sábado, 25 de octubre de 2014

Capítulo 27. Golpes.

Narra Lucía.

--No te metas en líos, Boo-le repito.
--Sabes que no te prometo nada-contesta él con el ceño fruncido y la mirad apuesta en un solo punto; la puerta delante de él.

No sé cómo, ni cuándo ni por qué, pero me ha acabado por convencer para que le traiga a casa de Jason y la verdad, ahora me estoy dando cuenta de que no ha sido la mejor idea que he tenido hasta el día de hoy, pero me parece que ya no hay vuelta atrás, por lo que aquí nos encontramos, a la una de la mañana, frente a la puerta de este tipo que una vez nos habló con lascivia, pero que minutos después se arrepintió gracia a Alejandra, de la cual descubrimos una parte completamente opuesta a la que mostraba llena de dulzura y cariño, pero que nunca cambió para nosotras, ya que simplemente parecía tener una fachada de tipa dura y peligrosa dependiendo de con quién tratar.

--Será mejor que te quedes aquí, pequeña, no quiero que estés involucrada y tampoco que te vayas sola a casa a estas horas-habla mi Boo Bear, en voz baja y con la mirada aún puesta en esa casa.
--Ten cuidado, por favor, y no armes ningún lío-le pido, le suplico mejor dicho.

Él se vuelve a mirarme, dulcificando su mirada por completo, mostrándome una de sus pequeñas sonrisas Tomlinson, esas que te roban el aire como si te dieran un puñetazo en el estómago, solo que no es algo desagradable como un puñetazo, ni mucho menos, es simplemente... es simplemente Louis y su sonrisa capaz de hacerme sentir tranquila aunque sepa que se va a meter en una casa buscando problemas.
Sus brazos rodean mi cintura por unos instantes, dejándome pegada a él mientras sus labios acarician los míos con ternura, haciendo así que parte de mi temor se vaya, solo por su tranquilo y perfecto beso.

--Estaré bien, te lo prometo-dice de nuevo con esa hermosa curvatura de labios en su cara-No tardaré-añade antes de besar mi frente con ese mismo cariño.

Asiento con la cabeza lentamente, sabiendo que la va a armar, pero tratando de no pensar en ello. Él simplemente se da media vuelta y camina con paso decidido hacia esa casa, haciendo que a cada paso que da mi corazón se acelere y pida a Dios porque no acabe mal parado, aunque también porque nadie lo acabe o acabemos todos en la cárcel o algo de eso.
Recuerdo mi imagen de él antes de conocerle personalmente. No es que pensara que fuera un arrogante, ni un borde, simplemente que lo veía como una de esas personas a las que no les gustan los abrazos, ni los arrumacos ni los mimos, simplemente le veía... un poco frío (dentro de la frialdad natural británica, que contra eso no podemos hacer nada ninguno de nosotros), y era mi ídolo, claro que lo era, y era mi crush, sin dudarlo que así era, y lo amaba, por supuesto que lo hacía, pero igualmente lo veía frío, y sin embargo, ahora que lo tengo aquí, que está solo para mí, que tiene cada detalle y cada palabra bonita reservada a mí, me doy cuenta de que por mucho que a veces parezca lo más extrovertido que hay en este mundo, simplemente es vergonzoso y por eso tal vez se viera un poco frío dependiendo del día, y ahora simplemente me da miedo. No él en sí, sino de lo que sea capaz o de lo que le vayan a poder hacer.
Veo como llama al timbre, mientras yo acaricio mis brazos para no perder el calor.
Se ve como una luz de la casa se enciende y acto seguido como la puerta se abre, haciendo que pueda ver desde lo lejos de la acera a ese chico que una vez me llamó "Blancanieves" solo porque le gustaban las princesas o algo parecido, no lo sé.
El muchacho medio dormido mira confundido a Louis antes de hablar.

--¿Pero quién cojones eres t...?

Y antes de que pueda decir nada más, Louis lo tumba de un puñetazo, haciendo que lleve mis manos a la boca para reprimir un grito escandalizado.
No es que no me esperara que Lou le pegara, que era más que obvio que lo iba a hacer, pero primero pensé que discutirían, no que simplemente llegara y lo pegara así como así, aunque la verdad Louis a veces es un poco demasiado impulsivo.

--Vuelve a acercarte a mi hermana y pensarás en esto como una pequeña caricia-Louis amenaza en tono duro.

Jason se pone en pie rápidamente, acariciando su mejilla algo alucinando por el golpe que se acaba de llevar de manera más que gratuita y sin previo aviso, y antes de que Lou se pueda apartar o ninguno de nosotros pueda preverlo, Jason le devuelve el golpe, solo que Louis no se cae al suelo, por lo que toma esos segundo que Jason parecía haber pensado como ventaja, para darle de nuevo.
En el momento en el que veo sangre por alguno de los dos, ya que la verdad no sé realmente de quién es, porque se están zurrando ambos de lo lindo, decido poner fin a esta pelea antes de que alguno de los dos acabe demasiado mal.
Me muevo con una seguridad que no sabía que tenía hasta ellos dos y trato de tirar de Louis para que se aleje de él, cosa que no consigo, aunque la realidad es que lo que consigo es llevarte un más que buen golpe de parte de Louis, obviamente accidentado, ya que él solo estaba demasiado metido en la pelea como para ver a quién tenía detrás, pero de igual manera acabo sentada en el suelo dando un culetazo y sintiendo como mi ojo mañana estará más que morado, ya que me duele de lo lindo.

--¡Louis! ¡Jason!-chilla una voz femenina proveniente de alguien a quien no veo ya que los dos chicos siguen pegándose delante de la puerta de casa-¡PARAD YA!-grita aún más alto.

Ambos chicos la prestan atención de un plumazo, cosa que me sorprende la verdad.
Entre ellos se miran, se lanzan miradas de asco pero se separan lentamente, como si el árbitro hubiera marcado una falta, aunque la verdad creo que la falta en este combate ha sido el golpe hacia una persona del público; es decir, a mí.
Gracias a que ellos dos se separan puedo ver a la causante de que ellos se separen, dando con aquella a quien no esperaba encontrarme nunca cara a cara, ya que la verdad la tengo cierta envidia, o tal vez mucha envidia, y no por algo que me haya hecho directamente, sino por lo que hizo en su momento, que fue estar saliendo con Louis.
Me encuentro tirada en el suelo frente a la casa de un tipo que violó a mi amiga, con el susodicho acariciando su labio con cuidado, llevándose sangre, ya que parece que Louis se lo ha partido, aunque tampoco éste ha quedado indemne. Ambos separándose de una pelea que parecía más que imposible de detenerse gracias a Eleanor Calder, a la cual tenía por enemiga cuando era la novia de Louis.
La situación es ciertamente extraña y sorprendente para cualquiera que pudiera verlo.

--¿Es que no os dais cuenta de lo idiotas que estáis siendo en este momento?-habla de nuevo ella, como si estuviera regañando a dos niños pequeños-Es la una de la mañana, por el amor de Dios, ¿no tenéis otro momento para hacer el imbécil en medio de la calle?-dice con cierto enfado y reproche hacia los dos chicos, el cual parece esfumarse de su cara cuando sus ojos se encuentran con los míos, o más bien con el mío y medio, ya que empiezo a notar como se me hincha y me resulta más difícil ver con el izquierdo, el golpeado accidentalmente por Lou-Dios... mirad lo que habéis hecho...-dice dolida sin apartar la mirad de mí.

Puedo ver desde el suelo aún, como Louis la mira extrañada y acto seguido se gira para verme, mostrándome una cara llena de pánico y temor al verme así, ya que parece que ni siquiera él se ha dado cuenta de que me ha golpeado.
Se acerca a mí en un par de pasos, arrodillándose a mi lado y mirándome muy de cerca, con la preocupación clara en todas y cada una de las facciones de su cara.

--Lulu...-habla preocupado-¿Qué ha...? ¿Cuándo...? ¿Solo cómo...? ¡Hijo de puta! ¡Mira lo que la has hecho!-grita girando su cabeza hacia Jason, el cual parece escupir al suelo tratando de eliminar la sangre de su labio partido.
--Louis...-le interrumpo, haciendo que su mirada vuelva a clavarse en la mía con total dolor y preocupación-Has sido tú quien me ha dado-explico en voz baja.

Él se me queda mirando sorprendido, sus pequeños ojos azules abiertos de par en par, observándome a mí y sobre todo a mi ojo, el cual comienza a dolerme de verdad.

--Pe-pero...-balbucea atónito-yo no...yo nunca...yo...yo...-trata de decir sin poder creerse lo que acaba de hacerme sin darse cuenta y accidentalmente.

Yo asiento con la cabeza lentamente, confirmándole que ha sido él y no Jason el que me ha golpeado.
Y de nuego, aparece ante mí ese Louis Tomlinson al que nunca imaginé: su piel empalidece y puedo ver como sus ojos azules se cristalizan en apenas unos segundos.
Coge mi cara con su mano derecha, acomodándola con cuidado sin apartar sus ojos al borde de desbordar lágrimas, de los míos, y pasa su dedo pulgar por mi pómulo, el cual me doy cuenta de que duele y de que quizás no me haya dado en el ojo como tal, sino simplemente bajo él.
Su suave y delicado tacto hace que me aparte de él como acto reflejo, quejándome por lo bajo y apretando los dientes para que mi queja se quede en ese volumen.
Ante eso, aleja su mano de mi cara y agacha la mirada, claramente dolido de que me haya apartado de él, o tal vez por lo que me ha hecho, quizás por ambas cosas, haciénde sentir culpable por el hecho de haberme alejado sin ni siquiera consciencia.
Intento decirle algo, consolarle, decirle que no se preocupe, que no pasa nada, pero antes de que pueda abrir la boca, veo un par de lágrimas resbalar por sus mejillas lentamente antes de oír como suelta un jadeo entrecortado, sintiendo así como algo dentro de mí se rompe al verlo así.

