver su reacción, pero rápidamente desvío mi atención hacia Matt, para ver una sonrisa satisfecha en su tierno y hermoso rostro. Juro que es igualito a su madre.

--Vas a ser el rey de la casa-le aseguro mientras camino con lentitud.

Y en apenas quince minutos, el timbre de la casa suena, haciendo que el resto baje el volumen de sus distintas conversaciones, solo para decidir quien va a abrir, pero dado que yo soy el que sabe quien es el que está tras la puerta y soy yo el que ha hecho a Josh venir por la sorpresa, me muevo con rapidez hasta allí.
En cuanto abro la puerta, veo al moreno con aspecto cansado, pero que en cuanto ve al niño entre mis brazos, una mueca de sorpresa cubre su rostro, y yo tan solo me hago a un lado para que pase corriendo hasta llegar al salón y pueda abrazar a su hermana, pero no pasa tal y como yo me imaginaba. No al menos al completo.
Llego casi a la par que Josh, y en cuanto entra, todos se callan y miran hacia Alejandra, la cual se levanta con lentitud y una sonrisa en su rostro.
Entonces todos dejamos de entender lo que pasa.
Josh comienza a gritar...en un idioma completamente desconocido para mí, con lágrimas bajando por su rostro y rojo por completo. Para mi sorpresa, y la de todos, Alejandra le entiende...y le contesta en ese mismo idioma.
Nadie sabe lo que pasa, nadie sabe lo que hablan ni por qué están hablando en otra lengua, pero no decimos nada, más por la sorpresa que por otra cosa.
Inglés no es, eso está muy claro. Tampoco es español o francés. Obviamente no es un idioma como japonés o árabe. Es más bien una lengua de...Europa del Este...rumano, polaco, tal vez ruso o algo parecido, yo qué sé. Pero la pregunta es...¿por qué lo hablan?
Para cuando vuelvo a la realidad y salgo de mis pensamientos, Alejandra también está llorando, todavía hablando en otro idioma, solo que ahora a gritos. Y lo peor de todo, ea que no sé si se están insultando o diciéndose que se aman, aunque por el fuerte abrazo con el que se rodean mutuamente, doy por hecho que ha sido más una conversación de amor y cariño.
Nadie se atreve a decir nada, hasta que ellos mismos se dan cuenta de que les estamos mirando llenos de asombro, pero por la cara de Ale, creo que ella no se ha dado cuenta de la manera en la que han hablado entre ellos, ya que se dirige a mí, mirándome confusa y preguntándome algo...que ni tengo ni la menor idea de lo que es.

--¿Podrías...volver al inglés, por favor?-la pido algo nervioso de no saber lo que me está preguntando.

Ella parpadea un par de veces. Gira su cabeza hacia Josh, quien ahora sonríe y la dice algo, de nuevo en el idioma desconocido. Deja un beso en su sien mientras la rodea con un brazo y nos sonríe como si nada hubiera pasado.

--¿Qué coño acaba de pasar aquí?-Louis es el único que se atreve de preguntar lo que todos pensamos.
--Nada, ¿qué acaba de pasar?-pregunta ella con inocencia, aunque en el fondo, su voz sale nerviosa, al igual que puedo sentir su cuerpo-¿Has visto a tu sobrinito, Bl...Josh?-ella misma se autocorrige, con aún más nervios que antes, pero se acerca hasta mí y me coge a Matt de los brazos para acercarse de nuevo a su hermano, con gracilidad, casi como si bailara.

Y aunque ellos digan que nada ha pasado...el resto no queremos decir nada. Tan solo nos miramos los unos a los otros, todos preguntándome con la mirada si yo sé algo, y me encantaría decir que sí, pero no sé ni lo que se han dicho, ni como saben otro idioma y mucho menos por qué han saltado con él así de repente.
Gracias a Dios, Louis de nuevo habla para romper el hielo.

--Bueno...yo creo que me voy a tener que ir...Harry no me coge el teléfono y creo que debería ver donde está y esas cosas.

Después de él, el resto se van yendo, uno a uno, despidiéndose de Ale con un fuerte abrazo y un "Hasta luego", un "Luego nos vemos", y un "No vuelvas a desaparecer" por parte de Ane. También se despiden de mi pequeño con ternura.
Finalmente quedamos solo Josh, Ale, Matt y yo, pero el primero también parece despedirse, y digo parece, porque de nuevo hablan cosas que no entiendo con sonrisas anchas y aún ojos llorosos.
Están en algún lugar, algún lugar de su pasado, al cual debe pertenecer el idioma, pero la cosa es que hay mucho, mucho detrás de la Alejandra que yo conozco y que sé que acabará por contarme, por eso no me preocupo, aunque eso no evita que cientos de teorías lleguen a mi mente, cada una más alocada que la anterior, pero que se quedan en el aire cuando creo escuchar algo más nítido que el resto de cosas que ellos se han dicho, pero que igualmente no comprendo.

--Obicham te...

Narra Louis.
Meto la llave en la puerta de casa, suspirando aliviado al sentir que Harry está en casa y no en algún lugar de vete tú a saber dónde con Ed, lo cual me haría ir a buscarle y después de todo, no tengo la mínima gana.

--¡Harold!-chillo desde la puerta para hacerle saber que estoy aquí-¡No sabes lo que te has perdido!-continúo hablando en voz alta mientras subo las escaleras-¡Alejandra ha vuelto y no sé por qué pero se ha armado la de Dios es Cristo con Cassandra!-digo con una ligera sonrisa, para nada de maldad, solo algo divertido al recordar la cara de Liam frente a las dos chicas-¿Y tú por qué no cogías el teléfono?-pregunto ya sin gritar, en el piso de arriba y dirigéndome a mi cuarto-Te he llamado varias veces desde el teléfono de Niall y salía que lo tenías apagado-añado justo cuando paso por delante de su puerta.

Entonces me doy cuenta de que algo no va bien. No solo porque no me conteste, sino porque, de nuevo y tras esa nefasta vez, toda la casa está en silencio: no hay música sonando, no hay una ducha encendida, no hay unos dibujos animados puestos en la tele y no se escuchan sus ronquidos, y eso hace que abra la puerta de su habitación de inmediato, lo cual me provoca un vuelco al corazón al ver que no está aquí. Entonces, ¿dónde puede estar?

--¡HARRY!-chillo sintiendo como un nudo se comienza a formar en mi garganta.

No, no puede ser, no puede estar pasando esto otra vez, él prometió que no lo haría, que todo estaría bien, que hablaría conmigo en caso de que se sintiera tan mal como para pensar en algo macabro y temerario. Él me lo prometió, se lo prometió a Ane, se lo prometió a los chicos... no puede haber roto la promesa.
Quiero pensar en que tal vez esté exagerando, en que tal vez ni siquiera esté aquí, pero sus llaves estaban en la entradas y la puerta no tenía la llave echada.
Sin quererlo, voy murmurando "Harry" a cada paso que doy, buscando por todos los lugares, aunque la verdad es que mi intención era chillarlo, pero mi voz no quiere salir, y solo me limito a mirar en el baño, en la habitación de invitados, en la cocina, en el salón, en el comedor, en el jardín, en el otro baño, en todas partes, pero no, no hay rastro de él, y eso hace que me dé cuenta de que algo se me está pasando por alto por algún motivo, que no he buscado en el sitio correcto porque no lo veía con sentido.
Abro los ojos como platos al darme cuenta de que ni siquiera he hecho el intento de mirar en mi cuarto, por lo que subo los escalones de dos en dos, de tres en tres, de la manera que me haga llegar más rápido hasta el piso de arriba, y en cuanto lo hago, corro hasta mi habitación y abro la puerta sin pensarlo.
Como si me hubieran dado un golpe en el estómago, el aire sale de mis pulmones y siento como el corazón se me cae a los pies; mi amigo está tumbado en el suelo, aovillado con sus propios brazos, los cuales...están cubiertos de arañazos que sangran de manera preocupante.
Tardo más de lo que tal vez debería en ir hacia él, acluclillándome a su lado, sin saber muy bien qué hacer aún o cómo reaccionar, pero supongo que el lado de niño asustadizo e inocente que todos llevamos dentro es el primero que sale de mí.

