Narra Niall.
--¿No te parece increíble que Ale haya vuelto así de repente?-me pregunta Ane nada más ponemos un pie en casa-Es que...ha sido como...de repente ha aparecido y...¿De dónde ha salido? ¿Dónde estaba? ¿Y por qué estaba hablando satánico con Josh?
--Pues no tengo ni idea a ninguna de esas preguntas-contesto divertido, tratando de frenar un bostezo que acaba por salir-Pero lo que sí sé es que estoy muriendo de sueño en todos los grados posibles.
--¿Cuánto tiempo se supone que hemos dormido?-pregunta ella, apartando por completo el tema de la misteriosa Ale, para pasar a uno del que sí tenemos respuestas. Más o menos.
--Creo que entre...una y media hora-contesto sonriente, abrazándola de la cintura con un gesto rápido y levantándola por sorpresa.
Ella suelta un pequeña risa escandalosa, pero no se queja, ya que hago que se acomode a mi pecho y subo con ella las escaleras de esta manera.
Veo por el rabillo del ojo, como ella pone la mirada en algún lugar de mi interesante vestido de niña pequeña azul, mientras siento que está acariciando mi pecho con su dedo índice.
Sé que está a punto de dormirse, y también sé que eso no será bueno si no se quita toda esa cantidad de maquillaje de la cara, pero vamos, no es una niña pequeña, y en cuanto llego con ella hasta la habitación, se baja de un salto, besa mi mejilla con cariño y se mueve hasta coger algo de ropa. De mi ropa, para ser más exactos, ya que todavía no hemos pasado por su casa, aunque tampoco sé cuánto vamos a tardar en hacerlo o si finalmente lo haremos.
Una parte de mí sabe que lo correcto es ir a hablar con Anne, ahora que está más tranquila, que ya ha pasado un tiempo y no querrá quitarme la piel a tiras hasta mi muerte. Otra, increíblemente egoísta y antinatural en mí, pretende no tener que ir allí en cierto tiempo, unos...seis meses, más o menos, por el simple hecho, de que quiero que ella se quede aquí conmigo, y, si vuelve a hablarse con su madre, no sé cuántas posibilidades hay de que ella no vuelva a vivir conmigo hasta que nuestra boda sea próxima, o incluso hasta después de esa fecha.
Y sin embargo, ese no es el pensamiento que más predomina en mi cabeza, sino otro en el que no había pensado nunca. Bueno no, en algún momento de la vida lo había pensado, pero como un sueño despierto, un pensamiento utópico, algo que no tendría que pensar en mucho tiempo, y sin embargo, la llegada de Ale ha hecho que mi cabeza vuelva a pensar en ello. Aunque, no ha sido Ale como tal lo que me ha hecho pensar, sino Matt.
Y tal vez, no me haya hecho pensar en tener un hijo con Ane, no ahora mismo, no en este instante, pero sí me ha hecho pensar en cuánto tiempo queda. En cuánto faltará para la boda, en cuánto para pasarnos las horas muertas el uno junto al otro, viendo películas en el salón de casa, haciendo el tonto en el jardín, vivir en otra casa, una más grande, una más grande para nuestros...no sé...¿dos hijos? sí, dos hijos están bien, al menos para mí, ¿pero para ella?
La prometí que todo estaría como antes, que sería como si nunca hubiéramos llegado a romper, que todo el dolor se habrá esfumado en un plazo de tiempo no muy grande, pero ¿ella lo sentirá así? porque realmente no lo pienso.
Siento como si para ella todo esto fuera empezar de cero; una primera cita, un primer beso, una primera discusión, una primera noche juntos, una primera vez para todo, y eso me asusta un poco, tanto como la primera vez que nos conocimos.
Aunque claro, como no estar nervioso en aquellos momentos; ella iba vestida como una princesa de cuento, estaba tan tranquila, bailando con Harry, y luego estaba yo, luchando contra mi vergüenza...y contra los chicos para no acercarme a ella, aunque llevase un traje decente para un baile, aunque estuviera bien peinado, incluso aunque tuviera mis dientes recién "arreglados" se puede decir, yo no estaba preparado mentalmente para estar frente a ella y hablarla, no después de haber estado preguntando a Harry cual poseso desesperado para que me dijera cosas de ella.
Pero después de todo, no fue una mala idea que lo hicieran ¿verdad?
Una sonrisa se ha instalado en mi cara de manera involuntaria solo por el simple recuerdo de la primera vez que nos vimos, porque, como tantas otras primeras veces, fue extraño y original.
Me acerco hasta la puerta del baño con intenciones de entrar sin más, puesto que la confianza antes estaba en ese nivel como para que nadie se sintiera avergonzado ni escandalizado si ocurría, pero claro, eso era antes.
Decido llamar a la puerta con el puño cerrado, escuchando como al otro lado suena la ducha y algo de música, así que no sé si me escuchará.
--¿Si?-pregunta ella de inmediato.
--¿Puedo pasar a lavarme los dientes?-es mi genial pregunta y mi increíble necesidad de pasar al baño.
Escucho una risita divertida que no sé como catalogar, pero de igual manera ella me responde.
--¿Me preguntas porque piensas que me voy a poner echa una furia si lo haces sin avisar?-pregunta aún con ese tono divertido.
--Pues no tengo ni idea a ninguna de esas preguntas-contesto divertido, tratando de frenar un bostezo que acaba por salir-Pero lo que sí sé es que estoy muriendo de sueño en todos los grados posibles.
--¿Cuánto tiempo se supone que hemos dormido?-pregunta ella, apartando por completo el tema de la misteriosa Ale, para pasar a uno del que sí tenemos respuestas. Más o menos.
--Creo que entre...una y media hora-contesto sonriente, abrazándola de la cintura con un gesto rápido y levantándola por sorpresa.
Ella suelta un pequeña risa escandalosa, pero no se queja, ya que hago que se acomode a mi pecho y subo con ella las escaleras de esta manera.
Veo por el rabillo del ojo, como ella pone la mirada en algún lugar de mi interesante vestido de niña pequeña azul, mientras siento que está acariciando mi pecho con su dedo índice.
Sé que está a punto de dormirse, y también sé que eso no será bueno si no se quita toda esa cantidad de maquillaje de la cara, pero vamos, no es una niña pequeña, y en cuanto llego con ella hasta la habitación, se baja de un salto, besa mi mejilla con cariño y se mueve hasta coger algo de ropa. De mi ropa, para ser más exactos, ya que todavía no hemos pasado por su casa, aunque tampoco sé cuánto vamos a tardar en hacerlo o si finalmente lo haremos.
Una parte de mí sabe que lo correcto es ir a hablar con Anne, ahora que está más tranquila, que ya ha pasado un tiempo y no querrá quitarme la piel a tiras hasta mi muerte. Otra, increíblemente egoísta y antinatural en mí, pretende no tener que ir allí en cierto tiempo, unos...seis meses, más o menos, por el simple hecho, de que quiero que ella se quede aquí conmigo, y, si vuelve a hablarse con su madre, no sé cuántas posibilidades hay de que ella no vuelva a vivir conmigo hasta que nuestra boda sea próxima, o incluso hasta después de esa fecha.
Y sin embargo, ese no es el pensamiento que más predomina en mi cabeza, sino otro en el que no había pensado nunca. Bueno no, en algún momento de la vida lo había pensado, pero como un sueño despierto, un pensamiento utópico, algo que no tendría que pensar en mucho tiempo, y sin embargo, la llegada de Ale ha hecho que mi cabeza vuelva a pensar en ello. Aunque, no ha sido Ale como tal lo que me ha hecho pensar, sino Matt.