--Lou...-susurro con un hilo de voz.
--Lo siento...-es lo único que me responde, apenas en un sonido audible y sin dirigirme la mirada-Lo siento...yo no quería...sabes que yo nunca lo haría...yo no soy como él...

Siento como todo se detiene, como mi boca no articula palabra, como mi cuerpo no reacciona y como mi estómago se encoje provocándome náuseas, solo por verle así, solo por escuchar lo que dice, como me suplica perdón y como piensa que yo opino que lo ha hecho a propósito, como si él fuera capaz de hacerme daño aposta.
Realmente piensa que le veo capaz de hacerme daño, realmente piensa que le tendré miedo, que temeré que me pegue, que huya de él, que piense que es como Jason.
Alzo la cabeza para dar con Eleanor y ver cómo ésta agacha la mirada, sabiendo que la repentina y extraña actitud de Lou se debe a Jason, o sea sé, a la persona de la que ella está enamorada, y a quien está pegada en un semiabrazo, con los brazos de Jason entorno a su cintura, mirándola dolido.
Veo como éste gira ligeramente la cabeza hasta encontrar mis ojos, mostrándome algo que no esperaba ver nunca en ese chico: arrepentimiento.
Me clava sus ojos castaños en los míos, suplicándome con la mirada que le perdone, aunque no estoy realmente segura por lo que me está pidiendo perdón, tal vez por provocar que Louis se sienta tan asustado de que yo le tema, quizás porque se han pegado, puede que por la manera en la que una vez me trató o por lo que le hizo a María, simplemente puede que tan solo me pida que le perdone por todo lo que ha hecho hasta el momento.
Dudo por un largo minuto que parecer durar más de sesenta segundos, y finalmente asiento ligeramente con la cabeza, accediendo a su petición y provocando así una minúscula sonrisa en sus labios, antes de articular un "Gracias" y volver su vista a Eleanor, quien se acurruca en su pecho buscando un apoyo que puede que ni ella se dé cuenta de que necesita, pero está claro que el ver a su novio -el violador/secuestrador- y a su ex peleándose y que encima éste último se muestre tan vulnerable, la provoca buscar alguien a quien abrazarse.
Decido poner de nuevo mi vista en Lou para ver como sigue con la cabeza gacha, apartándose las lágrimas con cuidado y esperando a que yo le crea en cuando a que nunca me haría daño, cosa de la que no me tiene que convencer, ya que en ningún momento dudé de ello, así que pongo una mano sobre la suya en el suelo, haciendo así que él alce esa mirada azulada y llorosa del suelo hasta dar con la mía ya fuera de ese pequeño shock.
Él me mira confuso y dubitativo, asustado y aún dolido, esperando a ver cuál es mi reacción, la cual es sonreír para hacerle ver que, ni estoy enfadada con él ni le temo.

--Creo que ya es hora de volver a casa.


Narra Ane.

Muerdo mi labio, dudosa y tal vez algo asustada, bueno no, no es asustada es solo... nerviosa y algo confundida, pero debo preguntárselo, solo para saber que es verdad o para que me lo explique, no para enfadarme con él ni nada de eso, por favor, eso nunca lo haría, y menos con algo así, que estamos en el siglo veintiuno y mi mente está acorde con la época actual y moderna.
Le miro de nuevo, viendo como él solo tiene la vista fija en la televisión, bastante interesado en los anuncios solo por el hecho de que en cuanto se acaben comenzará una de las mejores películas del mundo (al menos para él y para mí lo es), por lo que apenas parpadea.

--Hazz-me decido a decirle en voz baja.
--¿Qué?-pregunta aún mirando a la pantalla.
--¿Puedo preguntarte algo ahora que estamos solos?

El nerviosismo está demasiado presente en mi voz y tal vez es eso lo que hace que él deje de mirar el anuncio de detergente tan (pero tan) interesante, para mirarme a mí con el ceño algo fruncido por la confusión.

--Claro-contesta en un tono precavido.
--No quiero que te sientas incómodo ni molesto, solo es curiosidad...-añado apartando la mirada de sus ojos.
--Puedes preguntarme lo que quieras-insiste alargando el brazo para llegar hasta la mesa y poder coger la botella de agua.

Parece que no llega a ella desde el sofá, por lo que se pone de rodillas en éste para tratar de llegar más lejos, cosa que me da un par de segundos para pensar la manera más delicada y dulce de decírselo para que no se sienta incómodo ni molesto conmigo.

--¿Eres gay?

Y simplemente se cae al suelo, ni ha llegado a la mesa ni ha cogido la botella, ha perdido el equilibrio y simplemente ha caído en plancha contra el suelo de su salón, haciendo que yo pegue un salto asustada por el increíble golpe que se acaba de llevar y que ha retumbado en toda la casa.

--Oh, Dios, Harry ¿estás bien?-pregunto colocándome de rodillas a su lado.
--Sí, tranquila-responde levantándose lentamente con cara de fastidio-solo me acabo de romper la cara contra el suelo. Nada preocupante-añade llevándose una mano a la nariz, de la cual sale sangre como es más que obvio.
--Eso tiene pinta de doler-murmuro mirándole preocupada.

Trato de tocar su nariz para saber si se la ha roto, pero él niega con la cabeza echando la cabeza hacia atrás mientras se acaricia el tabique nasal.
Decido coger un par de pañuelos para que al menos deje de sangrar, pero no parece por la labor de que le deje, cosa que me empieza a molestar.

--Déjame ver-le pido/ordeno.
--No, que me duele-se queja.
--Por eso, tengo que ver si te la has roto.
--¿Y tú qué sabes de medicina?-pregunta aún con ese tono de molestia, supongo que sigue siendo por el golpe que se ha pegado.
--¿Me quieres dejar ver y punto?
--Que no, que me haces daño-se queja antes de levantarse del suelo de un salto.
--¿Cómo te voy a hacer daño? ¿Eres tonto o qué?-pregunto molesta levantándome con más lentitud que él.
--Au... duele-se queja como un niño pequeño.
--Déjame ver-insisto.
--¡Que no! ¡Que me duele!
--¡Si solo quiero ver!
--¡Que no! ¡Que vas a tocar y me duele!

Me llevo la mano derecha a los ojos y acto seguido la muevo hasta mi propio tabique nasal, respirando tranquilamente para no matarlo por cabezota.

--¿Puedo al menos ayudarte a quitarte toda la sangre que te está chorreando en la camiseta?-pregunto tratando de sonar calmada.
--Esto ya no sale-responde él sin más, echando una ojeada a su camiseta azul claro, llena de sangre por todas partes.
--Dios mío... Eres un desastre-le reprocho acercándome a él en dos grandes pasos.

Pongo mi mano en su cuello y le obligo a que mire hacia arriba para que deje de poner todo perdido, haciendo que él se queje molesto porque finalmente me haya salido con la mía, pero oye, soy la hermana mayor, algún derecho tengo que tener sobre él ¿o no?

--Vamos a ver si se puede arreglar-digo en un resoplo.

Él se queja por lo bajo, pero no le hago caso y simplemente cojo su mano izquierda para guiarle hasta el baño mientras él aún tiene la cabeza echada hacia arriba y dos dedos presionando su tabique nasal para que pare de sangrar o al menos para intentarlo.
Al llegar al baño le obligo a sentarse en el borde de la bañera para que así pueda verme mejor la cara, la cual tiene aún el ceño fruncido, y realmente no si es por el golpe o porque no le he hecho caso y me estoy ocupando de su golpe.

--La gente normal suele levantarse del sofá para coger las cosas-comento divertida cogiendo su cara entre mis manos para poder ver mejor su nariz-¡Dios mío, Harry!-exclamo con un fingido miedo.
--¿Qué pasa?-pregunta él con cara de espanto.
--¡Tu nariz!-me burlo de él, pero me parece que no está cogiendo la broma, ya que se ve realmente asustado.
--¿¡Qué la pasa?!
--Ah nada, tu nariz ya era así de antes-contesto antes de echarme a reír.
--Eres imbécil-murmura con el ceño aún más fruncido.
--Lo sé-me encojo de hombros junto con mi respuesta-Si estás tanto tiempo con el ceño fruncido se te van a quedar arrugas-comento acariciando su entrecejo con uno de mis dedos, tratando de alisarlo sin mucho éxito.
--Me acabo de estampar contra el suelo. Me duele la cara. Mi hermana me ha preguntado si soy gay así por las buenas. Me parece que no estoy para irme de fiesta a celebrar nada-contesta malhumorado.

Él se queja más y más mientras yo sigo mirando su nariz golpeada, de la cual afortunadamente ya no sale más sangre, pero aún así ha montado un gran estropicio y realmente no sé si podremos salvar su camiseta, porque la verdad me gusta como le quedaba.
Sus quejas quedan interrumpidas cuando me atrevo a tocar la parte derecha de su nariz, la cual se ve que comienza a inflamarse por el golpe, y con lo que él reaccione con un grito tratando de apartarme de él.