--Harry...-le llamo con voz rota, sintiendo como mi voz está quebrada. Las lágrimas ya han comenzado a salir de mis ojos y no dejan de caer una tras otras-Harry...por favor...-le pido acariciando su rostro, también arañado, pero no por el maquillaje que llevaba ayer por la noche, no, son las marcas de sus propias uñas, las cuales puedo ver agarrando su propia camiseta, ensangrentadas-H-Harry...-sollozo moviéndole de un brazo con cuidado.

Pero no, no responde.
Siento como el aire aún trata de entrar en mis pulmones, y supongo que lo hace, aunque yo no lo sienta de esa manera, pues solo tengo una sensación de ahogo provocada por lo que creo que es el aire luchar en contra de mis pulmones para no entrar, pero no, sé que eso no es posible y que es solo mi cabeza, y aún así, la sensación de agonía no se va.
De repente, y aún con mi niño asustado a flor de piel, busco desesperado mi móvil, el suyo, lo que sea con lo que llamar a una ambulancia y arreglen todo esto, pero el suyo se encuentra en el suelo, apagado, y el mío...el mío se encuentra entre sus manos, y sinceramente, no me veo con intenciones de querer cogerlo, solo por no causarle más dolor, por lo que decido coger el teléfono fijo, sí, ese que ya casi nadie usa y que coge polvo excepto cuando te llaman tus abuelos, los cuales no saben ni quieren saber utilizar un teléfono móvil.
Dudo por un segundo en si dejar a Harry solo está bien, pero no me queda otra, ya que el teléfono se encuentra en el salón, así que de nuevo corro escaleras abajo hasta llegar al fijo. Lo cojo, y subo otra vez, solo por no dejar a mi amigo solo, como si eso fuera a ayudar a algo.

--Teléfono de emergencias-me habla una voz nasal al otro lado de la línea.
--Q-querría qu-que mandaran una...una ambulancia-balbuceo.
--Un segundo por favor-me pide, y en efecto y no como cuando estás intentando poner una reclamación, en un segundo la voz cambia-¿Cuál es su emergencia?-esta vez en una voz de hombre, firme y sin aparente miedo a nadie.
--M-mi amigo...-aún tartamudeo-m-mi amigo...
--Tranquilícese, no podremos ayudar a su amigo si no se tranquiliza y me dice lo que le ocurre.
--Él...-trato de sonar firme, como él, pero aún mi voz tiembla, aunque trato de reprimirla cuanto puedo-él se ha intentado suicidar.
--Está bien, ¿ahora dónde se encuentra? ¿está con él?
--Sí, estamos...estamos en casa...Calle... A-Acacia número 28.
--Está bien, señor...
--Louis-contesto en voz baja, sin poder quitar la vista de Harry, que aún no se ha movido.
--Muy bien Louis, tienes que escucharme muy bien para que esto sea rápido y estemos allí cuanto antes.
--Está bien...
--¿Cuántos años tiene su amigo?
--Dieciocho.
--¿Tiene alguna enfermedad diagnosticada? Diabetes, hemofilia...
--No.
--¿Alergia a algún medicamento?
--No que yo sepa.
--¿Está tomando algún medicamento?
--Tampoco.
--Está bien... ¿Cómo ha intentando suicidarse?
--Tiene...tiene los brazos arañados con sus propias uñas y...la cara y...el cuello...y...por todas partes-admito sin poder evitar un sollozo.
--¿Ha comprobado su pulso?
--No...-y no quiero hacerlo.
--Eso es lo primero que debería de haber hecho-no sé si me regaña o me informa-hágalo-me ordena sin dudar.
--¿Pueden venir de una vez y evitar perder más el tiempo con esto?-pregunto tratando de sonar enfadado y molesto, pero solo consigo sonar asustado.
--La ambulancia ya está de camino Louis, pero tengo que informar a mis compañeros del estado con el que se pueden encontrar y para eso necesito saber si su amigo tiene pulso o no.

Asiento aunque sé que no me está viendo, y me coloco de rodillas a su lado. Su cuerpo aún intacto en posición fetal, con mi móvil aferrado a su pecho por algún motivo.
Me dirijo a su cuello, viendo también sus uñas marcadas por todas partes, pero decido acabar con esto cuanto antes y simplemente llevo dos dedos a una parte en la que no haya demasiada sangre, la mayoría ya seca dado que son arañazos menores.
Las lágrimas salen de nuevo de mí sin ningún motivo aparente cuando siento que su pulso está ahí, que el corazón sigue palpitando y que aún no es tarde.

--¿Y bien?-pregunta el amable chico al otro lado del teléfono.
--T-tiene pulso-admito.
--¿Es regular, irregular, fuerte, débil?
--Regular y...débil, como si...estuviera durmiendo-admito apartando las lágrimas que cubren mis mejillas con el dorso de mi mano, ya que la palma tiene sangre y...no quiero pensar más en eso.

En ese momento escucho la sirena de una ambulancia no muy lejos de aquí, hasta que siento como está frente a casa, por lo que me levanto del suelo y camino rápido, aún con el teléfono en mi oreja.

--Ya están aquí-le informo al chico del otro lado de la línea-Muchas gracias-añado.
--No hay de qué-contesta con voz amable-Seguro que su amigo está bien-me intenta animar.
--Eso espero.

Cuelgo mientras me dirijo a la puerta. Apenas llego y alguien empieza a aporrearla con fuerza, por lo que la abro sin dudar para dejar pasar al equipo médico, con una camilla plegada cogida por dos de ellos y algo parecido a un maletín bastante grande. Todos ellos tienen el rostro serio, pero no serio de enfado o de molestia, sino serio de profesionalidad.


--En el piso de arriba-digo sin más-la primera habitación a la izquierda.

Pasan unos tres médicos, dos mujeres y un hombre, de distintas edades que varían desde los treinta y pocos a los cuarenta y muchos, según creo, ya que en apenas un segundo ya están arriba una de las mujeres con el hombre.
La chica que se queda junto a mí tiene aspecto de ser la más joven de entre los tres. Me mira con una débil sonrisa que no sé cómo expresar, pero que decido corresponder.
Unos segundos después veo como bajan con rapidez pero cuidado a Harry en esa camilla que llevaban doblada, lo cual hace que retire la mirada, solo para evitar llorar más, aunque no creo que eso sea posible.

--¿Va a acompañarlo al hospital?-me pregunta la chica joven, ahora con aspecto algo más serio y no tan amable.

Asiento con la cabeza y camino tras ellos hasta meterme en la ambulancia.
Siempre quise subir a una, todo el mundo siempre ha querido subir a una, pero para ir delante, para ver como todo el tráfico se apartar a tu paso, para escuchar la sirena desde dentro y conducir lo rápido que quieras sin que nadie te diga nada, pero ahora, ahora preferiría no tener que hacerlo.
Me quedo a un lado sentado, viendo como le ponen una mascarilla con oxígeno con habilidad pese a que el automóvil se esté moviendo a una velocidad considerable por lo que siento.
Aquí detrás solo estamos la otra mujer, la que parece más mayor, que es la que se está encargando de todo, y yo, que solo observo lo que hace, mientras que el hombre y la chica joven van en la parte de delante, ella conduciendo con maestría y él avisando al hospital de nuestra llegada.

--Varón de dieciocho años con múltiples muestras de automutilación por brazos, costados y cuello-oigo que dice desde aquí.

Mi estómago se revuelve de inmediato, y decido pensar en cualquier otra cosa para no tener que escuchar  más el diagnóstico ni lo que van o no a hacer con él.
Con que hagan que no se vaya yo ya me doy por satisfecho.

--Estará bien-oigo la voz de la madura mujer, haciendo que lleve mi mirada a ella para ver unos ojos llenos de lástima y compasión-Se ha desmayado por la pérdida de sangre, pero no ha afectado a ninguna arteria o vena importante-me indica mientras parece curar con cuidado los arañazos, que ya no se ven tan horribles ni preocupantes, no sé si por el hecho de que estoy algo más tranquilo gracias a las palabras de la mujer, o porque ahora no hay rastro de la sangre que había salido hace tiempo de él-Pero eso no quita que haya sido algo peligroso-añade con aire de seriedad de nuevo-¿Es propenso a ello?
--Antes sí-contesto con el nudo en mi garganta formándose de nuevo al tener que explicárselo-Pero hacía tiempo que no lo hacía...
--¿Y no sabe lo que ha podido causarlo?-pregunta ella mientras venda los brazos de Harry, desde la muñeca hasta el codo, que es hasta donde han llegado sus arañazos.
--Ayer....ayer estaba bien, o bueno, estaba algo molesto con su hermana, pero salimos de fiesta y...él estaba bien, estaba tranquilo y se lo estaba pasando bien, pero...después de las once ya no le volví a ver hasta...hace media hora...