Y tal vez, no me haya hecho pensar en tener un hijo con Ane, no ahora mismo, no en este instante, pero sí me ha hecho pensar en cuánto tiempo queda. En cuánto faltará para la boda, en cuánto para pasarnos las horas muertas el uno junto al otro, viendo películas en el salón de casa, haciendo el tonto en el jardín, vivir en otra casa, una más grande, una más grande para nuestros...no sé...¿dos hijos? sí, dos hijos están bien, al menos para mí, ¿pero para ella?
La prometí que todo estaría como antes, que sería como si nunca hubiéramos llegado a romper, que todo el dolor se habrá esfumado en un plazo de tiempo no muy grande, pero ¿ella lo sentirá así? porque realmente no lo pienso.
Siento como si para ella todo esto fuera empezar de cero; una primera cita, un primer beso, una primera discusión, una primera noche juntos, una primera vez para todo, y eso me asusta un poco, tanto como la primera vez que nos conocimos.
Aunque claro, como no estar nervioso en aquellos momentos; ella iba vestida como una princesa de cuento, estaba tan tranquila, bailando con Harry, y luego estaba yo, luchando contra mi vergüenza...y contra los chicos para no acercarme a ella, aunque llevase un traje decente para un baile, aunque estuviera bien peinado, incluso aunque tuviera mis dientes recién "arreglados" se puede decir, yo no estaba preparado mentalmente para estar frente a ella y hablarla, no después de haber estado preguntando a Harry cual poseso desesperado para que me dijera cosas de ella.
Pero después de todo, no fue una mala idea que lo hicieran ¿verdad?
Una sonrisa se ha instalado en mi cara de manera involuntaria solo por el simple recuerdo de la primera vez que nos vimos, porque, como tantas otras primeras veces, fue extraño y original.
Me acerco hasta la puerta del baño con intenciones de entrar sin más, puesto que la confianza antes estaba en ese nivel como para que nadie se sintiera avergonzado ni escandalizado si ocurría, pero claro, eso era antes.
Decido llamar a la puerta con el puño cerrado, escuchando como al otro lado suena la ducha y algo de música, así que no sé si me escuchará.
--¿Si?-pregunta ella de inmediato.
--¿Puedo pasar a lavarme los dientes?-es mi genial pregunta y mi increíble necesidad de pasar al baño.
Escucho una risita divertida que no sé como catalogar, pero de igual manera ella me responde.
--¿Me preguntas porque piensas que me voy a poner echa una furia si lo haces sin avisar?-pregunta aún con ese tono divertido.
--Básicamente-admito mordiendo no labio inferior tratando de controlar una risa parecida a la suya.
--Ni que no me tuvieras vista-es lo único que responde ella sin apartarse de la línea de diversión.
Y eso es todo lo que necesito para dejar de preocuparme acerca de si ella ha olvidado todo, sobre si tuviéramos que empezar de nuevo todo, sobre si tuviera que esperar unos diez años hasta casarnos, y por supuesto, también es lo único que necesito para pasar al baño.
Todo está lleno de vapor procedente de la ducha, ahora apagada mientras Lego house de nuestro amigo pelirrojo suena y escucho a Ane tararear aún dentro de la ducha.
Río débilmente mientras me acerco al lavabo para lavarme los dientes mientras escucho como ella continúa la conversación.
--Te das cuenta de que es tu casa y puedes hacer lo que quieras ¿verdad?
Hago un sonido que quiere decir un "Ajá" pero queriendo decir al mismo tiempo "No tienes razón", solo que cepillándome los dientes es un poco difícil de expresar.
Aunque para mi sorpresa, ella entiende el tono de mi sonido incomprensible.
--Es tu casa. No tienes que cambiar nada solo porque yo esté aquí de okupa. Tú sigue con tu vida, con tus manías, con tus labores, tal y como hacías antes.
Ruedo los ojos exageradamente pese a que sé que ella no me está viendo, antes de escupir en el lavabo y así poder responder.
--Ahora también es tu casa.
--No lo es-me contradice mientras yo bebo agua para enjuagarme la boca.
--Eres incorregible, lo sabes ¿no?-pregunto con cierta diversión antes de volver a llenar mi boca de agua.
--Lo sé, pero eso si que no se puede cambiar contesta con diversión antes de abrir el grifo de la ducha de nuevo.
Yo solo asiento con la cabeza, más para mí mismo que para ella, con una sonrisa en la cara mientras dejo el cepillo en su sitio, en ese vaso que es más de adorno que otra cosa, junto al suyo. Color verde y azul unidos, e irónicamente, el mío es el verde y el suyo el azul.
Ni siquiera me inmuto cuando escucho la cortina de la ducha abrirse, ya que al fin y al cabo es obvio que a ella no le avergüenza, aunque lo que sí me sobresalta es su voz de niña.
--No llego...-murmura haciendo que me dé media vuelta para ver como estira su brazo hacia la toalla, con un ligero puchero en sus labios.
--Sí, es un problema que tengo que afrontar todos los días y que aún no sé como solucionar-confirmo acercándome hacia la toalla grande, colgada en efecto demasiado lejos de la ducha como para que alguien normal pueda llegar desde la bañera.
Me muevo hasta la bañera para ver como no hay ya ni rastro de todo su escalofriante maquillaje, ni de ese pelo naranja conseguido gracias a un tinte que se va fácilmente con agua y jabón.
--¿Qué miras?-pregunta con una sonrisa divertida.
--A ti-contesto sin más, devolviéndole la sonrisa, mientras coloco una toalla para envolverla por completo.
--¿Y algo más particular?-pregunta ella de nuevo, cogiendo la toalla con sus manos para que no se caiga.
--Tu cara-respondo divertido, sin moverme de mi posición frente a ella.
A esta distancia ella se encuentra bastante más alta que yo, ya que la bañera está un buen trozo elevada, así que tengo que subir un poco mi mirada para ver como sus rizos caen húmedos a ambos lados de su rostro, y como una sonrisa se extiende de manera brillante, como una estrella, o como millones de ellas juntas, no lo sé, pero tampoco me importa, no cuando está empezando a sonar Just The way you are de Bruno Mars.
--No estoy muy guapa ahora como para que me mires tanto-habla con una mezcla de diversión y vergüenza.
--Oh, her eyes, her eyes, make the stars look like they're not shining-canto sin pensarlo mientras la cojo en brazos con rapidez, lo cual hace que ella ría con diversión-her hair, her hair, falls perfectly without her trying-continúo mientras la dejo en el suelo y ella, al hacerlo se intenta ordenar su lioso y mojado pelo sin ningún resultado. Aparto sus manos de su pelo para que deje de preocuparse por eso mientras sigo cantando para ella, algo que en su momento me dio una vergüenza insoportable, pero que ahora lo hago tan natural que es imposible no hacerlo y mucho menos con esta canción sonando-She's so beautiful, and I tell her everyday...-confirmo en voz algo más baja antes de besar sus labios de manera dulce.
La canción se queda olvidada mientras nuestros labios están unidos y siento una sonrisa en los suyos que hace que lleve mis manos a sus caderas, aún cubiertas solo por esa toalla que la cubre completamente mientras ella alza sus brazos hasta que quedan detrás de mi cuello.
--When I see your face there is not a thing that I would change...-murmuro contra sus labios aún con esa sonrisa que es imposible que no tenga.