--¡DUELE!
--Perdona, quejica-ruedo mis ojos mientras me dirijo al lavabo-Creo que no está rota.

Me dedico a buscar algo de algodón en la parte baja del lavabo, donde hay cajones y en los cuales encuentro de todo salvo lo que busco. Dios mío, si son hombres, ¿para qué necesitan tantas cosas? Mejor dicho, este es el baño de Harry, ¿para qué necesita él todo esto? si tiene más cachivaches que yo...

--¿Qué se supone que haces?
--Buscar-respondo agachada revolviendo entre sus cosas.
--¿El qué? Dios mío, deja de toquetear todo, que lo estás dejando hecho un desastre-se queja como un crío, pero yo le ignoro y sigo buscando.
--Algodón y desinfectante-respondo sin más.
--Eso está en el botiquín-responde como si fuera lo más obvio del mundo.

Me giro para mirarle con cara de que no me da muchas pista de dónde encontrarlo y él tan solo rueda los ojos, como si fuera yo la idiota que se cae de un sofá y se parte la cara contra el suelo por no querer levantarme del sofá.

--Detrás de la puerta-dice resoplando.

Me levanto haciéndole una pequeña burla, ya que está ciertamente insoportable, y me muevo hasta detrás de la puerta, la cual debo cerrar para poder sacar bien las cosas, antes de moverme de nuevo hasta él, dejando el algodón y el bote de desinfectante en el lavabo para poder observar de nuevo su nariz, la cual se ve más hinchada a cada segundo mientras sigue chorreando sangre. Sí que se ha dado un buen piñazo, sí...

--Esto no se te corta-admito con el ceño fruncido, alzando su cabeza con mi mano bajo su cuello.
--No me digas-contesta rodando los ojos, con clara ironía.
--Como no dejes de ser un gilipollas te vas a tragar el bote de champú-le aviso soltando su cara con brusquedad.

Oigo como resopla y gruñe por lo bajo, pero decido no mandarlo a la mierda hasta que no tenga la nariz curada, o al menos sin sangrar.
Me muevo hasta el rollo de papel higiénico y cojo un trozo que enrollo hasta dejar compacto, tratando de que esta sea la solución para que le deje de sangrar y deje de poner el baño como si estuviéramos matando a alguien.

--Toma-digo tendiéndoselo.

Como un buen chico lo coge, lo mira por un momento, parece dispuesto a ponérselo a modo de tapón en la nariz para que al menos la sangre no vaya al suelo, pero ese no es el remedio que yo estaba pensando.

--Ahí no-digo parando su mano antes de que lo manche.
--¿Dónde sino?-pregunta confundido.
--En la boca.
--¿Qué?-pregunta como si estuviera viendo un unicornio verde fosforito bailando el hula-hula con tenedores de plástico enredados en la crin.
--Si es que...-murmuro quitándoselo de la mano.

Él me mira aún como si estuviera chiflada, pero yo tan solo niego con la cabeza antes de acercarme a él, abro su boca ya que no parece muy por la labor de hacerme caso y pongo el trozo de papel abultado bajo su labio superior antes de hacer que cierre la boca.

--¿Fero qué...?-trata de decir, pero hago que cierre la boca de nuevo.
--Quítate la camiseta, a ver si la podemos salvar.

De nuevo su mirada confusa, solo que esta vez me hace caso y se la saca por la cabeza con rapidez antes de tendérmela, dejándome ver como se han quedado restos de su propia sangre en su pecho al haber dejado que ésta se empapara en la camiseta.
Abro el grifo de agua caliente y con algo de jabón de manos froto las manchas más grandes, haciendo que ese vayan poco a poco, pero que al menos se vayan, sintiéndome satisfecha conmigo misma porque haya podido salvar a esta camiseta tan bonita de la basura.
Por el rabillo del ojo veo como la sangre de su nariz ha parado, dándome de nuevo ese orgullo por estos trucos que he ido aprendido de mi madre.

--Fe ha farado-me informa de lo que supongo que quiere decir que "Se ha parado" refiriéndose a la sangre.
--Lo sé-contesto aclarando la camiseta-Y también han salido las manchas-confirmo.
--¿Cómo lo haf hefo?-pregunta asomándose al lavabo para confirmar que su camiseta está limpia.
--Tengo mis trucos-confirmo divertida-Ahora vamos a ver cómo está esto-añado una vez escurro la camiseta y la dejo en el lavabo para llevarla a la lavadora cuando acabemos.

Me coloco de nuevo frente a él, abro su boca, saco el pañuelo y hago que cierre la boca. Como si estuviera frente a un niño pequeño, igualito, solo que de niño ya tiene poco, aunque la verdad apenas me había dado cuenta del enorme cambio que ha pegado desde que lo conocí.

--¿Estás yendo mucho al gimnasio?-pregunto clavando mi dedo índice en uno de sus pectorales para comprobar que están más ejercitados de lo que yo recordaba y eso que le veo casi todos los días.
--Lo normal-responde encogiéndose de hombros-¿Se nota?-pregunta esta vez con una sonrisa similar a la de un niño cuando te das cuenta de que lleva ropa nueva.
--Un poco-contesto con diversión antes de acercarme a coger una esponja.

La mojo en el lavabo y me dispongo a acercarme de nuevo a él, sabiendo que se me va a resistir, ya que su cara adornada con un ceño fruncido me confirma que no quiere que le toque más la nariz, pero me parece que no va a salirse con la suya.
Con la mano que tengo libre abro sus piernas y me coloco entre éstas, quedando así más cerca de él para poder controlarlo.

--Va a doler un poco-le advierto con cierta dolencia solo por saber lo que va a sentir.

Él tan solo suspira y asiente con la cabeza, resignado a que mejor que lo haga yo a que no lo haga nadie y se ponga peor.
Con todo el cuidado y cariño que puedo llegar a tener, acaricio muy lentamente la nariz de Harry, tratando de quitarle los restos de sangre que hay y viendo como de vez en cuando sisea dolorido frunciendo el ceño, haciendo que yo responda con diversos "Lo siento"

--¿Me vas a explicar a qué ha venido esa pregunta?-habla de repente, aún con los ojos cerrados mientras yo sigo limpiando por su barbilla.

Tal vez no debería decírselo, puede que me tome por una cotilla aunque la verdad no fue mi intención ver lo que vi y enterarme así de algo que pensé que él me contaría, ya que bueno... somos hermanos, somos amigos, tenemos confianza ¿no?

--Yo... bueno... el otro día-comento como si le estuviera quitando importancia al asunto, bajando la esponja por su cuello sin mirarle a los ojos para que esto no se vuelva más incómodo aún, si es que cabe esa posibilidad.
--¿El otro día...?-me incita él a que siga.
--Estaba en mi cuarto y bueno, te vi en el tuyo...
--Eso parece lo común dado que ninguno de los dos cerramos las persianas-comenta con cierta diversión.
--Y es caso es que... bueno...
--Y se supone que era yo el que se andaba por las ramas y hablaba como una tortuga-murmura tratando de no reír.
--Te vi con Liam.

Eso hace que sienta los músculos endurecerse bajo mi tacto. Supongo que no era nada de lo que se esperara oírme decir, aunque... bueno, esa es la realidad; fui una espectadora espía de aquel beso y aquel manoseo que ocurrió ante mis ojos mientras yo tan solo ordenaba mi cuarto, y la verdad es que nunca me esperaba llegar a ver algo así, porque simplemente nunca me imaginé que pudiera llegar a pasar.
No es que sea imposible, no sé, se pasan los cinco solos mucho tiempo, cualquier percance tipo beso accidentado o toque donde no se debe, podría ocurrir, pero... bueno, no me esperaba ver a mi hermano liarse con Liam.

--¿Qué es lo que viste exactamente?-pregunta con la voz tensa.

Me decido a levantar la vista para poder verle a los ojos y encontrarme con ellos, tan bellos, tan grandes y verdes como siempre, solo que ahora se ve la dolencia y el arrepentimiento en ellos, junto con el dolor y la tristeza, el abandono y al engaño, todos ellos producidos por diferentes motivos, pero de igual manera ahí están, encerrados en mi pobre hermanito.

--Os besabais y... acariciabais, ya sabes...-comento como si no fuera gran cosa, porque la realidad es que tampoco es que sea algo que me haya dejado un trauma o algo de eso-No es que me importe, ni nada de eso-me apresuro a añadir, por si acaso piensa que lo que hago es echárselo en cara, nada más lejos de la realidad-Me dan igual... tus gustos, solo quiero que seas feliz y me da igual quién sea aquel que te haga feliz, pero tan solo... no quiero que te hagan daño...
--Ane...-me dice en tono bajo, aún sin despegar sus ojos de los míos, pero yo sigo con mi explicación.
--Sé que Liam es muy bueno, y que siempre te ha cuidado mucho, a los cuatro, aunque claro no me esperaba que significara esto...
--Oye...-insiste de nuevo, pero quiero terminar de explicarme antes de que me salga tratando de poner excusas.
--Porque además, ¿qué vais a hacer con Alejandra? porque me supongo que ella no lo sabe... ¿o sí lo sabe? Bueno, da igual, como sea, solo quiero que estés bien y...