Ella asiente con la cabeza mientras sigue con su trabajo en lo que llegamos al hospital, que la verdad, nunca pensé que estuviera tan lejos, aunque es obvio que en estos instantes, todo parece hacerse más largo, mucho más.
Me muevo un poco y de manera lenta, por este especie de banco en el que estoy sentado y que ocupa todo un lado de la ambulancia, solo para poder ver mejor el rostro de Harry, aún con rastros de su maquillaje de Halloween, aunque estén ya prácticamente borrado. Su piel está más pálida que de costumbre y aún en su estado, puedo ver como sus ojos están algo hinchados, como si hubiera estado llorando.
Entonces me doy cuenta: tuvo que estar hablando con alguien, con alguien que le causara un dolor insufrible, tanto como para no soportar ese dolor y llegar a estos extremos. De inmediato pienso en Marta, pero no, no puede ser, él no tiene su número de teléfono...
Pero yo sí.
Y él tenía mi móvil cogido entre sus manos, no el suyo que estaba apagado.
Harry tuvo que hablar con ella, y ella le dijo algo que le dañó aún más de lo que ya estaba.
Busco el móvil cerca suyo, pero es inútil; antes lo tenía agarrado y contra su pecho, y en su pecho ahora solo hay pequeñas ventosas que informan sobre su pulso, y lo que parecen vendas que los rasguños.

--Perdone-llamo a la señora que no deja de buscar y curar cortes. Ella hace un movimiento de cabeza indicándome que me escucha, pero que ahora no puede apartar la mirada de su trabajo-¿No...no había un...un móvil con él?
--Había dos móviles junto a él-confirma-Uno apagado y en el suelo y el otro contra él-me explica.
--¿Y...dónde están?

Ella parece terminar de curar ese arañado que llegaba desde un costado hasta casi su ombligo y me mira confusa, sin saber el porqué de que quiera saber dónde están los móviles que aparentemente no tienen importancia en este caso.

--Unos de ellos es mío-le explico-el que tenía contra su pecho. Creo que estuvo hablando con su ex novia y...um...bueno, tal vez sea el motivo de todo esto.
--Dios Santo-murmura negando con la cabeza-estos adolescentes van a acabar con mi salud por tantas locuras que hacen-masculla mientras se quita los guantes de plástico y los lanza a una basura que hay bastante grande y anclada a la pared del vehículo para que no se mueva-Aquí están los móviles-me dice enseñándome una bolsa de plástico sellada, desde donde puedo ver la sangre seca por todo mi móvil, el cual voy a cambiar en cuanto me sea posible. No por el hecho de que me dé asco, sino porque sé que me voy a acordar de todo lo que ha provocado y me va a hacer sentir culpable.

Porque sí, me siento culpable. Porque no debí de haber dejado mi móvil en casa. No debí de haberlo dejado sin un patrón de desbloqueo o una contraseña. Simplemente no debí, pero lo hice, y eso es lo que ha hecho que Harry se haya puesto en contacto con la jodida causante de todo su dolor, que parece que vive por el hecho de tener que arruinar la vida al pobre chico que daría todo por ella.
La mujer de avanzada edad y cabello rubio recogido en una coleta, saca mi móvil y lo limpia con algo que hace que se quede como si nunca hubiera pasado por lo que ha pasado, pese a que yo sepa que sí.
Me lo tiende sin más y continúa atendiendo a Harry, pese a que ya no parezca que tiene que hacer nada, pero su deber es comprobar que todo está bien y vigilar que llegue estable al hospital, lo cual espero y deseo.
Para cuando voy a ver qué es lo último que vio Harry antes de desmayarse, la ambulancia se detiene, y con velocidad sacan a Harry entre varias personas, que una de ellas es la señora que ha estado conmigo durante todo este tiempo.
Decido bajar en cuanto Harry lo hace y comenzar a seguirles a donde sea que vayan con mi amigo a tanta velocidad, mientras el equipo paramédico compuesto por la chica joven y el hombre que debe rondan los treinta y cinco, quienes entregan unas cuantas hojas a unas personas vestidas con trajes azules, supongo que es una hoja en la que han apuntado todo lo que saben de Harry y si estado hasta el momento, pero no me detengo en eso, sino que sigo corriendo la camilla que se mete en el hospital y seguidamente por unas puertas de esas de película que se abren con el paso de la camilla. No van muy deprisa, pero tampoco van caminando a paso lento, por lo que me supongo que no es grave, pero que no quieren detenerse en medio del pasillo.
No sé ni siquiera si yo debería estar aquí, pero dado que no me han dicho nada cuando he entrado, decido mantenerme a una distancia prudente de la camilla, desde la cual puedo ver a Harry y...como parece fruncir el ceño a disgusto, supongo que por el hecho de que las puertas esas enormes no se abren con otra cosa que no sea la propia camilla, lo cual no debe de ser un golpe demasiado fuerte, pero eso le molesta a Harry, lo cual me indica que se está despertando, y que está bien.
Veo como se meten en una habitación cualquiera y como me cierran la puerta en las narices, por lo que me decido a abrirla, pero en ese instante alguien me detiene.

--Todavía no puede entrar hasta que se lo digan-me informa un hombre de piel morena y aspecto bastante grande, aunque aún así no resulta amenazador...me recuerda bastante a Richard Webber, el cirujano jefe o como sea que se le diga, de Anatomía de Grey.
--Está bien...-contesto sin querer ponerme a discutir, no ahora que parece que están haciendo algo importante ahí dentro, sea lo que sea-¿Dónde puedo esperar hasta que me dejen pasar?

Me indica (más bien me lleva) hasta una sala de espera que hay tras un largo pasillo que está lleno de habitaciones, y me pide paciencia hasta que me llamen o algo por el estilo.
Dicho esto se va, con su larga bata blanca de médico y su aire a James Pickens Junior, y me deja en esta sala de aspecto frío y sin vida, como todas las salas de espera.
A mi alrededor veo a una mujer asiática de unos cincuenta llorando contra el hombro de la que debo suponer que es su hija, ya que tienen cierto parecido y se abrazan por necesidad.
En esta sala también se encuentran dos chicos, tal vez de mi edad, discutiendo sobre quien tuvo la culpa de quien-sabe-qué, pero que doy por hecho que es lo que ha causado que otro de sus amigos esté en una de las habitaciones que hay en ese largo pasillo.
Suspiro pensando en que tal vez debería llamar a Ane, a Anne, a su padre, a los chicos...a alguien, pero no sé cómo hacerlo ni cómo decir el porqué de que Harry se encuentre en una habitación de hospital, ya que se van a poner histéricos, tanto como cuando Zayn sufrió el accidente de tráfico, pese a que lo único que le pasó fue que se llevó un susto y un brazo roto, pero aún así todos pensábamos en lo peor, y si les doy esta noticia, con mi respiración aún cortada y lamentable, no va a hacer que ellos se pongan menos nerviosos, así que decido esperar hasta que yo mismo me tranquilice y decida a quien debo llamar primero.
Mientras, decido mirar en mi móvil, tal y como iba a hacer hace un rato, para comprobar si mis especulaciones acerca de que de nuevo, la causante del dolor de Harry es Marta, dando, en efecto, con que lo último que estaba haciendo Harry era llamarla.
Veo en el historial de llamadas como él solo realizó una llamada que fue respondida, pero que minutos después, aparecen como cincuenta llamadas perdidas de ella, lo cual me hace saber que Harry habló con ella y que luego se desmayó, provocando así que ella se asustara (o lo que sea que siente esa mujer, si es que aún siente algo o se limita a vivir con una piedra en vez de corazón) y que le llamara, pero que como es obvio, no respondió a ninguna.
Veo en la barra de notificaciones cientos de mensajes, todos de ella, de aspecto histérico y preguntando si se encuentra bien y que dónde estoy yo, que qué es lo que le pasa, que por qué no le coge las llamadas, ni le contesta a los mensajes, pero insisto, en que ninguno de ellos fue respondido.
Decido mirar toda la conversación, para ver qué fue exactamente lo que provocó que tuviera que llamarla en el grado de desesperación en el que se encontraba, dando así con ese último mensaje que iba para mí, pero que yo no leí cuando debía y en lugar de ello lo hizo Harry, ese querido "Una carrera universitaria vale para toda la vida, te da un trabajo, te de una vida a largo plazo. Ser la novia de alguien famoso solo te la destroza"
Aprieto el móvil en mi mano, sintiendo como las lágrimas de dolor y miedo son sustituidas por las de ira y enfado gracias a la pequeña hija de su madre que es. ¿Cómo? ¿Cómo coño puede decir algo así? ¿Cómo ha tenido...os ovarios para decir algo así? ¿Cómo tan siquiera lo ha escrito sin sentirse culpable? ¿Qué es lo que tanto le ha molestado de la relación que tenía con Harry como para que diga que le ha destrozado la vida? Harry la trató como una reina, como si fuera lo más valioso de todo este mundo, la trató como nunca había tratado a nadie, la llevó a lugares a los que nunca había ido, la protegió de todo lo que la pudiera pasar, se encargó de que ella estuviera feliz todos y cada uno de los segundos de su relación, aunque estuvieran separados; él nunca dejó que nada relacionado con la fama la alcanzara, nunca. ¿Entonces qué? ¿Cuál es su problema? ¿Es tan lista que es estúpida? No lo entiendo, realmente no lo entiendo, y como no lo entiendo, decido llamarla aunque esté prohibido hacerlo en una sala de espera.
Y lo más gracioso de todo, es que no me lo coge, que está apagado o fuera de cobertura dice el buzón de voz.
Nada. Genial. Esta chica solo quiere ganarse mi odio más de lo que ya tiene ganado. Pues nada, perfecto, ya se lo ha ganado de todas las maneras.
Decido guardar el teléfono y dejar de pensar en la rabia que siento que crece dentro de mí de manera devastadora, queriendo salir en forma de grito o de puñetazo contra una pared.
Trato de tranquilizarme lo suficiente como para poder llamar a sus padres, a Ane, a los chicos, mientras me mantengo sentado en la sala de espera, dejando que los minutos pasen, tratando de no obsesionarme que nadie sale a llamar a los familiares de Harry Styles para que puedan pasar a verlo, aunque según la mujer de la ambulancia, él estuviera bien y solo estuviera inconsciente por la pérdida de sangre.
Y aún así, no puedo dejar de pensar en lo fuertes que todos nos hacemos creer, en lo "machos" o como sea que, más los chicos que las chicas (no sé por qué, tal vez las hormonas tengan que ver), siempre queremos mostrarnos fuertes, invencibles, que nada puede dañarnos, y sin embargo, llega esa persona que nos hace perder la cabeza y nos volvemos tan débiles que nos pueden destruir con lo que pueden parecer simples palabras.