¿Cómo no sonreír en este momento? Tenemos todo para que sea un momento especial, de esos que para cualquiera podrían parecer insignificantes, sin importancia, fáciles de olvidar, excepto para nosotros. Nos tenemos el uno al otro, tenemos la felicidad de estar el uno junto al otro, la despreocupación de que nada va mal y no hay motivo para estar triste o abrumado, tenemos las sonrisas del otro, los labios del otro, tenemos un baño con buena acústica, y por supuesto, tenemos a Bruno Mars cantándonos a través de un móvil una de tantas canciones que son, justamente, esa clase de canciones que se necesitan para crear momentos como estos.
--Cause you're amazing-me quita ella el verso, cantando en voz baja-just the way you are...-finaliza antes de besar mis labios con cuidado.
--Ni que no me tuvieras vista-es lo único que responde ella sin apartarse de la línea de diversión.
Y eso es todo lo que necesito para dejar de preocuparme acerca de si ella ha olvidado todo, sobre si tuviéramos que empezar de nuevo todo, sobre si tuviera que esperar unos diez años hasta casarnos, y por supuesto, también es lo único que necesito para pasar al baño.
Todo está lleno de vapor procedente de la ducha, ahora apagada mientras Lego house de nuestro amigo pelirrojo suena y escucho a Ane tararear aún dentro de la ducha.
Río débilmente mientras me acerco al lavabo para lavarme los dientes mientras escucho como ella continúa la conversación.
--Te das cuenta de que es tu casa y puedes hacer lo que quieras ¿verdad?
Hago un sonido que quiere decir un "Ajá" pero queriendo decir al mismo tiempo "No tienes razón", solo que cepillándome los dientes es un poco difícil de expresar.
Aunque para mi sorpresa, ella entiende el tono de mi sonido incomprensible.
--Es tu casa. No tienes que cambiar nada solo porque yo esté aquí de okupa. Tú sigue con tu vida, con tus manías, con tus labores, tal y como hacías antes.
Ruedo los ojos exageradamente pese a que sé que ella no me está viendo, antes de escupir en el lavabo y así poder responder.
--Ahora también es tu casa.
--No lo es-me contradice mientras yo bebo agua para enjuagarme la boca.
--Eres incorregible, lo sabes ¿no?-pregunto con cierta diversión antes de volver a llenar mi boca de agua.
--Lo sé, pero eso si que no se puede cambiar contesta con diversión antes de abrir el grifo de la ducha de nuevo.
Yo solo asiento con la cabeza, más para mí mismo que para ella, con una sonrisa en la cara mientras dejo el cepillo en su sitio, en ese vaso que es más de adorno que otra cosa, junto al suyo. Color verde y azul unidos, e irónicamente, el mío es el verde y el suyo el azul.
Ni siquiera me inmuto cuando escucho la cortina de la ducha abrirse, ya que al fin y al cabo es obvio que a ella no le avergüenza, aunque lo que sí me sobresalta es su voz de niña.
--No llego...-murmura haciendo que me dé media vuelta para ver como estira su brazo hacia la toalla, con un ligero puchero en sus labios.
--Sí, es un problema que tengo que afrontar todos los días y que aún no sé como solucionar-confirmo acercándome hacia la toalla grande, colgada en efecto demasiado lejos de la ducha como para que alguien normal pueda llegar desde la bañera.
Me muevo hasta la bañera para ver como no hay ya ni rastro de todo su escalofriante maquillaje, ni de ese pelo naranja conseguido gracias a un tinte que se va fácilmente con agua y jabón.
--¿Qué miras?-pregunta con una sonrisa divertida.
--A ti-contesto sin más, devolviéndole la sonrisa, mientras coloco una toalla para envolverla por completo.
--¿Y algo más particular?-pregunta ella de nuevo, cogiendo la toalla con sus manos para que no se caiga.
--Tu cara-respondo divertido, sin moverme de mi posición frente a ella.
A esta distancia ella se encuentra bastante más alta que yo, ya que la bañera está un buen trozo elevada, así que tengo que subir un poco mi mirada para ver como sus rizos caen húmedos a ambos lados de su rostro, y como una sonrisa se extiende de manera brillante, como una estrella, o como millones de ellas juntas, no lo sé, pero tampoco me importa, no cuando está empezando a sonar Just The way you are de Bruno Mars.
--No estoy muy guapa ahora como para que me mires tanto-habla con una mezcla de diversión y vergüenza.
--Oh, her eyes, her eyes, make the stars look like they're not shining-canto sin pensarlo mientras la cojo en brazos con rapidez, lo cual hace que ella ría con diversión-her hair, her hair, falls perfectly without her trying-continúo mientras la dejo en el suelo y ella, al hacerlo se intenta ordenar su lioso y mojado pelo sin ningún resultado. Aparto sus manos de su pelo para que deje de preocuparse por eso mientras sigo cantando para ella, algo que en su momento me dio una vergüenza insoportable, pero que ahora lo hago tan natural que es imposible no hacerlo y mucho menos con esta canción sonando-She's so beautiful, and I tell her everyday...-confirmo en voz algo más baja antes de besar sus labios de manera dulce.
La canción se queda olvidada mientras nuestros labios están unidos y siento una sonrisa en los suyos que hace que lleve mis manos a sus caderas, aún cubiertas solo por esa toalla que la cubre completamente mientras ella alza sus brazos hasta que quedan detrás de mi cuello.
--When I see your face there is not a thing that I would change...-murmuro contra sus labios aún con esa sonrisa que es imposible que no tenga.
¿Cómo no sonreír en este momento? Tenemos todo para que sea un momento especial, de esos que para cualquiera podrían parecer insignificantes, sin importancia, fáciles de olvidar, excepto para nosotros. Nos tenemos el uno al otro, tenemos la felicidad de estar el uno junto al otro, la despreocupación de que nada va mal y no hay motivo para estar triste o abrumado, tenemos las sonrisas del otro, los labios del otro, tenemos un baño con buena acústica, y por supuesto, tenemos a Bruno Mars cantándonos a través de un móvil una de tantas canciones que son, justamente, esa clase de canciones que se necesitan para crear momentos como estos.
--Cause you're amazing-me quita ella el verso, cantando en voz baja-just the way you are...-finaliza antes de besar mis labios con cuidado.
La canción definitivamente se queda en el aire, perdida en el lugar físico en el que nos encontramos, pero no en el mental, que es un extraño oasis que se forma entre nuestros ojos cuando se encuentra y al que somos enviados con el roce de nuestros labios, con una sonrisa que nos salga simultanea, o con el solo hecho de que nuestras manos se toquen. Y ya, no hay nada más importante ni increíble que esto, que el uno junto al otro, que este momento.
--Te quiero-murmuro bajando mis labios a su mejilla izquierda para dejar un inocente beso.
--Te quiero-contesta ella, mientras siento como sus labios de nuevo se curvan en una sonrisa, eso si es que en algún momento dejaron de hacerlo-No sabes cuanto te quiero Niall James Horan...
--Supongo que lo suficiente como para quererme con mi nombre completo, Ane Elizabeth Horan-contesto con una sonrisa aún mayor, solo por el cosquilleo que siento recorrerme al escuchar como sonará su nombre cuando nos casemos.
--Ane Elizabeth Horan-Cox, no lo olvides-me recuerda sin eliminar su fantástico humor.
--¿También llamaremos a nuestros hijos con ese súper apellido?-pregunto alzando ambas cejas.
--¿Hijos?-es lo único que dice ella, mirándome sorprendida, aunque aún divertida.