Mi frase se queda en el aire ya que Harry no me deja acabarla, colocando su gran mano en mi boca para que lo deje hablar a él, por lo que no pongo resistencia a que no me deje hablar.
Sus ojos aún fijos en los míos antes de suspirar cerrándolos momentáneamente, parece que pensando en lo que va a decir.

--No estoy saliendo con Liam. Ni con ningún otro chico, ni chica, ni nadie, aquello que viste fue solo un momento de soledad después de que él llevara tanto tiempo completamente a solas y a mí me hubieran... dejado de manera reciente, pero eso no quiere decir que esté con Liam. Solo fue un desliz ¿vale?

Asiento con la cabeza lentamente, confirmando sus palabras y su explicación, la cual decido creerme porque él es lo que quiere que crea, así que yo como hermana suya me creo que realmente solo fuera un momento de desesperación, porque la verdad, ahora viéndolo de esta manera, suena bastante creíble: Liam tanto tiempo solo, Harry sin saber qué hacer con su vida, ambos solos y abandonados, tampoco es tan raro que se les hubiera ido la pinza y hubieran hecho algo así.

--Solo quise saber-comento mientras sigo bajando la esponja aún húmeda por su pecho.
--Lo sé-confirma en un suspiro-No sabía que lo hubieras visto...-añade.
--Lo sé.

Mi mano danza con suavidad con la esponja sobre el pecho de Harry, repasando todos los milímetros de su torso tratando de eliminar cualquier rastro de sangre y así descubriendo como sus músculos realmente están tonificados. No musculosos como los de un culturista que vive en el gimnasio, pero sí más que antes, además... parece más grande en conjunto ¿es que ha vuelto a crecer sin que yo me dé cuenta? No me extrañaría la verdad, porque pese a que esté sentado en el borde de la bañera no le saco demasiada altura.

--Creo que ya-comento soltando la esponja en el lavabo.

Me paro a mirar con detenimiento su torso desnudo buscando algún indicio de sangre, pero no lo encuentro, y sin quererlo me hallo admirando el cuerpo de mi hermanito pequeño, puesto que es un cuerpo digno de admirar, cualquiera lo duda.
Una vez recorrido su torso llego a su cara para ver cómo hay algo pintado en ella que no consigo saber qué es, pese a que no sea la primera vez que sienta que me observa de esa manera.
Sus grandes ojos me observan con detenimiento, no con diversión o reproche por haber estado mirándole de manera descarada, cosa de la que yo misma me arrepiento, sino que me mira... me mira distinto, me pide algo y realmente no sé lo que es hasta que es él mismo quien coge lo que desea, apretando sus brazos entorno a mis piernas y pegándome más a él, haciendo que yo pase mis brazos por detrás de su cuello y desde ahí seguir mirándole a la cara.
Realmente no sé quién está más confundido de los dos, ya que... bueno, es un abrazo un poco raro ¿verdad? pero tampoco le buscamos importancia, o tampoco nos preocupamos por ello o pensamos que es raro, o nos damos cuenta de que llevamos la misma sangre, hasta que nuestros labios se encuentran, y de manera extraña... nada.
No siento nada, no siento que me guste ni que me excite... nada, simplemente... es como si estuviera besando una piedra. No me transmite sentimientos, y no es simplemente porque sea extraño ni porque la última vez que lo hicimos hubiera tanta tensión con eso del embarazo o no embarazo, es que él tampoco parece estar sintiendo nada, pero aún así insiste y me besa con más posesividad y de manera más insistente, como si estuviera forzando a sentir algo que es obvio que ninguno sentimos.
Se levanta del borde de la bañera de un salto y cambia las posiciones, dejándome a mí sentada y a él de pie, solo que esta vez yo estoy sentada en el lavabo.
Sus caderas se mueven hasta las mías con brusquedad, pero nada, aún nada y me parece que eso es lo que más le está frustrando mientras yo simplemente dejo que lo intente, porque realmente no quiero hacerle más daño del que ya debe de estar sintiendo.

--Joder-masculla molesto.

Un ceño fruncido adorna su cara por completo mientras que jadea tratando de recobrar el aire perdido, mientras que yo solo cierro la boca y espero a ver cuál es su siguiente paso.
Apoya su cabeza en mi hombro y desde ahí murmura más joder una y otra vez, por lo que me veo obligada a acariciar sus rizos con cuidado, tratando de que se tranquilice.

--¿Qué coño me pasa?-pregunta parece que reteniendo un sollozo, aún colocado entre mis piernas.
--Nada, tranquilo, solo te sientes solo...-respondo con tranquilidad en voz baja, aún acariciando sus rizos con las yemas de mis dedos.
--No, joder, eso no-habla malhumorado y profundamente molesto mientras se separa de mí-Me refiero a... ¡mírame!-exclama frustrado.

Me paro a verle detenidamente, observando lo primero sus pies, tapados con deportivas Converse, seguido por sus ya más que conocidos vaqueros negros estrechos parece que con un roto en una rodilla, sigo subiendo sin notar nada extraño hasta llegar a su torso musculado y ver como está aún agitado. Por último llego a su cara, la cual refleja el dolor y la vergüenza por algún motivo, con sus grandes ojos verdes afligidos, su nariz amoratada y sus rizos cayendo desperdigados por ambos lados de su cara.
¿Qué se supone que tengo que mirar?

--Pues... estás bien, no sé-respondo algo dubitativa.
--No, ¡no estoy bien!-me responde cabreado de nuevo acercándose a mí-Solo... solo... joder.

Coge mi mano derecha y de un movimiento rápido del que yo no me doy apenas cuenta, la coloca sobre su entrepierna, haciendo que mi boca caiga abierta porque haya hecho algo así, aunque también sorprendida porque esté como si nada. Me acaba de besar hasta dejarme sin aire, me ha toqueteado como ha querido, se ha restregado contra mí y... nada, como si acabara de entrar al baño, ni una pizca de excitación en su cuerpo, al igual que está el mío de manera sorprendente.

--¿Qué pasa con eso?-pregunto en voz baja quitando mi mano con lentitud.
--¿¡Cómo que qué pasa?!-exclama con clara indignación-¡Que no se me levanta, joder!
--Ya, ya, eso ya lo veo-respondo rodando los ojos-¿Y qué?
--¿¡Cómo que y qué?!-de nuevo la indignación, unida a la frustración y aún a la vergüenza del asunto-¿¡Por qué no lo hace?!
--No lo sé, a veces esas cosas pasan-respondo sin más.
--¡No a mí!-casi chilla alejándose un par de pasos mientras se lleva las manos a la cabeza, resoplando con fuerza-¿¡Qué le pasa?!-añade dando media vuelta para mirarme mientras yo aún estoy sentada en el lavabo.
--No lo sé, yo no entiendo de esas cosas-admito en voz baja y claramente avergonzada por tener que hablar de esto con él-A lo mejor simplemente hay veces que no es el momento y ya está...-añado apartando la mirada para llevarla al suelo.
--No, eso no funciona así-responde en voz baja antes de soltar un suspiro largo y pesado.

La estancia se queda en silencio, supongo que porque.ninguno sabe qué decir, ya que nos acabamos de besar y por encima de ello ha habido manoseo, lo cual es extraño siendo que somos hermanos, aunque supongo que Harry se encuentra lo suficientemente solo como para agarrarse a quien pueda -ya sea su hermana o uno de sus mejores amigos- creo que simplemente la tristeza y el abandono, la soledad y el dolor, le vencen y tan solo necesita que alguien le demuestre que le quiere, aunque sea su hermana de una manera que no corresponde, y por encima de todo, que no le haya provocado excitación aunque lo haya intentado, cosa que me deja ver a mi pobre hermano mucho más triste y solo de lo que me imaginaba tan solo hace cinco minutos antes.

--Vayamos a ver la película-es lo único que suelta sin más.

Asiento con la cabeza antes de bajar de un pequeño salto al suelo, buscando algo que decirle, pero simplemente no hallo palabras, por lo que decido acercarme a él. Coloco mi mano derecha sobre su caliente y firme pecho y simplemente beso sus labios de manera corta sin que signifique absolutamente nada, o tal vez explicando millones de cosas a la vez. No lo sé, ahora yo también me encuentro confusa y opino que lo mejor es ir a ver esa película con la que acabo llorando dos horas por lo menos.
Caminamos de nuevo hasta el comedor sin intercambiar palabra ni buscar significado a nuestros actos, con nuestras manos cogidas con firmeza y sin duda alguna de que no queramos que estén así 
Él se vuelve por un momento al piso de arriba y cuando vuelve ya lleva una camiseta blanca sencilla cubriendo su torso. Se sienta junto a mí y simplemente se pone a mirar la película a medio empezar, supongo que tratando de distraerse de todo un poco, mientras yo le observo a él con deteniento, fijándome y memorizando todos y cada uno de sus detalles; sus rizos castaños alborotados y peinados sin ningún orden, sus cejas algo fruncidas por todos esos pensamientos que deben de estar cruzando su mente, sus grandes ojos verdes fijos en la pantalla, su recta y -ahora- amoratada nariz, esos labios que he besado hace un momento por alguna razón desconocida para ambos. Todos sus rasgos, todos sus detalles, todos los lunares que puedo observar desde aquí. Puedo verle plenamente, dando así conmigo misma pensando en lo pura y magníficamente hermoso que es mi hermano, tanto que parece haber bajado del mismo Cielo al poseer tanta perfección en su ser; tanta pureza, tanta perfección sobrehumana.
Pero está claro que nunca le confesaré algo así.
Mientras, pienso en todo aquello que él está tratando de evitar, pero dado que no llego a ninguna respuesta de ninguna de las cientos de preguntas que se podrían formular, decido apagar la luz de la lámpara y acomodarme junto a él, colocando mi cara en su pecho, sintiendo así su irradiante calor y au palpitante corazón en mi oreja, haciendo así que no preste ni la más mínima atención a la película y que sienta como todas las preguntas se evaporan al sentir esa fuerte tranquilidad que transmite, sientiendo como el hecho de que sea la una de la madrugada empiece a afectarme y sienta mis párpados cerrarse lentamente.
Y justo antes de perder la consciencia por el sueño, siento su brazo rodear mi cintura y pegarme hacia él, sintiendo como deja un beso sobre mi cabeza antes de decir:

--Te quiero, hermanita.