lunes, 13 de abril de 2015

Capítulo 48. Fresas.

Narra Ed.
Cientos de recuerdos llegan a mi mente con tan solo sentir el olor a fresas procedente de ese champú que usa desde que tengo memoria.
Recuerdo como la vi bajar de ese todoterreno negro, con un gracioso vestido de flores y una diadema apartando todo su ondulado pelo rubio hacia atrás. Caminaba casi con temor, con su madre cogiendo su mano y hablando en un tono cariñoso para que no se preocupara, pero ella solo apretaba contra su pecho su querido cuaderno color azul cielo con unos infantiles dragones rojos. De inmediato me acerqué a ella, sin importarme que mis amigos me estuvieran pidiendo que jugara con ellos.

--Hola-la saludé, interrumpiendo sin quererlo la conversación con su madre.

Ella clavó sus ojos azules en los míos, antes de mirar a su madre preocupada, apretando su mano con más fuerza, pero ésta solo la sonrió con calidez.

--Mira, ya tiene un nuevo amiguito-de inmediato me di cuenta de que no eran de Inglaterra ni de ningún lugar en el que yo hubiera estado-Ve a jugar con él, Tay-la animó con esa gran sonrisa.
--Pero no sé quién es-susurro ella aterrada, también con ese acento americano-¿Y si no le caigo bien? ¿Y si se ríe de mí?
--Me llamo Ed-dije rápidamente-Y no me voy a reír de ti-añadí tratando de eliminar esa desconfianza que tenía.

Pero ella seguía mirándome con algo de miedo y sin despegarse de su madre, así que me apresuré a decir algo que la hiciera sentir más tranquila.

--Me gusta tu vestido-halagué con una sonrisa-Es muy bonito.

Eso hizo que ella relajara su pose asustadiza, separándose un poco de su madre -quien nos miraba con cierta ternura- para mostrarme como faltaba uno de sus dientes de leche en la parte inferior de su boca, gracias a esa primera sonrisa que me dedicó en toda su vida.


--Gracias-musitó sin eliminar esa sonrisa.


Finalmente -después de algo de ayuda de su madre- Taylor se separó, y su madre se alejó, mirándonos sonrientes, esperando a que todo le fuera bien a su hija en su primer día de clase, dejándonos a ella y a mí solos en medio de ese patio lleno de niños jugando a infinidad de cosas.
Se hizo un silencio algo incómodo que rompí cuanto antes.

--¿Por qué llevas un cuaderno de niños?-pregunté observando el curioso cuaderno que aún apretaba contra su pecho.
--¿Por qué es de niños?-preguntó con el ceño algo fruncido.
--Porque es azul...y tiene dragones, a las chicas no les gusta el color azul...ni los dragones-respondí de la manera más inteligente que a aquella edad mi cerebro me permitía.
--¿Y por qué?-seguía ella con sus "Por qués", sin rendirse hasta que me dejara sin argumentos.
--No lo sé-admití en parte extrañado por su actitud, y en parte porque sabía que ella tenía razón: nadie había instaurado una ley acerca de que a las chicas no les gustara el color azul o los dragones. Pero yo insistía en mi postura errónea-A las niñas os gusta el rosa y los unicornios, así que eso es de niños.
--No es de niños-se defendió ciertamente molesta-Es mío y yo soy una niña, así que también es de niñas-argumentó orgullosa.

Yo la miré algo confuso, ya que para mí era un cuaderno de niño y no de niña (al menos en ese momento), pero no quise hacer que se enfadara más, así que continué hablando sobre otra cosa que no iniciara una discusión, ya que me caía bien, aunque fuera peleona, pero eso era, es y será siempre una de las mayores virtudes de Taylor.

--¿Y qué hay dentro?-pregunté acercándome un paso a ella.

En ese momento me di cuenta de que no era de mi edad, ni de lejos, pues le sacaba una cabeza a todas las niñas de mi clase, lo cual me entristeció, ya que quería estar con ella, pero no podría si solo la podía ver en el recreo.
Ella también pareció darse cuenta de ello, ya que bajó su mirada con una ceja alzada para poder mirarme a los ojos, antes de alejarse un paso de mí.

--Mis cosas-respondió con cautela-¿Y tú por qué eres tan bajito?
--¡No soy bajito!-me defendí-¡Soy el más alto de mi clase!-añadí orgulloso-¡Tú eres demasiado alta! ¡Pero cuando crezca y sea mayor seré mucho más alto que tú!

Lástima que finalmente ella acabara siendo más alta que yo, incluso después de todos los cientos de estirones que dimos.
Aún me miraba con una ceja alzada, sin parecer creer mis palabras.

--Entonces...¿cuántos cuántos tienes?-preguntó dudosa.
--Cumplí seis el diecisiete de Febrero-contesté orgulloso.
--¿Seis?-una sonrisa de entre burla y diversión comenzó a formarse en su rostro.
--Sí, ¿y tú?
--Voy a cumplir ocho la semana que viene-respondió con una risita-Eres muy pequeño.
--¿Pequeño para qué?-pregunté con una mezcla de confusión y molestia-¿Pequeño para que seamos amigos?-esa vez, mi voz estaba teñida por la preocupación, ya que realmente me agradaba y quería que fuera mi amiga para siempre, cosa que se ha visto mucho más que cumplida.

Ella frunció el ceño, como si no entendiera la pregunta o no supiera la respuesta.

--Claro que podemos ser amigos-dijo finalmente con una sonrisa que me contagió al instante.
--¿Entonces me enseñarás lo que hay en tu cuaderno?-pregunté curioso.

La rubia pareció pensárselo, mirándole con si no se fiara de mí, pero finalmente asintió con la cabeza, lástima que sonó el timbre y no pude ver en aquel momento todo lo que allí había, que eran cientos de miles de dibujos, la mayoría relacionados con la música y su deseo de ser cantante.
Su cara se transformó en una mueca de pavor al darse cuenta de que tenía que ir a clase.