--Te veías muy cómoda con Matt...-dejo caer como el que no quiere la cosa.
--Me gustan los niños-contesta sin más.
--¿Te gustaría que tuviéramos niños?-la pregunta sale de mí sin que pueda evitarlo, por lo cual muerdo mis labios según lo he dicho, como si eso fuera a arreglar algo, pero ella no se molesta, ni parece tan siquiera afectarla de manera negativa la pregunta, ya que se ríe de manera baja.
--No te aceleres tanto-contesta mientras siento como acaricia mi nuca de manera tranquila, con las yemas de sus dedos-aún hay que casarse...dentro de un tiempo, y después...-resopla interrumpiéndose a sí misma-No sé...aún somos jóvenes-continúa mientras apoya su cara en mi hombro.
El silencio se hace en la sala, excepto por el sonido de la música que sigue sonando, de fondo, y entonces entiendo que a ella solo le gustan los niños para un rato, no para criarlos, y debo admitir, que eso me entristece un poco, ya que yo sí que planeaba un futuro con pequeños Horan-Cox correteando por la casa.
--Tal vez dos...o...¿tres?-oigo que dice en voz baja.
--¿Qué?-pregunto algo perdido.
--Me gustaría tener tres niños...-me explica con voz tranquila-Dos niñas y un niño.
--¿Quieres tres?-pregunto ahora sorprendido, pero es obvio que feliz al ver que ella también quiere pequeños.
--¿Te parecen muchos?-pregunta ella con cierta diversión.
--Un poco-confieso sin poder evitar estrecharla entre mis brazos-pero está bien. Tres niños está bien.
Dejo un beso en su cuello de manera delicada que hace que su piel se ponga de gallina, y no sé si es por el frío de estar aún mojada de la ducha o por el roce de mi piel contra la suya, pero decido no correr el riesgo.
La cojo en brazos sin previo aviso, aunque ella no se sorprende, solo se acomoda con la cara contra mi pecho mientras la llevo la corta distancia que hay hasta la habitación -unos cinco pasos-y la dejo de pie frente a la cama para que pueda ponerse la ropa que había sacado anteriormente.
Mientras, yo aprovecho para darme una ducha rápida ahora que el baño está libre, teniendo que frotar un poco bastante para quitar todos los potingues con los que ella ha estado jugando a las Barbies en mi cara.
Su móvil aún suena por todo el baño, esta vez con Thrift shop de Macklemore, haciendo que sonría al ver todo el barrillo de música mezclada que debe de tener en su móvil.
--¿Cuándo crees que nos casaremos?-es la pregunta que me golpea nada más pongo un pie en la habitación, aún con el pelo mojado y solo una toalla a la cintura.
--Um...no sé-contesto aún confuso por la repentina pregunta-¿Por qué?
--No lo sé, solo quería saberlo-habla ella encogiéndose de hombros mientras trata de colocar su pelo en una sola coleta.
Ya está vestida con unos pantalones de chándal que se le escurren por la cadera izquierda, y una camiseta blanca que lleva arremangada por el lado que los pantalones se le caen.
Desde aquí puedo ver como en sus pies descalzos resalta un color azul oscuro pero brillante procedente de sus uñas.
Y aún así, aún con la manera que va vestida, no hay otra cosa más bonita que ella en todo el mundo.
--¿Tienes prisa porque nos casemos?-pregunto mientras me visto, con la mirada puesta en ella y en su reacción.
--Solo quería saber si tú ya tenías algo pensado-responde mientras sigue luchando contra su pelo.
--Bueno, ¿tú cuándo querrías que nos casáramos?-pregunto secando mi pelo con la toalla una vez estoy vestido-¿un año? ¿dos? ¿cinco?
Trato de tantear, solo por saber cuánto tiempo quiere esperar hasta que nos casemos, que espero que no sean cinco años, porque me gustaría que fuera un poco antes, aunque si ella lo decidiera así yo tampoco podría obligarla a lo contrario.
--Bueno-habla ella, una vez ha vencido la lucha contra su pelo, sentándose en la cama con las piernas cruzadas-se tarda más o menos un año en organizar una boda en condiciones.
--Podríamos buscar organizadores de boda si lo que te preocupa es eso-contesto dejando la toalla en cualquier lugar para sentarme junto a ella de la misma manera.
--Creo que eso estaría genial-confirma en voz baja y con la mirada en el edredón y no en mí.
--¿Por qué no parece que esté tan genial como debería?-pregunto cogiendo una de sus manos con la mía, para acariciar su dorso con mi pulgar.
Ella solo resopla, con la mirada aún sobre la cama, y la mía puesta en ella con cierta preocupación.
Sin decir nada más ella se levanta un poco y se sienta sobre mis piernas, colocando su cara en el hueco entre mi hombro y mi cuello.
De nuevo un resoplo.
--Me da miedo-admite en un susurro.
Su aliento choca contra mi cuello a cada palabra que sale de sus labios, por lo que mi piel se eriza cada poco tiempo.
--¿El qué te da miedo?-pregunto llevando mi mano izquierda a su espalda, acariciándola con lentitud.
--No sé...casarme, madurar, tener una familia, responsabilidades... Dejar de hacer lo que hago ahora... No quiero que todo esto acabe.
--¿Y por qué tendría que cambiar?-pregunto ciertamente extrañado.
--Porque sí. Las cosas cambian después del matrimonio.
--¿Como cuales?
--Pues...la relación es más seria y acaba por ser monótona y aburrida...
--No tiene por qué.
--Pero así será-dice muy segura, así que decido intentarlo por otro lado.
--Nosotros vamos a ser los mismos. Vamos a hacer las mismas cosas. Vamos a seguir divirtiéndonos. Nada va a cambiar.
--¿Y eso como lo sabes?-pregunta de nuevo en un murmullo inseguro.
--Porque yo me quiero casar contigo porque te quiero, no porque quiera madurar ni pretenda volverme aburrido. Lo único que quiero es estar contigo para siempre.
--Para siempre es mucho tiempo-confirma antes de dejar un suave beso en mi mentón-¿De verdad quieres que yo sea la única que esté contigo?
Bajo mi mirada hasta encontrarme con la suya, viendo así una sonrisa débil pero dulce, que casi me obliga a tener que dejar un beso en sus labios de manera corta.
--Tú y solo tú.
Su sonrisa se ensancha antes de devolverme el beso corto, que pronto se ve interrumpido por aquello que ha dado banda sonora a todo este tiempo: su móvil.
La música no deja de sonar, pero algo hace que ella se levante de manera perezosa cuando suena American Idiot de Green Day.
--¿Si?-pregunta con el móvil pegado a la oreja.
Y en tan solo un segundo, la calidez de la sala, el buen humor, la felicidad, el cariño, el amor, las palabras bonitas, las promesas llenas de sentimientos, todo, absolutamente todo, se esfuma, junto con su aspecto radiante.
Su piel se torna de un color pálido escalofriante, sus ojos cambian ese brillo de ilusión por el brillo que provocan las lágrimas que inundan sus ojos, su labio mordido con fuerza, parece temblar, al igual que sus brazos.
De inmediato me pongo en pie y camino hasta quedar junto a ella, mirando cada milímetro de su rostro, esperando que con ello entienda qué es lo que la ocurre, pero ella tan solo me devuelve la mirada de manera rota antes de colocarse entre mis brazos, aún parece que escuchando hablar a alguien al otro lado de la línea.
--¿Ane?-pregunto asustado, colocando mis brazos alrededor de su cuerpo-Ane, cariño, ¿qué ocurre?