--------
Holis hermosuras :3
Siento si el capítulo me ha quedado muy corto, pero es que aún me tengo que acostumbrar a escribir desde el móvil :'c. De igual manera espero que os guste ^^
También siento no haber respondido a vuestros comentarios aún. Mañana lo haré, lo prometo  :3.

Love you all xoxo

miércoles, 22 de octubre de 2014

Capítulo 26. Exagerado.

I'M HERE AGAIN!
Hola mis lectores juaposos(los que quedéis .-.) quee bueno, no me voy a enrollar porque hace mucho que no subo capítulo por los problemas técnicos acaecidos (aunque no los he solucionado estoy haciendo lo imposible para subir capítulo y tardo tres veces más de los normal pero bueh). Así que aquí os dejo el capítulo (aunque sea miércoles) no me matéis mucho. 
Se os quiere mucho.
Lo siento por no subir antes.
Gracias por el apoyo (He dejado en borrador la entrada sobre que se paran las fcs, para no liar a la gente y hacerla saber que sigo leyendo, pero así tener vuestros comentarios de apoyo guardados :'3)
Sorry por no poder contestar ahora a los mensajes, los contestaré más tarde.
Volveré a subir cada viernes *-*.
Love you.
Enjoooy it!

----------------------
Narra Louis.
He estado tan pendiente de el estado en el que estaba Zayn que ni siquiera me había dado cuenta de que mi hermana no se encontraba aquí, mal hecho por mi parte como hermano mayor, pero es que Zayn se encuentra realmente mal y al fin y al cabo mi hermana está bien, aunque esté acompañada de esta chica que aunque no recuerde su nombre, recuerdo la situación en la que la vimos, y con ello que me pregunte confuso qué hace esta chica aquí y como ha llegado junto a mi hermana, o simplemente cómo se ha encontrado con ella, pero lo dejo estar, por lo menos hasta que encontremos una solución para el grave y jodido problema que tiene el pobre Malik.
Mi hermana con un completo frenesí se coloca delante de Zayn, quien decide apartar la cara de entre sus manos para alzarla y mirar a María, con ojos rotos y desolados, hinchados y rojos, mientras las lágrimas siguen saliendo de ellos y de esa manera hacen carreras por las mejillas del moreno.
En realidad creo que mi hermana no sabe de lo que va el tema ni porqué Zayn se encuentra así, pero ella simplemente lo abraza con fuerza, haciendo que él quede con la cara enterrada en su estómago, desde el lugar donde se le puede escuchar soltar pequeños sollozos mientras murmura y balbucea "Me lo quiere quitar" una y otra vez, a lo que ella responde con frases tranquilizadoras para que se calme mientras lo acaricia despacio, y mientras el resto miramos como espectadores la triste escena que se presenta ante nuestros ojos, sin saber realmente qué podemos o no hacer, aunque la verdad, es el mismo Zayn quien nos dice qué tenemos que hacer.

--Chicos, será mejor que os vayáis a casa-dice con voz gastada por las lágrimas.

Su voz se escucha rota, su cara es un mar de lágrimas e irradia el miedo y el dolor por todos y cada uno de sus poros, pero aún así se levanta del sillón y trata de sonreír, aunque de lo que menos tenga ganas en este momento sea de demostrar una felicidad inexistente.

--Es tarde-añade acercándose a nosotros con tranquilidad.
--Pero Zayn...-habla Niall en voz baja y entristecida.
--Tenemos que hacer algo-añade Liam de la misma manera.
--No podemos simplemente dejar que ocurra-habla Harry, pero él con seriedad, casi con enfado.
--No puedo ni voy a dejar que se lo lleven, pero ahora no es el momento de pensarlo-responde él demostrando una vez más, que es el único que sabe encontrar una tranquilidad y paz inexistentes cuando es necesario pensar las cosas con calma.

Sin oponernos mucho más tiempo, todos salimos de casa, salvando a Z y a Mary, ya que Liam pide a esa chica de ropas cortas que salga un momento, ya que necesita hablar con ella, por lo que todos acabamos en la calle, cada uno marchando en dirección a su casa, sin muchos ánimos, ya que en cualquier momento alguien podría venir con orden de llevarse a Malcom y eso destrozaría por completo a nuestro amigo.
Harry camina con la cabeza gacha y las manos metidas en los bolsillos delanteros de sus vaqueros, mientras que yo miro hacia delante pero con uno de mis brazos por encima de los hombros de Lucía, a la cual acompaño a casa como todo buen caballero inglés.
Veo cómo Harry aún está de bajón por lo de Marta, añadiendo además la preocupación por lo que pueda ocurrir con Malcom, cosa por la que me gustaría que fuera ver a esa psicóloga que tanto parece haberle ayudado, pero ni siquiera me da tiempo a comentárselo, ya que mi móvil suena desde el bolsillo de mis pantalones, haciendo así que lo saque con rapidez, algo extrañado por saber quién me puede llamar a estas horas, aunque aún más extrañado cuando veo el nombre de la persona quien me llama.

--¿Si?-pregunto poco seguro de haber leído bien el nombre.
--Hola Tommy-responde ella, haciendo así que me convenza de que realmente es ella.
--Hola Els-hablo algo confundido-¿Qué ocurre?
--Bueno, yo solo...quería hablar con María-admite en tono bajo y algo dolido.

¿Con María? ¿Con mi María? ¿Con mi hermana pequeña? ¿Ella? ¿Para qué?
No es que se lleven mal, es que simplemente no se llevan, no creo que ni se conozcan, por lo que me choca bastante que Eleanor quiera hablar con ella, con lo que me veo obligado a preguntar directamente.

--¿Por qué quieres hablar con ella?-pregunto extrañado y precavido, sintiendo las miradas de Harry y Lucía en mí.
--Es que como esta tarde ella se veía tan asustada...
--¿Asustada? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?-pregunto ahora un tanto nervioso.
--Parece que no te lo ha contado...
--¿Contarme qué?-pregunto ya completamente asustado, deteniéndome en medio de la calle, con las miradas confusas  y tal vez algo asustadas de Harry y Lu.
--No importa, Tommy-contesta ella en voz baja-Ha sido una estupidez por mi parte...-añade en un resoplo-Ya nos veremos, ¿vale?
--No, no. Cuéntame qué es lo que ha pasado, Eleanor-casi la ordeno, aunque siento mi voz temblar.

Algo le ha ocurrido a mi hermanita que no me ha contado. Algo que la ha asustado. Algo que la ha hecho llegar a encontrarse con esa chica de vida alegre. Algo que Eleanor sabe y que no parece muy por la labor de contarme, añadiendo así más estrés a mi para nada, vida tranquila, porque de una manera u otra todos los problemas llevan a mí; como Alejandra se ha ido, Liam está deprimido, y como está deprimido y le veo continuamente, veo cómo de jodido está, veo todos los sentimientos y pensamientos nefastos que pasan tras esa sonrisa amable que evita nuestra preocupación, como veo todo eso, a mí me duele y me contagia su dolor. Como Marta se ha ido, Harry está hecho una puta mierda, andando como un muerto viviendo en estado depresivo-anoréxico-suicida-vegetativo o como sea que se llame a todo lo que le pasa, pero tengo que vigilarle, tengo que estar encima de él para asegurarme que no hace ninguna estupidez y también para tratar de acallar sus llantos y sus lágrimas, por lo que de nuevo, el dolor llega a mí a través de mi amigo. La gran hija de su madre de Kate quiere hacer sufrir a Zayn, quiere quitarle a Malcom para seguir maltratando y así hacer que Zayn tenga ganas de llorar hasta deshidratarse, por lo que más dolor para mí. Luego está Niall, quien aparentemente no tiene ninguna clase de problema, pero como siente tanta empatía por todos, acaba por llorar sin que a él le pase nada de manera directa, y claro, ver a Niall llorar es como ver a un cachorrito abandonado, caminando bajo la lluvia y buscando algo que llevarse a la boca; o sea sé, que también me duele verlo así. Por otra parte está Elena, que me ha rechazado como amigo y que no quiere ni siquiera verme solo por el hecho de que yo quiera a Lucía, cosa que ya hizo en su momento, pero que ha dejado la espina clavada en mi pecho y sé que no la puedo sacar por mucho que lo intente.
En definitivas cuentas toda la mierda llega a mí y soy yo el que va a acabar por quedarse clavo del estrés, de los nervios y del sufrimiento. Y claro, ahora parece Eleanor, mi ex novia, la cual está enrollada con el violador de mi hermana pequeña...
Mi mente deja de recopilar todo el dolor que llega a mí para darme cuenta de lo que puede que la haya asustado, haciendo así que en mi cuello sienta un nudo forzarse con mis cuerdas vocales, tan fuerte que apenas puedo coger aire. Mientras, siento como la temperatura disminuye a mi alrededor de un plumazo solo por el shock, peor que muy lentamente parece ir subiendo por la ira y el enfado.