--No te preocupes-la aseguré cogiendo su mano con cuidado-yo te enseño donde está tu clase.

No dijo nada al respecto, pero asintió con la cabeza y apretó mi mano con fuerza durante todo el camino, mientras paseábamos por los pasillos llenos de gente que me preguntaba dónde había estado de vacaciones, si quería jugar a la pelota o al escondite en el recreo, pero sobre todo, quien era la chica de la que iba cogido de la mano y quien no respondía la mayoría de las veces, a lo que yo respondía que era mi nueva amiga Tay.

--En realidad me llamo Taylor-dijo cuando apenas ya habíamos llegado a su clase-Pero mamá siempre me llama Tay.
--Sí...las mamás siempre nos cambian de nombre...A mí la mía me llama Eddie-admití divertido, haciendo que ella sonriera de nuevo.

En cuanto nos detuvimos frente a la puerta de la clase de 3ºB, su cara volvió a esa expresión de miedo mientras veía como entraban el resto de niños, hablando entre ellos sobre el verano, sobre lo que tenían de almuerzo para el recreo o sobre los profesores que les tocarían este año. Parecía que ella era la única nueva en su clase, y era obvio que estaba asustada por ello, pues todos se conocían entre ellos, salvo ella.

--No te pasará nada-traté de tranquilizarla con una sonrisa, pero ella no parecía convencida, ya que me miraba asustada y con los ojos comenzando a cristalizarse-En cuanto llegue el recreo vendré aquí corriendo para salir a jugar contigo y que me enseñes tu cuaderno-la propuse.
--¿Lo prometes?-preguntó con voz temblorosa.
--Lo prometo-sentencié sin dudar de ello.

Ella me miró antes de tornar su mirada hacia la clase, donde los niños ya comenzaban a sentarse, y de nuevo sus ojos azules volvieron a mí.
Me rodeó con sus brazos y me apretó con mucha fuerza, pero yo no me quejé porque comprendía que no quería quedarse sola en una clase llena de gente desconocida que la miraría curiosa.

--¿Me prometes que no me dejarás sola en ningún recreo?-me preguntó sin soltarse. Su voz completamente rota.
--Nunca te dejaré sola-respondí como pude, con la cabeza apoyada en su pecho plano por el momento, con mis brazos rodeando su delgado torso.
--¿Y si tus amigos se enfadan contigo?
--No se van a enfadar conmigo...pero no te dejaría aunque pasara.
--¿Y siempre seremos amigos?
--Por supuesto. Pase lo que pase.

Hubo un silencio entre nosotros, mas no entre el gentío de gente que aún caminaba de un lado al otro del pasillo. 
Sentía como su cuerpo temblaba de miedo bajo mis brazos, por lo que la apreté cuanto podía, que tampoco es que fuera mucho, pero me esforzaba en tratar de que no tuviera miedo, porque yo estaba seguro de que nadie la diría nada malo, y si lo hacían, yo me enfrentaría a ellos, porque no dejaría que nunca nadie hiciera daño a mi amiga.

--Ed...-susurró aún abrazada a mí.
--¿Si?
--¿Podemos ser los mejores amigos para siempre?

No pude evitar sonreír ante esa pregunta, ya que era lo único que quería; que esa chica de acento raro y cuadernos que yo no pensaba que fueran de chicas, fuera mi amiga para siempre.

--Claro que sí.
--¿Aunque nos hagamos mayores y vivamos muy lejos el uno del otro?
--Aunque tengamos mil años y yo viva en la Luna-respondí algo divertido.
--Gracias...-susurró abrazándome un poco más fuerte.
--No hay de qué-contesté aún con esa sonrisa imborrable de mi rostro lleno de pecas. Hubo de nuevo un pequeño silencio, que esta vez yo interrumpí-Taylor...
--¿Si?
--Me gusta como hueles a fresas.

Y dicho esto, ella se rió en bajito, haciendo que sintiera como algo se apretaba dentro de mí al ver que ella ya no tenía miedo, o al menos no tanto como antes.
Se separó de mí con cuidado, con algunas lágrimas escurriendo con sus mejillas, pero que se apartó rápido con una mano mientras mantenía esa bonita sonrisa.

--A mí me gusta tu pelo naranja-admitió antes de darme un beso en la mejilla y tener que meterse en clase, pues la profesora ya había llegado y la estaba pidiendo con una sonrisa que entrara.

Desde ese momento fuimos "Los mejores amigos" como prometimos en ese instante que podría haber sido olvidado dada nuestra edad, pero que nunca hicimos, pues nos gustaba estar el uno junto al otro; jugando juntos en los recreos, pintando en su cuaderno ( a veces yo la pintaba a ella y otras ella me pintaba a mí), pintando nuestras caras con esas mismas ceras que debían de ser para las hojas, haciendo los deberes juntos, ayudándonos cuando lo necesitábamos, apoyándonos el uno al otro y quedándonos dormidos en el jardín bajo el cielo estrellado de Halifax.
Hasta que ella tuvo que marcharse de la ciudad tan solo cinco años después de conocernos por lo que perdimos el contacto, ya que con doce y diez años que teníamos, los niños (en esa época) no usábamos teléfono móvil, y no había manera de hacer vídeo llamadas, y dado que ella volvió a Estados Unidos y yo me quedé en Inglaterra, no volví a saber nada de ella hasta que la escuché cantar en la radio, siete años más tarde con su "You belong with me", mientras yo aún tenía diecisiete y trataba de hacerme un hueco en el mundo de la música con mi querido "The A team" que todo el mundo rechazaba, más por mi aspecto y por el tema de la canción, que por mi voz ya que me dijeron algo así como "No puedes ir por ahí siendo gordito y pelirrojo con una canción sobre una prostituta pensando que así vas a llegar a algo" y sin embargo, aquí estoy, con un disco entero, planeando una gira, y todo ello por ser gordito, pelirrojo y una preciosa canción sobre una mujer que da su amor a cambio de dinero, aunque me llevara tres años más conseguirlo, pero eso no es lo importante, sino que hace dos años, y después de intentarlo por todas partes, fui invitado a los Grammy, celebrados en Los ángeles, aunque no participara o estuviera nominado, ni mucho menos, pero ahí estaba...

--Y la ganadora-hablaba el presentador con lentitud y una sonrisa para darle emoción-de este año a "Mejor interpretación vocal country femenina" es...Taylor Swift con White Horse

Juro que me caí al suelo al escuchar su nombre, haciendo que la gente que había alrededor de mí (se supone que famosos, pero vamos, serían famosos solo en sus casas a la hora de comer, porque yo no los conocía de nada) me miraron confusos, otros molestos, con aires de divos, algunos se rieron un poco, y solo una chica me preguntó que si estaba bien, pero yo no me molesté ni en responder, ya que estaba mirando hacia todas las pantallas, hacia todos los sitios en los que se supone que había gente famosa, aunque la verdad estaban bastante repartidos, pero para mi suerte, ella no se encontraba más que un par de filas por delante de mí, aplaudiendo y con una sonrisa en la cara mientras se levantaba de su asiento, siendo aplaudida por todo el mundo, con todas las cámaras enfocándola, mientras caminaba hacia el escenario para recoger su premio.
Me quedé boquiabierto al ver que era ella, o al menos se parecía a ella: alta, muy alta, con su pelo rubio algo oscurecido al no ser una niña, rizado y colocado en un recogido, sus ojos azules perfectamente delineados, haciendo que resaltaran, todo su rostro maquillado de alguna manera que se supone que era natural, con un largo e impresionante vestido azul marino que brillaba tanto como ella, pero no más, eso era imposible.
Agradecía que le estuvieran otorgando ese premio, diciendo que no se lo esperaba, ya que estaba nominada a varias categorías y no esperaba ganar la primera, pero que sobretodo se lo dedicaba a su mejor amigo de la infancia, que siempre le dijo que tenía una voz increíble y que llegaría muy lejos.

--Estés donde estés Eddie...esto es tuyo-dijo con una gran sonrisa mirando al frente.

Y antes de que la gente estallara en aplausos, solté un grito que no esperaba que fuera escuchado.

--¡ESTOY AQUÍ, TAY!