--N-no tardaremos...-es lo único que dice, pero no a mí, sino a aquel o aquella con quien habla.
La llamada parece cortarse. Ella deja caer el brazo que sostenía el móvil en su oído para colocarlo tras mi espalda, abrazándole con fuerza, casi con agresividad, con necesidad.
Siento su corazón palpitar con fuerza contra su pecho, y por lo tanto, contra el mío.
Sin hacer ni decir nada más, rompe en un sonoro y lastimero llanto contra mi camiseta.
Siento la angustia recorrerme solo por saber que algo malo ha pasado, que a ella le duele y que yo no puedo hacer nada para evitarlo, mucho menos si no sé lo que es.
Beso su frente tratando de mantener la tranquilidad.
--¿Qué ha pasado?-me atrevo a preguntar, intentando que mi voz no salga ansiosa ni asustada por la respuesta.
Y con tan solo una frase, entiendo el porqué de que ella se encuentre de esta manera, porque de inmediato, yo también siento las ganas de llorar asustado, pero decido evitarlas solo para que ella no se desespere y se agobie más.
--Harry ha vuelto a hacerlo.
Narra María.
-¡Diez segundos, artistas!-exclama Zayn con voz de presentador de concurso.
Miro hacia todas partes, buscando ese color azul celeste que es lo que puede darme el premio absoluto, aunque para mi mala suerte, mi contrincante también lo está usando, y por tanto, no puedo acabar mi obra maestra a tiempo.
--¡Cinco! ¡Cuatro!-Zayn hace la cuenta atrás con toda profesionalidad mientras yo trato de salvar con cualquier otro color parecido mi dibujo, aunque no queda ni la mitad de bien de lo que quedaría con ese azul que tanto necesito-¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡TIEMPO! ¡MANOS ARRIBA!
Bufo soltando el color azul marino que me he visto obligada a coger y dejo mis manos en el aire, mirando al guapo presentador/juez/árbitro del concurso, que me mira con una sonrisa ladeada llena de diversión
--Los dibujos, por favor-nos pide tendiendo su mano para que lleguen a él las maravillas que tendrá que puntuar.
Se lleva una mano a su mentón, acariciándolo mientras observa nuestros dibujos sin apartar su sonrisa de la cara, llevando su mirada de uno a otro.
Miro a mi digno adversario, que le observa con los ojos bien abiertos. Los nervios haciendo estragos por todo su cuerpo, ya que no puede parar de morder la uña del dedo pulgar de su mano derecha.
Sí, Malcom y yo estamos compitiendo por bien quien es el que mejor dibuje, y esta es la ronda final, y, aunque él dibuje mucho mejor que yo, he de admitir que no se me está dando tan mal como cualquiera pensaría. Creo que me está dejando ganar un poco.
Sé que Zayn solo quiere preguntarme acerca de lo que ocurrió tres días antes del juicio, pero yo no quiero contestar, no quiero hablar de ello, no quiero recordar nada que tenga que ver, porque ya ha pasado, porque ya están encerrados los culpables, porque ya no se puede hacer más por cambiarlo y mucho menos por evitarlo. Ya todo ha pasado, y no importa lo que me hicieron en ese lugar, no merece que se reviva el recuerdo, puesto que ya está prácticamente olvidado, y lo único que queda de ello son unos cuantos cardenales que en poco tiempo desaparecerán.
Y en el fondo, agradezco que no vaya a intentar preguntarme nada más, ya que lo único importante es que estamos bien y sobretodo, que Malcom está con nosotros, sano, salvo y feliz.
--Creo que el ganador es...-Zayn habla lentamente, con un tono que incita a más emoción aún-¡los dos!-exclama con una sonrisa triunfante.
En el fondo sabía que ese sería el resultado, por lo cual me pongo de pie de un salto y suelto un sonido de felicidad vencedora mientras alzo a Malcom en mis brazos. Él también ríe de manera ruidosa y divertida, celebrando alegre nuestra victoria.
--¡Hemos ganado! ¡Hemos ganado-coreamos ambos dos.
Pero entonces la duda nos surge tanto al pequeño como a mí, ya que nos callamos al mismo tiempo. Nos miramos sabiendo que estamos pensando lo mismo y nos giramos para mirar Zayn, quien nos mira con cierta diversión.
--¿Qué hemos ganado exactamente, Zayn?
Él ríe suavemente antes de poner cara de estar pensando, que se resume en : ojos a medio cerrar, nariz algo arrugada y un dedo sobre sus rosados labios.
Qué haría yo sin poder ver esa mueca en su rostro.
Sin poder ver su brillante sonrisa.
Sin poder admirar sus increíbles ojos dorados, respaldados por esas largas, espesas y negras pestañas que posee.
Qué haría sin poder besar esos labios que cualquier escultor griego querría plasmar en mármol.
Sin poder ver su brillante sonrisa.
Sin poder admirar sus increíbles ojos dorados, respaldados por esas largas, espesas y negras pestañas que posee.
Qué haría sin poder besar esos labios que cualquier escultor griego querría plasmar en mármol.
Qué haría yo sin Zayn.
Sin mi Superman.
Sin mi chico malo por fuera y dulce por dentro.
Sin el causante de mis sonrisas.
Sin el cual provocó que volviera a creer en el amor.
No lo sé. No sé lo que haría. No sé qué sería de mí sin él, y espero no tener que descubrirlo nunca.
--Yo creo...que os habéis ganado...¡cenar pizza!
Y eso es todo lo que Malcom y yo necesitamos para volver a celebrar nuestro gran triunfo.
Tal y como promete Zayn, él mismo llama para pedir pizzas, con nosotros coreando a su alrededor mientras tanto, lo cual le dificulta el hecho de hablar sin reírse, pero que al fin consigue pedir la cena, que es lo importante.
Pero Zayn no llega a cenar, no con nosotros al menos, ya que su teléfono móvil suena y de inmediato, sé que acaba de pasar algo grave. Su rostro lo dice todo. La manera en la que frunce las cejas por la preocupación, la forma en la que sus labios se aprietan hasta formar una sola línea, y por supuesto, la manera en la que se levanta del sofá como un rayo tras haber contestado con un simple "¿Si?"
--Zayn, ¿qué pasa?-pregunto en cuanto cuelga.
Su aspecto denota la completa derrota y preocupación, al tiempo que un absoluto destrozo y un atormentando miedo.
Sus ojos, normalmente de un dorado que parece líquido, ahora son más oscuros gracias a la iluminación, pero que sin ella, se verían igual de fríos bajo sus cejas aún fruncidas.
Su rostro parece contraído de dolor, como si le acaban de pegar un patada en el estómago.
Toda su anterior alegría por nuestro concurso se ha ido en un suspiro.
Y lo peor, es que Malcom se da cuenta de ello, como no.
--¿Qué ha pasado, papi?-pregunta con voz temblorosa por el miedo-¿E-estás enfadado?-pregunta titubeante, su voz algo más aguda por el nudo que debe de estar formándose en su garganta, solo por el hecho de no ver a Zayn tranquilo y alegre como siempre, sino en una pose que podría confundirse con imponente y tal vez enfadada, aunque yo sé que es puro miedo y preocupación.
Al ver que M se está asustando por la manera en la que se comporta, relaja su cejo y fuerza un pequeña sonrisa para él antes de agacharse y besar su cabeza con cuidado.
--No estoy enfadado cariño, no te asustes. Papá nunca se enfadaría y mucho menos contigo-le asegura con un tono dulce mientras se pone de pie de nuevo.