--¿Louis?-pregunta una preocupada y dulce voz a mi lado, notando como la pobre Lu se debe de haber asustado por mi reacción.
--Qué la ha hecho-digo en voz baja y separando las palabras, apretando el móvil contra mi oreja y a la vez entre mis dedos, sintiendo como hasta el último de mis músculos está tenso y tirante, casi tanto que, sino fuera porque hay una posibilidad de que ese enorme gilipollas que la hizo daño ya una vez, se la ha acercado, me preocuparía de que se me pudieran romper.
--No, Lou, no la ha hecho nada-me responde rápidamente y hasta algo asustada-Él solo la ha ayudado.
--¿Ayudado? ¿A qué? ¿¡A recaer?!-casi sin darme cuenta chillo del enfado, aún en medio de la calle oscura y vacía y bajo la mirada, ahora asustada y atemorizada de Harry, quien se mantiene a una distancia prudente y Lucía, quien no sé cuándo exactamente se ha alejado de mi brazo para ir junto a él.
--Louis, por favor, escúchame...-casi parece suplicarme, pero ya es demasiado tarde.

Solo recordar los días en los que mi hermana se quedó encerrada en la habitación de Zayn sin querer hablar con nadie que no fuera yo, ya ni mucho menos hablar con un hombre, solo por miedo, por terror, por horror, hacia ese hombre que tanto daño la hizo, física y mentalmente, me entran ganas de patear algo, de soltar un puñetazo a la pared. Primero Byron la hizo daño, la engañó, la quitó su virginidad, haciendo así que la vida de mi hermana se convirtiera en la de una chica de dieciséis años a la que todo el barrio la conocía y no solo de vistas. Después Jason, provocándola tanto sufrimiento innecesario solo porque un puñado de imbéciles le convenció de que hiciera algo así. Y lo peor de todo, es que ahora Zayn no está plenamente ahí para ella, Zayn tiene sus propios problemas, sus miedos, su hijo, su ex novia, ahora Zayn no puede estar simplemente pendiente de ella.

--Eleanor, donde estás-no la pregunto, sino que hablo con tono autoritario-¿Estás con él?
--Sí, Louis, pero...
--Dónde vive-la interrumpo, casi escupiendo las palabras.
--Lo siento, Tommy, esta conversación ya ha llegado a su fin.

Y sin decir nada más me cuelga, sintiendo la ira apoderarse de cada uno de los milímetros de mi cuerpo.
Me da igual que no la haya hecho nada. Me da igual que Mary ahora esté bien. Me importa una mierda que Eleanor me diga que él la ha ayudado. Lo único que me importa es que ese malnacido se ha acercado a ella y que hasta el día de hoy no he podido darle su merecida lección, solo porque mi hermanita me pidió que no me metiera en más líos, pero en estos momentos lo único que quiero es romperle los dientes a ese malnacido.
La ira que una vez decidió quedarse en mi cuerpo para no crear un escándalo público, parece renacer de sus propias cenizas, haciéndome sentir como si acabara de ocurrir la llamada de Zayn pidiéndome que fuera a su casa porque María no se encontraba bien. Todas las lágrimas, el miedo, el sufrimiento, tanto de Mary como de Zayn, se clavan en mí y me fuerzan a tener que conseguir ir hasta la casa de ese estúpido ser sin corazón.

--¿Lou?-la grave voz de Harry habla, aún a una distancia de seguridad, sabiendo perfectamente que ahora no estoy para que nadie se me ponga encima.

Me mira algo dolido, seguramente porque se ha dado cuenta de que voy a hacer una gilipollez, pero en realidad me da igual, ahora me da igual. Sus palabras son precavidas y tranquilas. A su lado Lucía me mira confundida y tal vez algo asustada, haciendo que me sienta mal por una parte, pero que la que está llena de ira la supera, por lo que sigo echando humo de enfado por todas partes.

--Harry, ve a casa-es lo único que se me ocurre decir para mantenerlo alejado de mi locura-Lulu, ve con él.
--¿Qué pasa, Louis?-esta vez habla mi dulce niña, colocada todavía junto a Harry como medio de precaución.
--Tengo que ir a hacer una visita-respondo sin más, aunque siento mi voz completamente tensa y llena de furia.
--No creo que estés en las mejores condiciones de ir a visitar a nadie-habla Hazza de nuevo, solo que esta vez en su voz hay cierto reproche-Tal vez mañana, cuando estés más tranquilo.
--Estoy muy tranquilo, Harry, ahora ve con Lucía a casa.
--Louis ya, ¿a dónde coño vas a ir?-me dice con dolor y temor Lucía, pero no porque ella me tema, sino porque teme lo que vaya a hacer.
--Ya te lo he dicho, ahora iros-digo sin más antes de darme media vuelta.

Apenas puedo caminar dos pasos y una mano grande y fuerte me detiene por el hombro, haciendo que me den ganas de mandar muy a la mierda a Harry, porque en estos momentos no tengo la paciencia suficiente como para controlarme.

--Suéltame-ordeno sin girarme, pero quieto en la acera.
--Voy contigo-responde él, muy seguro de sus palabras.
--No.
--Sí.
--Harry mueve tu jodido culo hasta casa o te mando a patadas.
--Vas a hacer una gilipollez de la que te arrepentirás y preferiría poder frenarte a tiempo.
--¿Y si no quiero que me pares?
--Me da igual lo que quieras. No voy a dejar que mates a nadie, que es de lo que me parece que tienes intenciones.
--Harry, vete a casa.
--Por enésima vez; no.

Sin decir nada más y aún quieto por la mano de Harry obligándome a parar, saco el móvil de mis vaqueros de nuevo y busco en la agenda con rapidez y facilidad a la única persona que podría hacer que Harry moviera su culo hasta casa, o al menos una de ellas, o tal vez la más persuasiva.

--¿Si?-pregunta con voz adormilada y hasta de mal humor.
--Ane, soy Louis-hablo con dureza.

Siento la mano de Harry tensarse sobre mi hombro, y pese a todo lo serio del momento, una sonrisa se me escapa al ver que su hermana es un buen motivo para hacer que vuelva a casa.

--¿Qué ha pasado?-pregunta ésta de pronto mucho más despierta-¿Es Harry? ¿Es Niall? ¿Estáis todos bien?
--Estamos bien, no te preocupes, pero necesito pedirte un favor.
--Claro, lo que sea-responde ella muy segura, aunque en su voz se ve la extrañeza.
--Si en...-me detengo para mirar mi reloj de muñeca-quince minutos, Hary no está en la puerta de tu  casa avísame porque tendré que llevarle a patadas.
--¿Qué?-pregunta ella confusa-Louis, sabes que son las doce de la noche, ¿para qué va a venir Harry a estar horas?

Me giro a ver a Harry y ver cómo él me mira algo sorprendido a la vez que algo molesto porque esté haciendo todo esto, de lo que no tiene ni idea de lo que podría llegar a desencadenar.
Señalo mi muñeca para que Harry lo vea, advirtiéndole de como no vaya se lo contaré a Ane y con ello que ella se ponga histérica y luego en estado supremo de tristeza. Éste lo comprende de inmediato, quedándose pálido de un plumazo y con los ojos abiertos por la sorpresa. Me niega con la cabeza repetidas veces, de manera suplicante para que no hable.

--Iré a casa, pero no se lo digas-me pide en un susurro, aunque es una petición llena de rencor y enfado porque esté recurriendo a esto.
--Eh, Ane, no es un porqué-vuelvo a hablar con la chica que está al otro lado de la línea-Es solo que se está duchando y me ha pedido de manera muy plasta y cansina que si te puedo avisar de que va a ir para allá. No sé, le ha dado la neura repentina de ver "El diario de Noah" y le he dicho que conmigo no como mil veces, así que te toca verla en la media noche con él porque sino lo mataré por pesado, ¿vale?-digo con toda la tranquilidad del mundo junto con cierta diversión y algo de orgullo oculto por pensar excusas de manera tan rápida y casi sin pensar.
--Qué ocurrencias y antojos más raros tiene este chico-bufa por lo bajo Ane-está bien, si en quince minutos no está te aviso para que me lo lances por la ventana si quieres-añade con tono cansado y apostaría lo que fuera a que ha dejado caer su cabeza contra la almohada.
--Vale. Muchas gracias y siento que tengas un hermano tan cabezota-me despido de ella sin más.

Harry me mira con el ceño fruncido, claramente cabreado porque haya recurrido a los trapos sucios, pero es que simplemente no entiende que no le quiero meter a él en esto, ya que si hay que acabar a puñetazos a mí me da igual recibir un golpe, pero no quiero que él se meta, porque no quiero que hagan daño a mi amigo, ya que si ya está mal mentalmente no quiero que acabe mal también físicamente. En el fondo solo lo hago por su bien, tan solo le protejo.