Pensé que mi voz no llegaría, que no estaba suficientemente cerca o que había demasiada gente como para que se me escuchara, pero el ligero murmullo que había a mi alrededor y en general, en todo el lugar, se quedó en un silencio absoluto, mientras todos estaban girados a mí, que me había puesto de pie sin darme cuenta y estaba con los brazos alzados para que me diferenciara de entre la multitud.

Ella cerró un poco sus ojos en un intento de ver mejor.

--¿Gatito?-preguntó con el micrófono en la mano, aún sin estar seguro de que era yo.

De alguna manera llegué al escenario sin que nadie me lo impidiera. Sus grandes ojos azules se abrieron tanto como su boca y simplemente se abrazó a mí con fuerza, tal y como está haciendo ahora.

--Taylor...-susurro.
--¿Si?-pregunta con voz que mezcla lo tembloroso de las lágrimas de emoción con la felicidad de su sonrisa contra mi hombro.
--Me sigue gustando como hueles a fresas.

Ella ríe en voz baja, aún en el abrazo.

--Y a mí me sigue gustando tu pelo de zanahoria-responde con cierta diversión, sabiendo que odio que me llame así.
--¡Oye!-me quejo sin enfado alguno-¡No seas mala en el reencuentro!
--¡Pero si sabes que eres mi zanahorio favorito!-dice alejándose un poco de mí para cogerme de las mejillas-Mi zanahorio gatito favorito.
--No soy un zanahorio ni un gatito-respondo inflando mis mejillas como cuando me enfadaba de pequeño.
--Lo eres, claro que lo eres-dice con diversión antes de dejar un beso sonoro en mi mejilla.
--¿Verdad que no lo soy, Harry?-pregunto mirando hacia mi otro mejor amigo, quien solo se ha mantenido callado, observándonos con una sonrisa tierna.
--Pues la verdad...es que tienes el pelo de color zanahoria, Sheeran-contesta con cierta diversión-y pareces un gatito, sin duda-añade con un asentimiento de cabeza.
--¿¡Lo ves?!-exclama Taylor con una gran sonrisa-Mi gatito zanahorio achuchable-dice con voz ñoña mientras estruja y pellizca mis mejillas como lo hacen las abuelas.
--Ug, eres de lo peor-hablo medio riendo mientras aparto sus manos de mi cara.
--Sabes que me quieres-contesta ella.
--Precisamente porque te quiero es por lo que te aguanto-digo sacándole la lengua.
--Me quieres porque soy la mejor amiga que podías encontrar-continúa ella en su intento de picarm, pero somos interrumpidos por una voz grave.
--Eh...yo creo que me voy a ir yendo-habla Harry, parece que algo incómodo, supongo que tiene algo que ver con que Taylor y yo nos metemos en nuestro juegos infantiles y ya nos cuesta salir de ellos-A menos que necesites ayuda para recoger todo esto-añade rápidamente mirando a Taylor con preocupación, pero ella solo sonríe negando con la cabeza.
--Sabía que esto acabaría así-contesta con amabilidad-El servicio de limpieza no tardará en venir-añade sonriente.
--En tal caso creo que debería volver-habla él con una media sonrisa en su rostro, en el que aún quedan restos de ese maquillaje terrorífico que parecía que estaba medio muriéndose-Ya sabes, nadie sabrá dónde estoy, no tengo batería enel móvil, Louis estará histérico...-enumera levantando sus largos dedos.
--Sí, claro, dame un minuto que me vista y te acompaño a casa-habla Tay mientras sale del baño con premura.
--No hace falta que te molestes-responde Harold, alzando la voz, ya que la rubia debe de estar ya en el piso de arriba.
--No es molestia, solo no quiero que te pierdas, pequeño Harry-dice ella mientras baja las escaleras, vistiendo un chándal cualquiera y haciéndose una cola de caballo con su cabello rubio aún húmedo-¡Vamos!-añade con ese entusiasmo que tiene para todo.
--¿Pequeño Harry?-es lo único que Harry pregunta con el ceño fruncido mientras es empujado por Taylor hacia la salida, al tiempo que yo no puedo evitar frenar una risa.

Acompañamos a Harry hasta su casa mientras le contamos la historia de cómo nos conocimos entre risas, a parte de alguna otra divertida que sale sin que lo pensemos mucho, ya que hemos pasado por cientos de cosas.

--Tómate una aspirina-le recomiendo mientras le doy un abrazo y acaricio sus rizos con una de mis manos-Que tienes aún cara de resaca absoluta-añado riendo.
--Es lo normal cuando te pones ciego a beber-responde como si fuera lo más obvio del mundo, pero para mí no lo es, ya que me encuentro fresco como una rosa.
--Borracho-me acusa con una sonrisa jocosa antes de ser interrumpido por Taylor, quien le abraza con fuerza y parece que le dice algo al oído, y por las mejillas rojas del chico, debe de haber sido algo relacionado con lo que hicieron anoche.
--Adiós Harry-dice ella con una gran sonrisa.
--Adiós Taylor-contesta él, mucho más cortado y vergonzoso-Adiós Eddie.
--Nos vemos, Harold.

Y sin más despedidas, Taylor y yo volvemos caminando hacia su casa.
Nuestras manos van unidas, como siempre han hecho, sin significar nada de lo que el resto del mundo podría pensar, pero no, es solo mi mejor amiga, siempre lo ha sido y siempre lo será, y no importa lo que piense la gente, porque yo seguiré cogiendo su mano para caminar.
De esa manera llegamos a su casa, donde ya nos espera el servicio de limpieza en la puerta.
Taylor les saluda con amabilidad y abre para puerta para que puedan pasar y recogerlo todo cuanto antes, que dado el número de personas que son, no tardan ni media hora en dejarlo todo como la patena.
Ella se despide de ellos, les da las gracias y les entrega un cheque que supongo que es para pagar sus servicios, quedándonos ella y yo solos después de todo.
Como siempre, acabamos tumbados en el suelo, pero al contrario que todos los veranos que acabábamos en el patio trasero de alguna de nuestras casas, tirados en el césped y viendo las estrellas. Ahora estamos tumbados sobre algunas mantas en el suelo de su salón frente a la chimenea, contándonos algunas de las cosas que nos han pasado, las cuales son graciosas en su mayoría, y aunque no lo sean, las transformamos para que lo parezcan.

--¿Entonces dices que se fue dejándote una nota?-pregunta ella con diversión, dando un sorbo de su chocolate.
--Una nota, sí-confirmo riendo por lo bajo-No sé por qué, pero no quiere que la vea, ¿sabes?
--Eso es un poco extraño-contesta ella con el ceño algo fruncido mientras se tumba a mi lado-¿Qué crees que puede ser?-pregunta colocando su cabeza en mi pecho.
--No lo sé...-admito acariciando su pelo con mi mano-pero creo que tiene algo que ver con sus padres o con quien sea que viva.
--¿Alguna vez has ido a su casa?
--Nunca. Se puso nerviosa cuando le dije que si podía pasar a su jardín.
--Y cuando ella fue a la tuya...
--Se esfumó por la mañana, ya te lo he dicho-admito en un suspiro-Estoy preocupado...sé que algo la está pasando y no me lo quiere decir. aunque es obvio, porque apenas sabe quién soy. Bueno...definitivamente no sabe quién soy.
--¿Por qué dices eso?-pregunta mientras acaricia por encima de mi camiseta con su dedo índice.

Cualquiera podría pensarse algo extraño, pero, al igual que nuestras manos unidas, esto no es nada de lo que cabría pensar, sino que simplemente somos dos amigos, tumbados en el suelo, hablando de nuestras cosas, tranquilos.

--Ella...bueno...ella dice que está enamorada de mí-respondo mordiendo mi labio inferior.
--¿¡Qué?!-exclama mi amiga rubia, levantándose de golpe para mirarme con los ojos muy abiertos-¿¡Te ha dicho que está enamorada de ti?! ¡Oh Dios mío! ¿¡Y tú por ella qué sientes, zanahorio?! ¡Dime que también la quieres! ¡Sería la historia de amor perfecta! ¡Seríais los nuevos Romeo y Julieta!-exclama emocionada.
--Taylor. Taylor. Tranquilízate-la pido intentando de que se siente de nuevo-Ella me ha dicho que está enamorada de Ed Sheeran.
--¿Qué?-pregunta confusa-Pero...tú eres Ed Sheeran...al menos eso me han estado diciendo a mí desde que tenías seis años-dice ella entrecerrando los ojos.
--Sí que soy Ed Sheeran-contesto con una pequeña risa-Pero ella no sabe que soy Ed Sheeran-la aclaro.
--¿Y eso cómo es?-pregunta aún sin comprender, sentándose con las piernas cruzadas junto a mí.