Malcom asiente con la cabeza mientras se abraza a mí con fuerza, retirando la mirada hacia cualquier parte, sabiendo que su padre me tiene que decir algo que él no debe saber. El que sea un niño prodigioso es un alivio para muchas cosas.
Zayn vuelve a su posición de preocupación, solo que algo más suave y mirándome fijamente, mientras yo espero a que me diga algo que me indique lo que le ocurre, por qué está así, o directamente qué es lo que va mal.
Simplemente me hace un gesto con la cabeza que me indica un "Mejor en otro sitio donde no esté Malcom", por lo que me levanto con cuidado del sofá y dejo al niño ahí, haciendo que él me mire con esos grandes ojos llenos de tristeza y miedo por alguna razón. Quizás tenga un sexto sentido que hace que ya sepa lo que ocurre y por eso ya se encuentra triste, pero para desgracia mía yo no lo tengo, así que necesito saber qué es lo que pasa.
--Ahora volvemos, pequeño-le prometo antes de dejar un beso en su frente.
Él solo asiente con la cabeza de nuevo, sin oponerse ni preguntar, puesto que ya sabe que Zayn y yo tenemos que hablar.
Me muevo hasta mi moreno preferido, intentando buscar su mirada, que se encuentra afligida, pero que aún así, él hace lo posible por sonreír. Coge mi mano con cuidado y de esa manera llegamos a la cocina, a la parte más alejada y con la puerta cerrada, solo para evitar que Malcom se entere de lo que tanto asusta y preocupa a su padre, a ese al que él tiene como un superhéroe que nada ni a nadie teme, y con en cierta manera tiene razón, porque Zayn sí que es un superhéroe fuerte y valiente, pero como todos, a veces siente miedo, como es el caso ahora mismo.
--¿Qué ha pasado, Z? ¿Quién ha llamado?-pregunto asustada-¿Ha pasado algo malo?
--Sí, ha pasado-confirma en tono bajo y serio-pero ahora todo está bien y...bueno, solo tengo que ir al hospital.
--¿Al hospital?-pregunto con la voz temblorosa.
Él asiente con la cabeza lentamente, mordiendo su labio inferior con cuidado.
Y sin decir nada más, me atrae hacia él con uno de sus brazos y me deja contra su pecho para poder abrazarme con fuerza, pillándome de completo desprovisto, pero tampoco me alejo, ni mucho menos.
--¿Puedes quedarte aquí con M hasta que vuelva?-me pregunta con voz pausada.
--Claro que sí, Zayn...¿pero quién está en el hospital?-insisto en la pregunta.
--Es Harry...-es su única respuesta, parece que sin querer darme más detalles, aunque para mi sorpresa, sí que añade algo a su frase, pero la verdad, hubiera preferido que no lo hubiera hecho-se ha intentado suicidar...-su voz sale en un hilo de voz, tensa y quebrada.
Su abrazo se hace más fuerte entorno a mí, y yo solo puedo devolvérselo con tanto cariño como me hes posible.
Siento como sus brazos tiemblan, como todo su cuerpo tiembla. Un ligero y apenas audible sollozo sale de él, pero parece que lo frena rápidamente, no sé por qué motivo, pero supongo que no quiere que Malcom note que ha llorado, porque entonces el pequeño se asustará y todo será mucho más difícil, pero yo no quiero que se guarde para sí mismo el llanto, no quiero que se guarde su dolor, porque eso solo hará que crezca dentro de él cada vez más y más y que finalmente un día explote.
--Zayn...-murmuro contra su hombro-Llora si es lo que necesitas...-le aseguro.
--No quiero llorar-admite sin separarse ni un milímetro-Malcom se asustaría...
--Lo sé, pero...no puedes guardártelo...
--Sí puedo. Lo haré si es por él-me responde muy seguro, apartándose del abrazo un poco, lo suficiente como para que pueda ver su rostro, pero lo suficiente cerca como para que sus brazos sigan en mi espalda y los míos en la suya.
Puedo ver la necesidad que hay en sus ojos de soltar tantas lágrimas. Tanta, que se ven rojizos, como si hubiera estado llorando durante horas, pero solo se pueden ver un par de lágrimas manchar sus mejillas y una leve sonrisa en sus labios.
Se acerca de nuevo a mí, pero esta vez es para darme un beso en la frente que dura más de lo usual.
--Tú solo intenta que se mantenga tranquilo, por favor. No quiero que nada más le altere-me pide casi con desesperación pese a que su voz suene lenta y concisa.
Le respondo con un leve asentimiento de cabeza que hace que su sonrisa se ensanche un poco. Deja otro beso, esta vez un corto sobre mis labios, y de nuevo me da un abrazo, solo que este menos intenso y duradero, aunque igual de asustado y dolido.
Pero Zayn no llega a cenar, no con nosotros al menos, ya que su teléfono móvil suena y de inmediato, sé que acaba de pasar algo grave. Su rostro lo dice todo. La manera en la que frunce las cejas por la preocupación, la forma en la que sus labios se aprietan hasta formar una sola línea, y por supuesto, la manera en la que se levanta del sofá como un rayo tras haber contestado con un simple "¿Si?"
--Zayn, ¿qué pasa?-pregunto en cuanto cuelga.
Su aspecto denota la completa derrota y preocupación, al tiempo que un absoluto destrozo y un atormentando miedo.
Sus ojos, normalmente de un dorado que parece líquido, ahora son más oscuros gracias a la iluminación, pero que sin ella, se verían igual de fríos bajo sus cejas aún fruncidas.
Su rostro parece contraído de dolor, como si le acaban de pegar un patada en el estómago.
Toda su anterior alegría por nuestro concurso se ha ido en un suspiro.
Y lo peor, es que Malcom se da cuenta de ello, como no.
--¿Qué ha pasado, papi?-pregunta con voz temblorosa por el miedo-¿E-estás enfadado?-pregunta titubeante, su voz algo más aguda por el nudo que debe de estar formándose en su garganta, solo por el hecho de no ver a Zayn tranquilo y alegre como siempre, sino en una pose que podría confundirse con imponente y tal vez enfadada, aunque yo sé que es puro miedo y preocupación.
Al ver que M se está asustando por la manera en la que se comporta, relaja su cejo y fuerza un pequeña sonrisa para él antes de agacharse y besar su cabeza con cuidado.
--No estoy enfadado cariño, no te asustes. Papá nunca se enfadaría y mucho menos contigo-le asegura con un tono dulce mientras se pone de pie de nuevo.
Malcom asiente con la cabeza mientras se abraza a mí con fuerza, retirando la mirada hacia cualquier parte, sabiendo que su padre me tiene que decir algo que él no debe saber. El que sea un niño prodigioso es un alivio para muchas cosas.
Zayn vuelve a su posición de preocupación, solo que algo más suave y mirándome fijamente, mientras yo espero a que me diga algo que me indique lo que le ocurre, por qué está así, o directamente qué es lo que va mal.
Simplemente me hace un gesto con la cabeza que me indica un "Mejor en otro sitio donde no esté Malcom", por lo que me levanto con cuidado del sofá y dejo al niño ahí, haciendo que él me mire con esos grandes ojos llenos de tristeza y miedo por alguna razón. Quizás tenga un sexto sentido que hace que ya sepa lo que ocurre y por eso ya se encuentra triste, pero para desgracia mía yo no lo tengo, así que necesito saber qué es lo que pasa.
--Ahora volvemos, pequeño-le prometo antes de dejar un beso en su frente.