--Eres una sucia rata rastrera-escupe cabreado antes de darse media vuelta.

Camina con pisotones llenos de enfado por la calle oscura y vacía hasta llegar a la de Ane, la cual no se encuentra muy lejos, así que debería de tardar menos de quince minutos.
Harry ya está alejado del problema, ahora solo me queda un problema; que no sé dónde vive ese gilipollas, o tal vez debería decir que dos, ya que veo una mirada llena de reproche puesta en mí mientras que sus finos brazos están cruzados sobre su pecho, mirándome con una clara cara de enfado.

--Louis, explícame de qué va todo esto. Ahora-me exige.

Mi cabeza comienza a trabajar con velocidad, buscando una excusa rápida que la haga volver a su casa y así que ella tampoco se meta, ya que eso sí que no lo soportaría: que alguien la hiciera daño por mi culpa sería mi propia desaparición de este mundo. Pero en vez de dar con una excusa doy con la posible solución a mis dos problemas de un golpe.

--¿Sabes dónde vive Jason?


Narra Liam.
Me recuerda tanto a ella, pero no porque se parezcan, sino por su ropa, por su manera de hablar, por la situación en la que nos conocimos. Simplemente porque ella también la conoce, y ahora simplemente se encuentra sentada en el filo del sofá con una pose digna de cualquier reina de tan recta que tiene la espalda pese a que su aspecto sea tranquilo y despreocupado, con las manos puestas con cuidado en su regazo y las rodillas juntas, mirando a su alrededor con curiosidad todo el salón de mi casa y yo simplemente la admiro a ella, ya que no sé cuál ha sido el proceso mental exacto por el que me he decidido a pedirla que viniera conmigo. Tal vez es solo por el hecho de que me recuerda a ella. De que estuvo en las mismas condiciones. Tal vez es simplemente para tener compañía y no sentirme tan solo. No lo sé realmente, pero me empiezo a sentir un poco idiota al no poder dejar de mirarla, como si de esa manera mi Ale volviera a aparecer, pero no lo hace. Por otra parte la chica a la que tengo delante no parece percatarse de mi mirada puesta en ella o si lo hace lo ignora y simplemente sigue observando con detalle todo lo que sus ojos zafiro captan.

--¿Hay alguna razón lógica por la que esté aquí o simplemente cambiaste de idea en lo de aprovechar tu dinero conmigo?-de repente pregunta, con cierta sonrisa de lascivia y diversión, posando sus ojos en los míos y provocando así que sienta mi cara arder.
--Ni una cosa ni la otra-admito.

Una de sus cejas se alza mientras que la otra se mantiene fruncida, haciendo que la mueca de extrañeza y confusión en su cara sea algo digno de admirar, pero yo tan solo sigo sintiendo vergüenza y cómo mis mejillas se deben de estar tornando magenta a lo mínimo, de pura vergüenza.

--¿Y eso quiere decir que...?-pregunta ella dejando el final de la frase en el aire.
--No lo sé-de nuevo decido admitir, bajando la mirada- Solo... no lo sé...-añado esta vez bastante más frustrado.
--Te recuerdo a ella, ¿verdad?-habla en tono amable.
--Supongo...

Dirijo mi vista al suelo, suspirando sin saber realmente qué voy a hacer; qué voy a hacer cuando ella vuelva, qué voy a hacer si no vuelve, cómo voy a saber cuidar de Matt, cómo voy a poder hacerlo cuando me vaya de gira, qué voy a hacer si ella ya está con otro...
Oigo los zapatos de Cassandra resonar contra el suelo a paso lento, hasta que llega frente a mí, haciendo que tenga que alzar la vista para mirarla y con ello que vea como, subida a esos infinitos tacones, tiene mi misma altura.
Sus ojos azules tan profundos, me dejan ver un dolor antiguo, muy antiguo, pero que aún permanece en la superficie de su ser, aún la daña, pero no lo muestra, solo muestra lástima por mí y por mi desesperación de Alejandra, y con ello que su siguiente paso sea llevar sus manos a la parte baja de mi camiseta, y de ahí, subirlas tan solo acariciándome con las yemas de los dedos hasta llegar a mi pecho y acto seguido a mi cuello, donde sus manos de nuevo se encuentran tras éste, dejándome muy cerca de ella, y antes de que tan siquiera pueda pedirla una explicación, sus labios ya han tomado los míos con cuidado y delicadeza, la cual debería admitir que siento muy sincera, pero que siendo esto a lo que se dedica, debe de ser una experta en fingir diversas cosas y sentimientos.
La imagen de Ale observándome con una cara dolida y llena de lágrimas, se aparecen ante mis párpados cerrados, haciendo así que me separe de golpe y de manera algo brusca de esta chica, la cual me mira preocupada, mientras yo solo jadeo mirándola algo sorprendido.

--No, no, no, no, no-digo tan rápido que casi no se me entiende-Esto no, no puede ser.
--Liam...-responde ella en voz tranquila y sosegada-¿Hace cuánto que se fue?

Es obvio que su pregunta me pilla más que de sorpresa, ya que no sé qué tiene que ver una cosa con la otra, por lo que me paro muy detenidamente a pensar en la respuesta que para ella sería la correcta, aunque la verdad sea dicha; no tengo ni la más mínima idea del proceso que la ha llevado a relacionar esos dos conceptos, por lo que simplemente digo la verdad.

--Cinco meses-digo aún algo confundido, separado de ella por tan solo un metro, con intenciones de preguntar un porqué a su pregunta, pero ella me interrumpe.
--¿Has estado con alguien más?-pregunta de nuevo pillándome por sorpresa.
--Claro que no-respondo muy seguro de mis palabras, de nuevo dispuesto a preguntarla un porqué, pero de nuevo me interrumpe, solo que no con palabras.

Su cuerpo se pega al mío con algo de violencia, colocando ella sus brazos de nuevo tras mi cuello y sus labios unidos a los míos, los cuales corresponden a su beso sin saber realmente porqué, pero lo hago, me dejo llevar y acabo con mis manos en sus caderas, evitando así que se aleje de mí.
¿Qué se supone que estoy haciendo? ¿Por qué lo estoy haciendo? Bueno, el porqué es más que obvio, ya que hace demasiado tiempo que estoy completamente solo en este aspecto, y que se me tire una chica como ella así como así... pues como que mi cerebro no quiere reaccionar a que estoy engañando a Alejandra. Porque se considera engañar ¿verdad? se supone que seguimos juntos, aunque yo no sepa dónde está ella... aunque no sepa si está bien... si se ve con otros...

--Deja de pensarlo-no sé si me pide o me ordena justo antes de intensificar sus besos.

Y sin saber porqué, la hago caso. Mis pensamientos se alejan de mi mente y por un momento no soy un ser racional, soy simplemente un cuerpo abandonado y deseoso de otro que lo complemente.
Aprieto su cadena contra la mía, haciendo así que ella suelte un suspiro contra mi labios y con ello que ya sí que por completo pierda la cabeza.
Mis manos bajan por su trasero. Podría decir que "casi" de manera obscena y vulgar, pero es que no es un casi, es que la toco de manera desesperada, tosca y por encima de todo completamente vulgar y sin pudor alguno.
La cargo sobre mis caderas y ella simplemente enrosca sus piernas en torno a mi cintura, al tiempo que sus dedos se enredan contra mi pelo, haciendo que ésta vez el que suelte un suspiro sea yo.
A tientas y sin saber aún realmente qué estoy haciendo, llegamos al comedor, ese que solo se usa en reuniones familiares porque hay una mesa lo suficientemente grande como para que coman veinte invitados, la cual está prácticamente nueva y sobre la cual apoyo a esta chica con cuidado, apartando con un brazo todo lo que hay tras ella para dejar la superficie plana, pero ella tampoco se tumba, ni siquiera hace el intento de ello, y simplemente se queda sentada, bajando sus besos por mi cuello de manera tan ardiente que siento como mi piel se quema y cómo tampoco hago nada por evitarlo, ya que mis manos en lo único en lo que están entretenidas es en llegar a su ropa interior de manera desesperada, cosa que no tarda en llegar dado que quitarse la ropa debe de ser algo que pueda hacer con velocidad y facilidad.
Por otro lado, ella baja las manos por mi cuerpo hasta llegar al borde de mi camiseta y sacármela sin problema alguno, antes de dirigirse a mis, ya apretados, vaqueros, por los cuales ella se dedica a acariciar con malicia, robándome gemidos que no me gustaría malgastar por unas caricias, pero que a ella parece divertir, ya que noto sus labios convertirse en una sonrisa mientras besa mi pecho con habilidad.
Suelto un gruñido impaciente, pegándome a su cadera de un golpe pese a que yo aún lleve la ropa puesta, pero eso no implica que la sensibilidad que tenemos se evapore, y que por esa misma razón gimamos como animales, antes de jadear y seguir con lo nuestro; yo colocado entre sus piernas y ella sentada en la mesa de este comedor inutilizado.
Una parte de mí sabe que esto está mal, que es un engaño, que es poner los cuernos, pero otra parte de mí, la que está sola, abandonada, deseosa y muy pero que muy cachonda, es la que toma el control de mi cuerpo y hace que me olvide de lo que está bien o está mal, mucho más cuando siento sus finos dedos desabrochar mi cinturón y prácticamente bajarme la ropa de un tirón, tanto los vaqueros con mis bóxers violetas.
De algún lugar que no me percato, ella saca una tira de preservativos. Buena idea y buena memoria cuando menos, ya que no era en lo que yo estaba pensando en realidad. Ella abre uno con los dientes y me lo pone sin ni siquiera mirar, robándome de nuevo un suspiro.
Apenas me doy cuenta de la brutalidad con la que me hundo en ella, pero eso tampoco parece ni dolerla ni molestarla, ya que lo único que hace es gritar echando su cabeza hacia atrás y clavando sus uñas en mis hombros.
De mi boca escapan maldiciones entre gemidos mientras que de la suya tan solo gemidos y de vez en cuando hasta gritos, haciendo que piense por un momento en los vecinos y que un segundo después me la suden mucho los vecinos.
Y apenas pasados unos minutos viene mi final. Tan prematuro como ardiente dados los meses de absoluta soledad. Ella también parece llegar, aunque bien podría ser mentira, ya que se lo tiene que tener bien ensayado, pero la verdad no me importa si a ella le ha gustado o no, yo solo quería desahogarme un rato, y por ello que ahora me sienta mal de todas las maneras; me siento mal por haberla utilizado, por habérmela follado, por haber engañado a Alejandra, por tener ahora que mandarla a su casa o incluso pagarla. Siento que doy asco por todos y cada uno de los poros de mi piel, por todas mis células, y todo el alivio que hace unos minutos creía tener, es sustituido muy lentamente por el asco hacia mí mismo, por el dolor de haber engañado a mi pobre Ale, por haber utilizado a esta chica.