De verdad que no ha cambiado, sigue siendo como una niña a la que le gusta bailar de un lado para otro, saltando y soñando con poder volar a cada salto que da, soñando con ser una princesa de esas de cuento con vestidos impresionantes y castillos de fantasía. Se sorprende de algunas cosas que son obvias y se molesta por otras que no merecen la pena, no sé cómo o por qué lo hace, si es que es a posta, o por qué es así, pero sea como sea, me encanta, me hace querer salir a mi jardín en busca de un túnel subterráneo que me lleve a otro mundo y al llegar allí convertirme en Superman.

--Sabe que yo me llamo Ed, pero no sabe que soy Ed Sheeran-la explico.
--Y si durmió contigo...¿no se dio cuenta de que eras tú?-pregunta confusa.

Y entonces es cuando me quedo callado, pues esa es la pregunta que me lleva atormentado desde ese día, ya que no hemos vuelto a hablar, no he vuelto a escucharla al otro lado de la valla...Es como si en realidad ella no hubiera existido, como si yo me la hubiera inventado, y eso es algo que me haría replantearme mi salud mental si no tuviera la nota que me dejó.

--Tal vez-contesto en un resoplo, acariciando mi cara con ambas manos-En realidad no lo sé y no sé si lo sabré en algún momento de mi vida-añado medio riendo-Pero cambiando de tema...¿qué hay de tu vida amorosa?

Entonces sí que la sala se queda en el completo silencio, salvando el chisporroteo de la madera quemarse. Miro a mi amiga para ver que tiene una mueca de entre tristeza y descontento, aunque también parece algo preocupada, o más bien asustada.

--¿Qué pasa Tay?-pregunto preocupado-¿Te ha pasado algo con algún chico?

Ella frunce algo el ceño antes de negar con la cabeza, doblando sus rodillas hasta que quedan contra su pecho y abrazándose de esa manera.

--Taylor...-digo ciertamente preocupado-¿Qué ha ocurrido?
--Nada-contesta con voz rota, tratando de sonreír, pero no lo consigue del todo, y acaba con una mueca extraña en su bonito rostro.
--Vamos, Tay, sabes que me lo puedes contar todo-le aseguro, pasando un brazo por su espalda.

Ella asiente con la cabeza mientras se acomoda contra mi hombro.

--No me lo vas a contar, ¿verdad?-digo apartando algunos mechones de pelo que caen por su cara.

Veo como ella sonríe débilmente negando con la cabeza mientras se acomoda del todo junto a mí.
Sonrío negando con la cabeza, sabiendo que tarde o temprano me lo contará, pero por el momento, solo nos tumbamos en el suelo, apagando el fuego para que no haya ningún accidente.
Pasados unos minutos, Taylor ya está dormida, pero yo no puedo simplemente cerrar los ojos y dormir, porque pienso en Bella, y pienso en lo que le pasa a mi mejor amiga, y pienso en muchas cosas, pero en el fondo no pienso en ninguna, y de esa manera, me quedo toda la noche despierto, mirando el techo de la casa de Taylor, sintiendo como ella se remueve de vez en cuando, susurrando algo parecido a "Eddie"

--------------------------------------------------------
Bueeeeno, aquí os dejo el link en el que Ed habla de lo que tuvo que pasar para conseguir algo de fama y cumplir su sueño. Entre otras cosas que no sería famoso siendo gordito y pelirrojo con una canción tan increíble como The A Team. 
Personalmente, es un vídeo que a mí me encanta y me hace ver que si quieres algo o luchas por ello o te quedas sin él, pero sobre todo, que tienes que creer en ti mismo :'3
https://www.youtube.com/watch?v=EAfJDza7JRw&index=7&list=LLr8fGdgAtbDFIKdSeHR17WQ  Siento el parón así de repente en el capítulo. Disfrutad de lo que queda. No me odiéis mucho :*
-----------------------------------------------------
Narra Harry.
En cuanto cruzo la puerta, me espero algún grito de Louis, pero para mi sorpresa...nada. no hay un grito de nadie. No hay nadie. Lo cual es extraño, pero me alegra no tener que llevarme gritos con la resaca.
Me muevo arrastrando los pies hasta la cocina para buscar un vaso de agua y poder tomarme una aspirina, mientras las palabras de Taylor rebotan en mi cabeza. Llámame cuando lo necesites... ¿Qué significa eso? ¿Que repetiría? ¿Que quiere que seamos algo? Pero no podemos ser algo...¿no? ¿o sí? ¿Podríamos serlo? Yo diría que no habría algún motivo por el que no podríamos serlo ¿verdad? Ambos estamos solteros, sin compromisos, libres, sin...nadie...
Suspiro sacando el móvil de mis bolsillos, aunque me siento un imbécil al recordar que está sin batería, por lo que me veo obligado a caminar hasta mi cuarto para buscar un cargador. Cargador que no encuentro, obviamente, ya que Louis lo habrá cogido, así que no tengo más remedio que adentrarme en la selva Amazónica que Louis llama habitación, buscando entre calcetines y calzoncillos mi cargador, pero que me da tanto asco estar entre tanta ropa sucia, que dejo a un lado el pensamiento de encontrar mi el cargador y me pongo a recoger su cuarto, pese a que me prometí a mí mismo no hacerlo, ya que él tenía que madurar y hacer las cosas por sus propios medios pero...si no ha cogido cólera o alguna enfermedad extraña en este cuarto es todo un milagro, así que me dispongo a salvar la vida de mi amigo.
Dejo mi móvil tirado en la cama y cojo un cesto vacío de la ropa, que nunca ha llegado a ser utilizado, no por Louis al menos. A lo tonto, empieza a llenarse mientras me encuentro con ropa que hacía meses que no le veo puesta a Louis. Claramente, si está entre todo este desorden no puede ponérsela aunque lo intente.
Veo su querida y, supuestamente, perdida camiseta de Superman, pillada de alguna manera bajo el colchón de su cama. Resoplo y dejo el cesto a un lado para levantar un poco el colchón, poder sacar así su camiseta y echarla a lavar, y gracias a eso, escucho como algo cae contra el suelo.
Confuso, miro a mi alrededor par buscar qué es lo que he tirado, encontrando así su móvil, y haciendo que me agache confuso para recogerlo. ¿Cómo que no se había llevado el móvil a la fiesta? Si siempre se lo lleva a todas partes, aunque claro, si estaba junto a su camiseta perdida, lo más probable es que también estuviera perdido y por ese motivo que no lo lleve encima.
Resoplo al ver que vivo con el mayor desastre que el mundo ha creado y limpio la pantalla con mi camiseta, haciendo así que la pantalla se ilumine para mostrarme un fondo de pantalla en el cual está con Lucía haciendo una cara graciosa pero a la vez tierna.
Sonrío al ver lo felices que se hacen mutuamente.
Me dispongo a dejar su móvil en la mesilla para que lo vea según llegue, pero entonces, algo capta mi atención: en la barra de notificaciones tiene un mensaje de Whatsapp, pero eso no era lo raro, sino que al tocarlo inconscientemente para abrirlo, veo de quién es: Marta.
Siento como mi respiración se detiene, pero al mismo tiempo se acelera, igual que mi corazón, que provoca que me duela el pecho, la cabeza, la espalda, los ojos...todo, todo me duele, y al mismo tiempo, no siento nada a mi alrededor que no sea ese mensaje.
¿Louis ha estado hablando con Marta a mis espaldas? ¿Realmente lo ha hecho? ¿O es tan solo una coincidencia? Quizás no sea ni siquiera ella, sino...otra Marta cualquiera. Pero de igual manera, abrí el mensaje, sabiendo que no está bien que lo haga, porque no es mi móvil y no son mis problemas, pero Marta no me ha llamado, no ha hablado conmigo, no ha querido ni siquiera ponerse en contacto conmigo, ¿entonces? ¿por qué habla con Louis?
Jadeo al ver que la foto de perfil es de ella, por lo que Louis ha estado en contacto con ella, y no me lo ha dicho, ni siquiera que ha tenido su número de teléfono nuevo desde el principio, y aunque sé que lo ha hecho por algún motivo relacionado con mi bien, no puedo evitar sentirme traicionado por mi propio amigo, por mi propio hermano.
Veo como ayer mismo estuvieron hablando, y sin sentirme ya mal por estar invadiendo la intimidad de Louis, me pongo a leer.
Es ella la que habla en primer lugar.