Él solo asiente con la cabeza de nuevo, sin oponerse ni preguntar, puesto que ya sabe que Zayn y yo tenemos que hablar.
Me muevo hasta mi moreno preferido, intentando buscar su mirada, que se encuentra afligida, pero que aún así, él hace lo posible por sonreír. Coge mi mano con cuidado y de esa manera llegamos a la cocina, a la parte más alejada y con la puerta cerrada, solo para evitar que Malcom se entere de lo que tanto asusta y preocupa a su padre, a ese al que él tiene como un superhéroe que nada ni a nadie teme, y con en cierta manera tiene razón, porque Zayn sí que es un superhéroe fuerte y valiente, pero como todos, a veces siente miedo, como es el caso ahora mismo.
--¿Qué ha pasado, Z? ¿Quién ha llamado?-pregunto asustada-¿Ha pasado algo malo?
--Sí, ha pasado-confirma en tono bajo y serio-pero ahora todo está bien y...bueno, solo tengo que ir al hospital.
--¿Al hospital?-pregunto con la voz temblorosa.
Él asiente con la cabeza lentamente, mordiendo su labio inferior con cuidado.
Y sin decir nada más, me atrae hacia él con uno de sus brazos y me deja contra su pecho para poder abrazarme con fuerza, pillándome de completo desprovisto, pero tampoco me alejo, ni mucho menos.
--¿Puedes quedarte aquí con M hasta que vuelva?-me pregunta con voz pausada.
--Claro que sí, Zayn...¿pero quién está en el hospital?-insisto en la pregunta.
--Es Harry...-es su única respuesta, parece que sin querer darme más detalles, aunque para mi sorpresa, sí que añade algo a su frase, pero la verdad, hubiera preferido que no lo hubiera hecho-se ha intentado suicidar...-su voz sale en un hilo de voz, tensa y quebrada.
Su abrazo se hace más fuerte entorno a mí, y yo solo puedo devolvérselo con tanto cariño como me hes posible.
Siento como sus brazos tiemblan, como todo su cuerpo tiembla. Un ligero y apenas audible sollozo sale de él, pero parece que lo frena rápidamente, no sé por qué motivo, pero supongo que no quiere que Malcom note que ha llorado, porque entonces el pequeño se asustará y todo será mucho más difícil, pero yo no quiero que se guarde para sí mismo el llanto, no quiero que se guarde su dolor, porque eso solo hará que crezca dentro de él cada vez más y más y que finalmente un día explote.
--Zayn...-murmuro contra su hombro-Llora si es lo que necesitas...-le aseguro.
--No quiero llorar-admite sin separarse ni un milímetro-Malcom se asustaría...
--Lo sé, pero...no puedes guardártelo...
--Sí puedo. Lo haré si es por él-me responde muy seguro, apartándose del abrazo un poco, lo suficiente como para que pueda ver su rostro, pero lo suficiente cerca como para que sus brazos sigan en mi espalda y los míos en la suya.
Puedo ver la necesidad que hay en sus ojos de soltar tantas lágrimas. Tanta, que se ven rojizos, como si hubiera estado llorando durante horas, pero solo se pueden ver un par de lágrimas manchar sus mejillas y una leve sonrisa en sus labios.
Se acerca de nuevo a mí, pero esta vez es para darme un beso en la frente que dura más de lo usual.
--Tú solo intenta que se mantenga tranquilo, por favor. No quiero que nada más le altere-me pide casi con desesperación pese a que su voz suene lenta y concisa.
Le respondo con un leve asentimiento de cabeza que hace que su sonrisa se ensanche un poco. Deja otro beso, esta vez un corto sobre mis labios, y de nuevo me da un abrazo, solo que este menos intenso y duradero, aunque igual de asustado y dolido.
-Momets-
M y yo cenamos en silencio, sin decir palabra, igual que desde que Zayn se ha marchado. Éste le ha dicho a Malcom que se iba a visitar a tío Harry, y como es obvio, el pequeño no se lo ha creído, no del todo al menos, pero ha decidido no ponérselo más difícil a su padre y simplemente lo ha aceptado sin oponerse a ello.
--Mamá...-me llama en voz baja, haciendo que le mire de inmediato-¿Dónde es a donde se ha ido realmente papá?
Y cómo podría yo mentirle cuando me llama mamá, cómo hacerlo cuando me pregunta con esa vocecita dulce y aguda, algo asustada, por su padre, cómo hacerlo si me mira con esos grandes ojos iguales a los de su padre, fijamente.
--De verdad que se ha ido a ver a tío Harry-le respondo, puesto que eso no es del todo mentira.
--¿Y qué le ha pasado a tío Harry como para que papá se haya ido tan tarde?
La pregunta adecuada en el tono adecuado y en el momento adecuado, como no.
Dejo el trozo de pizza que llevo mordisqueando cinco minutos largos para poder explicárselo al niño de manera que no suene brusca, aunque de la manera que sea, él lo comprenderá, pero igualmente me veo obligada a contárselo, porque al fin y al cabo se va a acabar enterando.
Pienso muy detenidamente las palabras que debo usar, sin poder dejar de pensar un segundo el porqué de que nos rodeen las desgracias a cada paso que damos. Sin poder dejar de pensar que todo esto tiene que ser un mal sueño. Que no es posible que tanto mal nos llegue de una forma tan constante. Es como si alguien estuviera escribiendo nuestros pasos, y por alguna razón, quiere hacernos sufrir, quiere hacer que todo esto ocurra, y de verdad, de verdad que no puedo comprender el porqué de que lo haga, ¿tal vez diversión? ¿nuestras vidas las escribe una persona sádica que ama nuestro sufrimiento? No, no lo creo, no creo que haya un persona tan horrible en el mundo para hacernos todo esto sin un motivo aparente. ¿Quizás lo haga por entretenimiento? O puede...que sea una manera de desahogo. Tal vez sea una manera de hacer ver al mundo cómo piensa que son nuestras vidas. No lo sé. Realmente no lo sé. Pero solo espero, que todo esto acabe en algún momento y nos pague estos meses de dolor por todo lo que nos queda de vida felices y satisfechos.
--Tío Harry está en el hospital-le confieso de manera pausada.
--¿Por qué?-me pregunta con vos temblorosa-¿Está enfermo? ¿Ha tenido una accidente?
--Ha tenido un pequeño problema, M, pero ya se encuentra bien-le aseguro tratando de sonar convincente-Seguro que mañana ya está en casa-añado con una pequeña sonrisa.
Sé que él no se cree ni media palabra de lo que digo, pero de nuevo, se queda callado y asiente con la cabeza, sin querer saber el verdadero motivo.
Se acerca a mí el pequeño espacio que nos separaba y estira sus brazos hacia mí con un puchero en sus labios. De inmediato le cojo y le pongo contra mi pecho, y de esa manera, deja salir un pequeño sollozo mientras me abraza tan fuerte como puede.
Nunca en mi vida había conocido a una persona tan compleja como mi pequeño; tan sensible, tan dulce, tan preocupado por los demás, tan asustadizo, tan bondadoso, pero sobretodo, con esa capacidad para poder ser y hablar como un adulto, y al mismo tiempo como un niño de cuatro años. Realmente no sé cómo funciona su mente, pero creo que es algo extraordinario.
--No llores, cariño-le susurro mientras acaricio su espalda con lentitud-No pasa nada...
--No quiero que le pase nada a tío Harry-gimotea asustado-No quiero que se vaya... No puede irse...