--¿Te encuentras bien?

Una voz aguda y ciertamente dolida o preocupada, me saca de mis pensamientos, haciendo que alce la mirada para encontrarme con los azulados ojos de esta chica y ver como me mira apenada, aunque dudo mucho que sea porque no me haya gustado lo que ha hecho, que esa parte, a decir verdad, ha estado increíble, pero no es lo que yo siento en estos momentos.

--Sí, claro-respondo en voz baja, forzando una pequeña sonrisa para ella.

Me alejo de ella con cuidado y simplemente me subo los pantalones anteriormente bajados, colocándomelos con todo el orgullo que me queda, que a decir verdad no es mucho, y simplemente me paro a verla y ver como me sigue mirando preocupada aún sentada en la mesa medio desnuda.

--Vístete y ahora me dices cuánto es-es lo único que digo antes de salir del comedor con fingida tranquilidad.

Ella no dice nada y yo tan solo me dirijo al salón con paso lento, sintiendo como mi conciencia me martiriza y como el asco hacia mí mismo se esparce con lentitud sintiéndome un gran hijo de puta por haber engañado a mi pobre Ale.
Me dejo caer en el sofá, sentándome en el filo de éste, con los codos apoyados en mi rodillas y mis manos en mi boca, rememorando lo que acabo de hacer y buscando una razón lógica que no sea que estaba completamente desesperado aunque no me hubiese dado ni cuenta, ya que la verdad ni siquiera me había percatado de mi soledad sexual hasta que esta chica me estaba devorando.
Llevo las manos a mi cara y la entierro entre éstas, reprimiendo un sollozo por la culpabilidad, mientras que tras mis ojos cerrados, los cuales sueltan lágrimas con lentitud, me aparecen imágenes de Alejandra mirándome con clara desaprobación, con dolor, diciéndome adiós y ya sí alejándose de mí.
¿Tal vez sea un poco exagerado? La verdad me da igual serlo, porque de igual manera me voy a sentir como un cabrón.
Noto una pequeña mano colocarse en mi hombro, haciendo así que levante con rapidez la cabeza para girarla en dirección a Cassandra, la cual me mira con cierta preocupación, pero tratando de sonreír, tal vez para no hacerme sentir tan mal, aunque siento decir que no funciona.

--¿Entonces cuánto?-digo sin más, volviendo mi cara al frente-Yo que tú aprovechaba, no estoy para negociar nada en estos momentos.
--Liam...-habla ella en voz baja y dolida.

Yo simplemente saco mi cartera del bolsillo y empiezo a sacar todos los billetes que tengo, que la verdad no son muchos ni de gran valor, pero espero que se conforme o que pueda esperar a que le dé el resto mañana, ya que ahora no va a haber bancos abiertos.
Noto como ella se sienta junto a mí con cuidado, pero yo sigo con la mirada fija en el dinero, pensando en todo lo que significa, y simplemente se lo tiendo para que lo coja, cosa que no hace, sino al contrario, empuja mi brazo hacia mí, haciendo que tenga que mirarla, para dar aún con esa expresión de dolencia en ella.

--No quiero que me pagues-dice muy segura-Quédate tu dinero.
--No te voy a dejar sin comer o sin una casa cuando tú has cumplido, así que tómalo-insisto.
--No. No lo voy a coger. Solo quería ayudarte a olvidarte por un momento de todo, cosa que me había parecido que funcionaba...-murmura.

La miro confundido, ya que no sé a qué vienen sus palabras, ya que no nos conocemos, solo nos vimos una vez, ni siquiera somos amigos, pero me quiere ayudar y no me quiere cobrar por su trabajo hecho, muy bien hecho, para qué negarlo.

--Me caes bien-dice sin más, parece que respondiendo a mis preguntas no formuladas-Así que olvídate de darme dinero porque no te lo voy a coger-confirma levantándose del sofá-Y ahora me voy, que se me hace tarde y tengo muchos clientes fijos que deben de estar echando las muelas por no encontrarme-añade con una diversión que yo no encuentro, ya que está hablando de vender su cuerpo así por las buenas-Ya nos veremos, en alguna otra ocasión.

Y sin dejarme tiempo a reaccionar por sus palabras tan... buenas, o lo que sea que han sido esas palabras, a la vez que confusas y tal vez chocantes, ella se va, dejándome sentado en el sofá de su casa, mirándola alucinando y viendo como se contonea hasta para caminar por el pasillo que lleva a la puerta de casa, la cual atraviesa, dejándome así solo de nuevo, solo que esta vez confundido y tal vez con un peso mayor dentro de mí.
Resoplo frustrado, dejando apoyar mi espalda en el sofá y llevando las manos a mi cara, tratando de aclararme y pensando en lo que debería o no hacer ahora, aunque por el momento supongo que debería de irme a la cama y reposar tantas ideas, tantos pensamientos, tantos sentimientos y tantos sucesos acaecidos en los últimos días, que la verdad no han sido pocos ni mucho menos comunes.
Me pongo de pie, dispuesto a acabar este día lo más tranquilamente que pueda, viendo así el puñado de cartas encima de la mesa que dejé esta mañana bien temprano antes de que tuviera que irme a buscar a todo correr a Harry, viendo varias con sobres decorados de One Direction. Consiguen sacarme una sonrisa esos sobres tan tiernos en los que habrá cartas deseándome todo lo mejor en esta vida y agradeciéndome cosas que tal vez no merezca, pero igualmente las cojo y sin abrirlas me pongo a echarlas un ojo, hasta que doy con una que no pertenece a ninguna fan, y que hace que sienta mi mundo caerse de un golpe estrepitoso contra el suelo.


------------------------

¡AVISO!
A ver, esto no es una pregunta que me hayan hecho como tal, pero creo que merece ser puesta aquí para que el resto lo podáis leer ^^

La cosa es que en un comentario del anterior capítulo me preguntaban que qué había pasado con I was stupid for letting you go porque solo aparecía hasta el capítulo dieciséis y para aquellos que ya se la hayan leído sabrán que tiene cien.

Solo está subido hasta el capítulo dieciséis porque la estoy REESCRIBIENDO. Me explico, la historia va a seguir siendo la misma, no cambiará nada de los personajes, las situaciones o la historia en sí, pero es que era necesario que se volviera a escribir porque tenía demasiadas faltas ortográficas y en fin... daba un poco de pena.

El caso es que los estoy volviendo a subir, por lo que si queréis que os vaya avisando al final de cada entrada cuando subo capítulo pues por mí bien, no hay ningún problema ^^

Para aquellos que no sepan de qué fic estoy hablando: es la primera fic que escribí (por lo tanto es de peor calidad imaginativa, pero bueh) y por si os da curiosidad o algo de eso está puesta la foto con el link en el margen del blog, al lado derecho, aunque si lo leéis desde móvil pues no lo veréis a menos que pongáis la opción "Ver como en ordenador". De igual manera os dejo por aquí el link, tanto de blogger como de wattpad (si me regaláis una estrellita con todo vuestro amor os lo agradecería mucho :'3)

http://iwasstupidforlettingyougo.blogspot.com.es y http://www.wattpad.com/story/11420552-i-was-stupid-for-letting-you-go 

Queeestioooonnnnsss! *-*

-¿Qué es la cosa más especial para ti en tu habitación?
¿Qué tal la WWAT film? :)
(Diana :3)


Puf, no sé, tengo muchas cosas especiales: mi peluche favorito, mi libro favortio, el primer póster que tuve de los chicos, mi foto con Ed, el disco firmado de Ed, cartas de amigas a las que aún no he podido conocer, recuerdos y más recuerdos... No sé, no puedo decidir solo una cosa especial :'3

Pues... lacrimógena, porque... bueno, yo pensé que no iba a llorar, pero acabé llorando porque parece que me emociono con más facilidad de la que pensé, pero bueno, en definitivas estuvo genial y sdfghjklkjhgvfbnhg *-* :'')