--¿Cómo está hoy?

--Más o menos igual que ayer
Estaría perfectamente si no te 
hubieras ido, lo sabes ¿no?


--Lo sé, pero no podía hacer otra cosa...


--Podías hacerlo y lo sabes.

--¡No podía dejar una oportunidad así, 
Louis!

-Él hubiera dejado pasar la 
oportunidad de la vida 
eterna solo por verte sonreír.
¿Y tú no puedes rechazar
la universidad por él?
De verdad que no sé qué te 
vio.

--No quiero seguir hablando de esto.

--Y yo no quiero seguir viendo
como mi mejor amigo cada
día se deprime más y más
solo por una chica que no
ha sabido apreciarle.

--Sí que le aprecio.

--Y una mierda.

--De verdad que lo hago, sabes 
perfectamente que le he querido 
muchísimo.

--Y ahora hablas en pasado,
qué irónico todo.
Él te sigue esperando y tú
ya le has olvidado.

--¿Y qué pretendes que haga?
¿Que siga enamorada de él sabiendo
que no podremos estar juntos de 
nuevo?

--No estáis juntos de nuevo
porque a ti no te da la santa 
gana, así que no me vengas 
con gilipolleces.

--Esto tampoco está siendo fácil
para mí.

--Ya lo veo, ya.

Y entonces es cuando leo el último mensaje, ese que me ha hecho descubrir todo, ese que acaba por destrozarme por completo.


--Una carrera universitaria vale 
para toda la vida, te da un 
trabajo, te de una vida a largo
 plazo. Ser la novia de alguien 
famoso solo te la destroza.


Hasta el momento, pensé que el dolor más fuerte que había sentido era que ella me dejara por la universidad, sentir que me abandonaba por los estudios, pero que lo hacía porque pensaba que era lo mejor académicamente hablando. Pensaba que esa opresión en el techo era lo peor que podría llegar a tener. Esa falta de aire. Esa necesidad incontrolable de querer respirar porque sientes que te ahogas y necesitas seguir respirando para mantenerte vivo. Ese dolor de estómago inexplicable. Ese dolor de pecho continuo. Esa débil esperanza que también dolía, que secretamente he seguido manteniendo, pesando en que ella volvería. 
Ahora, ahora solo sé que desearía que ese dolor volviera.
Nunca me dijo que yo le estaba destrozando la vida. Que le destrozaba ser la pareja de alguien con cierta fama. Que le atormentara tanto para dejarme. Nunca pensé que la estuviera haciendo daño.
La falta de aire por lo menos vuelve a mí, se mantiene conmigo, al igual que desde hace tanto, con la única salvedad, de que ya no tengo esa necesidad de luchar por respirar, ya no siento que me ahogo, solo siento que ya no respiro.
Me coloco en el suelo de rodillas, tan rápido como me es posible, haciendo que sienta como si algo se estuviera desprendiendo de mí, como si algo estuviera saliendo muy lentamente, pero de manera desgarradora, atravesándome el pecho y cayendo el suelo bajo mi cuerpo, el cual sostengo con las palmas de las manos, pese a que poco a poco, mis brazos pierden su fuerza y acabo echo un ovillo en el suelo.
Las lágrimas salen sin que me dé cuenta, pero no me hacen daño, me acarician, me dan un consuelo, me hacen saber que hay algo que siempre estará ahí para acariciarme y hacer que mis mejillas sientan calor.
No oigo a mis pulmones trabajar. No siento que esté respirando. Y realmente me da igual.
Mi corazón hace movimientos extraños: primero lento, de repente rápido, por un segundo decae en la lentitud de nuevo, hasta que vuelve a machacar mis costillas.
Ese dolor de estómago que espero, no paree llegar, se mantiene en una simple náusea que no llega a ningún lado.
Por un momento, siento todo en calma, siento que todo está bien, que poco a poco, de alguna tranquila manera, el dolor desaparecerá, en unos segundos, solo en unos segundos, todo se irá, todo se habrá acabado, no tendré que sufrir más, ella no me hará daño de nuevo. Nadie me hará daño de nuevo.
Y quiero sonreír, aunque no sé si lo estoy haciendo, pero me siento tranquilo, me siento bien.
Y de repente, todo estalla a mi alrededor.
Mis únicas compañeras, esas gotas que me daban caricias, ahora me desprecian y queman mis mejillas, hacen que sienta como si fuera un ácido tratando de eliminar mi piel.
Mi corazón deja de llevar ese ritmo poco constante para limitarse a golpear mi pecho, haciendo que comience a sentir todo a mi alrededor borroso.
Siento como mis músculos se desgarran, como mis huesos se rompen, como mis órganos quieren dejar de mantenerme vivo.
Siento como cada centímetro de mi piel me escuece, me hace querer apartarla de mí.
¿Y todo por qué? Por una niña menor que yo a la que pensé que le importaba, que me tenía aprecio, y que en algún momento de la vida había hecho feliz. Por un mensaje. Por saber la verdad. Y sé que es exagerado, pero juro que si pudiera detenerlo lo haría.
Algo fuerte y abrasador atraviesa mi pecho y sale de mí en forma de grito mientras más aprieto mi pecho con mis brazos, mientras intento que mi corazón deje de querer romper mis costillas, mientras intento que las lágrimas dejen de quemarme y mientras tanto que mi propia piel deje de dolerme.
Porque sí, porque me duele, porque me duele en cada lugar que ella tocó, porque me arde en cada centímetro que ella beso, porque mi corazón me está haciendo pagar todas las veces que hice que se acelerara cada vez que la veía sonreír, y porque todo mi cuerpo se pone en mi propia contra con el simple recuerdo de su voz.
Mis uñas se clavan a ambos lados de mis costados en mi vano intento de querer que mi corazón deje golpearme desde dentro.
Mi garganta es la que ahora comienza a quejarse de tanto grito que emite sin que yo pueda hacer nada para evitarlo, y juro que necesito algo para calmarme, para calmar todo, para hacer que esto se vaya, porque no me creo capaz de soportarlo ni un segundo más.
Me quiero levantar, pero mis piernas no me responden, nada responde a mí, salvo mis propios brazos, que no dejan de arañar mi propio torso en un intento de sacar el dolor que no deja de crecer desde lo más profundo de mí.
Ella ha provocado todo esto. Ella ha hecho que me sienta así. Ella ha causado que me duela el respirar. Ella ha convertido el amor que la tenía a un odio que nunca había sentido por nadie.
Para cuando me quiero dar cuenta, el móvil de Louis, lleno de marcas de dedos con mi propia sangre, se encuentra entre mis manos y está llamando a la causante de mi desesperación.

--¿Louis?-su voz solo parte algo más dentro de mí, de las últimas cosas que deben de seguir enteras dentro de mi ser-¿¡LOUIS?!-chilla, supongo que en respuesta a mi grito teñido por el llanto-¿¡QUÉ PASA?! ¿¡QUÉ TE OCURRE?!
--T-te odio-es lo único que me veo capaz de contestar-Te odio por hacerme sentir así.
--¿Harry?-su voz tiembla y por un momento, parece que la tristeza la invade, pero eso no es tristeza, ni dolor, eso no es nada que no se la vaya a olvidar en apenas unas horas, eso no es nada que yo no esté sintiendo-¿Harry, qué te ocurre? ¿Dónde está Louis?
--No sabía que te hubiera destrozado la vida-siseo con una mezcla de odio y dolor.
--Harry, dime dónde está Louis-me demanda con voz ahoga.
--Me da igual dónde esté. Yo solo quiero que sepas que yo no soy el que te ha destrozado a ti, sino que tú eres la que me ha reducido a polvo. Espero que seas muy feliz y que tu propia conciencia no te obligue a sentir pena por mí, porque no quiero tu pena, ni tu falso amor, no quiero tus lágrimas ni tus sonrisas. No quiero nada de ti.

----------------------------------

Venga, venga, venga, a ver cuánto odio me llega por esto que le estoy haciendo a Harry *Se mete en un búnker con víveres necesarios para sobrevivir el resto de su vida*

Queeeestions!
¿ESTAS EN 1º DE BACHILLERATO O EN 2º? (Anónima gritona :3)

En primero T-T