--No se va a ir-le prometo-Si quieres podemos ir mañana a visitarle para que veas que está bien-le propongo, sin saber si Zayn estará de acuerdo, pero creo que no pasará nada porque M se quede tranquilo y Harry reciba una visita de alguien que no sea un adulto, al menos no físicamente.
--Sí...-susurra algo más calmado, aunque su cuerpo aún tiemble por la llantina y el miedo.
--Pero eso ya será mañana-confirmo mientras me levanto con él entre mis brazos-ahora hay que irse a dormir.
--Vale...
La mitad de nuestra cena se queda intacta, pero es obvio que es demasiada comida para dos personas, por lo que la dejo en la cocina por si es que a Zayn le apetece comer algo cuando llegue.
Me muevo con M hasta llegar a su cuarto, pero él no se sube a su cama como suele hacer cuando sabe que es hora de dormir, sino que se abraza a mí con más fuerza, como si no quisiera soltarse de mí.
--¿Qué ocurre, M?-pregunto mientras camino lentamente hasta quedarme frente a la cama.
--¿Puedo dormir contigo?-me pregunta en un susurro apenas audible-Solo hoy...por favor-casi me suplica desesperado.
--Claro que sí, cariño-contesto sin dudarlo.
De esa manera, su habitación queda vacía. La cama matrimonial se ve quizás demasiado grande para mí sola, y por ese motivo, agradezco que M haya querido dormir conmigo, porque creo que tampoco me sentiría bien durmiendo sola, pensando en Harry y su estado.
Malcom se acurruca contra mi pecho, como un bebé, todavía asustado y preocupado por su tío.
Él se queda dormido al poco tiempo, mientras que mi cabeza no puede dejar de dar una y otra vuelta acerca del motivo por el que Harry haya querido irse, por el que haya hecho algo así, y mucho más cuando pensé que ya había dejado de hacerlo, o al menos eso fue lo que me comentó Zayn, pero algo tiene que haberle ocurrido, algo muy grave, algo horrible ha tenido que pasarle como para que quiera matarse, algo que le cause un dolor tan insufrible que quiera abandonarnos.
Con esos pensamientos son con los que me quedo dormida, y, por algún motivo, a mi mente en sueños, llega aquella que sería capaz de destruir a Harry a miles de kilómetros de distancia, aquella que fue mi amiga, no por mucho tiempo, pero aquella en la que confié y que confiaba en mí; Marta.
--Tío Harry está en el hospital-le confieso de manera pausada.
--¿Por qué?-me pregunta con vos temblorosa-¿Está enfermo? ¿Ha tenido una accidente?
--Ha tenido un pequeño problema, M, pero ya se encuentra bien-le aseguro tratando de sonar convincente-Seguro que mañana ya está en casa-añado con una pequeña sonrisa.
Sé que él no se cree ni media palabra de lo que digo, pero de nuevo, se queda callado y asiente con la cabeza, sin querer saber el verdadero motivo.
Se acerca a mí el pequeño espacio que nos separaba y estira sus brazos hacia mí con un puchero en sus labios. De inmediato le cojo y le pongo contra mi pecho, y de esa manera, deja salir un pequeño sollozo mientras me abraza tan fuerte como puede.
Nunca en mi vida había conocido a una persona tan compleja como mi pequeño; tan sensible, tan dulce, tan preocupado por los demás, tan asustadizo, tan bondadoso, pero sobretodo, con esa capacidad para poder ser y hablar como un adulto, y al mismo tiempo como un niño de cuatro años. Realmente no sé cómo funciona su mente, pero creo que es algo extraordinario.
--No llores, cariño-le susurro mientras acaricio su espalda con lentitud-No pasa nada...
--No quiero que le pase nada a tío Harry-gimotea asustado-No quiero que se vaya... No puede irse...
--No se va a ir-le prometo-Si quieres podemos ir mañana a visitarle para que veas que está bien-le propongo, sin saber si Zayn estará de acuerdo, pero creo que no pasará nada porque M se quede tranquilo y Harry reciba una visita de alguien que no sea un adulto, al menos no físicamente.
--Sí...-susurra algo más calmado, aunque su cuerpo aún tiemble por la llantina y el miedo.
--Pero eso ya será mañana-confirmo mientras me levanto con él entre mis brazos-ahora hay que irse a dormir.
--Vale...
La mitad de nuestra cena se queda intacta, pero es obvio que es demasiada comida para dos personas, por lo que la dejo en la cocina por si es que a Zayn le apetece comer algo cuando llegue.
Me muevo con M hasta llegar a su cuarto, pero él no se sube a su cama como suele hacer cuando sabe que es hora de dormir, sino que se abraza a mí con más fuerza, como si no quisiera soltarse de mí.
--¿Qué ocurre, M?-pregunto mientras camino lentamente hasta quedarme frente a la cama.
--¿Puedo dormir contigo?-me pregunta en un susurro apenas audible-Solo hoy...por favor-casi me suplica desesperado.
--Claro que sí, cariño-contesto sin dudarlo.
De esa manera, su habitación queda vacía. La cama matrimonial se ve quizás demasiado grande para mí sola, y por ese motivo, agradezco que M haya querido dormir conmigo, porque creo que tampoco me sentiría bien durmiendo sola, pensando en Harry y su estado.
Malcom se acurruca contra mi pecho, como un bebé, todavía asustado y preocupado por su tío.
Él se queda dormido al poco tiempo, mientras que mi cabeza no puede dejar de dar una y otra vuelta acerca del motivo por el que Harry haya querido irse, por el que haya hecho algo así, y mucho más cuando pensé que ya había dejado de hacerlo, o al menos eso fue lo que me comentó Zayn, pero algo tiene que haberle ocurrido, algo muy grave, algo horrible ha tenido que pasarle como para que quiera matarse, algo que le cause un dolor tan insufrible que quiera abandonarnos.
Con esos pensamientos son con los que me quedo dormida, y, por algún motivo, a mi mente en sueños, llega aquella que sería capaz de destruir a Harry a miles de kilómetros de distancia, aquella que fue mi amiga, no por mucho tiempo, pero aquella en la que confié y que confiaba en mí; Marta.
---------------------------------------------
Holiwis cositas bonitas :'3
En el anterior capítulo se me olvidó poner una nota al final, y me di cuenta cuando ya había pasado tiempo que quedaba como un poco borde no decir nada, no sé, esas cosas que me dan a mí por pensar.
Solo deciros que estoy haciendo mucho esfuerzo para poder escribir y subir, y la verdad es que creo que me están quedando unos capítulos bastante decentes, aunque eso tendríais que decírmelo vosotros ¿no? hahahaha.
Bueno, la cosa también es que estoy subiendo sin que haya los OCHO hermosos y sensuales comentarios que tanto me motivan para subir, y aunque entiendo que también estáis de estudios y trabajos, creo que os podéis permitir el lujo de regalarme cinco minutos de vuestro tiempo para comentarme como creéis que está yendo la fic o hacia donde se dirige la trama (porque sí, aunque no lo parezca, todo esto tiene una trama y ya sé cómo y dónde acaba) y me gustaría saber vuestra opinión, porque la verdad es que hay muchas cosas que comentar, tales como Alejandra con Josh y ese idioma en el que hablan, o dónde se quedaron o si volverán Andrew, Marta, Cassandra, Bella, Lida o Taylor, si aparecerán de nuevo en la historia o fueron simples personajes secundarios, no sé, hay muchas cosas que podríais preguntar (que yo os las responda es otra cosa, porque sabéis que AMO la intriga ¬¬)
That's all xoxo.